Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 10 de marzo de 2017

EL PECADO ESTÁ EN LA INTENCIÓN

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS


Un hombre bueno se nota enseguida. Su cara refleja sus intenciones y su verdad le descubre como un hombre con buenas intenciones. Una persona, hombre o mujer, inspiran confianza cuando sus actos van revestidos de buenas intenciones y reflejan verdad en todos sus movimientos e intenciones. Son personas buenas aquellas que sólo tienen una cara, una cara que presenta la justicia, el respeto, la verdad, el buen trato, la igualdad y se brinda para hacer siempre bien.

Cuando encontramos personas así decimos que son buenas personas. Y es que el pecado está en la intención. Hay, también, personas que respiran malas intenciones, y tratan de, revestidas de piel de cordero, esconder sus malas intenciones. Son personas que se esconden en la mentira, en la injusticia, en la venganza, en la ira, odio y ambición. Son personas que, aunque no maten físicamente, si matan moralmente y destrozan la vida de otras personas.

Personas que con su lengua y critican roban la fama y el honor de otras personas y destrozan familias y matrimonios. Y, aparentemente, tratan de revestirse del perfume de la bondad y la filantropía para parecer lo que realmente no son. Son a esas personas a las que el Señor dirige sus Palabras en el Evangelio de hoy: «Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

De eso se trata, de ser transparente y abiertos a la verdad con todos y dispuestos al perdón y a la fraternidad. Y eso es lo que hoy tratamos de pedirte, Señor. Siendo dócil a tu Palabra, pedirte, como Tú nos invitas a hacer, por todos aquellos y por nosotros mismos, para que sepamos despojarnos de todas las ataduras humanas que nos esclavizan y nos enfrentan y buscar la reconciliación. 

Cierra mis oídos a toda murmuración; guarda mi lengua de toda maledicencia, para que todos los que se acerquen a mí descubran tu presencia, Señor. Amén.

jueves, 9 de marzo de 2017

TU PALABRA, SEÑOR, ME DA CONFIANZA


¿Qué sería de mí sin tu Palabra, Señor? ¿Y qué sería de mí sin tu ofrecimiento e invitación a que te pida, Señor? No haría falta decir que estaría perdido. Porque sin Ti, Dios mío, nada soy y nada puedo hacer. Por eso, desde este humilde blog, me hago eco de tu ofrecimiento y voz de tus Palabras.

Sí, Dios mío, tengo mucho que pedirte y te tomo por tu Palabra. Quiero pedirte, en primer lugar, que esa pequeñita fe que has puesto en mí me la aumentes y que cada día sea mayor. Sea una fe más fiable, más madura, más dócil, más fuerte y más confiada. Y también más paciente y esperanzadora. Una fe que sea capaz de, incluso, en los momentos de silencio saber esperarte y aguardar pacientemente. Una fe como supo llevar y sostener tu Madre María.

Una fe que, su consecuencia sea darse y entregarse al servicio de los demás; una fe que sepa comprender, de la misma forma que Tú, mi Señor, me comprendes a mí. Una fe que desprenda servicio, escucha y atencíón a los que necesitan ser servidos, escuchado y atendidos. Una fe que se note y no quede sólo en la apariencia litúrgica y piadosa. Una fe como Tú, Señor, quieres.

Una fe cuyo resultado sea el amor. Una fe que se cuide de amar, y para ello se esfuerce en someter mis sentimientos a tu Voluntad, Señor, con la voluntad que Tú me has dado. Una fe que no se deje dominar ni influir por todas esas tentaciones que el mundo me ofrece. Una fe sostenida en la oración de cada día en mi y nuestra relación contigo, Señor.

Una fe que se alimenta en y de la Eucaristía, del banquete de tu Cuerpo y Sangre, que Tú nos has dejado para que, fortalecidos en ella seamos capaces de recorrer el camino injertados en el Espíritu Santo hasta alcanzar la Casa del Padre. Amén.

miércoles, 8 de marzo de 2017

TAMBIÉN NOSOTROS BUSCAMOS SEÑALES

¿Quién no ha tenido dudas? En el camino nos asaltan muchas dudas. Sobre todo, cuando las dificultades nos exigen superarnos, resistir, renunciar e ir contra corriente. Nos resulta más simple y fácil acomodarnos, dejarnos llevar por la corriente y evitar la lucha. Ocurre cuando nos callamos; cuando silenciamos nuestra lengua o disimulamos nuestra posición o pensamiento. Somos muchos los Jonás de nuestro tiempo que contravenimos las ordenes de Dios.

Porque como Jonás tratamos de evadirnos y no ir a Nínive. Y es más, incluso pedimos signos y pruebas que satisfagan nuestro rechazo. Porque nos conformamos un Dios a nuestra medida y según nuestros gustos e intereses. Eso de se enviados, de obedecer la Ley impresa en nuestro corazón, nos resulta fastidioso y humillante. Nuestra soberbia se despierta y se rebela.

