Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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lunes, 14 de febrero de 2022

SIMPLEMENTE, UNA ORACIÓN


 *ORACION BIENAVENTURANZAS*

Señor, danos luz y fuerza para seguirte, para seguir el camino de la bienaventuranza.

Ayúdanos a acogerte en nuestras vidas, porque estaremos llenos de luz.

Ayúdanos a ponernos en tu manos porque sólo así viviremos seguros.

Ayúdanos a optar por el servicio, porque Tu nos sirves continuamente.

Ayúdanos a compartir nuestros bienes, porque Tú no dejarás que nos falte la harina y el aceite.

Ayúdanos a hacer sonreír a los que lloran, porque Tú nos miras y nos muestras tu sonrisa.

Ayúdanos a ser no-violentos, profetas de la paz, porque así construimos un mundo nuevo. Ayúdanos a defender al perseguido, porque Tú eres y serás defensor. 

Ayúdanos a no vivir para nosotros mismos, porque Tú entregaste la vida por todos. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina

lunes, 1 de noviembre de 2021

¡SEÑOR, QUIERO SER SANTO!

 

Cuando pretendemos buscar la santidad por nuestra cuenta cometemos un gran y grave error. Porque, hacerlo es sinónimo de ignorancia, de desconocimiento y de necedad. Porque, nuestras limitaciones y naturaleza, herida por el pecado necesita, primero, limpiarse para luego, limpio, buscar la santidad. Y nadie podrá limpiarte sino el Señor. Él es el único Señor que, además de quererte es infinitamente misericordioso.

Conviene, pues, abrirnos al Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios y, redimidos en el Hijo, con y por su Pasión y muerte, suplicarle que nos inunde de su Gracia para, llenos de su Amor, esforzarnos en ser pobres en el espíritu; llorar con los que lloran; sufrir con los que sufren; permanecer ansiosos de hambre y sed de justicia; generosos en misericordia; limpios de corazón; trabajadores por la paz; felices y alegres en las persecuciones y dichosos cuando somos insultados, perseguidos y calumniados por causa de nuestros Señor Jesús. 

Estemos alegres y contentos - nos dice Jesús hoy en el Evangelio - porque nuestra felicidad será grande en el cielo. Y eso queremos pedirte, Señor, fortalecernos en tu Amor para, asisitido en el Espíritu Santo, vivir en el camino de esa ruta que Tú nos propones de la "bienaventuranzas" Amén.

lunes, 7 de junio de 2021

UNA FELICIDAD ESCONDIDA EN EL DOLOR Y SACRIFICIO

 

La experiencia nos descubre que el ser humano se experimenta feliz cuando ama y se siente amado. Ha sido creado para amar y, en consecuencia, cuando ama se siente feliz y dichoso. Pues bien, el estilo y camino de vida bienaventurado - bienaventuranzas - es el camino, valga la redundancia, para alcanzar ese amor que esconde en él la dicha y el gozo de la felicidad. Pero, no una felicidad pasajera, sino una felicidad que, siendo en este mundo imperfecta, será perfecta y dichosamente eterna  en el otro. Ese otro mundo que Jesús nos promete.

Por otro lado, experimentamos simultáneamente que cuando nos negamos a nosotros mismos, a pesar de experimentar dolor y esfuerzo de renuncia, subyace en el fondo de nuestro corazón gozo, paz y felicidad. Todo lo contrario que cuando nos dejamos arrastrar por la corriente y nos abandonamos a nuestras apetencias y egoísmos. Todo parece más fácil, pues, resistirse y ponerse en contra exige lucha y esfuerzo, cuando no dolor y sacrificio.

Jesús nos propone ese camino, porque nos conoces y porque nos conviene. Es la única y la mejor manera de mostrar nuestro amor y responder al precio de nuestra libertad. Somos libres para elegir, y conviene elegir bien aunque, aparentemente el camino señalado y propuesto por Jesús, las bienaventuranzas, aparente ser muy duro y difícil para recorrerlo y vivirlo. 

