Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 2 de octubre de 2017

SERVIR O SER SERVIDO

El afán de ser el primero es con la finalidad de ser servido. Claro, quieres ser el mejor, el más fuerte, el primero en los honores y el centro de todos. Quieres que todos te aprecien, te consideren y te sirvan. Porque, de no ser así, por qué querer ser el primero. Una vez más descubrimos que los criterios de Dios no son los nuestros. Estamos en las antípodas con respecto al pensamiento de Dios.

Jesús, el Hijo de Dios, no vino a ser servido, sino a servir. Inició su camino muy humildemente y no destacó por su poder, ni riqueza, ni honores ni reconocimientos. Todo lo contrario, destacó por servicio y amor. Vino a eso, a liberar a los hombres de sus esclavitudes, de esos hilos que los atan y de los que dependen peligrosamente y les someten a los intereses del mal.

Por eso, Jesús, nos habla de ser humildes, es decir, pequeños y considerarse menos que los demás. Porque, todo lo que tenemos, que nos descubre nuestra superioridad sobre los demás, nos ha sido regalado. Por lo tanto, no tenemos por qué creernos superiores, sino todo lo contrario, servidores. Porque, si nos ha sido dado, ha sido para servirles. Esa debe ser nuestra misión. Cuanto más has recibido, más y mejor debe ser tu servicio.

La humildad es la virtud más grande, porque por ella empieza nuestra salvación, ya que sin la humildad no podremos abajarnos y situarnos en el último lugar. Está claro, Señor, esa es nuestra petición de hoy, dos de octubre. Danos la capacidad y la sabiduría de ser humildes. Humildes para poder servir y ser capaces de ponernos en los últimos lugares y hacernos pequeños. Porque, sólo el pequeño está en disponibilidad de ser obediente y servir.

María, tu Madre, Señor, es un ejemplo de obediencia y fidelidad, pero antes se hizo tu esclava, siendo humilde y aceptando tu Voluntad.  Unidos a ella le pedimos su intersección para que nuestro corazón sea cada día más humilde. Amén.

domingo, 1 de octubre de 2017

TAMBIÉN YO TE HE ENGAÑADO MUCHAS VECES, SEÑOR

Me indentifíco con uno de esos hijos, Señor. Muchas veces te he engañado y no he obedecido tus mandatos. Quizás haya sentido pereza en algunos casos;  en otros no me he sentido con ganas ni deseos de realizarlos, y algunos los he hecho con más desganas que ganas. He de decir también que muchos los he hecho con buena intención y con gran deseo de hacerlos.

Sin embargo, tanto unos como otros, los hago porque sé que Tú no mandas nada malo, y que el hacerlo será siempre bueno para mi salvación. Claro que me cuesta, pero, ¿qué no cuesta en esta vida? ¿Acaso los estudios, el trabajo, la formación, no cuesta? Sabemos que detrás del bienestar y de lo bueno se esconde el trabajo, el esfuerzo y sacrificio. Será bueno reconocer que todo lo que Tú nos mandas, Señor, son cosas buenas para nosotros. Porque, Tú nos quieres y estás interesado más que nadie en salvarnos.

Por eso, Señor, te pedimos que infundas en nuestros corazones una fuerza de voluntad que nos ayude a vencernos y a cumplir con tus mandatos. Incluso cuando no lo veamos, no lo entendamos o nos cueste vencer nuestra pereza y nuestros apegos. Danos esa sabiduría de saber elegir lo bueno de lo malo, y de que, aunque nos seduzca otras cosas de este mundo, sepamos obedecerte y responder a tu Palabra y Mandato.

También te pido, Señor, que si te respondo precipitadamente de forma negativa, me des la paciencia y la sabiduría de darme cuenta y de experimentar ese dolor de arrepentimiento para reconocer mi equivocación. Y la fuerza de poder levantarme y vencer toda mi pereza, soberbia y vanidad, para, apoyado en tu Gracia obedecer y volver a tus mandatos.

Confiado, Señor, en esa petición y lleno de esperanza en tu Palabra, me abandono en tus brazos, Señor, y trata de perseverar y permanecer siempre a tu lado. Aun en los momentos más débiles y difíciles de mi vida, porque sólo siendo fiel a tu Palabra la vida tiene verdadero sentido.

sábado, 30 de septiembre de 2017

¡CÓMO CONECERTE, SEÑOR!

Sé, Señor, que todo depende de Ti. Por mucho que me afane en conocerte, nunca llegaré a saber nada de Ti. Tú eres inconmensurable, infinito e inaccesible. ¡Cómo conocerte Señor! Necesito tu Gracia para que la Luz ilumine mi pobre corazón. Todo está en tus Manos, Señor, y de Ti depende que en mi pobre y limitado corazón entre algo de luz que pueda iluminarme el camino hacia Ti.

Tú, Señor, me has dejado la oración. El vehículo que me pone en relación contigo y me abre las puertas para, estando atento y receptivo, recibir tu Gracia. Con ella puedo ver las cosas de otra forma y  entenderla mejor. Tú, Señor, puedes abrir mi mente y darle toda la luz que necesita para entender tu Palabra. Y, no sólo entenderla, sino vivirla. Vivirla imitándote y cumpliéndola.

