Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 26 de octubre de 2017

PRENDE MI CORAZÓN, SEÑOR

A veces me quedo algo frío y apenas doy calor. El agua del mundo amenaza con apagar mi fuego y dejarme helado y parado. Experimento la mediocridad cuando mi corazón palpita de frío y se instala en el confort y la llamada buena vida. Un concepto equivocado, porque cuando te instala en ella, tu vida se empobrece y pierde sentido y valor. El camino de los fríos es camino de desesperanza, de inmovilismos y de tristeza. Porque, el amor exige acción, movimiento y mucho fuego, porque amar es dar calor, acogida, alegría, ánimo, optimismo y gozo. Porque el Amor nos lleva a la verdad, a la justicia y a la paz.

El Amor es la Buena Noticia de Salvación, y nos salva para la eternidad. Por eso, amar es calentar la vida, darle gozo y locura por hacer las cosas bien y para el bien de todos. Amar es prender fuego a tu corazón para clamar con esperanza que Dios nos quiere salvar, y que lo ha hecho gratuitamente por Amor. No porque lo merezcamos ni porque hayamos hecho algún mérito.

Todo lo contrario, nos Ama porque ha hecho una Alianza con cada uno de nosotros, y ha derramado su Sangre para el perdón de tus pecados y los míos. Es el cumplimiento a la promesa hechos a su pueblo, a los padres del pueblo elegido, entre los que tú también estás por el Amor del Señor que ha muerto para salvación de muchos. Levanta tu ánimo y ponte en camino. Dios nos Ama por el compromiso de esa promesa, y así quiere que tú y yo también amemos, por compromiso y respuesta al compromiso de su Amor.

Por eso decimos que el amor es un compromiso. Danos, Señor, esa sabiduría de entenderte y de dejar que mi corazón prenda con el fuego de tu Amor. Danos, Señor, la sabiduría de dejarnos rociar con tu fuego y prender todo nuestro cuerpo hasta el punto de expandir amor por todas partes. Porque, nosotros nunca podremos amar si Tú, Señor, no nos infectas de tu Amor. 

Aquí estamos, Señor, dispuestos a que Tú nos des la vuelta y transformes nuestros corazones en corazones prendidos de fuego y de amor. En ti confiamos, Señor, fieles a tu promesa y a tu caridad. Amén.

miércoles, 25 de octubre de 2017

¿QUÉ SEGURIDAD BUSCAS?

Hay una pregunta que se lleva grabada en el corazón. Tú, también yo, buscamos seguridad, ¿no? Claro que sí, porque en esa seguridad está contenida también tu felicidad. Una felicidad tiene que ser segura, porque si no es así no es tal felicidad. Es de sentido común que todos al buscar ser felices, buscamos la seguridad y la paz. Luego la pregunta emerge por sí sólo.

¿Qué seguridad buscas en este mundo? Porque no hay ningún seguro que te dé la garantía de evitar la muerte. Ese viaje ya está apuntado con carácter obligatorio en tu corazón. Hay que hacerlo te guste o no. Y, preguntarse qué hay detrás de ese viaje, o qué va a pasar es la mejor pregunta, y también la mejor búsqueda a su respuesta. Porque, si eso es así, que lo es, hay que prepararse para dar respuestas que nos den seguridad y, por lo tanto felicidad.

Se hace pues de primera necesidad buscar esa seguridad, y el Evangelio de hoy, muy acertadamente, nos la descubre. Se trata de ser un administrador fiel y prudente que cumpla con lo mandado por el Señor. Se trata de vivir en la actitud expectante del amor y la misericordia, para, encontrado con el Padre Misericordioso ser recibido con las puertas abiertas y bendecido amorosamente. Es en esa actitud con la que debemos ser sorprendidos para ser bien acogidos.

