Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 19 de junio de 2016

NECESITO TU FUERZA, SEÑOR, PARA REAFIRMARME CADA DÍA



No es fácil. Hay momentos de tribulación, de agotamiento y desfallecimiento. La debilidad se hace presente ante las tempestades y el peso de la lucha de cada día. La convicción es firme, yo, Señor, quiero seguirte, pero las tentaciones y los miedos me amenazan y tensan la fortaleza de mi voluntad. Sé que Tú estás ahí y que cuento con tu ayuda, pero mi esfuerzo se resiste a la lucha.

Mis pasiones y apetencias pesan mucho y me hostigan a cada instante. El desierto me seca la lengua y deseo refrescarla. El mundo me abre sus puertas, y bien anchas para que, no sólo me refresque, sino descanse y me sienta cómodo. Pero mi corazón no se siente bien. Necesita estar contigo, Señor, y asirse fuertemente a tu Mano. Dame la fortaleza de espíritu para, sin mirar atrás, seguir adelante.

Se enciende una luz de Resurrección. La esperanza de una vida mejor y eterna alimenta nuestra voluntad. El camino, aunque pesado, se hace ligero y alimentados por tu Espíritu nos fortalecemos y llenamos de gozo y esperanzas. Sí, Señor, Tú eres el Hijo de Dios. El Mesías que has venido a salvarnos enviado por el Padre. Tú eres la esperanza de nuestra liberación y triunfo sobre la esclavitud del pecado y la muerte.

Sí, nos lo has dicho claro: hay un camino, un camino de cruz, de persecuciones, de escarnio, de sufrimiento y de muerte crucificado, pero hay también una Resurrección. Y eso es lo importante, porque lo otro pasa, es efímero y lo que cuenta es la eternidad. Una eternidad donde todo dolor pasará y sólo queda el gozo, la fiesta y la alegría del amor. Sí, Señor, vale la pena sufrir lo que sea por alcanzar ese Tesoro del que nos hablabas hace días.

Exultante de alegría, Señor, te pido que me sigas alimentado con el alimento de tu Espíritu y me des la sabiduría de perseverar en el camino de cruz que, contigo, seré capaz de soportar y vencer. Amén.

sábado, 18 de junio de 2016

TÚ, SEÑOR, EN EL PRIMER LUGAR DE MI VIDA



La resignación es uno de los pecados más graves y peligroso. Y digo pecado, porque resignarse es asumir nuestra condición humana y mortal y de renuncia a ser feliz. No puedo dejar de recordar el cuento del aguilucho que, nacido en un nido de pata, no llego a descubrir la grandeza del vuelo, para el que había sido creado.

Hemos sido creados para la vida, no para la muerte, y dejarla escapar es un pecado, porque significa rechazar el inmenso e infinito regalo de Dios. ¿Cómo podemos dejar la Vida Eterna y tomar la vida temporal de este mundo por unos pocos años, con más penas que alegrías? Es absurdo, sin embargo ocurre así, porque experimentamos que esa es la realidad de lo que ocurre en el mundo en el que vivimos.

Y no hay otra explicación que nuestra propia ceguera, que nos impulsa a servir al dios dinero y placer que al Dios Amor. Por eso, Señor, conscientes de nuestros pecados, de nuestras debilidades y de nuestras apetencias, te pedimos, Señor, la sabiduría de elegir bien a quien servir. Porque no se trata de servir bien, sino de servir al mejor.

Y el mejor, Señor, eres Tú. Tú tienes Palabra de Vida Eterna; Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida; Tú eres el Verdadero Tesoro; Tú eres el único Señor a quien se puede servir, porque Tú das la Vida por aquellos que te aman y, también, por los que, rechazándote, les buscas y esperas pacientemente que te amen. Amén.

viernes, 17 de junio de 2016

DESCUBRIR LO QUE REALMENTE VALE

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




¡Claro que he sido joven!, y he corrido y he hecho mucho ejercicio. He jugado y practicado deportes como el fútbol y balón-cesto, y hasta de algo mayor he tratado de mantener el ejercicio y cuidar la salud. Creo que es algo que debemos hacer y bueno para mantenerse en forma. Pero no debe ser lo principal ni lo que acapare mi vida. Debe estar siempre sometido y en función del verdadero Tesoro.

La pregunta es: ¿Y cuál es el verdadero Tesoro? No soy yo quien te vaya a responder, sino que lo hace el Evangelio de hoy: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben (Mt 6, 19-23). 

