Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 17 de octubre de 2020

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


Cardenal Verdier

 

Oh Espíritu Santo,
Amor del Padre, y del Hijo,

Inspírame siempre
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia Santificación.

Espíritu Santo,
Dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.

Dame acierto al empezar
dirección al progresar
y perfección al acabar.
Amén.

viernes, 16 de octubre de 2020

Santa Eduvigis, religiosa - LAUDES -

 
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 
 
 
H I M N O
 
Dichosas sois vosotras que guardasteis
con amor maternal en vuestro seno
la palabra del Hijo que engendrasteis
en la vida de fe y de amor pleno.

Dichosas sois vosotras que en la vida
hicisteis de la fe vuestra entereza,
vuestra gracia en la Gracia fue asumida,
maravilla de Dios y de belleza.

Dichosas sois vosotras que supisteis
ser hijas del amor que Dios os daba,
y así, en la fe, de muchos madres fuisteis,
fecunda plenitud que nunca acaba.

No dejéis de ser madres en la gloria
de los hombres que luchan con anhelo,
ante Dios vuestro amor haga memoria
de los hijos que esperan ir al cielo. Amén.

jueves, 15 de octubre de 2020

NECESIDAD DE ABAJARSE HASTA LA HUMIDAD

 

No es fácil abajarse. Esa experiencia nos puede dar lo valioso de la humildad y humillación de María: "Hágase en mí tu Voluntad según tu Palabra" - Lc 1, 23-38 - y, también, una referencia y ejemplo. Abajarse es precisamente lo que significa ser humilde. Es despojarse de todo aquello que te amenaza con hacerte sentir mejor y más importante que el otro. Es derrumbar en ti esos méritos - solo por ti concedidos - que te hacen sentirte superior al más pobre, sencillo y humilde por carecer de todo. Necesitas y necesitamos abajarnos y experimentar ese sentimiento de pobreza y humildad.

La humildad exige un corazón sencillo capaz de ser pobre y no mirarse superior a nadie, incluso a los más pequeños. La humildad es la virtud de renuncia a todo aquello que te engrandece, que te tienta en alabanzas y glorias provocándote lisonjas y admiración. ¿Acaso has hecho algo por ti mismo? ¿No se te ha dado la oportunidad de ir a la Viña y se te ha regalado hasta los dones, talentos o cualidades que tienes? Luego, ¿a qué vienen esas alabanzas y admiraciones?

Ser humilde y sencillo es la puerta que te abre el encuentro con tu Padre Dios. Por eso, desde hijos necesitados y sencillos, queremos pedirte ese deseo de encontrarnos contigo. Te suplicamos que transformes nuestros corazones humanos, heridos por el pecado de vanidad, de soberbia, de avaricia y de ambición de grandeza en unos corazones pobres, sencillos y humildes capaces de reconocer sus pecados y experimentar la pobreza de, sin merecerlo, sentirnos amados por nuestro Padre Dios.

Gracias Padre, porque solo siendo pequeño puedo entender y recibir tu Palabra y tu Buena Noticia de Salvación. Amén.

miércoles, 14 de octubre de 2020

NO QUIERAS PARA TI LO QUE NO QUIERAS PARA OTRO

 

Nuestro Padre Dios nos conoce muy bien hasta el punto que Él nos ha creado y sabe de nuestras carencias y necesidades. También conoce nuestras posibilidades, cualidades y limitaciones. Por eso, nos ha anunciado con su Hijo el mandato del Amor. Quiere que, como hijos y hermanos, nos amemos los unos a los otros. Y es de sentido común que, como hermanos e hijos de un mismo Padre, así sea. La referencia es amarnos como nos ama nuestro Padre Dios.

Sin embargo, no parece que le hayamos hecho caso. Nuestra sociedad no refleja ese amor con el que Dios quiere que nos amemos. La mentira y el engaño proliferan por todas partes y están a la orden del día. Nos hacemos daño, violamos nuestros derechos y aplicamos leyes injustas que someten y esclavizan despojándonos de nuestra libertad. ¿Qué es lo que realmente nos ocurre?

Hemos sido creados para amar y resulta que nos explotamos, engañamos y sometemos por imposición los más fuertes a los más débiles. Nos exigimos leyes y leyes que van más dirigidas a esclavizarnos e imponernos obstáculos que nos someten y nos separan. En lugar de liberarnos y buscar el bien, nos sometemos a una esclavitud donde la ley y los cumplimientos nos dominan.