Las bienaventuranzas son un estilo de vida donde tu vida, valga la redundancia, se vacía para llenar la del otro. Y, la sorpresa es que es ahí donde se esconde esa felicidad que todos buscamos. ¡Señor!, reconociendo nuestros pecados e inclinaciones hedonistas, te pedimos la Gracia de superar nuestras apetencias egoístas para sumergirnos en ese camino bienaventurado. Amén.

lunes, 8 de junio de 2020

NUESTRO CAMINO ES EQUIVOCADO

Mt 5, 1-12 Bienaventuranzas | Dibujos de jesús, Dibujos, Biblia ...
Cuando digo que mi camino es equivocado es porque, aunque de manera instintiva, tú como yo buscamos la felicidad pensando en la seguridad de nuestra propia vida, en la riqueza y hasta en el poder, pero, quieras o no, tendrás que darte cuenta que la felicidad no la hallarás por esos caminos. Y no la hallarás porque ahí no se encuentra. La felicidad no está en esta vida, sino, que esta vida nos sirve para que, recorriéndola según nos la ha marcado y señalad nuestro Señor Jesús, encontrarla.

Y, para eso, es condición indispensable tomar tu cruz y cargar con ella siguiendo las actitudes y disposiciones que te señala el Señor en las bienaventuranzas. Y, la pregunta que viene es esclarecedora: ¿Puedes tú cargar con tu cruz? Posiblemente convergeremos en que no. La cruz, nuestra cruz nos viene grande, porque a cada uno le pesará lo suficiente como para que realmente sea una cruz. Una cruz, de ahí su nombre, significa dolor, carga pesada, sufrimiento y muchas cosas más que hacen la vida dura, insoportable y difícil de soportar. 

Y la prueba del algodón de nuestro amor es soportarla, y soportarla con amor. Y en ese camino nos ayuda y mucho las bienaventuranzas, porque, en la medida que tú comportas tu dolor y el dolor de otros, tu fe se fortalece y tu voluntad también. Y experimentarás que, el camino, aunque duro, se puede soportar. Descubrirás que subyace un cierto gozo en lo más profundo de tu corazón que te dará fuerzas para seguir avanzando hasta llegar al gozo pleno y eterno.

Pidamos a nuestro Padre Dios que nos dé ese estilo, fuerza y capacidad de amar para, caminando por el verdadero camino hacia la felicidad, compartamos ese espíritu bienaventurado de vivir al estilo que nos marca nuestro Señor Jesús viviéndolo según su Voluntad. Amén.

viernes, 1 de noviembre de 2019

QUIERO, SEÑOR, SER BIENAVENTURADO

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

¿Señor, perdona todos mis pecados porque reconozco no ser merecedor de tu Misericordia ni de tu Amor! Atreviéndome a pedirte, apoyado y confiado en tu Promesa, te ruego que me des la capacidad y la fortaleza de estar entre tus bienaventurados. Por supuesto, Señor, que no por mis méritos, que nunca podré alcanzarlos, sino por tu Infinito Amor Misericordioso.

Gracias, Señor, porque sé que me escuchas y atiendes mis súplicas. Por mi parte, aunque temeroso de mis fuerzas y de que pueda fallarte, pongo todo mi pobre y limitado esfuerzo en tus Manos, para tratar de vivir como Tú me indicas y me propones para ser llamado y elegido entre tus bienaventurados. Tiemblo ante tan magna tarea por mi pobreza y debilidad, pero confío y me abandono en tus Manos esperanzado en, por y con tu Gracia, alcanzar la dicha de recibir gratuitamente, por tu Amor, voluntario y regalado, ese tan alto honor de ser llamado bienvaventurado. Gracias, Señor.

lunes, 10 de junio de 2019

QUIERO SER, SEÑOR, BIENAVENTURADO

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Quiero ser, Señor, bienaventurado, pero, sé que eso no es cosa fácil. Y no es fácil porque no es cosa que yo pueda conseguir por mis propias fuerzas, sino que, para lograrlo, tendré que estar unido e injertado en el Espíritu Santo. Luchar contra mi propia naturaleza, contra mis vicios, mis apegos y mis apetencias me resulta imposible desde mi naturaleza humana. Estaré siempre vencido por las fuerzas del mal, el demonio, y por las seducciones del mundo y la carne que el mismo demonio sabe bien usar para vencerme.

