Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 27 de enero de 2016

MI DEBILIDAD SE PONE DE MANIFIESTO




Cuanto más me acerco a Ti, Señor, mas manifiesta queda mi debilidad. Te doy gracias por ese sentimiento de impotencia y de pobreza. Experimento que, sin Ti, nada puedo alcanzar, ni siquiera proponerme. Entiendo, ahora, las palabras de Pablo, cuando dijo que en la debilidad era fuerte, porque eres Tú, Señor, quien nos haces fuerte valiéndote, precisamente de nuestra debilidad.

Porque en los débiles, Señor, Tú manifiesta tu Grandeza y tu Poder. Por eso, sintiéndome débil me alegro y me complazco en tu Gracia y Misericordia. Y te doy gracias, Señor, por experimentarme pobre y humilde, y por descubrirme indigno de tu Amor y Misericordia.

Te doy gracias, Señor, por, a pesar de mis pecados y fracasos e impotencias y debilidades, experimentar esperanza y paz; por experimentar serenidad y paciencia confiado en tu Misericordia. Te doy gracias, Señor, por, a pesar de mis pobres frutos, incomestibles y contaminados, Tú, por tu Gracia y Amor, los convierte en frutos buenos y comestibles, capaces de servir para dar vida en Ti a otros.

Gracias Señor por tus cuidados, por tu siembra y por labrar la pobre tierra de mi corazón endurecido y calloso por tantos fracasos y pecados. Gracias por hacerme sentir el perdón de tu Misericordia, y por darme la sabiduría de confiar y esperar en Ti.

Te pido, Señor, que no dejes de encender mi misero corazón, y de mantenerlo esperanzado, activo y motivado para seguir tus pasos sin desvanecimiento y sostenerme en tu presencia, a pesar de mis malos frutos. En Ti, Señor, pongo todas mis esperanzas. amén.

martes, 26 de enero de 2016

UN CORAZÓN LLENO DE PAZ, PARA DAR PAZ




No se puede prescindir de Dios en ningún momento de nuestra vida. Sólo puedes atreverte a hacerlo, para experimentar que sin Él, tu amor se debilita y exige resultados y compensaciones. Y eso desata tu ambición, tu ira y tu venganza. Sólo en Dios encuentras el equilibrio de la paz y el sosiego. Él te llena lo suficiente para poder excluir lo demás y no desearlo. Él satisface plenamente todas nuestras aspiraciones, hasta el punto que desaparecen las materiales y se magnifican las espirituales, porque lo material es caduco, y sólo sirven para un tiempo determinado.

¡Oh, Señor, despierta en nosotros la sabiduría de entender que sólo en Ti está nuestra máxima aspiración y nuestra plena facilidad! Abre nuestros ojos a esa finitas sensaciones de placer y bienestar que, un día sí, y otro también, nos dejan vacíos, insatisfechos y con sensaciones de infelicidad. 

Es verdad que las necesitamos, pero no para hundirnos en ellas y olvidarnos de Ti, porque, sólo Tú, eres la dicha eterna que nos embriaga plenamente. Es verdad que sentimos deseos, pasiones  irresistibles que nos arrastran a la esclavitud y dependencia, y nos enfrentan en luchas suicidas, que rompen el equilibrio y la paz de nuestras vidas. Pero, también es verdad que eso no nos mejora ni nos da soluciones para encontrar y buscar lo que todos queremos: La plena felicidad eterna.

Sólo en el Amor que Tú, mi Señor, nos propones está la solución. Y lo experimentamos cuando, por tu Gracia, vivimos en esa actitud fraterna y amorosa; cuando experimentamos la vivencia de tu Palabra, y la hacemos vida en nuestra vida. Cuando nos dejamos llevar por los impulsos que nos enciende el Espíritu Santo dentro de lo más profundo de tu Corazón.

¡Oh, Señor, nos permitas que el mundo y sus tentaciones caducas, necesarias, pero no para pararnos y hacer de ellas nuestro fin, permitan que nuestra esperanza, puesta en tus Manos, se diluya y ahogue nuestra semilla de amor para dar frutos, los frutos que Tú esperas de cada uno de nosotros! Amén.

lunes, 25 de enero de 2016

LA FE PRODUCE RESULTADOS



Es lógico y razonable, la fe produce resultados, porque Jesús lo ha prometido: Éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien»., y porque Jesús las ha cumplido también.

Es decir, no debe quedarnos ninguna duda en cuanto Jesús lo ha dicho, y Jesús lo ha cumplido. Así, porque es su Palabra, en la que creemos, en nosotros también se cumplirá. Ahora, no será como nosotros creamos, o en quienes nosotros creamos. Porque, nosotros, no podemos medir la fe, ni saber realmente quienes , sino tienen fe. La fe se demuestra con los hechos y las obras, y, ¿lo hacemos nosotros?