Pidamos que nuestro corazón sea obediente y capaz de apaciguar nuestra soberbia; pidamos que nuestra mente se fíe y se goce en la Resurrección del Señor. Nuestro camino cuaresmal, empezado el miércoles de ceniza, y que nos conduce a la Pascua, termina con la manifestación más grande para un cristiano y creyente en Jesús, el Hijo de Dios, "la Resurrección", el fundamento de nuestra fe.

No hay otro signo mayor, porque eso es lo que fundamenta y le da valor y sustento a nuestra fe. Vamos hacia la Vida. Nuestra cuaresma es un camino de Vida. De Vida Eterna, y esa esperanza nos empuja, nos sostiene y nos vivífica. ¡Alabado y glorificado sea el Señor!

Te pedimos, Señor nuestro, que alimentes nuestra esperanza y nos llenes de fe y fortaleza para continuar, sin interrupción, nuestros camino cuaresmal hacia la Pascua. También nuestra pascua, porque, como Jesús, nuestro Señor, nosotros, cada uno de nosotros, tenemos que compartir nuestra muerte con el Señor, para, luego, Resucitar en, con y por Él.. Amén.

martes, 7 de marzo de 2017

LA ORACIÓN POR EXCELENCIA



El Padre nuestro es la oración que marca los pasos de nuestra vida y el estilo de la misma. Es una oración para vivirla según la pronunciamos. Es una oración que define los tiempos del diario vivir desde la mañana hasta la noche. Es una oración que divide los tiempos del latir de nuestros corazones y se hace presente y vida en cada instante que nos ponemos en relación con los demás.

Porque, es una oración que está entroncada con los otros, a los que llamamos hermanos, porque Dios se nos descubre y declara como Padre de todos. Es una oración que nos recuerda en cada momento de nuestras relaciones con los demás el perdón. La misericordia, porque por ella estamos salvados, pues no merecemos nada y nos salva nuestro Padre Dios, Infinitamente Misericordioso.

Por eso, porque las palabras se agotan y el corazón palmita, recemos el Padre nuestro en silencio y meditemos cada paso de cada día. Amén


Padre nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu Voluntad
en la tierra como 
en el Cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,como 
también nosotros perdonamos
 a los que nos ofenden,no nos 
deje caer en  la tentación, y
líbranos del mal.
Amén.

lunes, 6 de marzo de 2017

SEÑOR, DECIDIRÁS SEGÚN MIS OBRAS

Señor, me has dado libertad para decidir, y voluntad para llevar esa decisión a la práctica. Sin embargo, mi naturaleza humana está debilitada por el pecado y soy muy susceptible de sucumbir a la tentación. Y el diablo tiene muchos recursos para, distraido, seducirme y hacerme pecar. Tú, Señor, hoy me has enseñado a resistir y sostenerme fiel al Padre. Has resistido las tentaciones del demonio en el desierto y nos has dado testimonio de como resistir.

Has sido llevado por el Espíritu Santo al desierto y en todo momento Él ha estado contigo. Y en Él, Tú, Señor, has rechazado las ofertas y tentaciones del diablo. Yo también quiero hacer lo mismo que Tu, Señor. Y, para ello, te pido la fuerza del Espíritu Santo con el fin de resistirme también a las sugerencia del diablo y ceñirme a las que Tú me has enseñado de parte de tu Padre.

Pero, sé que todo no te lo puedo dejar a Ti, porque me has dado libertad para decidir el camino a elegir por mi cuenta. Tengo que ser yo quien dé el paso adelante y tomar la vereda que conduce a la Verdad. Sí, necesito consultarte y pedirte luz, pero la decisión me toca a mí, porque para eso me has dado libertad. Y también voluntad. Voluntad para esforzarme en hacer lo que creo que está bien y debo hacer. A pesar de mis sentimientos contrarios o mi gusto partidarios de actuar de otra forma.

Esas cualidades que me has dado y has cargado en mi mochila son para usarlas y ponerlas en y para bien de todos mis hermanos. Sobre todo, los más pobres y necesitados. Aquellos a los que Tú, quizás, les haya dado menos y poca luz. Me dices hoy que comparta con ellos eso que me sobra y que me quede con lo sólo necesito para mí. Y me da cierta pereza y experimento algo de egoísmo. Busco seguridades, cuando Tú eres la única y verdadera seguridad.