Por eso, consciente de nuestras debilidades, de nuestros fracasos, de nuestras pequeñeces, de nuestras distracciones y pecados, Señor, te pedimos que nos des la sabiduría de, en y con la asistencia del Espíritu Santo, sostenernos en fidelidad y servicio, según tu Amor y Misericordia para nosotros, también nosotros para con los demás. Para que, cuando Tú, Señor, decidas venir no ser sorprendidos contraviniendo tus mandatos y aferrados a nuestros vicios, pasiones y egoísmos.

Danos, Señor, la capacidad de poder vencernos y darnos en servicio y amor a los demás, y en rendir según todas las cualidades y talentos que hemos recibidos, de las que Tú nos pedirás cuenta. Iluminanos, Señor, para que no guardemos nada egoístamente para nosotros y podamos responder de todo lo que nos ha sido dado. Amén.

martes, 24 de octubre de 2017

VIGILANTES Y ESPERANZADOS EN TU MISERICORDIA

Me sé pecador y me arrepiento de mis pecados. Pero, me descubro también mísero, pequeño e indigno de merecer tu Misericordia y tu Amor, Señor. Como esperar sabiendo que no soy digno de entrar en tu Casa. Mi angustia y desesperanza serían inaguantables sin tu Misericordia. Sólo la esperanza de que una Palabra tuya, Señor, bastará para sanarme, me levanta, me consuela y me da esperanza.

Y gracias a eso camino y trato de superarme, y, aunque no lo consiga, sé que Tú quieres perdonarme y sólo me pides mis pecados y arrepentimiento. Y yo, Señor, quiero dártelos, y en eso me afano y me esfuerzo. Vigilo cada día mis fallos, mis fracasos, mis perezas, mis fatigas y mis desvelos por estar lo mejor presentado ante Ti, pero reconozco mis miserias y pecados. Sólo me mantiene la esperanza de tu Amor y Misericordia.

Y con esa actitud encuentro fuerzas para caminar. Lo que no me explico como muchos otros no se dan cuenta de esto. ¿Es posible, Señor, que estén tan cogidos por el diablo? ¿Es posible, Señor, que estén tan ciegos y engañados por el diablo? ¿Qué esperan de este mundo? Porque, no es difícil saber, a penas tengas uso de razón, que detrás de este mundo no nos espera sino la muerte. Una muerte que si no está apoyada en la esperanza de la fe en Ti, Señor, nos llevara al llanto y crujir de dientes eternamente.

Nadie nos ha hablado de la resurrección y gozo eterno sino Tú, Señor. Porque, sólo Tú nos conoces y sabes lo que buscamos y queremos. Sólo Tú sabes que en lo más profundo de nuestro corazón anida un deseo de felicidad eterna, y nos lo quieres dar. Sólo Tu sabes lo que quiere y busca el hombre. Por eso, queriéndonos dárnoslo nos advierte de que estemos vigilantes y preparado, porque la vida en este mundo no consiste sino en eso, darnos en amor para luego vivir en el gozo eterno del amor.

Esa es la prueba y el camino, y eso nos exige la vigilancia constante para, preparados, abrirte, Señor, la puerta de nuestro corazón e ir contigo, por tu Amor y Misericordia, a la Mansión que nos tiene preparada. Gracias Señor.

lunes, 23 de octubre de 2017

CAMINAMOS EN LA CONFUSIÓN

Sucede que caminamos confundidos, y lo hacemos cuando ponemos toda nuestra felicidad en las riquezas y los bienes. La experiencia nos dice que en ellas no se encuentra esa felicidad que buscamos. Es verdad que, aparentemente, parece que sí, pero luego no es así. Conocemos muchas riquezas cuyos dueños terminan mal, tristes y enfrentados. Porque la ambición rompe el saco.

Y si la felicidad no está en las riquezas, ¿dónde está? También lo hemos experimentado, pero quizás nos dejamos deslumbrar por los espejismo de la riqueza y del poder y no nos lo deja ver. ¿No tienes tú experiencia de sentirte en paz y en gozo? Y cuando lo has experimentado, ¿por qué te ha ocurrido? ¿Acaso no te has dado cuenta que ha ocurrido cuando has obrado rectamente y desinteresadamente? Es decir, ¿cuando has amado?

