Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 9 de abril de 2015

¡SEÑOR, A PESAR DE MIS SENTIMIENTO, EMPUJA MIS PASOS EN TU CAMINO!



Hay etapas en tu camino que sientes desfallecer. Ese desfallecimiento viene influenciado por tus dudas acerca de los frutos o de la cosecha que tu andar y peregrinar recoge. En el fondo es más de lo mismo. Te buscas, porque eso se descubre en los efectos de tu resultados. Quieres ser un triunfador, un buen apóstol, que consigue conversiones y que sus obras atraen y convencen.

 Indudablemente que eso no lo dices, y hasta quizás no lo piensas tan claramente, pero vive dentro de lo más profundo de tu corazón. Y cuando sientes desfallecer sale a la superficie y te hiere fuertemente en tu orgullo y tu egoísmo para que abandones y te retires. Total, ¿para qué? ¡Si nadie te hace caso y pasas desapercibido! Cuando hablamos de noches oscuras, estás son de esa clase, y quizás de las peores. Estás tocado y tu corazón no encuentra ningún sentido seguir hacia adelante.

Ahora, el Señor espera que tú decidas. Son las pruebas de tu fidelidad y tu amor. Supongo que aquellos hombres, pasaron por esto. Dudas y dudas, y peligros y complicaciones. El lunes pasado, una persona me comentó lo siguiente: Había salido en libertad y se encontró con el padre y una hija muertos. Cometió el error de un nuevo delito y volvió a entrar en la cárcel. Hoy sigue asistiendo a catequesis, pero confiesa que está enfadado con el Señor, y desconfía de Él. No entiende por qué le ocurrió eso cuando él consideraba que se portaba bien.

Una cosa debemos guardar con todo nuestro esfuerzo y confianza. Dios nos quiere, y ha enviado a su Hijo para rescatarnos. A pesar de lo que nos suceda, tengamos confianza en Él. Jesús fue Resucitado porque confió en el Padre. Y sufrió una muerte de Cruz. Confiemos también nosotros y resucitaremos como y con el Señor. Amén.

miércoles, 8 de abril de 2015

¿SUPONGO, SEÑOR, QUÉ A MÍ TAMBIÉN ME BUSCAS?



Por tu hijo Jesús, Padre del Cielo, sé que me quieres. Lo has enviado a una muerte de Cruz para salvarme. Y, Él, la ha aceptado libremente y voluntariamente. La primera pregunta que viene a mis labios es: ¿Tanto valgo para Ti, Padre mío? Porque a un Dios que entrega a su Hijo, hasta el extremo de morir en la Cruz, se le tiene que llamar Padre. 

Y al Hijo que acepta voluntariamente y libremente, no se le puede llamar sino Hermano. Pues, Él se ha abajado a nuestra altura, y se ha igualado, despojándose de su condición Divina, conmigo. Padre nuestro, gracias por hacerme hijo Tuyo y hermano de tu Hijo Amado.

Gracias, Señor, por buscarme, por no dejarme solo en el camino. Me conoces y sabes que soy presa fácil del desánimo y del abatimiento y me cuesta mucho reconocerte en mi oración. Ilumina mi mente y mi corazón para que sepa descubrirte y experimente esa cercanía que me llena de paz y amor. Gracias Señor.

Cristo resucitado, enciende el calor de mi fe y esperanza de tal manera, que en esta Pascua de resurrección, la vivencia de la caridad sea el distintivo de mi vida. Que sea capaz de dar pasos que me acerquen a ser reflejo de Ti, y de vivenciar en mi vida tu estilo de Vida. Que mi vida se apague para que tu Vida se ilumine en mi pobre vida y sea la Luz que dé testimonio de tu Palabra. 

Señor, alimenta mi vida con tu Cuerpo y Sangre, y dame la fuerza y la voluntad de renunciar a la vida de este mundo para, dándome y entregándome al servicio y caridad a los demás, encuentre el verdadero camino de alabarte y glorificarte. Amén.

lunes, 6 de abril de 2015

SEÑOR, ME CUESTA CREER



Señor, me cuesta tomar conciencia de tu presencia; me cuesta creer en tu Resurrección; me cuesta apartarme de mis tentaciones que me alejan de Ti; me cuesta rezar, guardar silencio, percibir que me escuchas y que me proteges. Señor, me cuesta todo, porque soy un pobre pecador y necesito de Ti.

