Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 9 de marzo de 2020

UN CORAZÓN COMO EL TUYO, SEÑOR.

Resultado de imagen de Lc 6,36-38
Nuestra meta es alcanzar un corazón como el Tuyo, Señor, porque, sólo asemejándonos a Ti podemos ser y sentir compasión y perdón por todos los hombres y mujeres del mundo. Y eso no se logra en dos días, salvo que Tú lo quieras, sino que lleva un proceso y un tiempo para que nuestro corazón, tal la fruta, tenga el tiempo suficiente para madurar.

Esa capacidad de compasión y de misericordia es un don que exige, primero, pedirla, y, segundo, no quedarse de brazos cruzados sino dar pasos en conseguirla y hacerla realidad. Pedir perdón no consiste en simplemente desearlo, sino también en buscar ese perdón llevando a cabo esa tarea de solicitarlo o facilitar que te lo puedan dar. Es poner todas tus fuerzas en buscar espacios  y ambientes donde se pueda favorecer ese clima de misericordia y perdón.

Pero, encontrar esas condiciones, espacios y oportunidades no es nada fácil. Necesitamos esa Gracia que no tenemos porque, nuestra naturaleza herida por el pecado, nos dificulta mucho esa tarea. Y no hay otra manera de alcanzarla sino pidiéndosela a nuestro Padre Dios. Danos, Señor, la Gracia de ser compasivos y misericordiosos tanto con los que nos ofenden como con los que nosotros ofendemos. 

Danos, Señor, la Gracia de no atrevernos nunca a juzgar ni a condenar tanto a nuestros amigos como enemigos. Sabemos que mantenernos en ese límite nos es muy difícil, pero, confiados en tu Gracia y en tu Amor, esperamos que podamos ir convirtiendo nuestro endurecido corazón en un corazón más suave, más compasivo, más humilde y más misericordioso. Esa te pedimos, Señor. Amén.

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