Es lo que más se necesita, la paciencia, porque cuando se pierde, todo se viene abajo y se cometen errores que luego cuesta mucho enderezar. Por eso, Señor, dame paciencia, paciencia para mantenerme fiel, constante a tu lado y siguiendo tu estela.
Dame paciencia para no seguir los actos de mi razón, que muchas veces me invitan a tomar otro camino, a desobedecer cuando Tú me llamas y a tomar mis propias decisiones contrarias a las tuyas. Dame mucha paciencia, Dios mío, para no contravenir tus mandatos, aunque en muchos momentos no de la talla y falle en su cumplimiento.
Que esos momentos no sean ocasiones para desobedecerte y alejarme de Ti. Dame la fortaleza de saber aguardar y meditar todo aquello que no comprenda, o que por mi debilidad no cumpla según tu Voluntad. Que sepa mantenerme siempre en Ti y confiado en que Tú nunca me cerrarás los brazos de tu Misericordia.
Dios mío, dame la paciencia de aguantar la impaciencia. Y de aceptar pacientemente el recibirla cuando Tú lo creas conveniente y necesario. Hasta entonces, yo me esforzaré en esperar tu Misericordia.