Dame y aumentame la fe; convierte mi corazón endurecido por el pecado, en un corazón suave, bondadoso, generoso, confiado y fiel a tu Palabra. No puedo hacer otra cosa sino esperar, pero no quiero esperar pasivamente, sino andando hacia Ti. A pesar de mis pasos torpes e inútiles; a pesar de mis debilidades y tropiezos; a pesar de mis fracasos, errores y apegos que me vencen y someten. A pesar de todo, quiero Señor seguirte.

Y lo hago con la esperanza de que sé que Tú, aunque no te sienta, ni perciba, ni escuche, ni oiga, estás siempre ahí, a mi lado y pendiente de mí. Porque, ¡si no!, ¿para qué me has creado? Un Padre tan Bueno como nos ha mostrado Jesús, tu Hijo, no puede crearnos para, luego, abandonarnos. Un Padre Bueno como Tú, Señor, está siempre pendiente de sus hijos.

Y yo lo creo. y confío que a pesar de mi debilidad, Tú siempre estás a mi lado. Y te pido, Señor, que me ilumines, me des la capacidad de entenderte y la constancia de no desfallecer para permanecer siempre a tu lado hasta que Tú decidas llevarme a tu Reino.

¡Ven, Señor, e ilumina mi oración!

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!



Los cristianos estamos hoy de enhorabuena, porque Jesús ha Resucitado. La Resurrección es el pilar y fundamento de nuestra fe. Sin ella nada tendría sentido, y Jesús no pasaría de ser un extraordinario Hombre, pero nada más. Por lo tanto, todas las especulaciones sobre la desaparición de su Cuerpo o inventos falsos no tienen sentido, pues sin la Resurrección la Iglesia hubiese desaparecido.

Eso esperaban también los judíos cuando los apóstoles empezaron, tras recibir al Espíritu Santo en Pentecostés, a proclamar la Buena Noticia. Se decían que si no era cosa de Dios todo acabaría con el tiempo. El resultado es que la Iglesia lleva 2015 años en pie contando desde el nacimiento de Jesús, a pesar de las dificultades, persecuciones y pecados. Signo evidente de que la asiste, la mantiene y dirige el Espíritu Santo.

Sentimos tu aliento, Señor, y te damos gracias por tu presencia entre nosotros. Sentimos tu aliento, Señor, cuando somos capaces de amar, de querernos, de darnos los unos a los otros y de renunciar a nuestros egoísmos por entregarnos al servicio de los demás. Sobre todo, experimentamos tu presencia en la alegría y el gozo que sentimos al hacer tu Voluntad de vivir tu Palabra en la entrega solidaria por hacer el bien común, y en la lucha por construir un mundo mejor.

No nos cabe ninguna duda que, cuando hacemos el bien, y es lo que sentimos dentro de nuestros corazones, experimentamos paz, gozo y felicidad. Y eso nos hace descubrir tu presencia, porque eso es lo que nos has enseñado y lo que nos propone. Experimentamos que es tu Espíritu, Señor, quien nos empuja y nos levanta en los momentos de debilidad y desvanecimiento. Nos sostiene la esperanza de mantenernos firme hasta tu segunda venida.

Gracias Señor por tu Resurrección. Gracias, Señor, por sostenernos y darnos la vida un año y otro en tu presencia. Gracias, Señor, por danos la Gracia de perseverar y de mantenernos fieles a tus mandatos con la alegría y la esperanza de sentirnos salvados para la eternidad. Amén.

domingo, 5 de abril de 2015

AHORA, NUESTRO VEHÍCULO DE CONTACTO, SEÑOR, SERÁ LA ORACIÓN



Ya no te veremos más, Señor. Supongo que eso pensarían los apóstoles una vez ascendido a los cielos, pero la presencia y acción del Espíritu Santo nos acompaña y nos mantiene en contacto. La oración es el vehículo que nos pone en relación y sostiene nuestra intimidad, Señor. Y una cosa quiero aprovechar ahora para pedirte, Señor. No dejes más tiempo mis oídos sordos a tu voz.

No me importa que no oigan las cosas del mundo, pero si me importa mucho oírte a Ti. A veces mis oraciones se convierte en un monologo, y aunque trato de escucharte, mis oídos no escuchan ni entienden nada. ¿Es qué no me hablas, Señor? ¿Es qué yo no sé escucharte, Dios mío? ¿Por qué no te oigo?

