Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 30 de abril de 2018

MI CORAZÓN SE LLENA DE GRATITUD

Resultado de imagen de Jn 14,21-26
No puede salir de dentro de mí sino gratitud y alegría. Gratitud por recibir la buena Noticia de tu compañía y de tu asistencia en el Espíritu Santo. Porque, tras tu Ascensión, que convenía, viene el Espíritu Santo enviado por el Padre, y Él nos acompañará enseñándonos y recordándonos todo lo que Tú nos has enseñado y nos has dicho. Por eso, Señor, convenía tu partida hacia el Padre, para, sentado a su derecha prepararnos allí una mansión para todos aquellos que creen en Ti.

Por eso, mi corazón se llena de gratitud y, Tú, Señor, eres mi alabanza en la gran asamblea. Todo mi ser exulta de alegría por todo lo que nos dices hoy, porque, sabemos de tu fidelidad y de el valor de tus Palabras. Todo lo que dices. Señor, tiene cumplimiento, porque Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y nada se ha quedado sin cumplirse, hasta la proclamada Resurrección.

Gracias, Señor, porque Tú tienes Palabra de Vida Eterna, y nos manifiesta que quienes guardan tus mandamientos te aman y son amados por el Padre y Tú te les manifestarás. Y eso queremos pedirte hoy, que nos des la capacidad y la fortaleza de permanecer en tu Amor. Porque, no nos basta simplemente quererlo y desearlo, sino cumplirlo. Y para cumplirlo necesitamos la asistencia de tu Espíritu, que recibimos hoy con gran alegría.

Nos lo dices en el Evangelio: Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Y eso nos tranquiliza y nos da paz y seguridad. Eso nos transmite esperanza y fuerza, porque sabemos que no estamos solos y que con el Espíritu Santo permaneceremos, a pesar de las dificultades y peligros, a tu lado, pues con Él venceremos todos los obstáculos.

Por todo ello, Señor, danos la Gracia de permanecer en tu Palabra y a tu lado, y, para ello, perseveremos y participemos en la Eucaristía, donde es el mismo Jesús quien se nos da y nos rescata de la esclavitud del pecado. Amén.

domingo, 29 de abril de 2018

QUIERO PERMANECER EN TI, SEÑOR, PARA DAR FRUTOS

Resultado de imagen de Jn 15,1-8, por Fano
Esa es mi intención. A veces nos empeñamos en hacer las cosas nosotros solos y olvidamos que todo depende de la acción del Espíritu Santo. Es verdad que tenemos nuestra propia iniciativa y que también hemos recibido nuestras capacidades y talentos para emplearlos en producir frutos. Pero, aunque nuestro Padre Dios quiere que pongamos toda nuestro capacidad, para eso nos ha creado libres, nos es necesario que la pongamos en sus Manos.

Esa es la misión del Espíritu Santo. Ha venido después de la Ascensión del Señor, para asistirnos, para auxiliarnos y para dirigirnos. Si actuamos por nuestra cuenta, ¿qué pinta Él? ¿Para qué ha venido a nosotros? Y si ha venido es porque realmente le necesitamos. Jesús nos dijo en su Ascensión que convenía que Él se fuera para que viniese el Espíritu Santo, porque será Él quien nos iría iluminando todo aquello que los apóstoles no habían entendido y todo lo que faltaba por revelar y aprender.

Y, hoy, después de más de dos mil años, la Iglesia sigue peregrinando asistida y auxiliada por el Espíritu Santo. Tenemos y necesitamos peregrinar injertados, por la Gracia de nuestro Bautismo, en el Espíritu Santo. Él nos conduce y nos dirige y nos transforma para que nuestros frutos sean frutos cultivados y realizados desde la Voluntad de Dios y para su Gloria.

Por todo ello, pidamos al Espíritu Santo que nos dirija y nos asista poniéndonos nosotros a su disposición. Y ello nos compromete a no dar un paso sin su asistencia, sin ponernos en contacto con El, sin rogarle, en nuestra oración, que nos dé luz y capacidad para discernir con sabiduría y determinación. No es fácil, en este mundo lleno de oscuridad, tentaciones y tempestades, encontrar el camino y la luz para saber qué debemos hacer y como hemos de cultivar. Necesitamos luz, capacidad y sabiduría para discernir según la Voluntad de Dios, y para eso necesitamos la Luz del Espíritu Santo.

Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones de tus fieles y enciende en nosotros la Luz de tu Espíritu, para que en tu presencia podamos transformar el mundo según la Voluntad de Dios. Amén.

sábado, 28 de abril de 2018

TÚ Y EL PADRE SON UNO

Resultado de imagen de Jn 14,7-14
Creo, Señor, lo que me dices. Posiblemente no lo entienda, tal y como le ocurrió a los apóstoles, sobre todo a Felipe, pero, quiero fiarme de tu Palabra y de lo que me revelas hoy en el Evangelio. Por eso, te pido que aumentes mi fe, la fortalezcas y la sostengas. 

