Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 22 de octubre de 2013

¡CÓMO PASA EL TIEMPO!



Suele ocurrir que mientras no nos paramos a reflexionar no nos damos cuenta de nada. Y en el instante que lo hacemos tomamos conciencia que la vida es un soplo. Los años pasan volando y nos parecen instantes los años que hemos vivido. Pues bien, esta reflexión-oración va encaminada a tomar conciencia que nuestra vida es un viaje en tren, y que en cada estación podemos bajarnos y no subir más.

Por eso, en presencia del Señor, le imploramos que nos dé el coraje y la prontitud de estar siempre alerta y preparado. No vale para nada caminar si no hacemos camino para llegar. Caminar a lo loco sin saber donde vamos es caminar sin sentido. Necesitamos mirarnos y orientarnos en cada instante y en cada paso de nuestra vida.

Y el camino es saber donde nos podemos bajar. O mejor, tomar conciencia y pensar que cada estación del tren de nuestra vida puede ser la estación en la que tenga que quedarme. Eso nos ayudará a estar preparados. A llevar en el viaje lo necesario para que, en la parada, no nos sorprendan y estemos atento a abrir la puerta de nuestro corazón al verdadero y único Señor de la vida y la muerte.

Señor, ayudame a descubrir cada instante de mi vida, desde que me levanto hasta que me acuesto, que Tú estás invitado a mi casa, y necesito no dormirme, estar despierto para abrirte la puerta de mi vida. Porque Tú, Señor, lo que prometes lo cumples, y eres el Camino, la Verdad y la Vida.

lunes, 21 de octubre de 2013

¡APARTAME DE LAS RIQUEZAS, SEÑOR!



Sé que las riquezas no son malas. Lo verdaderamente malo es apoyar mi vida en las riquezas y creerme fuerte y capaz de ser feliz por las riquezas. Más peligroso aún es creerme que en las riquezas puedo conseguir todo lo necesario para ser feliz y para satisfacer mi vida. E incluso llegar a pensar que soy mejor que el otro porque soy más rico.

Pensar así es estar totalmente equivocado de rumbo. Simplemente porque la experiencia de mi propia vida me lo descubre. Observo que mucha gente se ha quedado en el camino. Su riqueza no le ha servido para que su corazón siguiera latiendo. Se ha acabado, bien por negligencia o por enfermedad. Le ha llegado su hora cuando, quizás, menos lo esperaba. ¿Para qué tanto atesorar bienes y riquezas?

Sabemos que con la riqueza se pueden conseguir muchas cosas, pero también sabemos que salvar nuestra vida, que es lo que definitivamente importa, no depende de ser rico. Ni tampoco pobre. Se trata de algo más sencillo y gratuito. Se trata de reconocernos hijos de Dios, y de saber que de Él hemos recibido todo lo que tenemos, incluso la riqueza. Y eso que nos ha sido dado gratuitamente y por Amor, nos lo ha entregado para usarlo en nuestra salvación.

Y lo hacemos así cuando, no apoyamos nuestra vida en las riquezas de este mundo, sino que compartimos y vivimos el amor que Dios nos da con los demás. Vivir no pensando en mí, sino pensando en el bien de todos aquellos cercanos física y espiritualmente que salen al paso en mi camino. 

Ilumina Señor mi vida para que, con la fuerza del Espíritu Santo, sea capaz de compartirla integralmente con todos aquellos que la necesitan. Y de forma especial para llegar y conocerte a Ti.

domingo, 20 de octubre de 2013

A VECES ME OLVIDO DE PEDIR



Sucede que en muchos momentos de euforia, de sentirnos fuertes y satisfechos, obviamos la necesidad de pedir. Parece que sólo pedimos cuando la necesidad nos apremia, y fuera de eso, el pedir se nos olvida. Sin embargo, cada día nuestros pecados se acumulan en montones: entran malos pensamientos, muchos impuros; se nos cuelan sentimientos de codicia, de odio, de avaricia, de ambición; nuestros apegos doblan nuestras espaldas y nos someten y encadenan. Experimentamos que nuestra libertad es sólo aparente, pues estamos sometidos a nuestra humanidad débil y pecadora.

