Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 21 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN COMPASIVO

Resultado de imagen de Lc 16,19-31
No cabe ninguna duda que vivimos en un peligro constante. La sociedad en la que estamos inmerso nos atosiga y llama a vivir bien; a gozar de todas sus maravillas; a vivir despreocupadas y a darnos la gran vida; a no pensar en los otros y a disfrutar de todo los que podamos. Es verdad que no podemos negar la inclinación que tenemos a compadecernos y a ser solidarios con los que sufren o lo pasan mal, pero, quizás nos quedamos ahí, damos una aportación o hacemos algún buen gesto para acallar nuestra conciencia y seguimos nuestro placentero camino.

¿Realmente estamos siendo solidarios con nuestro prójimo? ¿Somos consciente que debemos compartir y preocuparnos de todos aquellos que sufren? ¿En qué lugar nos situamos en el contexto de esta parábola que nos pone Jesús en el Evangelio de hoy? Son preguntas que buscan respuestas en cada uno de nosotros. Quizás, dormidos por las olas de este mundo no nos paramos a pensar ni percibimos el clamor de todos aquellos que sufren como Lázaro. Nos haría bien reflexionar un poco.

Porque, llegará nuestra hora y nos encontraremos como ese hombre rico, del que habla la parábola, en un lado o en otro. Jesús describe y nos revela la existencia de un lugar donde realmente no se pasa bien. Y esos lugares serán nuestra herencia según tu vida haya sido compartida o no; según tu vida haya seguido la Voluntad del Padre o no. Por eso, aprovecha este momento de oración y reflexión para pedirle al Padre un corazón compasivo y misericordioso con todas aquellas personas que sufren, que carecen de lo suficiente o no que no le conocen.

Dame, Señor, un corazón cargado de inquietud, de fortaleza, de compasión, de generosidad y de misericordia para responder de la misma forma que Tú has hecho conmigo y con todos los hombres, porque tu Voluntad es salvarnos por amor, pero contando con la libertad y la voluntad que nos has regalado. Gracias, Señor, por tu Infinita Misericordia. Amén.

miércoles, 20 de marzo de 2019

CAMBIA MI CORAZÓN, SEÑOR

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Experimento que mi corazón está herido. Y digo esto en cuanto siento que mi manera de pensar es contraria a la que Jesús, el Señor, me plantea hoy. Pero, no es contraria porque así a mí me apetezca, sino porque estoy sometido y esclavizado por el pecado. Mi corazón está enfermo y, a pesar de que quiera cambiar de actitud, me sucede como a los hijos de Zebedeo, quiero ocupar los primeros puestos para mi gloria personal y para satisfacer mis intereses.

Es cuando de una forma muy clara percibo la herida en mi corazón que me produce el pecado. Soy esclavo y no puedo alcanzar la libertad sino por la Gracia de Dios. Mi corazón es ambicioso, altanero, orgulloso y busca altos vuelos y subir más arriba para ser primero y mandar. No tanto pensando en servir sino para ser servido, admirado y hasta glorificado.

Ante esta esclavitud que descubro en mí y que, en muchos momentos no quiero realizar, me experimento impotente y frustrado. Quisiera, Señor, servir, pero me doy cuenta que estoy inclinado a desear y querer que me sirvan. Y eso lo percibo no sólo en mí sino en muchos otros hombres, incluso hasta dentro de tu Iglesia, Señor. Tal como les ocurrió a los hijos de Zebedeo.

Por eso, Señor, yo te pido que cambies y transformes mi corazón. De un corazón egoístas y ambicioso a un corazón humilde, suave, sencillo y bueno. Un corazón fortalecido para luchar en el acontecer de cada día contra esa desmedida ambición de ser primero por poder y gloria. Un corazón abierto a la generosidad y al servicio por amor. No buscando gloria y lisonjas sino el gozo de servir por amor y para gloria del Señor, que es quien me da esa fuerza y espíritu de lucha, de rebeldía contra mis instintos y pasiones egoístas para buscar mi gloria personal.

En esa actitud y deseo, elevo mi corazón y lo pongo en tus Manos, Señor, para que hagas de él un corazón que cada día se vaya pareciendo más al Tuyo. Amén.

martes, 19 de marzo de 2019

QUIERO, SEÑOR, ACEPTAR EL PLAN QUE TENGAS PARA MÍ

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Quizás no lo entienda ni crea que sea lo mejor para mí. Al menos, aunque lo piense y lo diga, no me lo creeré, porque mi egoísmo y mis pasiones van por otro camino. Soy un pecador y posiblemente si fuese por mí elegiría caminos equivocados que tienen relación con mis satisfacciones, apetencias y egoísmo. Pero, una cosa sí, confío en Ti, Señor, y sé que lo que Tú elijas y quieras para mí es el mejor de los caminos.