El mundo y mi naturaleza pecadora me tientan. Soy débil y fácil de reducir, y el demonio se aprovecha de ellas para seducirme y acabar con mi débil resistencia. En su poder tiene muchas cosas con las que seducirme y ante él estoy perdido. Te necesito desesperadamente para que me ilumines, me fortalezcas y me asistas en el Espíritu Santo dándome la paciencia y perseverancia de permanecer fiel y junto a Ti. 

Aparta de mí la tentación de mi razón, porque con ella no lograré verte y ábreme los ojos de mi corazón para acogerte y recibirte como el Hijo del Padre, y el Padre del Hijo. Señor, me entrego enteramente en tus Manos. No puedo entenderte, pero sé y confío que Tú eres el Hijo de Dios, enviado a salvar al hombre de la esclavitud del pecado. Tu Palabra es Palabra de Vida Eterna. ¿A dónde recurrir?

El mundo es caduco y todo lo que le pertenece tiene sus días contados. Sólo Tú, Señor, tienes Vida Eterna. Tus obras así lo revelan, porque tienes poder sobre la vida y la muerte. Mi corazón está lleno de anhelos y esperanzas, pero no tienen eco ni respuesta en todo lo que me ofrece este mundo. Sólo Tú, Señor, respondes a lo que siente mi corazón. 

Eres Dios mío la respuesta a todo lo que está escrito en lo más profundo de mi ser. Gracias, Señor, por todo lo que me revelas hoy en el Evangelio. Aumente mi fe para que sea capaz de responder como Tú esperas de mí. Amén.

viernes, 27 de abril de 2018

SÓLO DARTE GRACIAS, SEÑOR

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

No hay otro camino sino el que Tú, Señor, nos señala. Cada día entiendo menos como la gente vive tan ciega y engañada por los ruidos de este mundo, que todo lo que contiene es efímero y tiene sus días contado. En todo aquello que termina no se puede encontrar esa felicidad que, tanto tú como yo, buscamos, porque, la felicidad exige eternidad.


Jesús nos lo dice hoy claramente. Sí, porque a través del Evangelio nos habla todos los días, y hoy nos lo dice con gran claridad: Juan 14, 1-6 «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os...


¿Significa eso que nos invita a vivir contigo eternamente? ¿Tú, el Señor, el Creador de todo lo que se ve y lo que permanece escondido a nuestros ojos? ¿Se puede pedir más? Ante esta confesión, Señor, sólo puedo pronunciar una palabra: Gracias. Gracias, Señor, por tanto amor. Porque, amar significa eso que Tú tan pacientemente nos demuestras, nos testimonia y nos enseña.

No merecemos nada y, sin embargo, Tú nos perdonas y nos hace hijos del Padre y nos revelas que has ido a prepararnos una mansión junto al Padre. ¿Cómo tanto regalo y gloria? Nunca lo entenderemos hasta estar delante de Ti y, por tu Gracia, ser iluminados para darnos cuenta y verte claramente, Señor. Por eso, hasta tanto, danos la Gracia de perseverar, de seguirte, de ser dócil a tu Palabra y de permanecer constante a tus mandatos que, cada día, nos derramas y nos dirige en tu santo Evangelio que tan santamente cuida y conserva tu Iglesia. Nuestra santa madre la Iglesia.

Sí, Señor, danos la fortaleza, la sabiduría y la paz para no dejar nunca, hasta llegar a Ti, de seguirte, porque Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

jueves, 26 de abril de 2018

PALABRA Y OBRA

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Todos entendemos perfectamente lo que significa sal y luz. Todas sabemos las propiedades de la sal y su utilización y servicio para la vida de los hombres. En tiempos más antiguos, precisamente lo de Jesús, la sal era algo casi indispensable que se usaba para la conservación de los alimentos y para darles gusto a las comidas. Hoy ya ha sido sustituida por las neveras y refrigeradores, pero todavía es indispensable para dar ese gusto necesario a las comidas.

El creyente debe también convertirse en sal en su vida apostólica. Debe emular a la sal y dar ese gusto por la escucha de la Palabra y por el amor a los hombres. Debe desprender ese aroma que contagia y que invita a los demás a vivir en el amor que se desprende de la Palabra de Dios. Y, de la misma forma, dar luz e iluminar el camino que nos lleva a identificarnos con el Señor y a seguirle.

Sal y luz que deben convertirse en buenas obras y enseñanzas de la Palabra. Porque, tus obras están respaldadas por tus palabras, y llegas a realizarlas por el conocimiento de la Palabra. Esa Palabra de Dios que debemos escuchar y luego revestirla de sal y luz para contagiar al mundo.

