Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

SIMPLEMENTE GRACIAS, SEÑOR

Imagen relacionada
Pasamos por la vida de forma indiferente sin darnos cuenta de tantas cosas que nos suceden y que tenemos que agradecer. Pocas veces o nunca nos hemos sentido necesitados de dar gracias por la vida, la familia, la sociedad en la que vivimos, los amigos, los hijos, el trabajo, la salud y muchas cosas más. Dar gracias porque, a aunque todo no sea tan perfecto o hayan dificultades y desgracias, tenemos siempre su Palabra de salvación. Gracias Señor.

Gracias porque, a pesar del deterioro de la vida y la certeza de la muerte, tenemos la esperanza de la Resurrección que Tú, Señor, nos has prometido. Gracias, Señor, por ese compromiso de amor que Tú sostienes con paciencia y fidelidad. Gracias, Señor, por la fe, por la voluntad, por la paciencia, por el deseo de seguirte y de servirte en los hermanos. Gracias Señor.

Pero, también aprovechamos para pedirte, Señor. que nos des la humildad de sabernos agradecidos y privilegiados por tu Amor y por tus deseos de salvación para todos. Gracias Señor, no sólo por la salud del cuerpo sino también por la salud del alma. Porque, ella es la importante, la que nos lleva a Ti y la que debemos mantener limpia de todo pecado. Y la que sólo tú nos salva.

Danos, Señor, la sabiduría de ser agradecidos y de darnos cuenta de tu Amor y de que todo lo que tenemos nos viene de tu Gracia y Misericordia. Danos, Señor, la inteligencia para comprender que no merecemos nada y que todo lo recibido es pura Gracia tuya. Perdona, Señor, todos nuestros pecados y nuestras ingratitudes de siervos inútiles que somos. 

Sin saber lo que decir, quiero, Señor, permanecer en silencio ( voluntariamente guardar dos minutos en silencio) delante de Ti como un pobre gesto de postrarme ante tus pies y darte gracias por todo. Amén.

martes, 13 de noviembre de 2018

TODO LO QUE HACEMOS ES NUESTRA RESPONSABILIDAD

Resultado de imagen de Lc 17,7-10 por Fano
No hacemos nada sino lo que realmente tenemos que hacer. Somos siervos inútiles, a pesar de nuestra arrogancia y suficiencia. Todo es pura Gracia de Dios, porque de Él somos y a Él vamos. Pero, la arrogancia del hombre, pura criatura de Dios, es grande hasta el punto de revelarse y rechazar el Amor de Dios. Somos tan necios que pensamos que merecemos por nuestras obras, cuando la realidad es que todo lo que tenemos es puro regalo y don de Dios.

Sobran las palabras y las explicaciones, así que postrados con verdadera humildad damos gracias a nuestro Padre Dios por todo lo que somos y hemos recibido. Le damos gracias por la vida, por la capacidad de trabajar, por el trabajo y todo lo que recibimos de la naturaleza para nuestra vida. Le damos gracias por la solidaridad entre los hombres, por el aire que respiramos, por las plantas, los árboles y la inteligencia que nos ha dado para administrar y utilizar todo los recursos de la naturaleza para nuestro bien.

También te pedimos por la sabiduría de sabernos tus siervos y estar agradecidos por todo lo recibido. Y por sostenernos en tu presencia y gratitud. Te pedimos nos des la humildad de sabernos siervos y no merecer nada sino lo que Tú a bien nos quieres dar. Gracias, Señor, porque sabemos que nos quiere y nos das todo lo que necesitamos para subsistir y peregrinar hacia Ti. Porque, por los méritos de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, hemos sido rescatados para tu Gloria, Dios Padre, de forma gratuita y sin ningún merecimiento.

Y te pedimos ahora, Señor, aprovechando este rincón de oración, que nos des la fuerza, la fortaleza y la sabiduría de ser agradecidos y de no esperar, creyéndonos con derechos, nada por merecimientos, sino por pura Gracia de tu bondad y misericordia infinita. Y de aceptar y recoger todo lo que Tú, Señor, nos das, porque eso es lo mejor para nuestro bien y felicidad. Gracias Señor. Amén.

lunes, 12 de noviembre de 2018

NECESIDAD DE PERDONAR

Resultado de imagen de Lc 17,1-6
Hay de aquel que escandalice...
Sé que tengo que perdonar, y también sé lo difícil que se hace el perdón. Lo sé por propia experiencia, tanto por cuanto me ha tocado a mí darlo como cuando necesito recibirlo por mis ofensas y pecados. Perdonar es el problema de cada día y la causa de muchas separaciones y enfrentamientos. Por motivos de perdón están los juzgados llenos y los pleitos en todas las esquinas. Indudablemente, la paz es cosa tuya y mía, porque en la medida que perdonemos el mundo será mejor y habrá más paz.

