Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 7 de septiembre de 2014

INJERTADOS EN EL ESPÍRITU PARA DEFENDER LA VERDAD




Es posible que en muchos momentos de nuestra vida no sepamos, más que tener valor, denunciar las malas acciones con la caridad debida y en su momento oportuno. Se nos hace difícil distinguir cuando actuar y cuando callar. Experimentamos la necesidad de la asistencia y luz del Espíritu Santo para saber elegir el momento y las palabras que descubran el mal y no sienten mal.

También, es verdad, que en otras ocasiones sea el miedo lo que paralice nuestra lengua y nos haga sentir incapaces de reprender lo que está mal hecho. Tanto de una manera u otra necesitamos la fuerza y la luz del Espíritu Santo para actuar. Y es eso lo que ahora, confiados en tu Palabra de pedir lo que necesitemos, elevamos nuestra plegaria a Ti, Padre, para pedirte sabiduría y valor de emerger la verdad ante la oscuridad de quienes la quieren ocultar y esconder.

Danos, Padre del Cielo, la paciencia, la fuerza y la perseverancia de encontrar el momento oportuno cuando la ocasión lo necesite, y la rapidez de descubrir la mentira para ponerla a la luz de tu Palabra y llenarla de verdad. Pero adornada por la caridad de que nuestras palabras no hieran sino desvelen con suavidad y amor lo que perjudica y destruye al hombre. Amén.
                                

sábado, 6 de septiembre de 2014

¿DÓNDE ME SITUO YO?



Es posible que sepa que soy hijo de Dios, pero otra cosa es que me lo crea. Y, más aún, que viva de acuerdo con esa creencia. Porque vivir como hijo de Dios es mirarle como Padre e imitarle en el Hijo que ha venido a revelarle y a mostrarnos lo que nos quiere.

Y es que no parece que lo tengamos claro, cuando nuestra vida no va muy acorde con nuestra creencia. Le rechazamos con nuestras actitudes negativas; le rechazamos cuando priorizamos nuestra voluntad a su Voluntad; nos oponemos a sus mandatos cuando preferimos los nuestros. Seguimos prefiriendo cumplir el sábado antes que seguir el mandato del amor que Dios ha sembrado en nuestro corazón.

Posiblemente prefiramos cumplir antes que amar, porque el amor compromete y exige esfuerzo, cerrarse los ojos a veces y ofrecer el perdón sin detenernos a pensar o razonar. Porque nuestros criterios humanos nos traicionarían. Y, en lugar de caminar en esa actitud y esfuerzo, criticamos a los que se esfuerzan e intentan amar por encima de los cumplimientos.

Conscientes de nuestros pecados y reconociendo nuestras culpas, te pedimos, Señor, nos conceda la sabiduría de discernir donde está la ley y donde el hombre, creado por amor y para amar. Amén.

viernes, 5 de septiembre de 2014

DISCERNIR LO ALEGRE Y LO TRISTE

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DONDE PUEDAS 




No es fácil distinguir el momento de la renuncia, del sacrificio o del compartir tristezas. Quizás las alegrías o las fiestas sean más fácil, pero siempre será difícil distinguir esos momentos donde se debe estar en una actitud u otra. Y eso lo debemos pedir al Espíritu de Dios, para que seamos capaces de discernir cuando debemos vivir lo uno y lo otro.

De cualquier forma, saborear esos momentos de alegría y de paz disfrutándolos y compartiéndolos con los demás conviene experimentarlos y gozarlos. Pero, también, llegados los momentos de tristezas, problemas y enfermedades debemos pedir paciencia, aceptación, fortaleza para superarlos. Llegarán momentos de alegrías y también de tristezas, y ambos debemos vivirlos en par y armonía en presencia del Señor.

Dios es Padre, Padre amoroso que nos quiere y nos cuida. Nos ha creados para ser felices y busca lo mejor para nuestro bien. Por tanto, no es razonable pensar que quiera nuestras tristezas, penas y sacrificios, sino que en la medida que ellos nos ayuden a crecer, a mejorar y perfeccionarnos, los permite para nuestro bien. Por eso, el Evangelio de hoy nos habla de esos momentos de alegría y tristezas.

