Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 31 de mayo de 2016

MARÍA, PRONTA A COMPARTIR Y SERVIR



Como si de una misma cosa se tratara, María, simultáneamente, al recibir la noticia de ser elegida la Madre de Dios, decide también disponerse a compartir y servir. Como si en ese mismo momento comprendiera que acoger al Señor y darle un Sí decidido y dócil, es lo mismo que decidirse a servir. María nos enseña en cada momento, pues sus gestos y movimientos son escuela de obediencia y cumplimiento de la Voluntad de Dio.

Seguir a Jesús es asumir una vida de servicio. Nos lo decía el Papa Francisco en su homilía jubilar de la Misericordia del domingo 29 de mayo. Y María nos lo adelanta desde el principio, como si entendiera a la perfección la anunciación del Ángel Gabriel y la Voluntad de Dios.

Todo el amor que puedas dar no lo podrás expresar sino con el servicio. Son dos momentos y actitudes que están unidas. Si amas a Dios, estás en ese mismo momento amando al prójimo. Y si te falla alguno de los dos, estás mintiendo. De la misma forma, amar y servir permanecen unidos hasta el punto que si no hay servicio, no hay amor. Y María, recibida la noticia, se abaja, se hace humilde, primera condición para estar dispuesto a servir, y corre a casa de su prima Isabel para, a parte de compartir el gozo y la alegría de ser madres, servirla.

Gracias, María, por esas hermosas lecciones desde los primeros instantes de la anunciación. Gracias María porque eres Fuente de Vida Eterna, porque la Vida en ti creada no es Vida que acaba, sino Vida Eterna. Y si somos creados semejantes a nuestro Dios, Trino en Personas y una sola Naturaleza, también seremos eternos y creados para amarnos. 

Te pedimos, María, que intercedas para que los jóvenes de nuestro tiempo descubran el valor de la vida y lo que significa dar vida. Te pedimos, María, Madre de Dios, que te intercedas a tu hijo, como en aquella boda de Cana, para que los jóvenes matrimonios sepan dar vida como fuente de amor que nos hace semejantes al Dios Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

lunes, 30 de mayo de 2016

EN LA VIÑA DE MI PADRE



El mundo es nuestra viña, y nuestra vida es el tiempo que tenemos para responder a nuestro Padre de esa viña que nos ha dejado. Tendremos que dar frutos en esa viña de nuestra vida. Frutos de amor que hemos recibido de la Mano generosa de nuestro Padre Dios. Y volverá el Hijo a pedirnos cuenta de ese trabajo, nuestra misión, que nos ha sido encargada desde la hora de nuestro Bautismo.

Esa es nuestra historia. Hemos recibido la viña de nuestra vida, pero la labramos y cultivamos a nuestra manera, y sin tener en cuenta los frutos que el dueño espera de nosotros. Y no sólo eso, sino que nos revelamos contra aquellos que vienen de parte del Señor a pedirnos cuenta, o a recibir los frutos de nuestro trabajo. Le damos la espalda a la Iglesia, y con ella a todos aquellos, presbíteros y seglares, que tratan de ayudarnos y de reclamar nuestro trabajo. Trabajo al que tienen derecho, porque todo lo recibido ha sido para y en función de todos.

Padre, nos sentimos malos hijos y malos arrendatarios, porque no damos ni devolvemos el fruto que se espera que demos. Y te pedimos que nos ayudes a ser buenos arrendatarios y a dar los frutos máximos que nosotros podemos dar. Porque hemos recibido de Ti lo suficiente para dar al máximo nuestros frutos. Pero, también conscientes de que fallamos y fracasamos, queremos pedirte tu Gracia para tener éxito y responder a tu regreso. cuando vuelvas para rendirte cuenta.

Danos la Gracia, Padre, de permanecer en Ti, y de dar los frutos que se esperan de nosotros. Frutos de amor, de justicia, de verdad y de amor. Y, sabemos, que esos frutos solos los prodremos conseguir estando muy unidos a Ti. Por eso, auxiliados por el Espíritu Santo, queremos empeñarnos en dar y emplear todos nuestros talentos para que nuestros frutos se multipliquen y respondan a la Voluntad de Dios. Amén.

domingo, 29 de mayo de 2016

GRACIAS, SEÑOR, PORQUE SÉ QUE TE PREOCUPAS TAMBIÉN POR EL PAN MATERIAL



No puede ser de otra manera. Si el Señor se nos da como verdadero Alimento espiritual para nuestra alma, también, por lógica deducción, se preocupará para darnos el alimento corporal que necesitamos para vivir. Es nuestro Padre, y un verdadero Padre se preocupa de todo.

Además, Jesús, el Hijo, enviado para enseñarnos como nos ama el Padre, nos lo ha repetido infinidades de veces. La parábola del Hijo pródigo es un hermosa historia con la que Jesús nos describe como nos ama el Padre. Y el Evangelio de hoy, (Lc 9,11b-17), es una evidencia más de mostrarnos el amor de nuestro Padre Dios. Porque, Él, enviado por el Padre, nos los viene a revelar y descubrir.

