Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 7 de abril de 2018

EL OBSTÁCULO DE NUESTRA INCREDULIDAD

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Nos cuesta mucho creer y fiarnos. Y más cuando esa persona nos ha fallado en algún momento. Una vez perdida la confianza, la fe se antoja casi imposible de recuperarla. Por eso, es muy importante cuidar mucho nuestros actos respecto a la confianza con el otro. 

Pero, también es muy importante sostenernos en la confianza de aquella persona que, puesta en tela de juicio, mantiene su verdad y su honor. Debemos ser perseverantes y no claudicar hasta que su presunción de inocencia no sea desvelada. Somos muy inclinados a desconfiar y a no creer, y más de aquellos que su credibilidad está excluida, como es el caso de la mujer en el tiempo de Jesús. La confesión de María Magdalena  no fue tenida en cuenta por los apóstoles. Su testimonio no tenía valor para ello.

Pero, tampoco creyeron a los de Emaús, y al mismo Jesús le pusieron en duda. Somos incrédulos y nos cuesta creer. Y Jesús nos lo echa en cara: Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

Pero, ¿qué ocurre hoy? También nosotros somos unos incrédulos, porque no creemos el testimonio de los apóstoles. ¿Qué queremos, que se nos aparezca a cada uno de nosotros? Porque, si se te aparece a ti, yo no te creeré, y así viceversa. No confiamos en la palabra de los apóstoles y en el Evangelio. Para empezar tenemos que reconocer nuestra dureza de corazón y nuestra incredulidad.

Y, te pedimos, Señor, que transformes nuestro corazón de piedra en uno de carne, más tierno y suave y dispuesto a conmoverse y a creer en tu Amor. Un corazón abierto a tu llamada, a tu Palabra y confiado en tus actos de Amor. Porque, Tú, Señor, siempre has dado cumplimiento a tu Palabra y nada en Ti ha dejado de cumplirse. Tú siempre, Señor, dices la Verdad, pues eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

viernes, 6 de abril de 2018

TIENES DELANTE DE TI A LA VIDA ETERNA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

(Después del paréntesis del viernes Santo, donde acompañamos al Señor en su Pasión y muerte, retomamos de nuevo nuestro rosario de cada viernes).

Cada aparición de Jesús nos advierte sobre la Vida Eterna. Porque, Él ha Resucitado y su Palabra está llena de Vida Eterna. Ha vencido a la muerte, por lo tanto, la Vida será para siempre, es decir, eterna. Sin embargo, nosotros en el mundo estamos cegados y confundidos con las cosas de este mundo. ¿Acaso no vemos que Jesús ha Resucitado? Cuan pequeños somos cuando con tantas pruebas de amor no llegamos a entender que Jesús ha Resucitado y nos quiere también resucitar a nosotros en la hora de nuestra muerte.

Tendremos que reconocer nuestra pequeñez y limitada vida. Somos débiles y muy indefenso. Cualquier tentación nos vence y nos desvía del camino recto. Necesitamos la presencia del Señor y su Gracia para poder enfrentarnos a todas esas tentaciones, sufrimientos y adversidades que la vida en este mundo nos presenta. Por eso, Jesús insiste en darnos pruebas de su Resurrección. Está vivo y anda entre nosotros.

No desaprovechemos esta ocasión que se nos presenta en nuestra vida. Pidámosle sabiduría para discernir bien los caminos por los que andamos, y, sobre todo, conocimiento para darnos cuenta de que tenemos que estar cerca de Él en cada momento. Los peligros son muchos y nuestra debilidad nos hace vulnerable al pecado. Por eso, necesitamos abrir los ojos para verle, pues está delante de cada uno de nosotros. Tengamos esa confianza que nos ayude a descubrirle en todos los instantes de nuestra vida.