Te pedimos, Señor, que llenes nuestros corazones de sabiduría para que sepamos discernir lo importante, lo bueno y lo que realmente ayuda a liberar al hombre. Y, sobre todo, revístenos de tu Misericordia para que, también nosotros sepamos ser misericordioso con los demás. Amén.

martes, 13 de octubre de 2020

AYÚDAME, SEÑOR, A VIVIR DE ACUERDO CON MI CORAZÓN

 

Hablamos mucho de libertad, pero, ¿en realidad somos libres o llevamos una careta que nos encumbre y miente? ¿Actuamos con entera libertad o lo hacemos escondidos detrás de nuestras caretas? La realidad, desde mi humilde experiencia pecadora, es que nos sentimos atados y sometidos a esconder  nuestro corazón bajo la apariencia de lo que no somos, aparentando, valga la redundancia, lo que nos gustaría ser.

Sucesivamente se producen los engaños, las mentiras y las decepciones muy comunes en el ámbito matrimonial, familiar, laboral y social. Sin darnos cuenta vivimos en un mundo de apariencias donde cada cual se esconde detrás de su propia mascara. Quizás, ahora, en este tiempo de pandemia vamos más acorde con nuestra realidad al llevar todos unas mascarillas que esconde nuestra verdadera expresión e intenciones expresadas con los gestos faciales.

Tratemos de dejar esas apariencias con las que buscamos engañar a los demás y aparentar lo que realmente no somos. Busquemos la verdad, la transparencia y la actitud recta y correcta despojándonos de todo aquello que esconde mentira, egoísmo, soberbia, vanidad y falsedad. Seamos limpios por dentro y, como resultado, limpios también por afuera. 

Y, consciente de que eso no lo podemos conseguir por nosotros mismos, sometidos y esclavizados por el pecado, pidamos a nuestro Padre Dios que nos libre de esa tentación de enmascarar nuestra actuación escondiéndonos detrás de las apariencias que ocultan nuestro verdadero rostro y ser. Amén.

lunes, 12 de octubre de 2020

LA PALABRA TOMA VALOR CUANDO SE HACE REALIDAD

 

Es más fácil decir, que hacer. Y, mientras lo que se dice no se haga, el valor de la palabra queda en entredicho. No basta con decir, sino que ese decir tiene que aterrizar en un bien para los otros. Todos podemos, e incluso sabemos decir aplicando el sentido común, pero concretarlo en la realidad es otro tema. Se hace más difícil y nos resulta muy duro. Por eso, ocurre lo que ocurre y nos quedamos paralizados ante nuestras apetencias, gustos, miedos, comodidades que nos alejan de comprometernos y hacer nuestra palabra vida.

La exigencia de discernir, de comprometernos y de tomar una decisión nos complica la vida y, por supuesto, nos molesta. Se hace más fácil decirlo y permanecer sentado, cómodo en nuestro sillón. Esa es la gran dificultad, llevar a la vida lo que nace y se cultiva en nuestro corazón de bondad, de buena semilla, de verdad y de verdadero amor. Y es esa, precisamente, la Voluntad de Dios, actuar como el Hijo actúa y nos ha enseñado - Padrenuestro - a relacionarnos con el Padre y a amar como Él nos ama.

Él actúa en cada uno de nosotros - sus hijos - por eso nos ha creado con un corazón semejante al de Él. Y es así como, nuestra Madre, María, nos lo ha testimoniado y nos lo ha transmitido, abriéndose a la Voluntad de Dios y poniéndose a su disposición. Gracias, Madre, intercede por nosotros para que también, siguiendo tu hermoso ejemplo, seamos testimonio, por la Gracia de Dios, de no solo decir, sino cumplir su Voluntad. Amén.

domingo, 11 de octubre de 2020

QUIERO, SEÑOR, ESE VESTIDO DE FIESTA

 

Seguir a Jesús exige un cambio del paso que lleva mi vida. Un cambio al ritmo de Jesús que me exige llenar mi vida con obras que tengan su mismo sello y estilo de vida. Se trata de vivir y seguirle esforzándome en tener sus mismos sentimientos y disponibilidad en amar de forma gratuita e incondicional. 

No puedo quedarme en simplemente aceptar la invitación al Banquete, sino que tengo que acudir con un nuevo traje. Ese traje de fiesta que lleva el sello y carácter del estilo de Vida de Jesús. Es ese traje el que me da la garantía de ser aceptado en el Banquete de boda.

La realidad es que todos somos invitados al Banquete de bodas - malos y buenos - pero no todos serán aceptados. Por eso, Señor, sabiendo y reconociendo mis debilidades, mis fallos y pecados, te ruego me des la sabiduría de aceptar tu invitación revestido de ese nuevo traje de la Vida de la Gracia. Ese traje que me inicia en una vida nueva que nace del Espíritu. Fue esa la conversación qu tuvo Jesús con Nicodemo - Jn 3, 5 -.

Por tanto, sabiendo que nuestro traje es impuro y que lleva en sí mismo las manchas de nuestros egoísmos, de nuestra soberbia, envidia y desamor, te pedimos, Señor, que nos limpies y nos revista de ese traje nuevo de la Vida de la Gracia para ser, por tu Misericordia, dignos de permanecer y ser aceptados en ese Banquete al que nos invitas. Gracias, Señor.