Por eso, Padre Bueno, desde este rincón de oración, reunidos y unidos, todos queremos expresarte en una misma voz nuestra súplica de pedirte el alimento verdadero, que nos da la fuerza y la sabiduría para tratar de ser perfecto como Tú, Padre celestial, eres perfecto (Mt. 5,48). Sabemos que también necesitamos el alimento corporal, y sabemos que Tú te preocupas por ello. 

Y, Tú, también, sabes mejor que nosotros lo que verdaderamente necesitamos, porque quizás la abundancia nos pierde y nos hace soberbios. Mira el mundo como está, Padre, y la cantidad de niños explotados y sometidos a la esclavitud del trabajo, robándoles el tiempo de su niñez y juventud. Mira, Padre, las guerras por el poder y las riquezas, que matan y dejan a mucha gente sin hogar y sin patria. Cuántos refugiados despojados de todos buscan un refugio de paz y de amor. 

Mira, Padre, cuántos niños condenados a morir en el vientre de sus madres por ambiciones egoístas que los desechan como si de basura se tratara. Un mundo, Padre, que Tú nos has dado para administrarlo para bien de todos y en función del hombre en verdad y justicia. ¿Y qué hemos hecho y estamos haciendo? Hoy queremos, Padre, pedirte para que nos dé la sabiduría y la luz para, entre todos, porque tenemos que ser todos, ir transformando este mundo, regalo tuyo, según tu Voluntad. Gracias Padre.

sábado, 28 de mayo de 2016

DAME VALOR, SEÑOR, PARA DECIR SIEMPRE LA VERDAD



No es fácil mantenerse en la verdad siempre. Hay momentos que dudamos de si conviene o no conviene. Sobre todo cuando, decirla o no le afecta a nuestra comodidad; a nuestra economía; a nuestros sentimientos y pasiones; a nuestros gustos e intereses y a nuestra vida. Son esos momentos donde necesitamos valor y fuerza, pero, sobre todo, por la Gracia de Dios y la acción del Espíritu Santo, confesar y decir siempre la verdad.

Nuestra ceguera, contagiada por el mundo, nos invita a la apariencia, y de la apariencia a la mentira va sólo un paso. Muy poco, y lo de menos son nuestros pasos y nuestros zapatos, como decíamos ayer, sino nuestras huellas de verdad y de amor. Eso es lo que cuenta en nuestra historia, y es de eso de lo que se hablará, del olor de amor que han dejado tus huellas al pasar, tu vida, por la vida de los demás.

Diría que, en la medida que iniciamos la apariencia, estamos ya también iniciando la mentira. Porque esconder la verdad es mentir. Es verdad que en algunos momentos conviene disimular, pero eso nunca supone esconderla. Al contrario, supone dejarla en manos providentes de que otros la descubran. 

Lo verdaderamente importante es la intención. Nunca tapar la Verdad con mi verdad, porque la mía está contaminada y ciega, y necesitada de buscar luz que la alumbre y la clarifique. Por eso, Padre, necesitamos pedirte que nos ilumines y nos alumbre el camino, para encontrar siempre la verdad de nuestra vida en la única Verdad de la Vida que eres Tú, Padre.

Porque sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

viernes, 27 de mayo de 2016

¿DE DÓNDE Y DE QUIÉN PUEDO ALIMENTAR MI FE?

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



La pregunta está en saber dónde y en quién puedo alimentar y sostener mi fe. Porque sabiéndolo tenemos mucho tiempo y mucha guerra ganada. Sólo aquel que tiene claro el camino y la meta, sabe a dónde dirigirse con paso firme. Porque lo verdaderamente importante no son los pasos que puedas dar, ni tampoco los zapatos que puedas usar, sino las huellas de amor que puedas dejar por donde pisas y pasas.

Mi fe es el motor que va a dar impulso a mi vida, porque dependiendo de lo que crea y en quien crea, toda mi vida va a tener sentido y firmeza. Porque cuando se desdibuja la meta y el objetivo no está claro, mis pasos son dubitativos, débiles y sin consistencias para apoyarse firmemente. Por lo tanto, a la menor zozobra se derrumban y quedan a merced del viento, que como veletas son llevados de un lugar a otro.

Pidamos, por lo tanto, sabiduría para sostenernos en la fe. Esa fe que, por la Gracia de Dios, nos ha sido dada y bendecida en el Bautismo con la venida del Espíritu Santo, y que, camina con nosotros para, sin desmayar, sostenernos en la fe. Pidamos fortaleza, para que, animados en la fe del Poder de Dios, no perdamos el rumbo del camino, a pesar de las tentaciones y peligros que se nos presentan en la vida.