Gracias, Señor, por quedarte con nosotros para irnos enseñando y revelando tu Palabra. Tú nos prometiste al Paráclito, para que terminara de revelarnos todo aquello que no hemos entendido y lo que, en el camino, nos falta por conocer y entender. Él nos asiste y nos auxilia. Y, también, nos fortalece para poder encarnar la Palabra escuchada en el camino de mi vida.

Gracias, Señor, porque ese Amor Tuyo cambia toda mi vida y la llena de luz y entendimiento para comprenderte. Ahora sé y comprendo que Tú entregaste voluntariamente tu Vida al Padre para ofrecerte, con tu Muerte de Cruz, la salvación a todos los hombres. Gracias Padre, porque llenas mi vida de esperanza y de alegría. 

Te pido, Señor, que me des la sabiduría de abrir todo mi corazón a tus Enseñanzas y Palabras, para con paciencia y perseverancia soportemos las incomprensiones, las adversidades y las tentaciones, y tengamos siempre presente que, Tú, Señor, estás siempre con nosotros. Amén.

viernes, 29 de septiembre de 2017

ESTAR RECEPTIVO


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Hay algo que, sin darnos cuenta, es muy importante. Y es la capacidad de estar receptivos, porque, sólo estando en esa actitud podemos ser capaces de recibir la llamada o llamadas que nos acontence en este mundo en el que vivimos. Sucedió así con Natanael, pero, nos preguntamos, ¿por qué sucedió? 

Posiblemente, porque estaba receptivo y abierto a la verdad y al amor. Y cuando estamos en esa actitud somos capaces de descubrir la llamada que nos viene de Dios. Si, por el contrario, permanecemos cerrados, cargado de suficiencia y soberbia, rechazaremos todo lo que no nos guste o no esté de acuerdo con nuestra forma de pensar. Sólo admitimos nuestra verdad y esa es la que aceptamos y nos gustaría imponer. Descubrimos nuestro egoísmo y nuestra forma única de pensamiento. Pobre y dictatorial.

Y nos cerramos a la verdad, que está delante de nosotros. Así, Natanael, creyendo incluso que de Nazaret no podía salir nada bueno, se abrió a la Palabra de Jesús. También nosotros somos invitados a acercarnos al Señor y descubierto por su Palabra. Sólo tendremos que abrirnos a su Gracia para descubrirle y darnos cuenta que Él es el verdadero Señor de la Vida y la muerte.

Pidamos esa Gracia, la de estar receptivo a su Palabra y a sus insinuaciones. Nos está llamando de muchas maneras y en cualquier momento. Cuando menos lo esperamos, porque Él es el primero que nos buscca y nos invita a la salvación. Descubramos nuestras equivocaciones apoyadas en una suficiencia limitada, caduca y sin sentido, y edificada sobre arena, que a la menor tempestad queda destruida.

Y construyamos nuestra vida sobre Roca firme, el Señor, que nos da esperanza y fortaleza para superar las adversidades y vivir en la esperanza de una Vida nueva, gozosa y Eterna junto al Padre del Cielo. Amén.

jueves, 28 de septiembre de 2017

CURIOSIDAD INTERESADA

Yo quiero buscarte Señor porque quiero conocerte. Mi curiosidad no se queda en la superficie, sino que tu Palabra me seduce y ardo en deseos de conocerte y cumplir tu Palabra. Vivirla con toda la fuerza de la que sea capaz mi corazón. Sin embargo, Señor, no me es nada fácil. Diría imposible. Necesito tu cercanía y tu Gracia.

Quiero, pero tropiezo con mis apetencias, con mis sensualidad, con mi naturaleza humana herida, y me derrumbo. Cada día experimento una lucha, un combate cuerpo a cuerpo. Mis sentidos tratan de seducirme con las cosas del mundo, y nada de lo que me rodea me favorece. Mi corazón quiere, pero mis sentidos y mi cuerpo se niegan. En este dilema, Señor, te suplico que me des la sabiduría y la fortaleza para derribar el muro que me impide saltar y superar todas las barreras que me impiden cumplir tu Palabra.

Yo sé, Señor, que cuento con tu ayuda y con tu Gracia. Me has creado por amor y te has comprometido para salvarme. Tu Amor es un Amor comprometido e independiente de lo que yo elija y haga, Tú estarás siempre pendiente de salvarme. No dejes, Señor, que el mundo me seduzca y me aparte de Ti, porque sería muy infeliz. Yo lo intuyo y lo sé. Y experimento mi debilidad y mi pecado.

Dame, Señor, la voluntad para tener paciencia y no desesperar; dame, Señor, la confianza de no precipitarme ni, tampoco, impacientarme. Haz, Señor, que pierda el miedo al dolor, al sacrificio y a la renuncia de todo aquello que me aparta de Ti, incluso lo que me tiene atado y apegado. Porque yo, Señor, quiero conocerte y ser de los tuyos. Porque yo, Señor, no te busco por simple curiosidad, sino porque tu Palabra me da vida y creo en tu salvación.

