Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 24 de diciembre de 2016

EL NIÑO DIOS NACE CADA DÍA

A veces me preocupa estar preocupado, valga la redundancia. Y con esto quiero significar y descubrir que el estar preocupado en hacer y responder a la Voluntad de Dios no es mal síntoma, salvo que eso te lleve a la desesperación y angustia. Dios es brisa suave y gozosa, que colma y llena de paz. Y lo que no sea eso, incluso, a pesar de estar inquieto hasta llegar a Él, no es camino ni permanecer en el Señor. Ya lo dijo san Agustín:  "Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti".

Expreso ese sentimiento, que hace minutos se me ha colado en mi corazón, porque a veces y con mucha frecuencia podemos experimentarnos satisfechos con dar una limosna, rezar un rosario, asistir a la misa del gallo o cumplir con los preceptos que sugiere la santa Madre Iglesia.

El Niño Dios no podrá nacer en un pesebre cómodo, instalado, acondicionado y acomodado a gustos personales. El Niño Dios no podrá nacer en un corazón descomprometido, de aparente solidaridad y mirando más al mundo y sus intereses que a los problemas de los pobres, excluidos y marginados.

El Niño Dios sólo nacerá en aquellos pesebres preocupados por calentar a todos los que padecen frío; en aquellos que tratan de satisfacer y saciar a los que padecen hambre, material y espiritual; en todos aquellos que buscan aliviar el sufrimiento de los que sufren, y, sobre todo, en aquellos comprometidos en amar a su estilo y compromiso.

Por eso, tal y como empezaba esta reflexión, es bueno estar preocupado, inquieto y comprometido con la realidad que nos rodea y, sobre todo, en estar disponible para servir a los demás, porque haciéndolo nace el Señor dentro de nuestros corazones. Preocupados, pero en paz, sabiendo que en el Señor estamos seguros y salvados. Pues, Él tomó naturaleza humana y se hizo Hombre para salvar a todos los hombres.

Pidamos que esa Gracia permanezca encendida cada día de nuestra vida. Y, hoy, celebremos ese hermoso acontecimiento con la esperanza y la alegría que el Señor nace cada noche si le abrimos nuestro corazón. Amén.

FELIZ NAVIDAD

viernes, 23 de diciembre de 2016

EL ESPÍRITU DE JUAN

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS


La figura de Juan el Bautista nos sirve de referencia y de modelo para prepararnos y disponer nuestro corazón a la venida del Señor. A su nacimiento en nosotros. No se trata de que el Señor vuelve a nacer, pues ya nació, sino de asumir su mensaje de salvación como lo asumió Juan.

Juan nos enseñas las virtudes que necesitamos para recibir con provecho la venida de Jesús. Una vida austera que nos recuerda en cada momento las dificultades y la lucha por el equilibrio y la sobriedad ante las cómodas y placenteras ofertas que este mundo nos sugiere y ofrece. Porque si sobriedad y austeridad poco se puede conseguir.

La vida firme y perseverante exige un equilibrio. Un equilibrio que no se puede sostener en la comodidad y placeres de este mundo. Porque nos acomodan, nos instalan y nos alejan de la caridad y el sacrificio. Un sacrificio que se hace presente en los que lo pasan mal y carecen de medios. No podemos olvidarnos de los excluidos y marginados. Porque Jesús nace por y para ellos. Jesús nace y se hace Hombre para redimir y salvar a los que lo necesitan. Y son los pobres los que lo piden a grito.

Juan testimonia humildad y renuncia, y nos llama a la penitencia y a la conversión. Juan nos invita a ser humildes y a no gloriarnos de nuestro trabajo. Hacemos lo que debemos hacer y todo es y será para Gloria del Señor. Él, el que ha de venir, del que yo no soy digno de desatarle el cordón de sus sandalias, diría Juan el Bautista.

Pidamos esa Gracia, para que seamos fuertes y firmes en la voluntad de, siendo humildes, ser instrumentos guiados por el Espíritu Santo, para dar testimonio con nuestra palabra y nuestra vida del Mensaje del Señor. Amén.

jueves, 22 de diciembre de 2016

MADRE DE DIOS AL SERVICIO DE SU PRIMA ISABEL

No cabe un honor más grande que ser la Madre de Dios. Y más en el contexto del aquel pueblo que esperaba al Mesías, al libertador. Un pueblo para que ser elegida la Madre del Mesías representaba lo más grande. Pero no apareció el Mesías que todos esperaban. Al parecer, el Señor quiso manifestarse de otra forma y en otras circunstancias.