Necesito, Señor, la fuerza de tu Espíritu para sobreponerme y encontrar la fortaleza, la sabiduría y la paz para imponerme a esas inclinaciones que buscan el mal y sembrar la discordia y el pecado entre los hombres. Por eso, Señor, te pido que me des en el Espíritu Santo todos los dones que necesito para vencer en mi lucha particular y comunitaria contra los pecados que el mundo, demonio y carne tratan de hacerme caer. Dame esa paciencia y fortaleza para superar todas esas adversidades.

Sé que tendré que sufrir, pues el negarse exige lucha, adversidad, voluntad y esfuerzo. No se logra la paz y la fraternidad con enfrentamientos, con egoísmos, con venganzas, con poder y riquezas ni con envidias, imposiciones y dominios, sino con todo lo contrario. Se hace necesario la misericordia, la verdad, la justicia, el desprendimiento, el amor y la fraternidad. Y es en todo eso donde se esconde el gozo, la paz y la dicha de sentir y experimentar las bienaventuranzas. Es decir, el gozo de sentir la dicha de ser bienaventurado como nos ha prometido el Señor.

Por eso, Señor, te pido que quiero ser bienaventurado según tu Plan y abrirme a todas esas actitudes de pobreza, de vivir en la verdad y justicia, de misericordia, de limpios de corazón, de pacíficos, de ser perseguidos por vivir, defender y proclamar tu Palabra. Para ello, Señor, necesito la fuerza de tu Espíritu y los dones necesarios. Amén.

jueves, 7 de diciembre de 2017

DÍAS DE TEMPESTADES

Hay muchos peligros en la vida. Peligros de tempestades, huracanes, inundaciones, terremotos...etc. En estos últimos tiempos, con esto de los cambios climáticos, parecen haber aumentado. Muchos no le dan importancia, alegando que eso ya ha pasado en otros tiempos, y otros se lo toman más en serio. De cualquier forma y debido a las comunicaciones, hoy estamos muy bien informados y nos enteramos de todo lo que está ocurriendo.

Todo eso nos obliga a guardarnos mejor y a edificar nuestras casas de forma más segura y solida. Sin embargo, incomprensiblemente, vemos muchas cosas que están construidas con materiales no muy fuertes y en lugares peligrosos donde la corriente puede llegar. De esta forma, quedamos expuestos a la deriva y a la fuerza de las corrientes de aguas. Debemos pertrecharnos mejor y construir sólidamente sobre roca firme.

Y eso significa no quedarnos en las prácticas y cumplimientos sin vivir en la Voluntad del Padre. Todo lo que hagamos deberá servirnos y fortalecernos para vivir en la Voluntad del Padre. Y vivir en la Voluntad del Padre es vivir al estilo del Sermón de la Montaña. Las bienaventuranzas nos hacen bienaventurados en la medida que vamos haciendo de nuestras vidas un rosario de bienaventuranzas y lo vamos escenificando en el esfuerzo de cada día.

Las obras de misericordia, corporales y espirituales, nos señalan el camino de perfección. Sí, no nos hace falta que nos lo recuerde. Son difíciles y cuestan mucho, y más cuando no ves resultados. Y nosotros, elegidos para ello, somos débiles y pecadores. No encajamos por ningún lado. Pero la Gracia de Dios hace el milagro y nos capacita y da fuerza para que vayamos superándonos y dando pasos de perfección. 

Por eso, este es un momento de gracia para pedir todos juntos esa fuerza y capacidad para ir dando pasitos de perfección es ese sentido. Démonos las manos virtualmente y recemos un Padrenuestro cuando lleguemos a este momento pidiendo por todos y para que seamos capaces de cumplir la Voluntad de Dios. Amén.

domingo, 29 de enero de 2017

NO HAY DUDA, TODOS QUEREMOS SER FELICES

La felicidad es el deseo más profundo que busca el hombre. Tal es asi que, los enfrentamientos, odios, guerras y ambiciones son motivadas por el impulso irrefrenable del corazón humano que busca el gozo y la felicidad. No hay otra causa que mueva y agite la marea del mundo humano. Y, precisamente, eso, porque conoce al hombre profundamente, es a lo que envía el Padre a su Hijo al mundo. Le propone el camino de la felicidad. Eso es lo que significa bienaventurado, ser dichoso y pleno de felicidad.