Por el pecado estamos sometidos e inclinados a atesorar otra clase de tesoros. Tal es el caso de las riquezas y bienes. O de otro tipo como fama, prestigio, poder...etc. Pero nuestra razón nos dice que son tesoros efímeros que pronto desaparecen. Nosotros, Señor, queremos ser liberados de esa inclinación y esclavitud y atesorar obras de amor, que son las que siempren están presente y llenan plenamente de gozo y felicidad eterna.

Y eso es lo que aprovechamos para pedirte hoy junto a todos los que pasen por este rincón y, unidos en la misma súplica y petición, elevar nuestra plegaria a Ti y solicitar sabiduría, fortaleza y paz para no desgastarnos y sostenernos en perseverar en buenas obras de amor que nos sirvan para atesorar verdaderos tesoros para el Cielo. Amén.

jueves, 16 de junio de 2016

DAME, SEÑOR, LA GRACIA DEL PERDÓN



Señor, sabemos que Tú sabes lo que necesitamos, porque somos reflejos y semejanza del Padre Dios, y, Tú, nos conoces y enviado por el Padre nos alumbras el camino para llegar a Él. Pero, de alguna manera tenemos que decirte y confesarte nuestra fe. Nuestras torpes palabras son el medio que sabemos y conocemos para llegar a Ti y expresártela.

Nos has enseñado el Padre nuestro y nos dices en él que tenemos que perdonar a quienes nos ofenden, porque en esa medida será también el perdón que recibamos. Pero también experimentamos lo que nos cuesta perdonar. Muchos confesamos que no podemos hacerlo, y otros ni lo intentan ante la imposibilidad de saber que no pueden. Sin embargo, Tú nos dices que nuestro perdón, que a cada instante te lo estamos pidiendo, será igual al que nosotros seamos capaces de dar. Y nos deja sin respuesta.

¿Cómo no intentar perdonar, a pesar de nuestra soberbia y orgullo, si Tú solamente nos perdona en la medida que nosotros perdonemos? Sí, Señor, queremos perdonar a los que nos ofenden, para luego ser perdonado de nuestras ofensas por Ti. Y queremos contar con tu ayuda, porque por nosotros solos no podremos lograrlo. Danos, Señor, esa capacidad y esa Gracia para que en tu Nombre seamos capaces de perdonar para ser también perdonados.

No entendemos ni sabemos cómo podremos lograrlo, pero si sabemos y creemos que contigo y por la acción del Espíritu Santo podremos lograrlo. Porque, Tú, Señor, no nos vas a pedir algo que nosotros no podamos lograr. Y, además, no sólo nos lo pide, sino que permaneces con nosotros para ayudarnos a lograrlo. Descubrir que si yo he sido perdonado por tu Amor y Misericordia, también tengo que perdonar a aquellos que me puedan ofender. 

Nos lo explicas muy bien en la parábola del siervo cruel, (Mt 18, 23-35) en la que perdonado un siervo por su rey, al que debía 10.000 talentos, él, luego no perdonó a un amigo cien denarios. Y fue reprobada su conducta por el rey. No sería justo pedir perdón para nosotros, y no perdonar luego nosotros.

Danos, Señor, la fuerza que cada día necesitamos para tomar con paciencia y misericordia todas las ofensas e injurias que podamos recibir y estar dispuesto y en actitud misericordiosa como Tú, Padre, lo haces con cada uno de nosotros. Amén.

miércoles, 15 de junio de 2016

LAS APARIENCIAS NOS ENGAÑAN




No es cuestión de aparentar, porque las apariencias engañan y la mentira no tiene valor ni prevalece. Todo lo que se apoya en terreno falso se derrumba y no vale para nada. Por lo tanto, construir sin el verdadero Arquitecto es construir en vano.

Y todo aquel que se precie de saber y de inteligencia, debería descubrir que lo verdadero valioso, el Tesoro escondido, es construir sobre verdadera roca. La roca que sostiene la Verdad, que es Jesús, el Hijo de Dios. Porque construir tu vida sin el concurso del Señor es perder el tiempo. Se desmorona y no tiene punto de apoyo ni consistencias para sostenerse, porque sólo en Jesús encontrará fuerza para sostenerse.

En cierta ocasión un compañero me preguntó si seguía en el camino del Señor. Mi respuesta fue que es el único camino que vale la pena seguir. Es donde únicamente, poniéndole un símil económico, se puede invertir con la seguridad de no ser engañado y la garantía de la rentabilidad. Porque, emulando a Pablo, diría también como él que sé de quien me fío. El Señor es mi Pastor y en y con Él estaré siempre a salvo. Entonces, experimento, el valor y la importancia de la fe, porque no teniendo oídos, no oyen y teniendo ojos, no ven. Y doy gracias a Dios por este valioso y gran don de la fe.

