Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 5 de julio de 2019

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN MISERICORDIOSO

Resultado de imagen de Mt 9,9-13
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Mi meta no puede ser otra que la de alcanza un corazón misericordioso como el de Jesús. Un corazón capaz de sobre llevar los acontecimientos de mi vida de forma misericordiosa, pues, de no ser así estaré cayendo en el error de aquellos fariseos - sacrificios y cumplimientos - para lo que Jesús no ha venido. Todo lo contrario:  misericordia quiero y no sacrificios - Mt 12, 1-8 - es lo que nos pide el Señor.

El Señor quiere transformar nuestros corazones y llenarnos de su Misericordia, porque, es realmente por su Misericordia, valga la redundancia, por la que somos salvados.Y no por nuestros sacrificios y cumplimientos. Por lo tanto, será realmente nuestra actitud misericordiosa, por la Gracia de Dios, la que nos salve y nos dé la oportunidad de alcanzar la Infinita Misericordia de Dios, nuestro Padre.

Danos, Señor, la Gracia y la sabiduría de entender tu Misericordia y la voluntad de abrirnos a ella por tu Infinito Amor. Permitanos dejarnos empapar de ella para vaciarnos en ser misericordiosos con los demás. Una misericordia que pasa por entenderlos y conocer la bondad de sus corazones y mostrarnos ante ellos como Tú, Señor, te muestras con cada uno de nosotros.

No me será fácil, pero confiamos en tu Poder, Señor, y en tu Gracia para que transformes nuestros corazones heridos por el pecado. Sin Ti, Señor, sabemos que nunca lo conseguiremos, pero contigo, Señor, todo será diferente y posible. Porque, Tú eres el Señor y todo lo puedes. En tus Manos, Señor, nos abandonamos y a tu Infinito Amor nos abrimos. Amén.

jueves, 4 de julio de 2019

UN DIOS MISERICORDIOSO

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La realidad es que estamos vivos por la Misericordia de Dios. La necedad del hombre es tan grande que, volviendo la vista para otro lado, disipa la presencia de Dios y se muestra indiferente a ella. Su necedad llega a tal extremo que se revela contra quien lo ha creado y lo sostiene en su Mano. Supongo que el día que se dé cuenta su sufrimiento sera interminable y su desesperación no tendrá descanso.

Porque, tan bobamente perder el gran Tesoro de su vida, que, encima no para de buscarlo, cuando lo tiene dentro de sí mismo, es el disparate y la ocasión más desaprovechada de todas que la existencia nos puede presentar. La vida es un don de Dios y todo lo que nos sucede a lo largo de esa vida regalada viene a ayudarnos a descubrir la presencia de su Autor. Porque, de otra forma lo marginaríamos y olvidaríamos plenamente. Necesitamos experimentar la necesidad de ser curados y perdonados para descubrir su presencia.

Y el Señor Jesús aprovecha esos momentos que nuestras necesidades nos presenta. Así, a ese paralitico le perdona sus pecados, y ante la incredulidad de los presentes, le da también la curación de su parálisis. Sería bueno darnos cuentas de nuestras necesidades y pedirle al Señor que nos ayude a descubrirlas y a ponerlas en sus Manos para que nos las sane. Nuestras necesidades espirituales y físicas también, pero, sobre todo, las espirituales, porque esas son las que pueden matar nuestra alma y esa es el gran Tesoro que Dios, nuestro Padre nos ha dado, para conservarlo y llevarlo limpio ante su presencia.

Pidamos al Señor que nos dé la sabiduría de saber discernir sobre nuestra parálisis, que nos impiden permanecer a su lado y, descubiertas, ponerlas en sus Manos para que por su Infinita Misericordia quedemos limpios y sanados para continuar nuestro camino hacia la Casa del Padre. Amén.

miércoles, 3 de julio de 2019

AUMENTA NUESTRA FE, SEÑOR

Resultado de imagen de Jn 20,24-29 por Fano

Creo que he escrito otras reflexiones con este enunciado o título, pero siempre será necesario insistir y no cansarnos. Aumenta nuestra fe, Señor, porque necesitamos creer y confiar en Ti. Claro que confiamos, pero nuestra fe es tan débil y pequeña que cualquier tempestad o zozobra nos la arrebata de nuestro corazón. sólo tenemos que ve que Tomás, uno de tus discípulos, después de estar contigo tres años no creía en tu resurrección. Quizás nosotros tenemos más ventaja ahora, porque, tenemos el testimonio de todos tus discípulos y, precisamente de él, pues, repetimos en cada Eucaristía sus mismas palabras: Señor mío y Dios mío.

