Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 20 de marzo de 2018

TÚ, SEÑOR, ERES NUESTRA ÚNICA OPCIÓN

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La esperanza del mundo es caduca. El pecado lo mata todo y todo se pierde en torno a él. Sin embargo, los que creemos en Jesús tenemos la esperanza de la vida, porque, Él, crucificado, nos ha redimido con su Vida y ha pagado el rescate al Padre por cada uno de nosotros. El signo de la Cruz es la prueba del Amor del Padre y la Resurrección del Hijo, la salvación de todos los hombres.

Por eso, Señor, volvemos siempre a presentar la misma oración. No hay otra, sino la perseverante súplica para que aumentes nuestra fe. Necesitamos estar presente y mirar hacia la Cruz con esperanza, porque en ella encontramos nuestra salvación. Todo cobra sentido y esperanza desde la cruz, de esa cruz de cada día que duerme, se levanta y camina con cada uno de nosotros cada día. Esa cruz de la mortificación, de la angustía, del cansancio, de la pereza, de la ira, de la vanidad, del rencor, de la envidia, de la comodidad, de la tristeza y la muerte.

Una cruz que sólo soportaremos desde tu Cruz, Señor, porque en Ti encontraremos la Gracia de soportar las mortificaciones y los desvelos, por amor, que nos ayuden a darnos y servir a los que están necesitados de alivio y ayuda. Todo se nubla, Señor, si Tú no estás presente en nuestra vida. La vida se nos hace insoportable sin la fuerza de tu misericordia. En ella encontramos esperanza y fortaleza para reiniciar el camino y regresar a la senda del amor y del perdón.

Perdona nuestros pecados, Señor. Jesús, nuestro Señor, hablas de tu muerte y te encomiendas enteramente a Dios, tu Padre. Dios te glorificará y la Vida triunfará. Caminamos hacia tu Pasión y Resurrección con confianza, convencidos de tu amor y de tu Misericordia. Queremos servirte y seguirte: enséñanos el camino.

lunes, 19 de marzo de 2018

PONGO EN TUS MANOS, SEÑOR, MIS PLANES

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La intención es clara, Señor, quiero poner mi vida en tus Manos y, no seguir mis planes, sino caminar por los tuyos. Pero, esa es la intención, cuanto la realidad es otra. Porque, llegado el momento se me nubla la vista y no veo tus señales ni tus signos, sino sólo mis ambiciones y proyectos. Me pierdo encerrado en mi egoísmo y esclavizado por mis pasiones. Y me es difícil saber cual es el camino y cual es tu Voluntad.

Pero, quizás, eso no sea todo o lo peor, sino el no ser paciente y perseverar. Es decir, confiar en el Señor y esperar su respuesta, porque siempre llegará. El Señor no se va a olvidar de sus hijos y siempre le dará la salida necesaria para cumplir con su Voluntad, sobre todo, cuando sabe de nuestras buenas y limpias intenciones. Porque, eso es lo que hoy queremos pedirte, Señor, la confianza de abandonarnos en tus Manos y confiar plenamente en tu Palabra.

Sabemos que la misión de renunciar a nuestra vida es tarea imposible para nosotros. Somos humanos y nuestra humanidad, herida por el pecado, está vencida por el príncipe de este mundo. Nos será imposible cumplir con tu Voluntad Señor, al menos, queriendo hacerlo solos. Estamos vencidos antes de empezar, pues ya nacemos con la mancha del pecado original. Nuestra esperanza nace en el Bautismo. En él hemos sido llenos de tu Gracia, Señor, y limpios del pecado.

Y, por tu Gracia, Señor, hemos sido revestido con la fuerza del Espíritu Santo para, en Él, ser fuertes y vencer la esclavitud del pecado. Entonces, injertados en Ti, Señor, estamos en disposición de vencer al pecado y entregarnos a la renuncia de amar nuestra vida en este mundo, para, ofreciéndola por los otros, ganarla para la vida eterna. Y, así, poder escucharte y, como San José, orientar el rumbo de mi vida tratando de seguir tus Voluntad, Señor.

Danos, Señor, la luz y la Gracia para saber encontrar y realizar los planes que Tú quieres que tus hijos sigamos, y que nos ayuden a cumplir tu Voluntad. Tal es la de amarnos los unos a los otros como Tú nos amas. Amén.

domingo, 18 de marzo de 2018

SÓLO QUIERO FIARME DE TI

Resultado de imagen de Jn 12,20-33
Cuanto más me lo propongo más experimento mi impotencia y más se descubre mi egoísmo. Y más me cuesta dominar mi mente y, sobre todo mi lengua. Mis pensamientos no me dejan descansar y siento el deseo de mandar todo a la porra. Está claro que todo esto que sufro es obra del demonio, que lo que pretende es desesperarme y alejarme de la Misericordia de Dios.

Porque, eso es lo que no debo perder de vista, la Misericordia de Dios. Ella es la que me salva y me sostiene con esperanza, y a ella debo confiarme. No me salvan mis buenos propósitos, ni tampoco mis buenas obras, ni nada de lo bueno que haga. Sólo me salva mi fe en Ti, Señor. Porque, por muchas cosas buenas que haga, siempre seré un pecador vencido por el pecado y, perdonado, por tu Infinita Misericordia.

Quiero, Señor, morir a mi lengua y callar profundamente en un silencio compinchado con tu Espíritu, donde yo guarde todos mis deseos y mis suficiencias puestas en tus Manos y abandonadas a tu Voluntad. Pero, experimento esa impotencia que me descubre mis limitaciones, mis pobrezas y mis miserias. ¿Cómo morir a mi propia vida? ¿Cómo darme a la muerte de mi propia vanidad, de mis egoísmos y de mis ambiciones, hasta evangélicas, y evadirme en el silencio de la humildad y la obediencia?

Señor, sólo Tú puedes curar mis heridas sangrantes que inquietan mi alma y la perturban hasta desorientarla y confundirla. Dame la paz de no desesperar y de perseverar en la controversia y confusión. Dame la fe de ponerme en tus Manos, aunque todo me indique que voy perdido o nada se endereza en mi vida. Hay mucha gente sufriendo y yo soy un privilegiado ante ellos. Señor, perdona todos mis desvaríos y desavenencias y acógeme en tu Misericordia.

Señor, guardo silencio y postrado ante tu presencia trato de poner toda mi atención en escucharte. Para ello, silencio todo mi mundo exterior e interior y me esfuerzo en sólo dejar entrar tu Voz. Cura, Señor, mi alma. Amén.