Ahí está el secreto. Cuando eres un hombre bueno y te comportas con honradez y justicia, experimentas esa bondad que te hace sentirte bien y en paz. Es en Dios donde encontramos esa bondad y esa paz que nos hace experimentarnos felices. Y eso es así porque Dios es Bueno y es Paz. Recordemos que Jesús, el Señor, en sus repetidas apariciones siempre saludaba con la paz.

Por lo tanto, no te esfuerces en acumular bienes y tesoros en este mundo, ¿nos suena eso, verdad? -Mt 6,19-20- y trata de vivir en la bondad y la paz. Y eso pasa por ser generosos y misericordiosos, y repartir tus bienes materiales y espirituales en beneficios de los demás. Porque, en la medida que des, también recibirás, y en esa medida serás recompensado.

Y no en la eternidad, sino ya, porque ya es eternidad. La muerte es sólo un viaje placentero hacia la Casa del Padre, donde nos espera esa maravillosa Mansión que el Señor, nos lo ha dicho -Jn 14, 2-, nos está preparando. Tengamos plena confianza en su Palabra. Amén.

domingo, 22 de octubre de 2017

LA MONEDA DEL AMOR

Hay una moneda internacional que es válida en todo los lugares de este mundo, y también del otro. Es una moneda que no necesita identificarse ni revalorizarse, porque siempre está revalorizada y aceptada en todas parte y a todas horas. Es archiconocida, aunque no mucho utilizada.

Se trata de la moneda del amor. Es gratuita y se da desinteresadamente sin medida de tiempo ni de intereses. Es la moneda que nos da Dios y con la que, de alguna manera, le pagamos a Él. No tiene nada que ver con la del Cesar, pues esa moneda exige tributos y cumplimientos, y se cambia por otra clase de compensaciones. No es gratis y no está al alcance de todos, pues muchos no pueden acceder a ella incluso con grandes trabajos. Es una moneda que hace esclavos y quita libertades.

Danos, Señor, la verdadera moneda por la que vale la pena luchar y esclavizarse. No monedas que se corrompen y caducan. Esas monedas no merecen esfuerzos por conseguirla, pues de nada valen. Tienen sus días contados y su valor decrece y acaba. Queremos monedas que valgan para ganarse la otra vida, la verdadera y eterna. Esa es la moneda con la que queremos pagar y negociar nuestra salvación.

Damos al Cesar las monedas que son de él. No las queremos, porque son monedas llamadas a la caducidad. Queremos dar a Dios la moneda que está por encima de todas las monedas, el amor. Es esa moneda, Señor, la que queremos ganar para ofrecértela gratuita como Tú nos la has dado. Y la ganamos cuando somos capaces de cumplir con nuestras responsabilidades, siendo legales y justos, pero priorizando siempre que Tú, Señor, eres lo primero y a Ti pertenecen todas las monedas.

Porque, Tú, Señor, eres Señor de la Vida y la muerte y todo lo que hay en este mundo y en el otro, todo lo visible e invisible te pertenece. Danos la sabiduría y la capacidad de comprender estas cosas para saber y discernir lo que es del Cesar y lo que es Tuyo, sabiendo y teniendo siempre claro que Tú estás por encima de todos. Amén.

sábado, 21 de octubre de 2017

FORTALECIDO POR TU PALABRA

Qué sería de mí si no tuviese conciencia de tu presencia amorosa y de tu poder infinito. ¿Cómo me atrevería a retar a los poderes del mal que proliferan en este mundo por el que camino hacia Ti? Tú, Señor, eres mi fortaleza, y, como Pablo creo y digo: "Todo lo puedo en Aquel que me da fuerza" - Filipenses 4, 13, y - y que me defiende y da la cara por mí, pues me ha salvado entregando su Vida.