Sin embargo, a pesar de esa ventaja tenemos el mismo problema, nuestra fe es muy volátil y a la menor ráfaga de viento se nos esfuma y la perdemos de vista. Necesitamos fijarla y tenerla más sujeta para hacerla más perseverante. Y eso no podremos lograrlo por nuestra cuenta, Señor, sino por tu Gracia. Es por eso, por lo que te pedimos, Señor, que aumentes nuestra fe y la afirme en nuestro corazón. Un corazón perseverante y fuerte que, a pesar de las zozobras y tempestades de nuestra pequeña barca nos mantenga unidos a la gran Barca de tu Iglesia para estar a tu lado y poderte llamar.

Señor, danos la perseverancia necesaria para no desistir y estar firmes a tu lado, a pesar de las tempestades y huracanes de nuestras vidas. A pesar de las inclemencias y los terremotos que se nos presentarán en nuestro recorrido y camino hacia Ti. Sabemos que habrá momentos de bonanzas, pero también de tristezas, de sufrimientos y grandes tempestades. Danos, Señor, la fortaleza, la capacidad y la esperanza de, ante tantos peligros - mundo - demonio - carne - sostenernos perseverantes en tu Iglesia y con una fe firme y decidida.

Que sepamos, Señor, perseverar con los hermanos en la Barca de tu Iglesia, para que cuando lleguen las tempestades podamos apoyarnos en los hermanos y poder tenerte cerca para acudir a Ti. Gracias, Señor. Amén.

martes, 2 de julio de 2019

DE NO HABER TEMPESTADES NO DESPERTARÍAMOS AL SEÑOR

Resultado de imagen de Mt 8,23-27
Otra pregunta, si nuestra vida fuera de plena calma, ¿llamaríamos al Señor? Creo que responderíamos negativamente. No nos haría falta llamarle. Es más, le rogaríamos que nos dejase tranquilo y que nos se entrometiera en nuestras vidas. Y actuaríamos como nos viniese en ganas o como creyésemos que teníamos que actuar. Desde este pensamiento convendríamos que las tempestades son necesarias para que recurramos al Señor.

Y es que cuando somos impotentes ante los acontecimientos de nuestra vida experimentamos nuestra pequeñez y tomamos conciencia de que necesitamos el Poder del Señor para salvarnos. Lo mismo ocurre a nuestros hijos cuando son pequeños. Se dan cuenta y experimentan que necesitan a sus padres para que les salven de las enfermedades, les cuiden y les protejan de los peligros y tempestades de la vida.

A nosotros nos pasa lo mismo respecto a Dios. Quizás tengamos que darle gracia por sabernos pequeños y necesitados de su amor, porque, es entonces cuando tratamos de buscarle y encontrarnos con Él. Gracias, Señor, por darnos la vida y la razón de poder conocerte. No ocurre así en los demás vivientes del planeta, pues no pueden llegar a conocerte y ante el peligro sucumben. Nosotros, tus hijos por tu Amor gratuito e incondicional, que no llegaremos a comprender sino cuando estemos en tu presencia, podemos llegar a conocerte y ante las tempestades de nuestra vida nos subimos a tu Barca, Señor, para navegar contigo.

Hoy, Dios mío, no te pedimos nada, sino te damos gracias por todo lo que nos has dado. Sobre todo por esa razón de poder descubrirte y experimentar que te necesitamos y que sólo Tú nos puedes salvar. Gracias Señor.

lunes, 1 de julio de 2019

LUNES, XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

L A U D E S

Resultado de imagen de Lunes, XIII semana del tiempo ordinario


H I M N O

Mis ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no sólo para llorar.

