Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 30 de abril de 2015

EN LO PEQUEÑO E INDIGNO



Dame Señor la sabiduría de entender que Tú estás en lo humano de cada hombre. En lo que lo distingue como ser humano, sujeto al error, al vicio, al pecado, a la ignorancia, al fracaso y a la debilidad. Por eso necesitamos tu Perdón y tu Misericordia. 

Me da esperanza el saber, como me dices hoy, que Tú sabes bien a quienes has elegido, porque eso descubre que nos conoces y sabes de mis debilidades y pecados. Y esa elección tuya supone que me perdonas y me salvas. Yo aprovecho para pedirte hoy que me asistas para no perder esa oportunidad que me brindas.

Dame la Gracia de saber distinguir lo bueno de lo malo, y no pararme en tonterías exteriores de apariencias y distinciones que solo separan y se quedan en lo superficial, pero no bajan a lo profundo del corazón humano, donde se decide el bien o el mal. Esa es la cuestión, Señor, porque lejos de Ti quedamos a merced del mal y del pecado. Y solo en Ti encontramos el bien y la bondad; el amor y el perdón. Y quedamos apartado y protegidos del pecado.

No es lo sucio ni lo indigno lo que mancha tu Nombre, Señor, sino las malas intenciones, lo malo y pecaminoso que se fragua en el corazón del hombre soberbio, orgulloso y sufiencente. Porque, Tú, Señor, has venido para limpiar al que está sucio, y a darle dignidad al indigno. Por eso, tus preferencia son los pecadores, los pobres e indignos que se acercan a Ti rogandote perdón.

Dame, Señor, la Gracia de acercarme a Ti con esa humildad de sentirme perdonado, y con ese respeto de ser instrumento de tu Gracia para repartirte a los demás. Perdona Señor mis faltas, mis caídas, mis pecados, y dame la fuerza de levantarme para, en tu Espíritu, encontrar las fuerzas que me fortalezcan y me perfeccionen. Amén.

miércoles, 29 de abril de 2015

DESPÓJAME, SEÑOR, DE MI SOBERBIA Y SUFICIENCIA



Tengo claro que sólo siendo sencillo y humilde podré escuchar tu Voz, Señor; tengo claro que sólo y en la medida que me despoje de mi soberbia y suficiencia alcanzaré a entenderte y a dejarte conectar conmigo. Porque, Tú, Señor, me buscas, y me buscas para salvarme.

Y sólo podré encontrarme contigo despojado de todo aquello que se interpone en dejar que yo pueda conectar con tu Espíritu y dejarme llevar por Él. Y para conseguir eso tendré que estar muy cerca de Ti, y en contacto directo y constante contigo, Señor. La oración y la Eucaristía no pueden faltar en mi diario caminar contigo fortalecidas en la celebración del perdón. Trípode que apoyará mi vida sobre roca y la hará indestructible frente a las amenazas del mundo, del demonio y la carne.

Mis egoísmos, mis riquezas, tanto materiales como intelectuales, mis comodidades, mi vida aburguesada, mis apegos y forma de vida instalada son dificultades que levantan murallas y nublan mi vista del camino que conduce a Ti, Señor. Y si voy sólo me pierdo y debilito, y quedo en las garras del mundo, del demonio y la carne. Necesito tu presencia y tu compañía, porque con el Espíritu son mayoría aplastante e invencible.

Dame, Señor, la Gracia de no perder tu presencia, ni tampoco desanimarme por mis fracasos y pecados. Soy débil y pecador, y al menor descuido me derrumbo. Sé que Tú estás ahí para cuidarme. Eres el Buen Pastor, me decías estos últimos días, y me siento confiado y seguro estando dentro de tu redil, tu Iglesia.

Haz, Señor, que no me falten hermanos que me acompañen y en los que, por tu Gracia, me pueda apoyar también en ellos. Amándonos fortaleceremos nuestra fe y soportaremos mejor el invierno de la tentación y el frío pecado. Gracias Señor porque me escuchas y me confortas. Amén.

martes, 28 de abril de 2015

HAZNO DÓCIL A TU ESPÍRITU, SEÑOR



No permitas, Señor, que me afane y me introduzca en el empecinamiento de querer entender tus planes Señor, porque nunca podré entenderte si Tú no lo permites. Tú eres el Señor, y todo te pertenece. Nada tiene vida sin tu permiso.

Gracias porque hasta estas humildes letras son de tu obra, y nada sucede sin tu permiso. Gracias por iluminarme y darme la fe de cantar tu Gloria y darte alabanzas. Tú eres mi Señor y sin Ti mi vida sería pobre y mísera. Sin sentido e iría a la deriva. 

No puedo entender cómo se puede vivir sin caminar a tu lado y sin aspiraciones que den un verdadero sentido a tu vida. Porque todo lo de aquí abajo, aun siendo digno, es caduco y perece. Nada te sacia y llena plenamente. Sólo Tú, Señor, das la verdadera medida a todas tus aspiraciones, a las que verdaderamente te sacian plenamente y eternamente.

Haznos dócil a tu Palabra, Señor, y disipa toda duda y atisbo de confusión y oscuridad que me puedan alejar de tu presencia. Como un niño, confiado y fiel, con su padre, yo, Señor, quiero seguirte sin titubeos ni vacilante. Dame ese don de una fe firme y fiel a tu Palabra.

Te pido, Señor, una vez más, y no me cansaré de hacerlo aunque sienta cansancio y que te aburro y soy pesado, que me sostengas en tu fe, y me des la sabiduría de perseverar, aún en los momentos más duros de mi vida. Lléname de paciencia y constancia para no desfallecer y continuar la marcha de mi vida hasta cuando Tú decidas que llegue a su fin.

Gracias Señor por sostenerme y darme la oportunidad de compartir mi fe en tu Iglesia, y con otros hermanos más alejados. Ayúdame a que mi vida sea instrumentos en Manos del Espíritu y puente para que lleguen a Ti. Amén.