Sin Ti, Señor, no me atrevería a dar un paso y los poderes de este mundo me engullerían. Pero, contigo y en Ti encuentro la fortaleza y la tenacidad para seguir hacia delante y, también, dar la cara por Ti como lo han hecho otros muchos de mis hermanos en la fe. Eso te pido, Señor, que me llenes de tu Fortaleza y Sabiduría para sostenerme firme en las tribulaciones y sacrificios, y sabios en las palabras que salgan de mi boca en tu defensa y proclamación.

Apoyado, descansado y fortalecido en y por tu Palabra, camino esperanzado y con alegría. Y, en la comunidad, con el apoyo de los hermanos y, sobre todo, la Fuerza y Fortaleza del Espíritu Santo, recibido en el día de nuestro Bautismo, nos pertrechamos de la energía necesaria para rechazar el mal y abogar por llevarte dentro de nuestro corazón y defenderte hasta el punto de dar nuestra vida.

Sabemos de nuestros temores, de nuestros miedos, de nuestras debilidades, pero confiamos, Señor, en tu Palabra y esperamos, puestos y abandonados en tus Manos, llenarnos de tu Fortaleza y asistidos por el Espíritu Santo salir victorioso en cada momento de lucha en nuestro camino hacia Ti. 

También, en esos momentos de lucha, nos agarramos a tu Madre, la Virgen, que nos alumbra con su vida y su obediencia firme y confiada a seguir hasta el último momento de nuestras vidas abrazando la Cruz que ella abrazó a tus pies, Señor. Danos la fortaleza de no desfallecer y llena nuestra vida de esperanza y de fe. Amén.

viernes, 20 de octubre de 2017

AJUSTA MI VIDA Y MIS PALABRAS, SEÑOR

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No es fácil ser coherente y ajustar tu vida y tu palabra. A veces nos vemos imposibilitados de vivir según como pensamos y, quizás sin querer, damos mal ejemplo. Posiblemente no sepamos qué decir o cómo decirlo y callamos incumpliendo nuestra palabra. Resulta difícil llevar bien enlazadas la palabra y la vida.

Pero, lo verdaderamente importante es no desajustar la verdad entre ellas. Es decir, que lo que digas sea bien intencionado y con la actitud y el esfuerzo de ir bien ajustada la una a la otra. Vida y palabra deben estar muy identificadas y exigirse la una a la otra para marcar el ritmo y mismo paso. Porque, desajustadas darán mal imagen y desajustaran la vida de otros.

Podemos ser responsable de muchas desviaciones de otras vidas si vivimos de forma ligera y sin el compromiso y el esfuerzo de ajustar nuestras vidas a nuestras palabras. La hipocresía, que se produce cuando la palabra toma otro camino diferente a los actos de nuestra vida, es venenosa y hace mucho daño. Las apariencias nos engañan y nos presionan. Queremos quedar bien y, ante nuestras limitaciones y pecados, aparentamos. Es decir, mentimos.

Debemos cuidarnos de esa clase de levadura. Es de muy mala calidad y todo lo que contagia y fermenta lo estropea. Procuremos, a pesar de las dificultades, ser sinceros y mostrarnos como somos. Porque, todo se sabrá, y tus pecados y los míos también. Luego, de nada me sirve presentarme aquí como un gran creyente y luego ser un crápula y humilde pecador. Y eso es lo que soy, al menos yo. Un pobre y miserable pecador que, sólo por la Gracia de Dios, trata ahora de encauzar su vida y morir al hombre viejo que tantas cosas mal y malas ha hecho.

No temamos a los de aquí abajo, que sólo pueden matar nuestro cuerpo, que al final resucitará en el Señor. Temamos en vivir en la hipocresía y ser, por el Juez Divino, el único que puede cerrarnos las puertas de la eternidad plena y gozosa, condenándonos a la muerte eterna. Danos, Señor, ese santo temor que nos dé fuerza para vivir en la verdad y el amor. Amén.