Ven, Señor, y enciende en cada uno de nosotros la luz que nos ilumine y nos renueve, creando en cada uno de nosotros un corazón nuevo, capaz de amar y sentirse amado por Ti. Danos la paciencia y la perseverancia para no desanimarnos y esperar que Tú te hagas presente, cuando quieras, en nuestras vidas. Tengamos la fe de acudir a su banquete eucarístico al que estamos invitados, y a alimentarnos de su Cuerpo y su Sangre.

No perdamos esa gran oportunidad que nos invita a estar, no ya cerca de Él, sino en Él, que vive y se confunde con cada uno de nosotros. Pidamos aumentar nuestra fe y ser dóciles y sumisos a su Palabra. Amén.

jueves, 5 de abril de 2018

¿CREES QUE JESÚS PUEDE DARTE LA ETERNIDAD?

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No tengas miedo ni te asuste. Cree en Jesús y confía que Él puede darte la eternidad. Primero, porque, Él ha Resucitado y es, por lo tanto, Eterno. Y puede darte esa Vida Eterna a ti también. No tengas miedo y créelo. No te asuste porque no lo entiendas. Él sabe de tus limitaciones e ignorancias, y sólo te exige que confíes en Él.

Igual les pasó a los apóstoles. No entendía nada y Jesús tuvo que mostrarse en su Naturaleza humana, para que comprendieran que era una Persona, tal y como ellos le habían conocido. Por eso, les invita a que le toquen y a comer, para que perciban su humanidad. También, a ti y a mí nos mostrará su rostro y nos abrirá nuestras mentes para que entendamos. Eso hizo con los apóstoles, les explicó todo lo que estaba escrito y tenía que suceder, y le dio luz para que pudieran entenderlo.

¿Por qué no lo hizo con los sumos sacerdotes o con los romanos? Tendría sentido presentarse delante de Pilatos y darle ahora razones, ¿no? No es ese el plan de Dios. Jesús se presenta a aquellos que han creído en Él. A aquellos que, aunque le han dejado solo por miedo, le habían seguido y estaban dispuestos a seguirle. Jesús se le aparece para darle ánimos, para fortalecerle su fe, para afirmarla y para llenarles de sabiduría y fortaleza para emprender el camino de la pascua de cada uno.

También lo hace contigo si crees en Él. No importa tus pecados y tus miedos, Él te confortará, te dará aliento y fortaleza para que sigas adelante. Aumentará tu fe y te llenará de sabiduría para que, en el Espíritu Santo, transmitas a los demás la buena Noticia de salvación. Porque, también el Señor quiere que todos tengan la oportunidad de conocerla y creerla.

Simplemente, llénate de humildad, reconoce tu pequeñez y ábrete a la Gracia del Espíritu Santo. Todo lo demás vendrá por añadidura. Pues, todo lo hace Dios. Tú y yo somos simplemente humildes instrumentos abiertos a su Gracia, que sólo tenemos una misión, obedecerle y poner en sus Manos esa libertad que Él nos ha dado. Eso es lo que Dios te pide silenciosamente, y no moverá un dedo ante tu elección. Seamos, pues, sumisos a su Palabra y obedientes a su llamada. Amén.

miércoles, 4 de abril de 2018

TAMBIÉN A TI TE HABLA CADA DÍA

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No es cuestión de estar esperando, porque el Señor ya está contigo. Está vivo y te acompaña. Se trata de saber advertir su presencia y escucharle. Ahora mismo está dentro de ti y te habla desde dentro, desde tu corazón, desde lo más profundo. Primero, sosiégate, ponte en paz y serénate. El Señor está en lo tranquilo, en lo suave, en lo sencillo, en la brisa que te llena de paz.

Y, ahora, dispón tu oído para escucharle. No se trata de hablar, ni de pensar. Simplemente, permanecer en silencio. Deja que sea Él quien mueva tu corazón y tome los hilos de tu vida. Ábrete a su Amor y déjate amar por Él. Pronto empezarás tú también a amar. No desesperes, porque Él está a tu lado, ¿para qué entonces resucitar? ¿Para marcharse y dejarte solo? Concuerdas conmigo que eso no tiene sentido.