Pidamos misericordia, para que podamos, llenos de Gracia, perdonar las ofensas que recibimos de nuestros hermanos y así recibir nosotros también el perdón de la Misericordia de nuestro Padre Dios. Y, pidamos también, la constancia y perseverancia de, a pesar de no ver frutos en nuestra vida, sigamos en el esfuerzo de continuar la lucha de cada día en la esperanza de que, por la Gracia de Dios, nuestros frutos serán recogidos por el Señor. Porque es Él el Verdadero autor de nuestro trabajo.

En esta esperanza, te pedimos Señor, que nos aumente nuestra pequeña y débil fe para que, agarrados a Ti, podamos reverdecer y dar frutos como Tú esperas de nosotros. Amén.

jueves, 26 de mayo de 2016

SÓLO TÚ, SEÑOR, PUEDES ABRIR MIS OJOS



No puedo encontrar solución a mi vista sino estás Tú, Señor, en mi vida. Porque mis ojos, enfermos por el pecado, sólo pueden ver el egoísmo, la individualidad e indiferencia y se llenan de poder y riqueza. Y en este mundo en el que vivo, contagiado por la ambición y la soberbia, mi vista está oscurecida e impedida para verte, Señor, en los hombres necesitados de consuelo, de fraternidad y amor.

Y cada día que pasa, Señor, mi corazón late de desesperación por no verte más claro y por no derramar más ternura en todas aquellas personas que la necesitan. Porque en ellas Tú apareces como el necesitado, y yo como el ciego que no te ve. Dame, Señor, como a Bartimeo la vista de poder ver y amar. Ver donde están las necesidades, y amarlas para poder en parte mitigarlas.

Y grito y grito, Señor, para que abras mis ojos y me des la fuerza necesaria para, en la humildad y el servicio, darme sin condiciones. Espero, Señor, que alumbres mi vida con los ojos de la Verdad, y me llenes de sabiduría para darme con verdadero amor por tu Amor.

Sé que no merezco tu Perdón y Misericordia, pero por la Palabra que nos has revelado en tu Hijo Jesús, y por los méritos de su Muerte y Resurrección, nos perdona y nos das tu Misericordia. Gracias, Señor, por tanto Amor. Quiero responderte y te pido para ello que me llenes de tu mansedumbre y de humildad, para, al menos, esperar confiado en tu Poder y aceptar lo que Tú decidas y cuando lo decidas.

No permitas que mis ojos se cierren sin ver la claridad de tu Verdad y tu presencia en los demás, y enséñame a descubrirte en los hermanos. Y no sólo darme cuenta, sino saber con paciencia y humildad atenderte, escucharte y servirte. Amén.

miércoles, 25 de mayo de 2016

LA CRUZ SIGNO DE SALVACIÓN



Parece una contradición, pero sin cruz no hay salvación. Y eso parece más escándalo que salvación. Claro, todos entendemos que la salvación es vivir bien, cómodamente y sin preocupaciones. Ser feliz no está relacionado con el dolor y sufrimiento. ¡De qué felicidad entonces nos habla Jesús?

Lo primero que hay que hacer, al menos yo, es confiar en Jesús. Su Palabra es Palabra de Vida Eterna, y Él nos revela el Amor de su Padre, y que le ha enviado para salvarnos. Entonces, aunque a ti y a mí nos parezca escandaloso lo que dice, démosle nuestra confianza y nuestra fe. Eso, en principio, se llama creer en Él y en su Palabra.

 La parábola del hijo pródigo nos puede ayuda a entenderle. Él nos la ha explicado de forma muy sencilla y clara. El pecado del hijo menor, rechazando la Vida y el bienestar que le había dado su padre tuvo su cruz y tuvo que sufrirla y cargarla hasta cierto tiempo, donde creció en humildad y arrepentimiento contrito, hasta que, movido por el amor del Padre y la acción del Espíritu, regresó a casa.

También nosotros hemos pecado, y tendremos que superar esa cruz de nuestra humanidad limitada por el pecado. Para eso ha venido Jesús, a revelarnos y darnos el Amor del Padre, y a fortalecernos para superar la esclavitud del pecado. Ahí empieza nuestra salvación, cuando comprendemos y aceptamos cargar con nuestros propios pecados y, entregados al Padre, en su Hijo, Jesús, dejar que sean limpiados por su Amor y perdonados por su Infinita Misericordia. Somos el pródigo de la parábola cuando no queremos aceptar ese camino de cruz de regreso a la Casa del Padre.

Pero también, quizás, somos el hermano mayor cuando nos enfadamos porque otros, hermanos nuestros también, aceptamos la cruz de nuestros pecados y, humillados ante el Padre, nos abandonamos a su Amor Misericordioso. Pidamos esa sabiduría de la humildad y el arrepentimiento, para, ser servidores y acogedores de todos aquellos que, como nosotros, decidan emprender el regreso a la Casa del Padre. Amén.