Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 21 de julio de 2017

MIS SÁBADOS Y MIS LEYES

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA


Nuestra mirada se queda con frecuencia en la superficie, y no se adentra en la profundidad del pensamiento y del significado de las palabras. Claro que el Señor aprovechó aquel sábado para despertar a los fariseos y desenmascararles la hipocresía de sus vidas. No se pueden poner leyes que vayan contra el sentido común y el bien del hombre. Es ilógico y antinatural.

Pero, llegado a ese punto, me pregunto: ¿Y mis sábados y mis leyes? Porque, quizás yo tengo muchos sábados en mi vida que antepongo, tanto al bien del hombre como a mi relación con Dios. Tengo muchas leyes que priorizan mi camino y dejan atrás la solidaridad, la comunidad y el amor, derramado de mi relación con Dios, hacia los hermanos.

¿Cuántos sábados y leyes tengo recopilados y en el centro de mi corazón que me impiden dejar entrar al Señor y hacerlo en centro de mi vida.? Porque cuando estoy poniendo mis intereses antes que la Voluntad de Dios, estoy haciendo de mi vida un sábado, y también una ley.

Por lo tanto, Señor, no me siento yo mejor que esos fariseos, que criticaron a tus discípulos y los señalaron como incumplidores de la ley del sábado. Y te pido que me saques de esa forma de pensar, y de ese egoísmo de poner todo mis intereses antes que los de los demás y, sobre todo, de tu Voluntad. Yo, Señor, quiero hacer tu Voluntad, y eso me ayuda a verme como soy, débil y frágil. Y eso me descubre a verme como un pecador, pobre e impotente de liberarme de mi pecado por mí sólo. Necesito tu ayuda y tu Gracia para vencer esas apetencias y apegos que me someten.

Esa es mi petición de hoy, Señor. Sólo quiero que me liberes de esa apatía, desidia y egoísmo de acaparar y de guardar y tener. Dame la libertad generosa de compartir. No sólo mi palabra, que ves que lo hago, sino también mi vida y mis bienes. Enséñame a hacerlo y a saber discernir cómo  y dónde, porque no sólo hay que dar, sino saber a quien se le da. Gracias, Señor, y espero tu respuesta. Amén.

jueves, 20 de julio de 2017

DESCUBRIRLO, PARA AMARLO Y SEGUIRLO

La mayoría, por no decir todos, exigimos la fe antes que entregar nuestra confianza. El sentido común nos dice que es al revés. Primero se entrega la confianza, y luego nacerá la fe. Porque, la fe supone el dar la confianza a una persona y seguirla confiando en ella. Es, pues, lógico, dejarnos guiar por ella, para luego, conociéndola, creerle y seguirle.

Dicho esto, tendremos primero que abandonarnos en el Señor y descargar en Él todos nuestros problemas, ambiciones y afanes, para, tomando su yugo, aprender de Él que es manso y humilde de corazón. Porque, será esa mansedumbre y humildad la que nos llenará de paz y serenidad.

Y lo experimentamos en los afanes de la vida. Sin darnos cuenta nos vemos arrastrados por muchas cosas que no sabemos ni para que las queremos. Y otras, en las que buscamos vivir mejor, experimentamos que nos  desestabilizan y nos someten a disciplina que nos deshumanizan. Y, siempre, todo acaba igual. Aunque tratamos de engañarnos, experimentamos que seguimos igual y que, cuanto más buscamos descansar, más nos fatigamos y nos estrésamos.

Pidamos luz y paciencia para ver donde está la calma y la paz. Sólo en el Señor podemos encontrar sentido y paz a nuestra vida. Todo lo demás está de paso, pero Él siempre estará. Es inmutable y Eterno, y nos ha prometido que su yugo es suave y su carga ligera. Es el final que todos deseamos, descansar en paz. Y sólo en Jesús, que nos busca y nos ha prometido volver para llevarnos con Él a la Casa del Padre, encontraremos esa paz que ansiamos y buscamos.

Pidamosla confiados y esperanzado en su Palabra. Él nunca ha dejado de cumplir lo que dice. Su Resurrección lo avala y su Palabra siempre tiene cumplimiento. Amén.

miércoles, 19 de julio de 2017

SENCILLOS Y HUMILDES

No es cosa fácil. Cuesta mucho sostenerse en la humildad y sencillez. Porque eso, aparentemente, desmerece y empequeñece, y a nadie le gusta quedar por debajo. Cuesta y, por experiencia se hace difícil mantenerse en la humildad. Quizás estés buscando cosas más heroicas o de mayor notoriedad, pero ser humilde está al alcance de todos, pero son pocos los que lo logras.

Esta será una buena oportunidad para pedírselo al Señor. Señor, convierte nuestro orgulloso corazón en un corazón noble, humilde, agradecido y sencillo, para que pueda dejar entrar tu Palabra y acogerla con alegría y entusiasmo. Tengamos la confianza que el Señor nos dará la fortaleza para vencernos y soportar con paciencia el mantenernos en la humildad.