Pidamos al Señor que sepamos discernir cuando, invadidos de alegría, vivamos en actitud festiva y gozosa esos momentos regalos del Señor. Así mismo cuando, tocados por la tristeza y penas, aceptemos en paz y paciencia esos momentos que nos exigen sacrificios y renuncias unidos a la Cruz del Señor. Amén.

jueves, 4 de septiembre de 2014

CON, DONDE Y CÓMO QUIERAS SEÑOR



Señor, te doy gracias por todo lo que he sido desde el inicio de mi vida hasta este momento que tengo el privilegio de escribirte. Porque todo, Señor, va en tu nombre y para tu Gloria. Y todo ha sido pensado y querido por Ti. Gracias Señor, porque lo más importante es que quiero seguirte y trato, aunque sé que te defraudo mucho, de permanecer al ritmo de tus pasos detrás de Ti.

Gracias Señor porque, por tu Espíritu, voy descubriendo que Tú me has creado con una misión, y aunque temo no haberte respondido tal y como Tú deseas, intento esforzarme en hacerlo. Algunas cosas de mi vida espero que te hayan gustados. Sé que abundan poco las buenas y sobre salen las que no te gustan, pero confío en tu Misericordia y, sobre todo, en tu Amor.

También, el darme cuenta, es decir, el humillarme, me ayuda a esforzarme en responderte mejor y en abandonarme en tus Manos y dejarme moldear por Ti. Te pido perdón de antemano, porque mi naturaleza tocada y herida por el pecado me somete y dejo mucho que desear. Pero sé que por tu Amor puedo liberarme, y libre, vivir en tu Voluntad, que busca mi bien y mi felicidad.

Gracias Señor porque toda mi vida, ahora lo voy descubriendo por la acción del Espíritu Santo, ha sido tal cual Tú has dispuesto. Con quienes has querido; donde has querido y cómo Tú has querido. He sido yo el que ha fallado y, por eso, no ha salido como Tú has pensado, pero también sé que, Contigo, siempre hay tiempo y puedo mejorar e ir respondiendo a lo que Tú quieres de mí.

Ayúdame a responderte y seguirte, como hicieron los apóstoles tras vivir el milagro de la pesca abundante y quedar rendidos a tus pies. Dame la perseverancia, la voluntad y el amor que mi pobre corazón necesita para gritar como Pedro: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador» y reconocer mis pecados, porque eso es lo que Tú me pides, para por tu Gracia y Misericordia recibir tu perdón.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

CEGADOS POR LA CARNE HERIDA



No sabemos caminar en tu búsqueda Señor. No sabemos caminar, porque lo hacemos sólo pensando en nuestras apetencias materiales y en la sanación de nuestras dolencias y enfermedades. Es muy importante que descubramos nuestra miseria humana. Somos pecadores, heridos por el pecado original de nuestros padres y no podemos prescindir de esa terrible enfermedad.

Ayúdanos a descubrirnos enfermos, pero más enfermo del espíritu que del cuerpo. Bien, es verdad, que necesitamos que nos sane también el cuerpo, porque mientras caminamos hacia Ti necesitamos ir aliviados y con alegría. La enfermedad nos entristece y nos duele, y así, Señor, Tú que lo has experimentado en la Cruz, sabes lo difícil e imposible que resulta para nosotros, porque sin Ti, nuestro dolor pierde sentido y se nos hace cuesta arriba.

Sólo en Ti todo se torna luz, claridad, esperanza y deseos de vivir, porque aunque el dolor de este mundo nos venza con la muerte, sabemos que en Ti volveremos a la Vida, y una Vida gozosa y llena de Paz en tu Divina presencia.