Es posible que no me interese oírte, porque aunque Tú me digas algo, yo solo tengo oídos para hacer lo que me resulta más fácil, o lo que no me crea dificultades. ¿Y para qué hablar? Sin embargo, sé que Tú, mi Señor, no eres así. Porque tu Amor no tiene límites ni se cansa nunca. Siempre insistes y me hablas. Y yo quiero escucharte, pero no logro aclararme o me propongo hacer cosas que me sobrepasan.

Dame, Señor, la Luz de tus Ojos, y como a Bartimeo y otros ciegos abre mis ojos y oídos para escuchar tu Voluntad y no la mía. Dame Señor la capacidad de ser paciente, atento y perseverante, y no desistir aunque mis oídos sigan sordos. Esperaré Señor a que Tú quieras y decidas abrírmelos y pueda escuchar tu Palabra. Amén.

sábado, 4 de abril de 2015

DÍA DE SILENCIO Y ESPERANZA



Es un día triste, triste porque Jesús ha muerto en la Cruz. Pero también un día de gozo y de alegría porque esperamos la Resurrección del Señor. Es necesario que haya muerte para que también haya Resurrección. La muerte da tristeza, pero en Jesús es simplemente un paso hacia la alegría y felicidad eterna.

Desde ese momento, los cristianos sabemos que la muerte es simplemente un paso hacia la Vida. Una Vida nueva, gozosa y eterna. Eso supone tristeza, porque la muerte es separación y lejanía mientras caminemos por este mundo, pero, al mismo tiempo, supone alegría y gozo, porque tras la muerte está la Resurrección. Y eso supone el nacimiento a una vida nueva y plena para toda la vida.

Gracias, Señor, por la fe que nos mantiene y nos fortalece para continuar el camino, y por la esperanza de esperar la Resurrección. En ella se fundamenta nuestra fe, y encontramos el valor para superar todos los obstáculos que nos salen al paso. Gracias, Señor, por todos los estímulos e impulsos que, en y por Ti, recibimos de tu santo Espíritu, y con su asistencia nos llenamos de las fuerzas necesarias para continuar el camino.

Hoy, recordando aquellos momentos históricos, esperamos, en silencio, el momento de proclamar la hora de tu Resurrección. Y te pedimos la paz, sabiduría y fortaleza que nos dé la perseverancia para permanecer y continuar en tu Amor.

viernes, 3 de abril de 2015

NO ES FÁCIL ORAR EN ESTOS MOMENTOS



No es fácil orar en estos momentos. No es fácil orar, porque todo lo que te diga, Señor, no sirve de consuelo. No sirve de consuelo porque no es algo pasado, sino algo que se hace presente cada día en mi vida. Es el reflejo de mi propia vida si quiero seriamente seguirte. Tengo que cargar con mi cruz. Sé que no es la tuya, pero es una cruz que tiene su peso y para mí debe representar también sacrificios y sufrimientos.

¡Cuantas cosas tengo que renunciar! Y no se trata de renuncias de privarme de algo material o comodidad. ¡No! Se trata de la renuncia a mis egoísmos; a mi soberbia; a mi vanidad; a mí ambición; a mis preferencias, apetencias y, sobre todo, a mis ideas. Se trata de caminar, no a mi ritmo, sino al ritmo que tu marcas, Señor. Se trata de hacer de tus ideas, mis ideas. Y eso da más dolor y sufrimientos, y es más costoso que desprenderse de cosas.

Hacer oración en clave de renuncia y disponibilidad es muy difícil y duro. Pero es la verdadera oración, el último escalón de la escalera donde ya no eres tú quien vive en ti mismo, sino es Él que vive en ti. Lo experimentó Pablo y lo dijo. Por eso, Señor, esa es la oración que quiero yo hacer y la que me gustaría. Pero, es la que quizás no hago. Y eso descubre que mi fe no es lo suficientemente comprometida y madura.

Te pido, Señor, que aumentes mi fe. Te pido, Señor, aunque lo haya dicho muchas veces, que me des la sabiduría de saberte escuchar, y, a pesar de que no te entienda del todo, seguir tu Palabra y tus mandatos. Te pido, Señor, que me llenes de paz, paz de la Tuya, de la que no desespera y confía; de la que sabe que estando contigo y en tus Manos, todo saldrá bien y nada hay que temer.

Y te pido, Señor, fortaleza. La fortaleza de, a pesar de sentir miedo y dolor, no retroceder ni un ápice en seguir el camino que tu Espíritu me ha trazado. Porque Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.