Desde ahí, Señor, te pido luz y voluntad decidida para no aparentar, para ser coherente desde mi palabra y vida. No permitas que mis labios pronuncien palabras que luego no pueda o no quiera llevarlas a la vida. Porque de ser así estaría aparentando, es decir, engañándome. Dame, Señor, la virtud de la honestidad y de la sinceridad, y nunca mentir, porque Tú eres mi publico. Y aunque los hombres no me vean y pueda engañar, Tú siempre estás presente en mi vida y sabes lo que hago y pienso.

Dame la sabiduría y la inteligencia de confesar siempre mis pecados y de perseverar en la esperanza de aceptar tu Perdón y Misericordia. En ti confío, Señor. Amén.

martes, 14 de junio de 2016

YO SÓLO NO PUEDO, SEÑOR



De antemano sé, Señor, que ese objetivo del amor es muy grande para mí. Más que grande es imposible. No puedo amar más de mis intereses, mis egoísmos y mis pasiones. Incluso, me resultaría contradictorio con mi manera humana de pensar. Estoy sometido y esclavizado por el pecado, y no puedo liberarme por mí mismo. Mi humanidad es débil, pobre, esclava, dominada por mis instintos y deseos materiales y no puedo escapar a ellos. Quiero y deseo salir, porque soy tu reflejo, Señor, pero el pecado me lo impide.

Ahora entiendo por qué te has hecho Hombre como yo; ahora entiendo por qué has bajada a la tierra para caminar junto a mí; ahora entiendo por qué te necesito y cuanto me amas al hacerte hombre como yo despojándote de tu condición Divina. Y al entregarte voluntariamente a una muerte de cruz para rescatarme del pecado y liberarme. Sí, ahora entiendo por qué soy libre, y la importancia que tiene tu participación en eso. ¡Claro", quieres liberarme y me has ofrecido a tu Hijo, Padre, para salvarme.

¡Qué ceguera me impide abrir mis ojos! ¡Cuántas dificultades para ver claro y entender tu Amor y tus deseos de que yo ame como Tú! Dame, Señor, la luz de ver, como en cierta ocasión te pidió Bartimeo, y no sólo de ver, sino de actuar y amar. Me invade una esperanza, sin comprenderlo ni saber cómo, que terminaré por amar. Por amar como Tú quieres que ame. Porque yo estoy dispuesto y sé que Tú también lo quieres,  y tu Amor es tan grande que transformará el mío y podré así amar.

Amar, no sólo a mis amigos y familiares, sino también a mis enemigos. A todos aquellos que me odian, que me han hecho mal y que no les caigo bien. Y que desde este humilde rincón pido al padre que les de la luz y la sabiduría y la paz para descubrir el verdadero y único camino de salvación. Gracias Padre.

lunes, 13 de junio de 2016

ANTORCHAS DE PAZ




Si mi luz no es de paz, reflejaré guerra. Y cada vez que reciba una misiva desafiante levantaré mi llama de fuego contra el invasor o desafiante. Y eso es el reflejo que experimentamos en el mundo en que vivimos. La violencia engendra más violencia. Antiguamente, el corazón humano, que lleva en su seno la llama de la paz, puso el límite de la venganza y de respuesta al daño causado. No se podía herir más allá que lo que era proporcional a la herida recibida. De modo que si te ha quitado un ojo, tú puedes quitar otro.

Así nació el "ojo por ojo y diente por diente". De modo que se considera justo resarcirte en el daño que has recibido. Sin embargo, un corazón compasivo y misericordioso va más allá y no desea vengarse ni tampoco resarcirse, sino perdonar. Y desde siempre el hombre ha querido perdonar, pero herido por el pecado se ha visto imposibilitado para ello.

Hoy, en el Evangelio, Jesús nos dice: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

Como puedes ver, algo contrario a nuestra razón y que experimentamos que es superior a nuestras fuerzas. ¿Cómo podemos perdonar a quien nos hace daño? Sin embargo, estamos vivos y con esperanzas de vivir eternamente porque Dios nos perdona sin condiciones y con Misericordia. Porque no merecemos el perdón. Pero, Jesús, que nos conoce y, a pesar de eso, se compromete con nosotros, y nos dice que si no somos capaces de perdonar como Él, no alcanzaremos la Vida Eterna. Porque con su ayuda podemos vencer, y Él está dispuesto a ayudarnos.

Depende, pues, de nosotros. La ayuda del Señor está garantizada. Tenemos la presencia y compañía del Espíritu Santo y en Él somos mayoría aplastante e invencible. La paz es el camino y con Jesús podemos, como  Él, ser antorchas de paz.