Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 7 de diciembre de 2018

BÚSQUEDA Y FE

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

Todos sabemos que la fe es lo principal. Cuando alguien no cree expresa que no tiene fe y lo confesamos abiertamente. No creo, no tengo fe. Y sin fe no se puede seguir a nadie. Seguir a Jesús exige fiarse de sus Palabras y creer en lo que dice y promete. Muchas obras y hechos hizo Jesús para que creyésemos. El Evangelio de hoy nos presenta a dos ciegos a los que el Señor, después de preguntarles si creían que podía curarles, y escuchar sus respuestas, les  da la vista.

Una vista física que no tenían, pero una vista con ojos de fe que ya poseían y que, por eso, le buscaban y se acercaron a Él. También nosotros necesitamos esa fe. Esa fe que, primero, debemos buscar con nuestros movimientos que la descubren y la hacen visible. Una fe que, agradecemos al Señor y que ese mismo agradecimiento nos fortalece y nos regala la fe. Porque, sólo la podemos recibir de Él, pero tenemos también, para eso nos ha regalado la libertad, que pedírsela y buscarla...

Y eso ya son síntomas de que empezamos a creer. El correr, el buscarle, el caminar, el preocuparnos por saber dónde está y ponernos en su presencia nos descubre nuestra fe. Sí, los que le pedimos, le suplicamos, oramos y tratamos de hablar con Él, tenemos fe. Quizás no sea la suficiente para mover al Señor; quizás no sepamos pedirla ni buscarla; quizás nuestras intenciones van por otro camino, pero, Señor, queremos buscarte y encontrarte de verdad. Porque, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y sin Ti no iremos a ninguna parte. Aumenta, Señor, nuestra fe y haz que veamos con los ojos del corazón donde, quizás, está dormida nuestra fe. Amén.

jueves, 6 de diciembre de 2018

EN VANOS NOS CANSAMOS SI TÚ, SEÑOR, NO EDIFICAS CON NOSOTROS

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Es absurdo, pero vivimos en esa espiral disparatada cuando nos afanamos en construir nuestra vida apoyada en las cosas de este mundo. Tarde o temprano sabemos que todo acabará. La marca de todo lo que hay aquí abajo es la caducidad. Todo tiene su fecha de caducidad, y nuestra vida también. Quien la puede cambiar y darle fecha de eternidad es nuestro Padre Dios. Él da verdadero sentido a nuestra vida.

Por lo tanto, construir sin Él nuestra casa es absurdo, porque las tempestades de nuestra propia vida la derribaran. Necesitamos construir con Él para que nuestra casa se mantenga erguida y firme. Y eso es lo que en confianza y llenos de esperanza te pedimos hoy, Señor. Construye nuestra casa con cada uno de nosotros, para que nuestra vida esté fundamentada y apoyada en Ti.

No nos vale nada construir bien y organizar nuestra vida lo mejor posible con las cosas de este mundo, porque es como ir por camino equivocado o fuera de concurso. Aunque lleguemos primero si no estamos dentro de lo reglado no nos valdrá de nada. Igual nos puede ocurrir en esta vida si nos afanamos en construirla por nuestra cuenta y fuera del alcance de Dios.

Caminar por el camino del mundo y no por el que Dios nos señala es construir en vano, porque al final de nuestra vida nuestra casa se destruirá. Tratemos de dar todos nuestros pasos en la presencia de Dios y, desde Él, hagamos nuestra casa según su Voluntad. Vivamos en y dentro de sus enseñanzas, porque son las que nos señalan el camino correcto y verdadero.

Sí, es un camino a veces duro y complicado, pero el único camino verdadero, porque tras el sufrimiento y los sacrificios se esconde el gozo y la felicidad que buscamos. Confiemos en su Palabra, pues el Señor todo lo que dice lo cumple y su Palabra siempre es veraz y eterna. Amén.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

¡SEÑOR, TAMBIÉN YO TENGO MUCHAS NECESIDADES!

Posiblemente, tengas en tu vida lo necesario para vivir. Por la Gracia de Dios tu economía no te ha fallado nunca en tu vida. Has nacido en una familia que ha tenido lo suficiente para criarte y darte lo necesario para tu educación y necesidades como persona. Y tú has sabido aprovechar todo ese regalo y has sabido crearte lo necesario para tener siempre para vivir dignamente. Quizás, en algún momento hayas tenido algún apuro, pero, por la Gracia de Dios, has podido superarlo sin que eso te haya exigido algún sacrificio.
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Gracias, Señor, por tanta Gracia y por tanta compasión, porque, ahora, reflexionando, me doy cuenta de que esos momentos de apuro son mis panes y mis peces. Y tantos que he tenido a lo largo de mi larga vida, que voy cumpliendo sin darme cuenta. ¿Sabes una cosa, Señor,? A veces pienso que cuanto más años mi concedes es porque me quieres para cumplir alguna misión.

No es que tenga muchos, pero son ya unos cuantos en los que observo que muchos compañeros y conocidos se han quedado en el camino. Unos cuantos me faltan para ser octogenario y aunque con alguna limitaciones me siento bien y con ganas. ¿Será esta mi humilde y pequeña labor? ¿Sabes?, en muchos momentos pienso que dejo mucho que desear y que no cumplo bien tus ordenes. Cada día me parece que dejo muchas cosas que hacer y que no amo bien como Tú me has enseñado.

Sabes que quiero ser mejor y que trato de esforzarme, aunque en muchos momentos mis fuerzas fallan, por dar un buen testimonio en mi familia. Pero, cuánto más me esfuerzo me da la sensación que peor lo hago. De una cosa estoy satisfecho. Bueno, un poco satisfecho. Y es de seguir adelante, de levantarme y continuar. De confiar en Ti y saber que Tú me empujas y me acompañas. Gracias por todo, Señor.

Estoy convencido que Tú sabes lo que más necesito y, aunque te pido cosas me voy abandonando sólo en estar en tu presencia y dejarme guiar por tu Espíritu, que sé que sabe lo que mejor me va. Por eso, Señor, acepto esos panes y peces que Tú me ofreces cada día y te pido que sepa comerlos y digerirlos bien para el bien de mi salvación. Gracias Señor. Amén.