Posiblemente, nuestra fe sea incipiente y no merecedora de hacer milagros como nos ha prometido Jesús. Eso sólo nos descubre que nuestra fe, mi fe, está todavía en pañales. Porque, si Tú lo dices, Señor, eso se tiene que cumplir, y se cumple en todas aquellos, ya canonizados por la Iglesia, que han creído en Ti. Por eso te pedimos, Señor, que nos llenes de tu Gracia para que nuestro corazón se abra totalmente a la fe.

Danos, Señor, la sabiduría y la fortaleza de fiarnos de tu Palabra. Experimentamos que, a pesar de confesarlo, no sentimos dentro de nosotros esa fe que nos gustaría sentir. Esa fe que, de niños, teníamos en nuestros padres. Una fe ingenua, que no se pregunta nada, sino que confía y cree que sus padres le arreglarán y le darán todo lo que necesita. Una fe que nos alegra y nos da paz, y que no nos cuestiona ni nos exige más, sino que nos conformamos. Una fe sin ambiciones, sino segura de recibir todo aquello que nos hará feliz.

Se nos escapa, Señor, sentir una fe así, porque nuestro crecimiento y madurez, contaminada por el pecado, nos exige ambición, certezas y conocimiento. Y nunca podremos entender tu Grandeza y Omnipotencia, Señor. Danos esa fe de hijos que sólo buscan estar con sus padres, porque con ellos se siente seguros, felices y en paz. Amén.

domingo, 24 de enero de 2016

H I M N O




Cristo,
alegría del mundo,
resplandor de la gloria del Padre.
¡Bendita la mañana
que anuncia tu esplendor al universo!

En el día primero,
tu resurrección alegraba
el corazón del Padre.
En el día primero,
vio que todas las cosas eran buenas
porque participaban de tu gloria.

La mañana celebra
tu resurrección y se alegra
con claridad de Pascua.
Se levanta la tierra
como un joven discípulo en tu busca,
sabiendo que el sepulcro está vacío.

En la clara mañana,
tu sagrada luz se difunde
como una gracia nueva.
Que nosotros vivamos
como hijos de luz y no pequemos
contra la claridad de tu presencia.


24 de enero de 2016, 
domingo III del Tiempo Ordinario. 
Ciclo C. Oración de la mañana (laudes) 

sábado, 23 de enero de 2016

A TU LADO, SEÑOR, PARA LLENARNOS DE TU ESPÍRITU



La lógica nos dice que cuanto más te arrimas al peligro, más posibilidades tienes de caer en él. Más cerca, más posibilidades. Es la ley de las probalidades. Presumiblemente, cuanto más cerca estás del Señor, más posibilidades tienes de contagiarte de su pensamiento y de su Espíritu.

La cuestión, por tanto, es arrimarte lo más posible a Jesús, y pedirle su Gracia y su Luz. Y de permanecer, aunque se haga de noche, cada día de tu vida, siempre, a su lado, para, contagiado de su Gracia,  puedas también vivir como Él.

Nuestra meta es ser semejante a Él. Hemos sido creados a su imagen y semejanza, y eso nos descubre que nuestro fin es parecernos y vivir en y como Él. Y lo podremos hacer en la medida que permanezcamos con Él, viviendo injertados en Él. Por eso, Señor, te pedimos esa Gracia, para no desfallecer, ni para dejarnos embaucar por los criterios y tentaciones de este mundo en que vivimos, tan limitado y diferente a Ti, dónde todo lo que se da exige su recompensa.

Perdón, Señor, por tanta soberbia y egoísmo. Te damos gracias por todo lo que tenemos, recibido de tu generosidad Infinita. Nuestra ingenuidad y pecados nos impulsan a exigirte o rechazarte de forma intrépida y atrevida. Perdónanos Señor. Y danos la sabiduría de sabernos simples criaturas agradecidas por tanto Amos y Misericordia. 

Aléjanos de toda murmuración y que sólo los buenos pensamientos, aquellos que bendicen, habiten en nuestro corazón. Límpianos de toda maledicencia y de toda mala intención, para que todos nuestros actos sean reflejos de tu Amor y Misericordia. Sostén nuestra fe y concédenos la fortaleza de permanecer fieles y perseverar junto a Ti hasta el fin de nuestros días. Amén.

viernes, 22 de enero de 2016

DESCUBRIR EL CAMINO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS 



Cuando descubres que puedes moverte por ti mismo, no permaneces quieto, empiezas a gatear. Gatear porque todavía, con siete u ocho meses, no puedes moverte de otra forma. Y, sin darte cuenta, de manera inocente y atrevida, eliges una u otra dirección. Te salvas de sufrir algún serio percance por la vigilancia constante de tus padres. Ellos están al tanto de reorientar tu rumbo y ponerte en buena dirección, donde nada pueda ocurrirte.