¡¡Señor, despierta dentro de mi corazón esa libertad y voluntad que me has dado para ponerla al servicio de los pobres y servirte a Ti en ellos!! Porque de eso, me lo recuerdas hoy, es de lo que me vas a hablar el día que vuelvas, tal y como lo has prometido, y a poner a todos en su lugar. Amén.

domingo, 5 de marzo de 2017

EL PODER DEL TENTADOR

Estamos atrapados si no nos preparamos. Nuestro corazón está herido, y el infarto amenaza a cada instante si no sabemos cuidarnos. Las ofertas para rompernos el corazón son varias. Fundamentalmente tres, que luego se desglosan en múltiples. Pero esas tres, conocidas, podemos trabajar para rechazarlas siempre y cuando vayamos protegido y unidos a la Gracia de Dios. En Él seremos invencible.

Pero hay que tener cuidado, pues el Maligno sabe lo que hace y tiene mucho poder para vencernos. Es mucho más inteligente que nosotros y sabe seducirnos. Sin embargo, con Jesús no pudo ni puede. Luchó con Él en el desierto y sucumbió a la fortaleza y poder de Jesús. Claro, no perdamos de vista que fue conducido al desierto por el Espíritu Santo y le acompaño todo el tiempo.

También nosotros podemos hacerlo acompañados por el Espíritu de Dios. Caminando con el Señor iremos bien seguros, hasta el extremo de gritar que Cristo y yo mayoría aplastante. Eso es lo que hoy queremos pedirte, Señor. Caminar por el desierto de nuestra vida unido a Ti. Sí, sabemos que para eso necesitamos estar contigo, pero también poner en juego todo nuestro esfuerzo y voluntad, que de Ti hemos recibido para la lucha. No podemos dormirnos ni despistarnos. Tenemos unos talentos que hay que poner en juego. Lo demás, a donde nosotros no podamos llegar, dependerá de la fuerza del Espíritu Santo, que nos auxilia y nos asiste.

Te pedimos, Señor, fuerza y  voluntad para no desfallecer y atravesar el desierto de nuestra vida apoyado y sostenido en tu amor. Saber rechazar las ofertas que el mundo nos propone; la ambición de poder que nuestros deseos y apetencias nos despiertan y, sobre todo, el culto a nuestras pasiones corporales que nos engañan y seducen con sus gozos y placeres caducos. Todo eso que, presentado como un oasis de felicidad, es puro espejismo que pronto se desvanece y se evapora.

Danos, Señor, la sabiduría de sabernos mantener fuertes y firmes, resistiendo los embates del camino de nuestro propio desierto, y, la valentía de, apoyados en la oración, la confianza en Ti, la Gracia divina y la fortaleza de Ti recibida, soportar y recorrer el desierto de nuestra vida hasta llegar a Ti. Amén.

sábado, 4 de marzo de 2017

VIVIR EN Y A TU ESTILO, SEÑOR

Eso me gustaría, Señor, vivir como Tú lo has hecho en tu paso por este mundo. Vivir de forma misericordiosa, perdonando y amando. Haciendo el bien por todas partes y a todos, preferiblemente a los pobres y necesitados. Y, por eso y para eso, necesito estar injertado en el Espíritu Santo, que ha venido tras tu ascensión para quiarme y asistirme en mi camino pascual hasta compartir mi muerte contigo, Señor. Abrirme a la acción del Espíritu y dejarme conducir por Él poniendo todo mi empeño y voluntad en seguirle y actuar según su impulso.

Me llamas, a pesar de mis pecados, y me tiendes tu Mano. No vienes a curar ni a salvar a los justos, sino a redimir y salvar a los pecadores. Porque, ¿ quién puede considerarse libre de pecado? Todos estamos manchados por el pecado original, y nuestra naturaleza es débil. Necesitamos la fuerza de tu Espíritu y tu Misericordia para encontrarnos con tu perdón. Nos experimentamos perdonados porque Tú nos llamas e invitas a seguirte, y pones en nuestras manos la ingente tarea de ser misericordiosos como el Padre.

Esa confianza y ese amor nos descubre tu gran Misericordia y tu Infinito Perdón. Y, abiertos a él, queremos darte las gracias, y pedirte que nos transformes, para, como Tú y a tu estilo, esforzarnos nosotros también en prácticarlo y vivirlo.

Hoy es un día de agradecimientos. Agradecimientos por esa luminosa misericordia que nos regala y pone a nuestro alcance, por tu Gracia, alcanzar el perdón y la salvación. Nos sabemos limitados y pecadores. Imposible para nosotros subir la pendiente de nuestra propia pasión pascual aislado de tu Espíritu. Te pedimos, Señor, que nos acompañes para, con tu Gracia, poder compartir nuestra humilde pasión con la Tuya y ofrecerte nuestro dolor y sacrificio.

En Ti, Señor, confiamos y nos abandonamos, y ponemos todas nuestras esperanza en tu Infinita Misericordia. Amén.