Por eso, consciente de que eres un Padre bueno y me ofreces el verdadero camino que me salva, yo quiero pedirte que me aumentes la fe y que, como María, tu Madre, sepa responderte con un sí decidido y firme, a pesar de mis dudas y mis debilidades. Dame, Señor, esa Gracia para que, fortalecido en ella, sepa encontrar el verdadero camino como San José y dejarme conducir por tu Voluntad.

En el día a día de mi vida me encuentro muchas dificultades. No tantas exteriores como interiores. Mi humanidad es una loza constante que me inclina a la pereza, a la comodidad, a las satisfacciones y pasiones que viven dentro de mí. Y el mundo que me rodea es una tentación constante de ofrecimientos, de deseos y de pasiones que arrastran mi cuerpo a la desobediencia y al egoísmo.

Dame, Señor, esa entereza y fortaleza para resistirme tal y como hizo Jesús, tu Hijo, en el desierto. Él supo sostenerse firme ante las tentaciones que el diablo le proponía. Dame la voluntad y la firmeza de negarme a obedecer las inclinaciones de mi propia carne para entregarme a tu obediencia, sabiendo siempre que Tú me ofreces lo mejor. Porque, todo lo de este mundo pronto se desvanece y desaparece, pero lo que Tú, Señor, me das, no muere sino que perdura por los siglos de los siglos.

Señor,  que como José y María, sepa entregarte mi vida y ponerla en tus Manos y seguir tus consejos y tus mandatos. Aumenta, Señor , mi fe y dame la sabiduría, paz y fortaleza para confiar en tu Palabra y, pese a mis debilidades, miserias y pecados, nunca deje de seguirte. Amén.

lunes, 18 de marzo de 2019

¡PADRE, QUE SEA MISERICORDIOSO COMO TÚ!

Resultado de imagen de Lc 6,36-38, por Fano
Mi primera petición, Padre, es pedirte que transformes mi corazón endurecido por el pecado en un corazón misericordioso como el tuyo. Porque, necesito perdonar y comprender los pecados de los demás, pues, en esa medida serán también perdonados los míos. Por eso, Padre, mi primera petición va dirigida a que mi corazón se transforme en un corazón suave, bueno y, sobre todo, misericordioso.

Y la segunda, Señor, es la del perdón. Necesito también un corazón que, además de ser misericordioso sea justo. Es decir, un corazón que no juzgue ni condene, porque yo no soy nadie para juzgar ni condenar en cuanto soy un pecador también que peco y cometo errores, faltas y pecados. Un corazón capaz de eludir los juicios y condenas para ser capaz de perdonar.

Porque, no juzgando ni condenando, me será más fácil perdonar. Y en esa medida no seré yo también juzgado ni condenado, y, por lo tanto, seré perdonado. No porque yo lo diga y lo crea, Señor, sino porque son tus Palabras y porque mi corazón lo entiende y comprende así: No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.

Pero, sucede otra cosa, ¿en qué medida doy y me doy? ¿Trato de evitar dar o dar de lo que me sobra? ¿Y me presto a darme cuando es algo cómodo que no me exige esfuerzo? Realmente, ¿cúal es mi medida? Porque, en y con la medida que dé, así recibiré. Por eso, Señor, te pido también que me des un corazón,  además de misericoridoso y limpio de no atreverme a juzgar ni condenar, un corazón compasivo, generoso  y entregado, capaz de dar y darse con todo su corazón y de forma limpia y justa. Amén.

domingo, 17 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, LA LUZ PARA VERTE TRANSFIGURADO

Resultado de imagen de Lc 9,28-36
Quisiera, Señor, contemplarte en tu Gloria y gozar de tu presencia dentro y hasta lo más profundo de mi pobre y humilde corazón. Quisiera, Señor, sentir esa inmensa Gloria de experimentarte transfigurado y en tu Gloria dentro de mí. No me resisto, a pesar de parecerme osado y atrevido, a desear y suplicarte que me permitas experimentar tu presencia y el gozo de sentir tu Gloria.

Y, sé, Señor, que en cada Eucaristía tengo esa oportunidad de tocarte y contemplarte, pero todo es  don y Gracia tuya. Por eso, te pido que me des esa gracia de descubrirte y de gozar de tu presencia y de sentirte en lo más profundo de mi corazón. Gracias, Señor, por darme cuenta de mis debilidades y mis carencias, y de saber que todo me viene de Ti. Gracias, Señor, por saberme salvado por tu Muerte y Resurrección y de conocer por las escrituras tu Transfiguración.