Y ese Mesías esperado por todos no fue bien recibido, porque ellos, el pueblo, esperaban otro. Un Mesías imaginado por ellos. Un Mesías fuerte, poderoso y enérgico, capaz de expulsar a los invasores romanos de su pueblo. La sorpresa fue mayúscula, y sólo, una joven sencilla, pobre y humilde fue capaz de aceptar esa misión. Misión que más tarde fue también, no sin antes sufrir sus propias tribulaciones, aceptada por José, varón justo desposado con María.

Y María, agraciada y elegida para ese tan alto y preciado honor, corre apresurada a visitar a su prima Isabel. Ésta, al advertir su presencia, le manifiesta su maternidad Divina y María derrama ese canto del Magnificat que vale la pena meditar pausadamente y tranquilamente. Pero, la humildad de María es tan grande que permanece unos tres meses al servicio de su prima Isabel.

¿No parece lógico, según nuestra manera de pensar, qué sirviera Isabel a María? ¿No parece de sentido común, según nuestra mentalidad, que María fuese tratada como una reina, ya que era la elegida para ser la Madre de Dios? María, adelantándose a lo que más tarde haría también su Hijo, hizo de servidora por amor. Porque el Hijo que traía en sus entrañas venía a servir y no a ser servido.

Enseñanos, María, Madre de Dios, a tener nuestra total disponibilidad en servir y también en dejarnos que nos sirvan, porque a veces ese es el problema. Nuestra soberbia no nos deja, no ya sólo servir, sino ser servido. Ser dócil a la Voluntad de Dios es estar disponible tanto para servir como para ser servido. 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

DORMIDOS A LA VERDADERA VIDA



Posiblemente muchos de nosotros tengamos los ojos bien cerrados. Y quizás nos sentimos a gusto y bien instalados, y, por consiguiente, permanecemos ciegos. Peor aún, con los ojos cerrados e ignorando la pura realidad que se manifiesta delante de nosotros. Pasan los acontecimientos delante de nuestros ojos y no reaccionamos, ni vemos, ni oímos ni despertamos.

El Mesías nace, está entre nosotros, pero no le vemos ni, lo que es peor, queremos verle. Pidamos desde este humilde rincón, simbolizado en el pesebre, que despertemos a la fe. Y que, como Bartimeo, Mc 10, 51-52, veamos la Gloria del Señor y demos saltos de gozo y de alegría porque el Mesías, el enviado, está entre nosotros.

Pero, también, preparémonos para esta venida del Señor. No podemos permanecer con los brazos cruzados ni pasivos, sino vigilantes y disponibles. Como María abierta a la acción del Espíritu Santo a acoger la Gracia del Señor que nace en nuestro corazón. Y se hace presente en nuestro servicio, en nuestra entrega, en nuestro esfuerzo por estar disponible y en la generosidad de nuestro amor.

Porque el Señor nace cada instante que tú y yo amamos como él nos ama. Pues no esperemos que nazca de nuevo, pues ya ha nacido. Una sola vez, pero, ahora, se hace presente siempre que tú y yo proclamemos el amor que Él nos enseñó con su vida y obras y lo hagamos presente, vivo y real entre los hombres. Entonces, en cualquier parte del mundo nace el Señor.

Y nacerá de nuevo cuando venga en su segunda venida prometida. El Señor cumplirá su Palabra, porque siempre la ha cumplido, la cumple en cada instante, y la cumplirá al final de los tiempos. Amén.

martes, 20 de diciembre de 2016

EXPECTANTES A TU VENIDA, SEÑOR

Hay dos manera de esperar, con los brazos cruzados y caminando hacia el encuentro. Con los brazos cruzados no parece ser buena actitud, pues esperar no significar pasividad sino todo lo contrario, actividad de estar preparado y con la casa recogida para recibir al que viene. Y eso supone trabajo, camino y estar expectante a esa llegada.