Sin embargo, nos olvidamos de pedir; sin embargo, desfallecemos a nuestra insistencia y persistencia en el pedir. Ese desfallecer descubre nuestra poca confianza y nuestra frágil fe. Pensamos que nuestro Padre Dios no nos escucha ni nos oye. ¡Para qué pedir! Seguimos igual y no ocurre nada.

¿Dónde está nuestra fe? ¿Es que no somos hijos de Padre Dios? Y a un Padre tan Bueno, ¿cómo nos olvidamos y desfallecemos en nuestra insistencia de pedir? Queda al descubierto que nuestra oración no es una oración necesitada sino impuesta por el sistema rutinario de la práctica y el cumplimiento. Y el efecto es el contrario: cuanto más dejo de rezar, más se deteriora mi vida en relación con mi Padre Dios.

¡Señor, necesito de Ti! Hazme raíz que busca el agua para poder vivir y que sin ella muere. No permitas que mi vida se complazca en las cosas de este mundo, caducas y vacías, sino lléname de tu Gracia y de tu Amor para que sienta siempre el hambre y la sed de mendigar tu Misericordia.

sábado, 19 de octubre de 2013

SOLAMENTE GRACIAS



Gracias Señor por todos los bienes recibidos. Si miro detenidamente mi vida, sólo percibo bienes y regalos que no merezco. El Amor y la Misericordia de Dios han sido grandemente generosos conmigo. Por eso, Señor, repito desde lo más profundo de mi corazón: "Gracias Señor".

Gracias por los padres que elegiste para mí. Gracias por esos padres que me educaron y que, sin ser practicantes y religiosos, no impidieron, al revés, que yo me acercara a Ti. 

Gracias por darme las fuerzas para formarme y conocerte. No sé mucho, pero me basta saber que Tú, Señor Jesús, eres el Hijo de Dios Vivo. Y eso no lo sé por mis conocimientos, sino por tu Gracia. Gracias Señor por tu protección antes las enfermedades en el recorrido de mi vida. No han sido graves, salvo la última, muerte súbita. Una arritmia que me dejó muerto aproximadamente veinte minutos. Recuerdo que estaba en apuros económicos y llevaba una vida desordenada y alejada de Ti.

Bueno, no tanto, porque Tú nunca te has ido de mi vida. Fui yo quien se alejó demasiado y te di la espalda. ¡Señor, no permitas que tu Rostro se aleje de mí! Estaba en apuros, decía, y me acordé de Ti. No podía acordarme de otro, porque sólo Tú puedes salvarme. Y me tumbaste para levantarme de nuevo. Fue como un sueño, y de nuevo volví a la vida. Me pusiste en el camino, pero, ¡qué camino! Estaba lleno de espinos, peligros, trampas...etc. Más mi mayor sorpresa y alegría fue experimentar que Tú seguías ahí. ¡No te habías ido! Y seguías mi misma ruta.

Así me atreví a seguir yo también. ¡Qué buena compañías eres Señor! Gracias porque, unos años más tarde, me distes la oportunidad de escribir en un blog. ¡Qué maravilla! ¡Siempre había deseado eso, hablar de Ti al mundo, y ahora lo podía conseguir! Gracias Dios mío, pero todavía quedaba más: "Los Blogueros con el Papa". Un grupo de creyentes hermanados en la fe en Ti, que caminamos juntos fortaleciéndonos, apoyándonos y reconciliándonos en tu Amor.

Pero por encima de todo Señor, gracias por ese hermoso regalo que es el Espíritu Santo. Él, experimento, ha guiado mis pasos; alumbra mi camino y abre mi corazón a la reconciliación con todos mis hermanos.

viernes, 18 de octubre de 2013

¡SEÑOR, ESTOY EN EL CAMINO!



Quiero sentirme caminante y experimentar que en el camino avanzo hacia Ti. Y lo hago dejando tu Huella, tu Olor, tu Perfume, tu Buena Noticia, tu Amor. Quiero que mis pasos desprendan tu Bondad, tus Bendiciones, tu Misericordia, tu Paciencia, tu Amor. Y quiero no quedarme atrás, encandilado por las luces de este mundo y por las apetencias de mi pobre humanidad.