Porque, ser humilde no es parecer un bobo, ni limitarse y echarse para atrás en todo. Ser humilde es y significa vivir en la verdad y reconocerse pecador y que de los demás también puede aprender. Ser humilde es tomar conciencia que todo lo que tienes, de bueno y de inteligente, lo has recibido de Dios. Y lo que no es tan bueno, puedes, con la ayuda del Espíritu Santo, mejorarlo y hacerlo bueno.

Ser humilde es abrir tu corazón a la Palabra de Dios, y confiar en Él. Tal y como los niños confían en sus padres y se fían de su palabra y de lo que les dicen. Eso te pedimos, Señor, danos un corazón de niño, confiado y abierto a tus enseñanzas y tus mandatos. Amén.

martes, 18 de julio de 2017

PENSANDO EN TU ENCUENTRO

Es posible que nuestra tendencia natural sea agarrarnos a la vida. Sin lugar a duda, somos humanos y esa es nuestra tendencia natural. Pero, la vida humana es una vida corta, destinada a corromperse y sufrir una transformación. Y, esa transformación, es lo verdaderamente importante. Es lo que cuenta y lo que importa. Nada ni nadie le puede superar. Morir para Resucitar. Es lo que Jesús nos ha revelado y nos ha venido a comunicar. Es la Buena Noticia de salvación.

Por tanto, todo lo que puedes aspirar aquí abajo, siendo importante desde nuestro punto de vista humano, no se puede comparar con el gran Tesoro de la Vida Eterna. Eso es lo que nos promete Jesús, y, no sólo eso, sino que nos lo ha demostrado resucitando a Lázaro, su íntimo amigo. También a la hija de Jairo y al hijo de la pobre viuda de Naím. Y a otros gravemente enfermos. 

Pero, lo más asombroso, su propia Resurrección. El fundamento de nuestra fe. Gracias, Señor, por darme la sabiduría de creer en tu Palabra y fiarme de Ti. Gracias, Señor, por ilusionarme y llenarme de esperanza con el momento de mi encuentro contigo, mi propia muerte. Gracias, Señor, por darle sentido a mi vida y hacerla más valiosa y gloriosa en la medida que se consume y se acerca al encuentro directo contigo. Gracias, Señor.

Pero, quiero pedirte que me des la fuerza y voluntad de no descansar ni pararme. De seguir amando más y mejor que lo habré podido hacer, y de abrir mi corazón a tu Misericordia. Porque, la necesito, Señor. Necesito que laves mis heridas y enmiendes mis fracasos, torpezas y pecados. Perdóname, Señor, por tanta basura e inmundicias que te he ofrecido. Perdóname, Señor, y inundame de humildad y de saberme pobre, pecador e indigno de recibir tu Misericordia y tu perdón. Pero, ¿a dónde y a quién voy a ir, Señor, si no es a Ti, que eres Infinitamente Misericordioso y perdonas todos mis pecados?

Tú, Señor, eres mi única esperanza y quien sostienes mi vida y le das sentido. Aléjame de la actitud de Corozaín y Betsaida, y abrir mi corazón a la escucha de tu Palabra y a la acción de dar frutos. En Ti, Señor, confío. Amén.

lunes, 17 de julio de 2017

DAME, SEÑOR, SABIDURÍA PARA ENTENDER


Cuesta entender. Y cuesta, porque nuestra razón razona, valga la redundancia, de manera y forma humana. No podemos entender que nos vayamos a enfrentar con nuestros padres, ni hermanos e hijos. ¿Cómo puede suceder eso? Incluso, pensamos que estamos dispuesto a tolerarles muchas cosas que nosotros no vemos de la misma forma. Son nuestros padres, hermanos, hijos...etc.

Sin embargo, experimentamos una contradicción. ¿No descubrimos que en la media que Dios ocupa el centro, meta y fin de nuestra vida, que la primera obligación, después de centrarnos en el Señor, es honrar a padre y madre? ¿No deducimos que, en la medida que amemos más al Señor, le corresponderemos más a ese amor si amamos más a nuestros padre. Y también a nuestros hijos, hermanos y familia en general. Y, la cima y máxima expresión de nuestro amor al Señor se fundamenta en el amor, no sólo a los nuestros, sino a nuestros enemigos.

Y si quieres responder y poner a Jesús en el centro de tu vida, tendrás que, simultáneamente, esforzarte en amar a todos los hombres. Sean del color y creencia que sea, e, incluso, tus enemigos. Porque, así te ama Dios y así quiere que tú también le ames. Y, como nos experimentamos pequeños, limitados, imperfecto, pobres y pecadores para poder amar con esa capacidad, te suplicamos, Señor, que nos des tu Gracia y nos fortalezcas en sabiduría y voluntad para poder amar de esa forma en la que Tú nos amas.