Por eso, Señor, contigo todo cambia y lo que nos resulta invencible sin Ti, contigo es superable y vencible. Te pedimos, Señor, que nos alumbres el camino y nos des la sabiduría de buscarte por la verdadera y única razón, lo demás son simples añadiduras que Tú también sabes que necesitamos y, en la medida que sean para nuestra salvación, nos darás.

Porque lo único que importa es permanecer junto a Ti y el Padre para siempre en el gozo y la paz infinita. Porque Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida.

martes, 2 de septiembre de 2014

¿DE QUIÉN ME PUEDO FIAR?




Nunca el hombre ha sido de fiar, al menos plenamente. Por eso han habido y hay conflictos. son palabras incumplidas, engaños y mentiras. Hoy, incluso, da la sensación de que la palabra se incumple de forma sistemática y sin ninguna vergüenza. Ni los matrimonios pueden fiarse. La pregunta brota desde lo más profundo del corazón humano: ¿De quién podemos fiarnos?

Gracias Señor porque Tú si tienes Palabra de Vida Eterna. De Ti nos podemos fiar, porque en Ti todo ha tenido pleno cumplimiento. Hoy, Jesús nos confiesa que el pasaje del libro del Profeta Isaías tiene verdadero cumplimiento en Él. Y lo último, la Resurrección, el fundamento de nuestra fe, tiene plena garantía en Ti, Señor, que vives entre nosotros.

Tus apóstoles, aquellos que quedaron atónitos ante tus Palabras y que no comprendía nada, son los que más tarde, permaneciendo junto a Ti, sus ojos se abrieron y comprendieron asistidos por el Espíritu Santo que tenías que padecer y morir, para luego resucitar. Todo se ha cumplido Señor, y tu Palabra tiene plena garantía de ser creída.

Por eso, Señor, creemos que Tú eres el Hijo de Dios hecho Hombre. El Mesías enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos y para anunciar el año de Gracia del Señor. Y para liberarnos de las garras del Maligno que trata de aprovechar su ventaja al tenernos tocados por el pecado.

Danos Señor la Gracia de sabernos salvados en Ti y de confiar, abandonados a tu Misericordia y Amor, en tu perdón y salvación ante la amenaza de Satanás. Amén.

lunes, 1 de septiembre de 2014

EL DESESPERO DE LA POBREZA

La Gracia de la humildad


Nadie quiere ser pobre, ni tampoco estar enfermo. Buscamos ser felices y tener riqueza y poder y olvidamos que en esos tesoros con minúscula no se encuentra el Señor. Es verdad que la pobreza, la enfermedad y las miserias todos las rechazamos, pero también es verdad que el puente para pasar de la insatisfacción y la infelicidad a la verdadera y eterna felicidad es precisamente la pobreza y la enfermedad.

Porque sólo siendo pobre y enfermo sentiremos la necesidad de liberación y sanación. Porque sólo aquel que, como la viuda de Sarepta de Sidón o Naamán el sirio, buscarán el alimento para mitigar el hambre o la curación para vencer la lepra. De ahí que la pobreza y la enfermedad esconden verdaderos tesoros que nos señalan e indican el camino de salvación.  

Porque Jesús, Él nos lo dice, viene a salvar, no al rico, suficiente y sano, sino al pobre, enfermo y necesitado que busca alimento, salud y salvación. Pidamos al Padre, injertado en su Espíritu, encontrar el verdadero camino de salvación que nos conduzca a liberarnos del hambre y la lepra que nos amenazan de muerte.

Y busquemos también el auxilio, la compañía de nuestra Madre, la Madre de Jesús, que supo en todo momento ser humilde con sencillez, obediencia y paciencia perseverando en el camino al lado de su Hijo. Ella podrá auxiliarnos y socorrernos en los momentos de prepotencia, de soberbia, de desesperación y de oscuridad. 

Ella nos ayudará a ser pacientes y obedientes y a mantenernos, en la humildad, perseverantes y fieles a la Palabra de su Hijo. Nos alentará a seguirle y obedecerle, como hizo con aquellos siervos en las bodas de Cana invitándoles a que hicieran lo que Jesús les mandaba.