Porque sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, y sólo en Ti confío. No podemos fiar del Señor, porque en Él se ha cumplido todo lo profetizado, que ha terminado en la Resurrección. Tú, mi Señor, eres dueño de vida y muerte y hacia Ti queremos caminar.

Danos la fortaleza de no taparnos nuestros oídos y escuchar tu Palabra. Queremos obedecerte Señor y ser tus enviados. Enviados de, en tu Nombre, ofrecer la Vida Eterna a los hombres. Porque en Ti Señor estamos salvados y eternizados para siempre.

Pero no obviamos la naturaleza que nos envuelve, y sabemos de su pobreza, limitaciones y debilidades. Por eso, en la dureza del camino y en la lucha contra corriente de cada día, suplicamos tu presencia, tu Espíritu y tu Gracia para que podamos saltear todos los obstáculos que no salen al paso.

Sabemos Señor, a pesar de ser pocos y la mies mucha, que contigo somos mayoría aplastante.

jueves, 17 de octubre de 2013

UN CORAZÓN ABIERTO



Necesito Señor un corazón abierto. Abierto a otras formas de pensar y de actuar. Pero sobre todo, abierto a la Verdad. No a una verdad cualquiera, la mía por ejemplo, sino a la Verdad Única que está sólo en Ti. Pero que Tú también, al menos eso pienso yo ahora, y espero que si estoy equivocado me saques de ese error, has querido guardarla en todos tus hijos.

Por eso, cuando estamos instalados en nuestras costumbres, nuestras maneras de pensar y vivir, cualquier otra verdad nos molesta y nos despierta de nuestro letargo acomodado e indiferente. Nuestro Papa Francisco nos está aleccionando mucho en ese sentido, y ya hay otros muchos que no lo ven bien y empiezan a censurarle sus actuaciones.

Dinos, Señor, qué caminos debemos tomar y danos paciencia para saber esperar y escuchar. Los tiempos cambia, pero tu Verdad no. Siempre es y será la misma. Sin embargo, debemos acomodarnos en la medida que la Verdad crece en nosotros a vivirla de forma más real y auténtica. Nuestra forma de relacionarnos ha cambiado. Diría que se ha alejado de Ti. La familia anda perdida, y las uniones matrimoniales pasan por una confusión que amenaza con destruirlas.

Y no digamos del aborto. ¡Cuántos asesinatos de niños inocentes se cometen cada día! Señor, danos la Luz que necesitamos para saber escuchar, en el Espíritu Santo, a aquellos profetas que hoy nos hablan y nos señalan el camino de la Verdad.

miércoles, 16 de octubre de 2013

LIMPIAS MIS MENTIRAS



Señor, no quiero engañarme porque Tú lo sabes todo, y porque de esa forma sólo me engañaré yo mismo. Sé que soy un pecador, y que echo la carga en hombros de otros. Quizás no sea tan consciente, pero en muchos momentos escurro el bulto.

Quiero pedirte perdón, porque aunque mis debilidades me inclinen a  evadirme, sé que siempre puedo hacer algo más. Por lo menos reconocerlo y dolerme en esa culpa que a veces me atormenta. No quiero mirar para otro lado, y sí pedirte perdón por esa impotencia de no hacer lo que me gustaría hacer. Me experimento débil y pobre y te pido fuerzas y voluntad para poder vivir como me gustaría y a Ti te gustaría.

Pero, sobre todo Señor, no quiero dejar el camino. Pobre, pecador, débil y fracasado quiero seguir caminando, aunque sea a mi paso torpe y lento; cansino e inútil, y también algo farisaico. Perdona mis faltas y mis debilidades. Quiero postrarme a tus pies y pedirte perdón por todas mis limitaciones y decepciones, pero quiero seguirte aunque sea arrastrándome Señor.

Dame el coraje y la compañía de mis hermanos más fuertes en la fe, y la oportunidad de confortarme en ellos. Juntos tendremos la ocasión de fortalecernos y apoyarnos en el camino, y buscar en la reconciliación, tu Reconciliación y perdón. Ayúdame Señor a ser como Tú quieres que sea. Gracias de antemano, Dios mío.