Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 21 de noviembre de 2014

EN ESPÍRITU Y EN VERDAD

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DONDE PUEDAS 



Jesús rompe con lo antiguo, con lo establecido, con el hombre viejo para crear un hombre nuevo, un corazón nuevo que en adelante adore al Padre Dios en Espíritu y Verdad. Un Dios que no necesita sacrificio de animales, y menos que se haga negocio en su Casa de oración. 

Porque es el hombre su Casa de oración. Dios está donde hay un hombre que le adora en Espíritu y Verdad. Y ahí se levanta la Iglesia, la Iglesia que Jesús constituye con su entrega voluntaria y aceptada, pagándola con su Pasión y Muerte, para el perdón y redención de nuestros pecados. 

Somos verdaderos templos del Espíritu Santo. Templos que tenemos que cuidar y limpiar de negocios, especulaciones, intereses  y todo aquello que lo puede manchar. Con la llegada de Jesús empieza la era de la salvación y con la expulsión del templo de los mercaderes, Jesús manifiesta su Voluntad.

Danos Señor la sabiduría y voluntad de adorarte en Espíritu y en Verdad y de conservarnos puros y limpios  alimentados de tu Cuerpo y tu Sangre. Crea en nosotros un corazón nuevo y renueva nuestro espíritu para que despojados del hombre viejo, endurecido por el pecado, revistamosno del hombre nuevo a tu imagen y semejanza. Amén.

jueves, 20 de noviembre de 2014

SÓLO TÚ, SEÑOR, ALIVIAS MI AHOGO



Tenía sólo 26 o 27 años cuando escribí una reflexión sobre los acontecimientos del mundo de aquellos momentos. En mis comienzos en la Blogosfera fue uno de mis primeras reflexiones, que transcribí tal cual la había publicado (Me ahogo). Han pasado 42 años y la situación sigue igual o peor. El mundo no encuentra la paz. Y no la encuentra porque, la paz, no está en el mundo.

Sólo la podemos encontrar en el Señor. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y sólo en Él la podemos encontrar. Jerusalén, que dio la espalda al Señor, sigue padeciendo esa búsqueda inútil de buscar donde no se encuentra. Fuera del Señor no existe paz, porque el hombre, instrumento de paz, está tocado por el pecado y sometido a la esclavitud de las apetencias, malas inclinaciones, egoísmos, envidias, ambiciones de poder...etc.

Sólo en el Señor podemos limpiarnos y liberarnos de esas inmundicias que nos esclavizan y nos enfrentan a una lucha fratricida y de muerte. Pidamos al Señor que nos dé la sabiduría de saber encontrar la paz en el regreso a Él, porque sólo volviendo nuestro corazón al Señor podemos liberarnos de los egoísmos que nos esclavizan y nos enfrentan a muerte.

Danos, Señor, la luz de sabernos instrumentos de paz y de que en la medida que cada hombre encienda la luz de la paz en lo más profundo de su corazón, se hace la paz en el mundo. Porque no depende la paz sólo de ti o de mí, sino que la paz es asunto de todos. 

Por eso, sólo en el amor fraternal encontraremos la solución a sembrar la paz en el mundo. Una paz que en nuestro Padre Dios se hace posible, y fuera de Él no existe. Amén.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

LO RECIBIDO ES PARA MULTIPLICARLO



Entra también dentro de nuestros criterios razonables. Todo lo prestado espera una recompensa y una devolución acrecentada. Así hacen los bancos y así entra en nuestras cabezas. Se supone que lo entregado responsabiliza para que se multiplique y aumente.

Y se supone que a quien eliges para que se encargue de lo prestado tenga talentos para producirlos. Nuestro Padre Dios no se equivoca y no exige más de lo que no se puede dar. Tú y yo hemos recibidos unos talentos, los justos y adecuados, para que podamos producirlos. No se nos va a exigir que seamos capitanes cuando nuestra capacidad no llega sino a sargentos, pero sería grave quedarnos en cabos por nuestra desidia, temor o negligencia.

Tendremos que rendir al máximo nuestros talentos, y no debemos tener miedos de no poder hacerlo, porque el Señor sabe de lo que somos capaces, y más de eso no nos exige. Además, contamos con el Espíritu Santo para poder negociar nuestros talentos, y rendir lo que se espera de nosotros. No tengamos miedo como nos decía nuestro querido san Juan Pablo II, y confiemos en la Bondad y Misericordia de nuestro Padre Dios.