Igual nos ocurre, pero toda la vida, con nuestro Padre del Cielo. Sin Él nuestro camino es oscuro, sin rumbo y en constante peligro. No llegaríamos a dar muchos pasos, ni tampoco a ningún sitio. Él, nuestro Padre Dios, nos protege, nos reorienta y no conduce. A pesar de que nos opongamos y no le hagamos caso. Bien, es verdad, que a quienes le escuchan y le hacen caso, por sentido común, el camino les será mejor.

Pero quedándonos en la elección a tomar, descubrimos que con el transcurrir de los años nuestro camino va tomando consistencias y firmeza. Ya, no sólo caminamos, sino que pensamos y trazamos rumbos. Dibujamos una meta en lo más profundo de nuestro corazón, y nos proponemos un ideal o aspiración. Es decir, vamos a algún lugar. Y eso lo identificamos con nuestra misión. Muchas veces hemos oído decir:  Mi ideal es este o mi misión es aquella; me he propuesto hacer o lograr esto en mi vida...etc.

Podemos llegar al convencimiento que venimos a este mundo con una misión, que vamos descubriendo en el deambular de nuestra vida. El sentido común nos dice que esa misión se nos ha dado de antemano por aquel que nos ha puesto en la parrilla de salida de este mundo. O dicho de otro modo, he sido elegido para algo concreto vivido en el amor. Quizás la finalidad de mi vida será descubrirlo y vivirlo. Dios me ama y espera que yo, semejante a Él, ame también.

Bien, Señor, eso quiero pedirte hoy. La sabiduría de saber amar donde tengo que amar. Y amar no a mi manera y a mi capricho, sino amar como Tú me amas y como Tú quieres que yo ame. Esa es mi meta. Ahora me falta saber cómo y en dónde tengo que vivirla. Y para eso confío en el Espíritu Santo, para que , con su Gracia, me lleve por dónde y en dónde debo cumplirla. Amén.

jueves, 21 de enero de 2016

LE SEGUÍA MUCHA GENTE



Jesús despertaba curiosidad por donde quiera que pasaba. Su fama era grande, porque curaba a todos aquellos que se le acercaban. Una primera observación nos hace descubrir que el motivo del acercamiento a Jesús, no es su Palabra y el contenido de la misma, sino la inmediatez de ser curado. 

No podemos imaginarnos a un Jesús que no cure ni expulse demonios, porque, de no hacerlo, posiblemente no se le acercaría tanta gente. Por lo tanto, el Poder de Jesús es necesario para atraer a la gente y para demostrar su Divinidad de Hijo de Dios. Y con esa finalidad hace esos milagros, porque, nosotros, los hombres y mujeres, valoramos el poder, el milagro, el misterio y la fuerza. Y Jesús, el Señor, lo puede todo.

Pero sería muy fácil presentarse como el todo poderoso y conquistar el mundo en dos días. Jesús elige un camino diferente, todo lo contrario. Un camino sencillo, de pobreza y humildad. Y, enérgicamente pide que no se le descubra, porque así quiere presentarse entre nosotros. Es el Dios del amor, que se ofrece a todos en servicio y caridad. Por eso atiende y cura a todos los que se le acercan, pero quiere que creamos en Él aunque eso no suceda.

Y demostrada su Divinidad, por su Amor y Misericordia, pero, sobre todo, por su Resurrección. Jesús nos pide que le demos nuestros pecados, creamos en Él y confiemos en su Amor Misericordioso a pesar de que nuestra vida tenga que pasar por la cruz del sacrificio, de la enfermedad y de la muerte. Él ha dado su Vida por cada uno de nosotros, y nos ha revelado con su proclamación su Divinidad, Hijo del Padre. Nos pide ahora que, sin más, todo ha sido ya consumado, le demos nuestra confianza y nuestra fe.

Y eso te pedimos, Señor Jesús. Danos la Gracia de sabernos amados, perdonados y acompañados por tu Espíritu, y en Él, guiados por el buen camino podamos encontrar la salvación en tu Palabra y tu Misericordia. Danos la sabiduría para buscarte y seguirte, no sólo por el pan, sino por tu Palabra de salvación. Amén.