Luego, el Señor está contigo, y también conmigo. Sólo nos basta abrirnos y dejarnos amar por Él. Nos conducirá por el camino que Él quiere para nosotros. Ese camino que nos hace feliz y nos da la Vida Eterna. No te preocupes. Estar con el Señor no puede ser aburrido, ni cansado, ni preocupante ni darnos miedo. No puede ser nada de eso, pues, entonces, ¿qué Señor sería? ¿Nos ha engañado?

Estar con el Señor tiene que ser un remanso de paz, de tranquilidad, de alegría, de gozo, de fortaleza, y, sobre todo, de amor. Estar con el Señor tiene que ser la dicha más grande que podamos alcanzar. Y, si todavía no nos pasa eso, es que no hemos logrado estar con Él plenamente. Posiblemente no hemos sabido encontrarlo como les sucedía a los de Emaús en su retirada. Pero, sabemos cómo actuaron una vez que lo encontraron.

También nos sucederá a nosotros. Por lo tanto, sigamos buscándole y esperándole. Sigamos perseverando y atentos a su Palabra. Busquemos espacios de silencio y de paz para dejarnos embriagar por la Palabra del Señor, que nos atosiga, ni nos apresura, sino que nos llena de paz y de amor. Y cuando llega el amor se da todo, hasta la propia vida. Amén.

martes, 3 de abril de 2018

LA VIDA SE TRANSFORMA CON LA RESURRECCIÓN

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Todo empieza a verse de otra forma. Se hace la luz y la esperanza renace. Hay victoria del amor sobre el mal. La vida se renueva y la muerte queda vencida. Se puede decir de muchas formas, pero todas conducen a un mismo lugar, el triunfo del amor que da vida sobre el mal y el pecado. El signo de la Cruz es nuestra salvación.

A pesar de nuestras esclavitudes, de nuestros miedos, de nuestras debilidades, de nuestros interrogantes y limitaciones, Jesús, el Señor, ha Resucitado, y su Infinita Misericordia nos ha rescatado de las garras del pecado liberándonos también de la muerte al amor. Nuestra vida se transforma y queda liberada de estar sometida a la muerte. Jesús con su Resurrección nos da esperanza y una nueva vida.

Gracias, Señor. ¿Qué sería de nosotros sin Ti? ¿Cómo entenderíamos la vida sin la esperanza de la Resurrección? Esa Resurrección que Tú nos has mostrado resucitando del sepulcro. Esa Resurrección que María Magdalena nos comunica exultante de alegría y llena de vida. Nuestros miedos han desaparecido. Es verdad que todavía nos queda un largo camino que recorrer y una pasión particular que sufrir, pero ya no nos da miedo. Al menos tanto miedo.

Porque, Tú, Señor, estás con cada uno de los que en Ti creen; porque, Tú, Señor, nos acompañas y nos das fortaleza y sabiduría para tener capacidad de discernir y saber elegir el verdadero camino. Te pedimos, Señor, que nos des fuerza y voluntad para no anteponer nuestra voluntad, sino la Tuya. Es esa la que nos salva y la que también nosotros queremos cumplir y realizar. 

Pero, también sabemos que somos débiles, que nuestras fuerzas nos fallan y que podemos caer en las garras del demonio que nos asedia y nos acecha. Líbranos, Señor, de su influencia y llénanos de sabiduría y consejo para, en el Espíritu Santo, salir victorioso y alcanzar como Tú nuestra propia cruz para en ella, por tu Gracia, resucitar en Ti, Señor. Amén.

lunes, 2 de abril de 2018

NACE UNA ESPERANZA ETERNA

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Es posible que en el camino hayan muchas lagunas y pasos oscuros. Es verdad que en muchos momentos nuestra razón se queda bloqueada y sin eslabón que le marque el siguiente paso. Experimentamos muchos momentos de oscuridad y de contradicciones, pero el camino nadie ha dicho que es fácil ni claro. En él hay muchas oscuridades y mucha exigencia de fe. Sin la fe nadie hubiese podido seguir adelante.