Haz que sepa adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el mal
ni olvide que existes tú.

Que, cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz.

Sostén ahora mi fe,
pues, cuando llegue a tu hogar,
con mis ojos te veré
y mi llanto cesará. Amén.

domingo, 30 de junio de 2019

SIEMPRE CON LA MIRADA PUESTA EN EL SEÑOR

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No es fácil mantenerse firmes y esa dificultad nos exige estar siempre con la mirada atenta y puesta en el Señor. No es bueno mirar atrás, y mirar atrás no sólo consiste en volver la mirada a las cosas del pasado sino a distraerse con otras cosas justificando el descanso y el cambio de rutina. Podemos despistarnos y quedar enganchados a las cosas del mundo y eso nos aleja del seguimiento al Señor.

Por tanto, caminando por este mundo debemos ser consciente que estamos amenazados por los peligros que el propio mundo nos plantea, la tentación que el Maligno nos tiende y la debilidad de nuestra propia carne. Necesitamos estar cerca del Señor y abierto a la acción del Espíritu Santo para defendernos de esas amenazas y sostenernos en la fe y seguimiento del Señor. 

Pedimos fortaleza, sabiduría, capacidad de discernimiento, voluntad y lucha para contrarrestar todos esos peligros y tratan de que volvamos nuestras miradas atrás y nos distraigamos del seguimiento al Señor. Danos, Señor la capacidad de sostenernos unidos y fortalecidos en la comunidad para no volver nuestra mirada atrás ni reclinar la cabeza en las comodidades y bienestar que nos ofrece este mundo caduco y obsoleto.

Te pedimos, Señor, que Tú seas el centro de nuestros corazones y la primera opción de nuestra vida. Te pedimos que sepamos poner detrás de Ti todo lo demás y que nunca nos venza la tentación de dejarte en un lugar secundario para optar por la familia y las cosas que el mundo nos pone y con las que nos tienta. Sabemos y somos consciente que la empresa no es fácil, pero también sabemos que injertados en tu Espíritu. Señor, podemos vencer y permanecer siempre a tu lado. Amén.

sábado, 29 de junio de 2019

LA IGLESIA, CONTINUADORA DE LA MISIÓN DE JESÚS

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El sentido común nos dice que toda misión necesita colaboradores que la continúen en el tiempo. Por lo tanto, es de sentido común que el Señor preparara un grupo de personas, que convivieron con Él ese periodo de tres años, para que continuasen su misión. Misión que no es otra que el anuncio de la Buena Noticia. Esa Noticia de salvación que su Padre Dios le encarga para anunciar a los hombres.

Dios Padre nos revela en su Hijo Jesús que nos quiere y nos ofrece la salvación. Nos rescata por la muerte voluntaria y por amor de su Hijo, y nos ofrece la salvación eterna si obedecemos y vivimos en el amor que su Hijo nos propone y del que nos da ejemplo. Eso da lugar al nacimiento de la Iglesia que arranca con los apóstoles unidos en Pentecostés y al lado de María.

Una Iglesia que tiene el poder de perdonar los pecados, condición indispensable para poder seguir el camino de conversión, y que nos exige arrepentirnos de ellos para alcanzar plenamente el perdón. Un perdón que nos ayuda a mejorar, a crecer y a darnos cuenta de nuestra pequeñez e imperfección. Una Iglesia que, formada por hombres, está sujeta al error y tentada al pecado, pero, auxiliada y guiada por el Espíritu Santo queda protegida del poder del Maligno que nunca podrá vencerla.

Confiemos en la Iglesia. Es nuestra madre y, en ella somos guiados hacia la Verdad plena por el Espíritu Santo que nos muestra el camino de conversión a través de la Palabra de nuestro Señor, Camino, Verdad y Vida. Pidamos esa Gracia y la sabiduría, fortaleza y paz necesaria para sostenernos siempre firmes y dentro de ella. Amén.