¡Señor!, confiamos en Ti y sabemos que lo que hemos recibido no es para que se quede guardado o dormido en nosotros. Sabemos que es para ponerlos en función de los más pobres, de los que dependen de nuestro servicio y amor. Pero también, Padre, nos experimentamos pobres, débiles, necesitados de luz, de fortaleza y voluntad. Y eso te pedimos Señor.

Danos la sabiduría de saber descubrir nuestros talentos, nuestras virtudes y perfeccionarlas con ilusión y esperanza. No para nuestro servicio, sino principalmente para servicio de todos aquellos que las necesitan, sobre todo los pobres. Amén.

martes, 18 de noviembre de 2014

SUBIR AL ÁRBOL PARA BAJAR CAMBIADO



Subir al árbol en lenguaje, se me ocurre decirlo así, Zaqueoniano, es tener una actitud de búsqueda y encuentro con Jesús. ¿Quién es ese Jesús del que tanto se habla? Imagino que se preguntaría Zaqueo. Y su curiosidad no se paró ahí. Llegado el día de la entrada de Jesús en Jericó, Zaqueo pasó a la acción.

No se quedó en casa. Salió a la calle y viéndose en inferioridad, por su pequeña estatura, para ver a Jesús, tuvo la astucia de subirse a un árbol y superar respetos humanos, ridículos, risas u otros temores que pueden frenar nuestra curiosidad e interés de ver y conocer a Jesús. Realmente Zaqueo quería ver a Jesús.

Pero cuando Jesús, adivinando sus buenas intenciones, le descubrió encima del árbol, le invitó a bajar y le pidió que lo invitara a su casa a comer. Y Zaqueo no se negó. Actitud de acogida. Al contrario, se pudo contento, alegre y hasta orgulloso de que Jesús lo eligiese a él para visitar su casa y comer juntos. No puedo evitar preguntarme: ¿Estoy dispuesto yo también a acoger a Jesús en mi corazón? Porque es esa la invitación que Jesús me hace, quiere vivir dentro de mí activamente y cambiar mi corazón.

Daría todo lo que tengo por conocer esa hermosa conversación de Jesús con Zaqueo. Sí, para eso me pondría en cola todo el tiempo que fuese necesario. Zaqueo cambió su corazón, y derramó generosidad, desprendimiento y justicia. Zaqueo empezó a amar. 

Yo, Señor, también quiero cambiar. Quiero escucharte como Zaqueo. Dame unos oídos y corazón como Zaqueo, capaz de cambiar bruscamente como él, y derramar por todo mi corazón, generosidad, justicia y desprendimiento. Es lo que busco en mi vida con más ahínco e interés. Quizás como Zaqueo, pero mi humanidad se resiste, se instala, se acomoda, se avergüenza, se derrumba, y permanece siempre en el mismo lugar. Llevo el cartel de cristiano, pero dudo mucho que lo sea.

Sin embargo, no pierdo las esperanzas y confío en tu Bondad y Misericordia. Estoy aquí, Señor. Subido a mi particular árbol esperando que Tú pases y me invites. Quizás lo hayas hecho ya, pero lamentablemente yo no me he dado cuenta. Dame tu Gracia, Señor, y despiertame. Amén.

lunes, 17 de noviembre de 2014

PRIMERO LA LUZ DE LA FE, Y...



Primero, Señor, la Luz de la Fe. Es la más importante, porque de nada me vale ver la luz del sol y los colores de este mundo, y perder la verdadera Luz que da la Vida Eterna. Dame Señor la Luz de la Fe, porque esa Luz me hará ver los colores verdaderos que el sol atesora y la Vida Eterna.

Gracias Señor por todo lo recibido. Despierta en nosotros la gratitud de sabernos mimados por tu Amor, a pesar de nuestras dificultades y defectos. Todo es Gracia tuya, Señor, porque las dificultades y los defectos nos empuja a estar pendiente, como el ciego Bartimeo, a tu paso para pedirte curación. ¿Qué sería de nosotros si estuviésemos sanos? No sería muy difícil oírte y verte pasar, Señor.