Ahora, ¿te ves tú capaz de perdonar graves ofensas? Empecemos por reflexionar sobre las ofensas que hemos hecho primero nosotros. ¿Nos parecen graves? ¿Y pedimos perdón? ¿Nos gustaría que nos perdonasen? ¿Creemos merecer ese perdón? Sabemos por la Revelación, Jesús, el Señor, nos lo ha revelado en el Evangelio, su Palabra, que la Misericordia de nuestro Padre Dios es Infinita, y que si nos arrepentimos estamos perdonados.

Indudablemente, no por nuestros méritos, sino por los méritos que Él, nuestro Señor Jesús, ha pagado, con su Pasión y Muerte, por el rescate y perdón de todos nuestros pecados. Por tanto, sin merecerlo estamos perdonados. ¿No debemos hacer nosotros un esfuerzo para perdonar también a quienes nos han ofendido? Porque, ese perdón que nuestro Padre Dios nos da será en la medida que nosotros también perdonemos a quienes nos han ofendido. Por lo tanto, vale la pena intentarlo.

Ahora, la diferencia está en que quieras intentarlo tú por tus propias fuerzas o intentarlo agarrado y asistido por la Gracia de Dios. La diferencia está en que te atrevas a intentarlo auxiliado por el Espíritu Santo, porque, con Él podrás supera tu soberbia y tu suficiencia y alcanzar perdonar y ser perdonado. Pidamos esa Gracia, porque el perdón es una Gracia de Dios. Una Gracia que se apoya en nuestra, don del Señor, pero en la que también nosotros tenemos algo de participación por la responsabilidad de nuestra libertad. 

Ser libre implica y exige respuestas responsables. Y, si creemos en la Palabra del Señor y nos agarramos a ella, todo lo demás serán añadidura que podemos ir superando con paciencia y perseverancia. Porque, el Señor es el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

domingo, 11 de noviembre de 2018

EL PELIGRO DE LAS APARIENCIAS

Imagen relacionada
Es posible que para muchas personas, tal es el caso de los escribas a los que se refiere Jesús en el Evangelio de hoy,  la apariencia sea uno de los mayores peligros, pues gozas de buena fama y te crees bueno y hasta santo de manera falsa y engañosa. Porque, si para los hombres puedes aparentar y parecer no siendo auténtico, para Dios no.

Así sucedió con aquella viuda pobre. Jesús vio su donación y, aunque fue muy poca, dos reales, ante sus ojos fue grandiosa. Más grande que la de todos aquellos escribas que echaban grandes cantidades y que hasta procuraban que sonaran para ser advertidos de sus donativos. No es la cantidad lo que importa al Señor, pues Él no necesita nada, es la intención y la actitud de darte y no sólo de dar.

Porque, puedes dar de lo que te sobra y eso no implica ni significa compartir, sino dar, pero cuando no tienes o no te sobra, lo que das de lo que tienes y necesitas lo estás compartiendo. Y eso se esconde a los ojos de los hombres, pero no a los de Dios. Por eso, procuremos no escondernos en nuestras apariencias, sino en darnos realmente, despojándonos de nuestros bienes que no nos van a dar la felicidad sino que son medios que, compartiéndolos, si nos dan el gozo y la paz que andamos buscando.

Porque, se recibe más dando que recibiendo, porque el dar significa morir a tu propia ambición y vanidad y eso no es otra cosa sino amar. Así nos quiere Dios y así ha enviado a su Hijo, nuestro Señor, para enseñarnos a amar en verdad y justicia. Pidamos ese don del desprendimiento y la capacidad y voluntad para despojarnos de todo aquello que nos retiene, nos somete y no nos deja actuar en libertad.

Haznos, Señor, libres para poder amar sin cortapisas, sin coacciones y encadenamientos, sino libres y disponibles para servir por amor tal y como Tú nos has enseñado. Amén.

sábado, 10 de noviembre de 2018

HAZNOS, SEÑOR, FIELES A TU PALABRA

Resultado de imagen de Lc 16,9-15
No escondemos el poder y la fuerza que tiene el dinero. Nos somete a una fuerte renuncia, sobre todo si nos viene fácil o por herencia. Entendemos las palabras del Señor cuando afirma que es más difícil que entre un rico - Mt 19, 23 - que un camello pase por el ojo de una aguja. Y es que ejerce gran atracción el poder del dinero, hasta el punto que nos confunde y hasta nos hace creer que da la felicidad.

¿Pero, estamos ciegos? ¿No vemos que el dinero es caduco y que no puede, con su poder aparente, ni hacer caer - Lc 21, -17-19- un pelo de nuestro cabello? Esta fuerte atracción del dinero nos puede hacer pensar lo débil que somos y que sin la ayuda del Espíritu Santo estaremos perdidos y a merced del diablo. Por eso, la imperiosa necesidad de permanecer unidos al Señor y en constante oración con Él.