Dame, Señor, la capacidad y la fortaleza de saber seguir tus pasos y de entregarme en el esfuerzo de estar en íntima relación contigo a través de la oración. El mundo me tienta en cada momento y experimento que mis fuerzas ceden al instante. Necesito estar próximo a Ti y rodeado de circunstancias propicias que refuercen mi voluntad y me ayuden a no dejarme guiar por seducciones malignas que me llevan a la perdición.

Gracias, Señor por l parroquia y por todos los hermanos en la fe que, juntos, nos fortalecemos al compartir nuestra fe. Gracias, Señor, porque Tú te haces presentes entre nosotros y nos das ánimo y luz para continuar en ese camino. Gracias, Señor, porque nos acompañas en nuestra particular subida a nuestro particular Jerusalén donde, junto a Ti y por tu Gracia, compartiremos nuestra muerte con la tuya. Gracias Señor.

sábado, 16 de marzo de 2019

ENSÉÑANOS, SEÑOR, AMAR A TU ESTILO

Resultado de imagen de Mt 5,43-48 POR fANO
Jesús, danos tu amor para seguir amando cada día con más convicción, a pesar de no ser correspondidos, e incluso ser odiados y agredidos. Señor, el amor es la clave y el arma que derrumba todas las murallas de odio, de venganza, de enfrentamientos y de luchas entre los hombres. Es el único camino que establece la paz y la fraternidad entre todos los hombres y asegura la buena convivencia en verdad y justicia.

Pero, Señor, antes enséñanos a amar como Tú nos amas. Un amor inmerecido, incondicional, gratuito y sin esperar nada a cambio. Un amor, que sólo busca el bien del amado y su salvación. Un amor que sólo busca la verdad y la justicia. Un amor que responde aunque no sea correspondido. Un amor entregado, paciente, humilde, perseverante y misericordioso.

Sí, Señor, te suplico que nos enseñes a amar de esa misma forma que Tú nos amas. Sabemos que nosotros solos nos podemos conseguirlo, pero es otra cosa ir de tu Mano y junto a Ti. Contigo todo es posible. Por eso, Señor, queremos seguirte cada día sin impacientarnos ni desesperarnos, sino todo lo contrario, confiados en tu Amor y Misericordia.

Sabemos que eres un Padre bueno y que buscas nuestro bien y que nos das todo aquello que nos es necesario para aprender a amarte y a amar según tus nos amas y quieres que nosotros amemos a los demás también. Pero, para eso necesitamos estar contigo y confiar en tu Palabra siendo obediente a la misma y sin desesperar. todo lo contrario, confiado en esperar pacientemente a tu respuesta de Amor.

Y es eso, Señor, lo que queremos pedirte a través de estas humildes y sencillas líneas. No permitas que, por nuestros pecados, debilidades y errores nos apartemos de Ti y caigamos en tentación. Más líbranos del mal. Amén.

viernes, 15 de marzo de 2019

TU TESTIMONIO ES MUY IMPORTANTE

Resultado de imagen de Mt 5,20-26, por Fano
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Muchas personas, de alguna manera, son ovejas que son conducidas por otras. Quizás no tengan esa capacidad de discernir y saber que caminos deben tomar y, aconsejadas por otras, se adentran en un mundo que les lleva a la perdición. Son esas frases que hemos oídos algunas veces: un ciego conduce a otro ciego al precipicio; las malas compañías son malas consejeras...etc. Estos refranes llevan dentro una gran experiencia y tienen mucha verdad.

Muchos son manipulados en este sentido por otros y la gran responsabilidad de esos otros es muy grande hasta el punto de ser responsables por sus malos ejemplos y testimonios. Es escándalo está muy relacionado con estas malas actitudes y ya sabemos lo que dice Jesús respecto a esto. Más vale ponerse un piedra de molino al cuello y tirarse al mar.

Por todo ello y conscientes de nuestras faltas y pecados, pedimos al Señor que nos ayude a sostener y mantener un corazón bien intencionado y recto capaz de bien aconsejar y dar buenos ejemplos con nuestras conductas y actos. Un corazón capaz de perdonar y lleno de misericordia que nos impulse y nos dé fuerzas para perdonar con la misma misericordia con la que somos perdonados por Dios.

Y un corazón que no permanezca en el odio, el rencor, la envidia o la venganza. Un corazón arrepentido de todos sus pecados y dispuesto a la reconciliación incluso con aquellos que le hacen mal. Por eso, Señor, sabiendo de nuestras debilidades y de nuestras inclinaciones, por el pecado, al mal, te pedimos que nos des la paciencia y la fortaleza necesaria para no quedarnos en el odio y la venganza, sino estar dispuestos en buscar siempre la reconciliación con los hermanos y la paz. Amén.