Por eso, te damos gracias por todo lo que hemos recibido. Tanto lo bueno como lo aparentemente malo, porque lo verdaderamente importante es descubrirte y verte a Ti. Como hizo Bartimeo, y no dejar de insistir a pesar de las recriminaciones y de las dificultades. Esa es la Luz que hoy queremos pedirte, Señor. Abre los ojos de nuestro corazón para que, no sólo vean la luz del mundo, sino la única y verdadera Luz que salva para la vida eterna.

No permitas, Señor, que abandonemos y defallezcamos por las recriminaciones de los que no quieren que te insistamos o te molestemos. Tú has venido, Señor, para salvarnos y a Ti recurrimos y gritamos para que nos salves. Danos la sabiduría y aumenta nuestra fe para que nunca desistamos de estar vigilantes y atentos a tus pasos. Amén.

domingo, 16 de noviembre de 2014

REZAR PARA ACTUAR



Poner tus talentos a rendir implica riesgos. Riesgos que se derivan de tu propia condición humana y que no están exentos del error o la equivocación. Por lo tanto estás dispuesto tanto al éxito como al fracaso. Ahí se esconden los miedos y las posibles pasividades que nos inducen a esconder o enterrar nuestros talentos.

Parece claro que arriesgarte a ganar o perder hace temblar, y ante el peligro optas por retenerte y guardar lo que tienes. No sólo de tipo económico, sino también intelectual o espiritual. Sin embargo, descubrimos y pensamos que siempre será mejor el riesgo. La vida es riesgo y vivirla supone enfrentarte a ello. Pero aquí está el secreto. La clave es ir bien asesorado y dejarte asesorar.

Eso también tiene sus por qué y sus riesgos. Tal como están las cosas, asesorarse está muy bien, pero la cuestión es. ¿De quién? O, ¿con quién? Y ahí aparece de nuevo el peligro. Para el creyente en Jesús todo queda claro y se simplifica mucho. Ponerse en Manos del Espíritu Santo, bajado del Cielo para asesorarnos, es condición ineludible para emprender el camino de salvación. En Él no tendremos peligro de fracaso. Eso no nos eximirá de sufrir riesgos, incertidumbres, errores, padecimientos y...etc. 

No nos va a ser fácil. El camino no nos será mejor que otros, ni seremos ningunos privilegiados. Sólo tendremos la garantía que el Espíritu Santo velará por nosotros y nos dará la esperanza de enderezarnos, de construir nuestros errores y, levantados y esperanzados, emprender el camino a Casa, confiados en la Bondad, Misericordia y Amor del Buen Padre que nos espera. 

Así nos lo enseña Jesús, el Hijo amado, en la parábola del Padre Bondadoso con el hijo prodigo. No se cansa de esperar y de desear el regreso del hijo. Pidamos al Padre Bueno del Cielo que nos dé la luz de entenderle y de no separarnos nunca de su lado. Amén.

sábado, 15 de noviembre de 2014

QUIERO ESCUCHARTE SEÑOR



Sé, Señor, que Tú me escuchas, Sé, Señor, que Tú tienes en cuenta todas mis peticiones, pero sé también Señor que a mí se me hace difícil escucharte. Y eso es lo que hoy Señor quiero pedirte. Quiero callarme, Dios mío, y, permaneciendo en silencio, sereno, paciente y activo, despertar mis cansados y torpes oídos y abrirlos plenamente para oír tus Palabras. Dame esa Gracia, Señor, para que pueda oírte y seguir tus sabios consejos de amor y misericordia. 

Voy a empezar por callarme Señor. Aunque piense que estoy perdiendo el tiempo y que tus Palabras no lleguen a mis viejos y sordos oídos. Yo sé que Tú me hablas, aunque yo no te escuche o sienta. Mi pobre humanidad pecadora se resiste a no oírte. Sé también que me darás esa Gracia de escucharte porque la necesito para llegar a Ti, y porque hoy en el Evangelio me lo prometes.

Sé que no soy merecedora de ella, y temo fallar y no aprovechar ese Mano amorosa que me tiendes. Depende de mí, pues me has dejado libre, pero sin Ti no podré lograrlo. Necesito tu Gracia Señor y sé que Tú lo sabes. Por eso confío en tu Amor y Misericordia, y espero pacientemente y esperanzado que recibiré esa Gracia de escucharte y esa fortaleza y voluntad para obedecerte.

Yo por mi parte me esforzaré en no dejar de insistir como esa pobre viuda a la que aludes en tu Palabra de hoy para indicarnos la necesidad de perseverar e insistir en la oración. Gracias Señor.