Por lo tanto, la segunda actitud parece la buena. Poque caminar significa estar activo y en movimiento y vigilates a la venida. Este tiempo que ahora volvemos a vivir nos recuerda esa actitud, la de estar vigilantes y expectante, no sólo ahora, sino en todo instante de nuestra vida. Porque esperar significa también estar en actitud paciente y escuchante. 

Y es esta actitud, la de permanecer en camino, es la que queremos pedir y suplicar al Espíritu Santo. Y hacerlo mirando a María y a José, los padres de Jesús. Ellos supieron estar atentos y vigilantes y cambiar el camino de sus vidas para tomar el que Dios les indicaba. Hoy, de manera especial, miramos a la Virgen, y destacamos sus virtudes de humildad, de sencillez, de generosidad, de estar abierta a entregar su vida y sus proyectos, para tomar los que Dios le entrega.

Y pedimos al Señor que nos de la Gracia y fortaleza de actuar como Ella, y de estar preparados pacientemente para que, cuando el Señor disponga, estar abierto a acogerlo y acoger libremente sus mandatos y vivirlos según la acción del Espíritu Santo.. Amén.

lunes, 19 de diciembre de 2016

¡ÁBRENOS LOS OJOS, SEÑOR!

Dios nos habla continuamente, pero necesita nuestra escucha y nuestra colaboración. Nos ha creado libres y se ata las manos ante nuestras decisiones. De tal forma que, necesita de nuestra disponibilidad para actuar en nosotros. Dependerá, pues, de nosotros que le dejemos o no. Es decir, que le aceptemos o no.

A lo largo de la historia, el Señor, ha ido revelando su Plan de salvación a los hombres, y sólo lo recibirán aquellos que sean capaces de mantener los ojos bien abiertos y el corazón dispuesto y entregado a su Palabra. Pidamos esa Gracia para que el Espíritu actúe, entregada nuestra libertad voluntariamente, en nosotros y nos ilumine para saber recorrer esos caminos que nos llevan al Señor.

Pidamos esa Gracia, para estar atentos, vigilantes y dóciles a dejarnos tomar por la acción del Espíritu Santo y abrirnos a su Luz, que nos ilumina y nos dirige por los caminos que nos llevan al Señor. Pidamos la Gracia de vivir expectantes a las señales que Dios quiere enviarnos y esforcémonos en responder a esos signos y señales que nos hablan de su presencia entre nosotros confiados, como María y José, a su Palabra. Amén.

domingo, 18 de diciembre de 2016

QUIERO RESPONDER COMO JOSÉ Y MARÍA

Yo sé, Señor, que esperas algo de mí, porque me has creado para algo. Posiblemente sea pequeña cosa, pero por insignificante que sea yo quiero responderte, Señor. Porque a Ti, Señor, no te importa la grandeza o pequeñez de las obras, sino la intensidad y el amor con la que se hagan. Y tanto valen las grandes como las pequeñas delante de Ti, Señor.

Yo quiero, como José y María, responder a lo que Tú me has encargado, y me cuesta mucho descubrirlo. Se me va la vida y, quizás no lo haya descubierto. Igual puede ser esto que, las reflexiones, que en la última etapa de mi vida estoy haciendo. Te pido perdón por tanto tiempo y horas perdidas; por tantos fracasos; por tanta debilidad. Sé de tu gran Misericordia y eso me anima a confiar en tu perdón.

Pero quiero levantarme y poner todo lo que de Ti he recibido a tu servicio. También sé que poner los talentos recibidos a tu servicio es entregarlo a los hombres. Porque servir a los hombres es servirte a Ti. Así lo hizo tu Madre María, y tu Padre adoptivo José. Dejaron sus planes y proyectos para hacer de los tuyos su vida y su misión.

Yo soy poquita cosa, Señor, pero quiero servirte y cumplir con lo poquito que me has encargado, que para mí supone mucho esfuerzo y trabajo. Dirige mi pluma, mis dedos y mis labios para que todo lo que hagan lo hagan en tu nombre y para tu gloria. Y dirige también mi obrar y mi ser, para que mis obras vayan de acuerdo con mis palabras. 

Dame, Señor, esa Gracia de ver, de experimentar, de servir, de ser fuerte y valiente y de capacidad de renuncia, para, venciendo todos mis apegos, mis apetencias y debilidades me entregue a poner todos los talentos, muchos o pocos, recibidos al servicio de los demás. Amén.