Sí, Señor, Tú me sostienes y me impulsas al camino de cada día. Hay momentos que el camino de mi vida se me hace duro, difícil, monótono, rutinario, aburrido, pero son esos momentos los que me ayudan a encontrarte y a experimentar la curiosidad de buscarte, de descargar en Ti toda esa carga que me derriba. Por eso, Señor, te pido paciencia, mucha paciencia. Y sentado a tus pies, Señor, espero confiando en tu presencia y en tu Palabra. Amén.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

YO TAMBIÉN QUIERSO SER ENVIADO, SEÑOR

No quiero quedarme al margen. Quiero seguirte, y seguirte es alistarme en tu lista, valga la redundancia, para ser también enviado. El problema, Señor, es que no sé qué o cómo hacerlo. Quizás no tenga palabras para expresarme; o quizás no tenga tampoco conocimientos o sabiduría para proclamarte. O, experimente miedo a exponerme delante de otros o confesar mi fe. O muchas más cosas que no descubro, pero que me retienen y me frenan.

Pero, ¡yo quiero, Señor! En muchos otros casos puede ser mi soberbia, mi genio pronto o mi ímpetu incontrolado que me desespera y estropea todo. Son tantas dificultades que termino por borrarme yo mismo de la lista, y me quedo pasivo u olvidado. Cuando leo este Evangelio me quedo algo desilusionado y triste, porque yo quiero contribuir a proclamar tu Evangelio.

Dame, Señor, la sabiduría, no la de este mundo, sino la Tuya, mi Señor. Esa sabiduría de comprender que desde mi lugar, donde Tú me has puesto, puedo proclamar tu Evangelio. Incluso, sin decir palabras, sino con mi paciencia, con mi actitud de disponibilidad con y para aquel que, quizás, me necesite. Con mi entrega a servir, en la medida de mis posibilidades al necesitado. Con mi obediencia y responsabilidad en mis tareas de cada día y tu buen ejemplo de solidaridad apoyada en la verdad y la justicia.

¿Te parece poco? Tu luz alumbrará esa parcela de mundo donde te ha tocado vivir y por donde la vida te lleve. Serás luz con piernas, que se mueve y alumbra el camino por donde desparrama tus servicios, tus atenciones, tus disponibilidades, tus paciencias y esfuerzos en imitar al Señor. Y eso lo harás injertado en el Espíritu Santo. Nunca solo, sino asistido por la fuerza y la acción del Espíritu de Dios.

Por lo tanto, manos a la obra y, unidos todos, pidamos al Señor que nos ilumine, nos llene de sabiduría y de fortaleza para ser luz y testimonio en el camino de nuestras vidas. Amén. 

martes, 26 de septiembre de 2017

YO TAMBIÉN QUIERO SER TU HERMANO, SEÑOR

Yo también quiero emparentarme contigo, Señor. Quiero ser tu hermano y tu amigo, y estoy dispuesto, como tu Madre María, también, por tu Voluntad, ofrecida como Madre mía, a escuchar tu Palabra y poner todo lo de mi parte para cumplirla.

En primer lugar, te pido esa sabiduría de discernir el buen camino para llegar a vivir en tu Palabra. Una sabiduría venida de arriba. No la de este mundo, que pone su acento en los placeres, comodidades, éxito y vivir en el deleite del gozo sensual. 

Una sabiduría que me ilumine y que me empuje a acercarme a Ti para escuchar tu Palabra. Y no quedarme en la simple escucha, sino entendiéndola hacer el esfuerzo de vivirla. Porque, solos aquellos que la escuchan y la cumplen serán llamados hermanos tuyos. Es esa sabiduría y voluntad la que quiero hoy pedirte a través de esta página del "Rincón de Oración".

Quiero pedirte mucha fuerza para poner todo lo de mi parte en cumplir tus mandatos. Sobre todo, aquellos que son adversos y presentan bastante dificultad para mí. Es ahí, Señor, donde está el obstáculo y cuando se pone difícil hacer tu Voluntad. Dame, Señor, la fortaleza para vencer el tedio, la pereza y la debilidad humana que me arrastra y adormece todo mi cuerpo y mi mente. 

Es ahí cuando soy vulnerable y cuando mi debilidad se pone de manifiesto, y cuando tu Voluntad me pesa y se me hace una carga muy dura para llevarla. Entonces, recuerdo tus Palabras, y me apoyo en Ti, y experimento que mi carga empieza a hacerse suave y ligera, y puedo con ella. Gracias, Señor, por tu presencia y por tu ayuda. No podría dar un paso si Tú no estuvieses conmigo.

Por eso, Señor, te pido que me des la capacidad y la fortaleza de poder llevar a cabo en mi vida el cumplimiento de tu Palabra, desde el amor a los hermanos. Porque, sé que así seré también hermano tuyo. Amén.