María, la Madre de Dios, es la elegida porque pone su fe en Dios. Se fía y se hace su esclava poniéndose incondicionalmente en y a la Voluntad de Dios. Y es ahí donde está el verdadero fundamento de nuestra fe, fiarnos y confiar en la Palabra de Dios, que nunca falla y siempre se cumple. Por eso, hoy es el día de la Esperanza con mayúscula, el día de la alegría y la renovación de nuestra fe.

Jesús, el Señor, ha resucitado, y eso es lo que verdaderamente importa. Todo lo demás, si fue blanco o negro queda atrás. Creemos en su Palabra y ella sola nos basta. Jesús ha Resucitado y en adelante se irá apareciendo a todos los que creen en Él. Es la prueba y demostración de su Resurrección. Es la prueba que nos anima a creer en su Palabra y al Plan que Dios ha previsto para la salvación del hombre. Plan que tiene su plenitud en la Resurrección.

Por todo ello, Padre, te pedimos que nos des capacidad para saber discernir lo que viene de Ti separándolo de todo aquello que es del mundo. Y la fortaleza para, diferenciándolo, llevarlo a cumplimiento en plena confrontación con lo que nos propone el mundo. Sí, Padre, creemos en tu Palabra y en tu Resurrección, y queremos vivir de acuerdo con esa esperanza llevando a nuestras vidas esa Palabra de buena voluntad que nos exhorta a amar como Tú nos ama.

Por eso, aprovechando la celebración de la alegría de la Resurrección, te pedimos la fortaleza, sabiduría, paciencia y voluntad para vivir esa pascua nuestra finándonos siempre en la Tuya y tomándola como referencia para, como Tú, vivirla desde la Verdad y el Amor. Amén.

domingo, 1 de abril de 2018

AMOR Y BÚSQUEDA

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Cuando realmente amas buscas una salida a ese amor. Porque, el amor no se conforma con una despedida, sino que persigue y desea la eternidad. Tanto María Magdalena, como Juan y Pedro salen, avisados por ésta, corriendo hacia el sepulcro, porque la piedra ha sido rodada. Corren porque la llama de su amor todavía esta viva; todavía arde dentro de sus corazones. Y son recompensados con la ausencia de Jesús en el sepulcro. No está allí, y eso significa que ha Resucitado.

Todo empieza a tomar orden en el puzle que todavía los apóstoles no han entendido. Ahora todo empieza a tener sentido y significación. Jesús, el Señor, ha Resucitado. Él lo había dicho. Su Cuerpo, Templo del Espíritu Santo, ha sido construido en tres días. Jesús es el Señor, el Hijo de Dios Vivo. ¡Alabado y glorificado sea su nombre! ¡Bendito sea el nombre del Señor!

Señor, te pedimos en este día de gloria y exaltación que nuestra fe se vea fortalecida y aumentada en el camino que todavía nos falta por recorrer. Que cada día sea mayor y más madura, y que sea una fe más entregada, más dada, más ágape. Una fe que tras el recorrido de su inseguridad  - dodim - va alcanzado la madurez del agapé, de la entrega y de la plenitud.

Hoy permanecemos alegré, exultantes, llenos de esperanza y alegría. Sabemos que el camino nos presentará dificultades y momentos difíciles donde el discernimiento necesita fortaleza y desprendimiento. Sabemos que también nosotros tenemos que sufrir nuestra propia pascua, pero, sabemos también que en Ti, Señor, resucitaremos por tu Gracia y para permanecer contigo para la eternidad en plenitud de gozo y felicidad. Danos, Señor, esa sabiduría cada día de nuestro camino para amanecer siempre con la esperanza de empezar una nueva resurrección.

Porque, cada día, empezamos a construir nuestra resurrección con el esfuerzo de nuestra conversión. Porque, cada día, es una nueva oportunidad para preparar nuestra resurrección con el esfuerzo del amor que recibimos de Ti, Señor. Amén.