Abiertos a la acción del Espíritu Santo y a la escucha de la Palabra de Dios. Pidiéndole sabiduría para entenderla y permaneciendo a la escucha, leyéndola y meditándola cada día. Porque, de esa forma iremos conociendo el verdadero Camino, la Verdad y la verdadera Vida.

Haznos, Señor, fieles a tu Palabra y danos la fortaleza, la ilusión y el deseo gozoso de buscarte cada día y vivirlo en tu presencia. Cada día un nuevo comenzar abiertos a la acción del Espíritu Santo y en constante renuncia, apoyados en el Espíritu Santo, a las tentaciones del dinero y de las seducciones de este mundo. Porque, en, con y por Él, podemos vencer y aspirar a ser santos y cumplir con humildad y sencillez todos nuestros compromisos de cada día siendo fieles a nuestro compromiso de bautizo.

Por eso, conscientes de nuestra pobreza y pecados, pedimos y suplicamos tu presencia, Espíritu Santo, para que fortalecidos y auxiliados en Ti, ser capaces de responder en fidelidad a tu Voluntad, Señor. Danos, Señor, insistimos, esa sabiduría y voluntad de ser fieles a nuestro pequeños compromisos de cada día. Y allí donde realizamos nuestra vida, familia, trabajo, ocio, amigos... seamos fieles a nuestros compromisos y tareas siempre de acuerdo con tu Voluntad, Señor, y en el esfuerzo de reflejarte. Amén.

viernes, 9 de noviembre de 2018

LAUDES( La dedicación de la Basílica de Letrán, fiesta Común de la dedicación de una iglesia)

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Resultado de imagen de La dedicación de la Basílica de Letrán, fiesta Común de la dedicación de una iglesia
San Juan de Letrán

Himno

Piedra angular y fundamento es Cristo
del templo espiritual que al Padre alaba,
en comunión de amor con el Espíritu
viviente, en lo más íntimo del alma.

Piedras vivas son todos los cristianos,
ciudad, reino de Dios edificándose,
entre sonoros cánticos de júbilo,
al Rey del universo, templo santo.

El cosmos de alegría se estremece
en latido vital de nueva savia,
al pregustar el gozo y la alegría
de un cielo y una tierra renovados.

Cantad, hijos de Dios, adelantados
del Cristo total, humanidad salvada,
en la que Dios en todos será todo,
comunión viva en plenitud colmada.

Demos gracias al Padre, que nos llama
a ser sus hijos en el Hijo amado,
abramos nuestro espíritu al Espíritu,
adoremos a Dios que a todos salva. Amén.

jueves, 8 de noviembre de 2018

TENLO POR SEGURO, JESÚS TE BUSCA

Resultado de imagen de Lc 15,1-10
No hay otra forma de entenderlo y nuestro sentido común lo descubre así. Dios, tu Padre, te busca, y lo hace en su Hijo Jesús, el Mesías enviado a rescatarte del pecado. Tú puedes desoír su voz, sus pasos y hasta esconderte, pero Él seguirá buscándote hasta el final de tus días y tu libertad.

Y te busca porque quiere salvarte; quiere encontrarte para alejarte del peligro y trampas que este mundo te tiende. Quiere rescatarte del engaño de este mundo y llevarte a la Mansión de su Padre. Por eso te busca y se acerca a ti. No busca a los que no están en peligro, sino a los que, incluso creyendo que no lo están, están, valga la redundancia, en riesgo máximo de perderse para siempre.

Por eso, las circunstancias exigen un acercamiento y una búsqueda incesante. Y, también una fiesta si el resultado es de encuentro y vuelta a casa. El triunfo y la victoria termina siempre con fiesta. No se celebra la pérdida sino la victoria. Y encontrar a la oveja perdida exige festividad y alegría.

Hoy, Señor, conscientes de nuestras debilidades, de nuestras malas inclinaciones, de nuestras dificultades, propias de nuestra naturaleza, te pedimos que no dejes de buscarnos, de alumbrarnos el camino, de reclamarnos y de asirnos con tu Mano al sendero de la verdad y de la vida. Queremos, Señor, ser de tu redil y permanecer en Él, porque es allí donde encontramos el verdadero y único Camino, Verdad y Vida.

Por eso, Señor, queremos agarrarnos a tu Palabra, a tus sacramentos y a tu Iglesia, para que no perdamos nunca el camino que nos conduce hacia Ti. En ella encontramos los signos, el camino, la fortaleza de los sacramentos y la orientación de la Palabra. Gracias, Señor. Amén.