No buscas peleas. Te enteras de que te buscan y desapareces. No quieres enfrentamientos y te alejas haciendo el bien por el camino. Los desamores y traiciones de los demás los combates con amor y misericordia.
No gritas, no respondes a los insultos; callas, obedeces y permaneces en silencio. No se entiende tu forma de actuar, porque mi humanidad pecadora está muy lejos de actuar así. No puedo y me cuesta mucho caminar a tu lado respirando amor y misericorida.
Sin embargo, Tú me invitas y me animas a hacer el camino en actitud de obediencia, de amor y misericordia. Te necesito para aprender de Ti, y para injertado en Ti poder lograrlo. Dame las fuerzas de encontrar el camino y la Gracia de derramar en los caminantes la luz que necesitan para verte.