Pidamos esa capacidad y esa sabiduría para, desde la humildad y el servicio, salar y alumbrar nuestros ambientes con esa sal y luz que desprende nuestro corazón creyente apoyado en el Espíritu Santo que nos asiste y nos guía. Pidamos que nuestra vida cristiana esté revestida de la sal y la luz evangélica que salen y alumbren a todos aquellos que se relacionen con nosotros.

Pidamos también que perseveremos en la frecuencia de los sacramentos, Eucaristía y confesión, que nos provena de sal y luz para alumbrar los caminos de nuestras vidas contagiando de verdad, justicia, amor y paz. Amén.

miércoles, 25 de abril de 2018

CONFIADOS EN SU AUXILIO

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No es empresa nuestra ni algo que nosotros hemos inventado. Sería absurdo pensar que detrás de este empeño, de este esfuerzo y trabajo hay alguna ganancia material. Y si así fuera, la empresa a proclamar no sería rentable, pues conlleva mucha renuncia, mucha abnegación y mucho esfuerzo con riego, incluso de tu propia vida. El reino no está en este mundo, y eso implica ya la fe. 

Quienes emprenden ese camino se fían y arriesgan sus vidas hasta el extremo de perderla sin espera de ninguna recompensa en este mundo. Todo está puesto en las manos y abandonado en la Palabra del Señor. No hay más esperanzas. Es el amor incondicional y desinteresado quien nos empuja cada día a la lucha diaria por darnos, por renunciar y servir. Y eso no se puede inventar ni tampoco desear por interés o por alguna ganancia mundana.

La misión exige compromiso y fe. Fiarnos de la Palabra del Señor, y abandonarnos en la presencia del Espíritu Santo, que ha bajado del Cielo, para, tras la Ascencion del Señor, acompañarnos en la tarea de cada día, para auxiliarnos y darnos la fortaleza que nos sostenga en la batalla de cada día. Pero, también para asistirnos y darnos la sabiduría, poniendo en nuestra boca, las palabras y todas las señales que necesitamos, tanto hacer como decir y testimoniar.

No es cosa de los hombres, ya lo dijo Gamaliel en el Sanedrín, -Hch 5,39- sino que se trata del plan de salvación que Dios ha pensado para salvar a todos los hombres de la esclavitud y la perdición del pecado. Por eso, confiados en tu Palabra y su auxilio, te pedimos, Señor, que nos ilumine, que nos fortalezcas, que nos capacites y que nos llene de la paciencia necesaria para llevar a cabo ese mandato de proclamar la buena Noticia a todo el mundo.

Y danos la fe, esa fe de ponernos en tus Manos y creer firmemente en tu Palabra fiándonos de todo lo que nos dice y obedeciendo en todo lo que nos mandas. Porque, sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

martes, 24 de abril de 2018

SÓLO ME BASTA TU PALABRA, SEÑOR

Resultado de imagen de Jn 10,22-30, por Fano
No quiero oír nada más. No necesito pruebas. Confieso que en una época deseaba escuchar lo que otros hablaban de Ti. Estaba ansioso por corroborar lo quería pensar de Ti y oírlo en boca de otros. Buscaba testimonios, pruebas y afirmaciones que me confirmaran mis propios pensamientos. Pero, eso ya parece haberse acabado. Tú, Señor, me bastas.

Y te doy las gracias por ese regalo tuyo. Gracias por responder a mis peticiones sobre la fe. Sé y comprendo que todo mi camino será una lucha, pero se me antoja que será de otra manera. Ya no me importa escuchar a otros. Ya creo, como aquella samaritana -Jn 4, 5-42- por mí mismo y porque presiento que Tú estás presente en mi vida.

Te doy gracias, Señor, porque fortaleces mi fe y me alientas a seguir adelante. Eso no supone que no tenga dudas, problemas e interrogantes. Todos los tenemos, pero, son de otra manera, y hasta cierto punto necesario, porque esas dudas o incertidumbre nos exigen y nos ayudan a seguir confiando en tu Palabra y a fiarnos de Ti en cada instante y cada paso de nuestras vidas.

Sí, Señor, yo quiero y estoy decidido a ser de tus ovejas. Quiero formar parte de tu rebaño y pedirte que me aceptes. Eres Tú mi Señor, mi buen Pastor, y en tu presencia me siento protegido y seguro. Eso no significa que aparezca el miedo, la zozobra, la tempestad y los problemas, pero se ven de otra manera, se asumen de otra forma y nunca se pierde la esperanza. Porque, sabemos que esa es la Cruz, esa cruz, la particular nuestra, que también tendremos que cargar cada uno, pero que contigo, Señor, se lleva de otra manera y hasta se hace más ligera y suave.

Por eso, Señor, reitero mis deseos de gratitud y no me canso de darte las gracias, de alabarte y adorarte. E insisto en pedirte que aumentes y fortalezca mi fe para que mi seguimiento sea cada día más firme, más solido, más conscientes y más compartido con todos los que te siguen. Amén.