Esa es nuestra petición de hoy. No pedimos tesoros ni bienestar. Aceptamos la cruz que nos toca llevar. Cada cual sabe la que tiene, y no envidies la del otro por parecerte más suave, porque es la tuya la que Dios quiere que lleves y soportes.Eso sí, te pedimos fuerza, paciencia, luz y perseverancia para, aun no entendiéndola, soportarla y cargarla sobre mis débiles hombros. 

Y esperar confiado que tu Palabra se cumpla como siempre ha sucedido. Porque, Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y has vencido a la muerte. Amén.

domingo, 16 de julio de 2017

REGANDO TU VIDA

Cuando cae agua nace la posibilidad de que la tierra dé frutos. Sin agua esa posibilidad es nula, pero con agua crece muchos enteros. No es seguro del todo, porque hay lugares que, a pesar de la lluvia, la tierra no germina ni da frutos. Hay una condición, que sea tierra buena.

Porque, teniendo agua en abundancia, tu tierra puede ser estéril y no dar frutos. Porque, puedes oír la Palabra, pero no entenderla ni esforzarte en hacerlo, y, pronto, el Maligno, te alejará y dejará estéril ante la Palabra. Son los pajarillos que se comen tus semillas. Puedes tener oportunidad de escuchar la Palabra, pero llenar tu corazón de cosas mundanas y no hacer lugar para las cosas de Dios. Y puedes conocer la Palabra y hasta estar dispuesto a vivirla y entusiasmarte con ella, pero la seducción del mundo y las riquezas terminaran por alejarte y desistir.

Son muchas las tentaciones y los peligros que pueden alejarnos de la Palabra y del camino que conduce al Señor. Y, sobre todo, a dar frutos que testimonien nuestro amor y nuestra fe. Por eso, Señor, te pedimos que nos riegues nuestras vidas con tu Gracia y nos mantengas siempre en el camino. Te pedimos, Señor, que abras nuestros corazones y dejemos que tu Palabra los fecunde y los haga fructificar y dar frutos. Te pedimos, Señor, que conviertas nuestro corazón en tierra buena, fértilmente abonada, para que sea frondosa y fértil a dar hermosos y buenos frutos.

Riega, Señor, nuestras vidas y conviértela en jardines que den hermosas flores, llenas de colorido que irradien paz y serenidad. En fructíferos árboles que desprendan hermosos frutos que alimenten el amor y la fraternidad entre los hombres y favorezcan la justicia y la paz. Y en tierra que persevere, que se mantenga abonada y abierta a la lluvia de la Gracia que, con y por los Sacramentos de tu santa Iglesia, nos sostengan siempre fuertes y decididos a seguir sembrando la tierra de nuestra vida con buenos frutos. Amén.

sábado, 15 de julio de 2017

ORACIÓN Y RUTINA

Cada día parece igual al otro. Sale el sol por el mismo lugar, y se vuelve a marchar por el de siempre. Y, aparentemente, ocurren las mismas cosas del día anterior. Es verdad que, de vez en cuando, hay algún suceso o noticia diferente que parece cambiar la rutina, pero la sustancia de cada día es muy parecida. Por lo menos, a título personal de cada uno.

Sin embargo, todo es diferente, porque Dios está en todo, y, por supuesto, contigo. Y Dios no se repite, pues dejaría de ser Dios. Dios es siempre Dios y su eternidad es infinitamente plena de gozo y felicidad. Y eso no puede aburrir ni hacerse rutinario. 

Sucede que tú y yo no lo vemos, ni lo comprendemos, ni apreciamos esas diferencias de cada día. Para empezar Dios no tiene espacio ni tiempo. Es eterno, y eso cambia toda nuestra forma de ver las cosas y de entenderlas. Cada día, si lo miramos desde la mirada de Dios, toda cambia y es diferente. Y en esa mirada descubrimos nuestra pequeñez y pobreza, y la necesidad de luchar para sostenernos en el Señor y desprender amor y misericordia.

Esa es nuestra petición de hoy. Sácanos Señor, de la rutina de quedarnos atrapados con y en las cosas de este mundo inmóvil. En movimiento, pero parado y caduco en el tiempo. Ábrenos los ojos y llénanos de abundante misericordia ante los acontecimientos de cada día para verlos con tus Ojos y tu Mirada. Eso, simplemente, le dará un matiz y un color amoroso y diferente, cargado de luz y de alegría, a cada día de nuestra existencia.

Eso queremos pedirte hoy Señor, que nos hagas ver las diferencias de cada día que se esconden en nuestros corazones y tratar de vivirlas. No desde la indiferencia, sino desde el amor y la misericordia. Llénanos de tu Espíritu y danos motivos ilusionantes para, aceptando tu camino de espinas, soportarlo con entrega, voluntariedad, alegría y gozo. Amén.