Posiblemente el hombre no lo haya entendido, O, seducido por aparentes felicidades caducas esté ciego y confundido. Este mundo no tiene la felicidad. Y el hombre lo sabe, pues mientras más la busca en él, más se aleja y se aparta. Al final del camino mundano sólo se encuentr en vacío y el sin sentido. La experiencia nos lo presenta así. Sin embargo, el hombre no reacciona y, herido profundamente por el pecado, se resiste a levantar su mirada y ver donde realmente está la felicidad.

Experimentamos que el amor y el servicio llenan satisfactoriamente nuestro corazón de gozo y alegría. Y ese gozo permanece en él. No se va y lo mantiene siempre vivo e incandecente. Nos cuesta, pero eso nos descubre que estamos en el verdadero camino, porque sólo lo que cuesta vale la pena. La felicidad, que tanto busca el hombre, se esconde en el amor desprendido y servicial. La Vida de Jesús es una lección y enseñanza para que descubramos donde podemos encontrar ese deseo de felicidad.

Y, reconociendo nuestras heridas, nuestras limitaciones, nuestras dificultades y pecados, te pedimos, Señor, desde este humilde rincón, que nos des sabiduría y fortaleza para saber descubrir ese verdadero camino bienaventurado que Tú nos propones desde el monte. Reconocemos lo que Tú nos propones, y queremos vivirlo en nuestras vidas, pero sabemos que somos débiles y frágiles, y fáciles de ser vencidos por las apetencias de este mundo. 

Por eso no queremos apartarnos de Ti y llenarnos de tu Gracia y de tu Fuerza. Te pedimos, Señor, que nos mantengas siempre animados y siguiendo tus pasos. Amén.

martes, 1 de noviembre de 2016

DAME LA CAPACIDAD DE VIVIR EN LAS BIENAVENTURANZAS

Me has señalado el camino, Señor, al proclamar «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

Y terminas invitándome a la alegría y al regocijo, porque seremos recompensados en el Cielo. Esa es la actitud con la que tenemos que vivir y, sobre todo, amar. Hacerlo de forma gratuita y sin esperar nada a cambio. Hacerlo precisamente y especialmente a aquellos que, aunque quisieran, no podrían pagarme. Hacerlo porque es el Señor quien lo ha hecho y lo hace a cada instante de nuestra vida con nosotros. Hacerlo en correspondencia al Señor, porque Él siempre nos paga, y nos paga con creces.

Ya nos lo dijo en una ocasión, el ciento por uno, Mt 19, 29. Pero somos conscientes, Señor, de nuestras dificultades y apetencias; de nuestras debilidades y problemas que nos impiden seguir ese camino lleno de bienaventuranzas y bendiciones. 

Danos, Señor, la Gracia de ser pobres de espíritu; de ser mansos; de llorar, de tener hambre y sed de justicia. También de ser misericordioso y limpios de corazón. De trabajar por la paz y la justicia, a pesar de ser perseguidos, injuriados y digan con mentiras toda clase de mal contra nosotros por defenderte Señor. Danos esa fortaleza, valentía y capacidad, porque eso nos llenará de alegría y regocijo. Amén.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

CONTRADICCIÓN: NADIE QUIERE SER POBRE



La paradoja de la vida es que, mientras todos buscamos la felicidad eterna, todos también la rechazamos cuando optamos por las riquezas y comodidades en lugar de la pobreza y caridad. Es una contradicción que el sentido común no la explica. Porque negando la pobreza no apartamos de lo que realmente buscamos.

En el Evangelio de hoy, Jesús nos lo deja muy claro. Así que por falta de decirlo y saberlo no es. Su razón tendrá que estar en otra parte. Y es que nuestro egoísmo y naturaleza pecadora es tal que nos ciega hasta el punto de rechazar la salvación y optar por la condenación.

El camino son las bienaventuranzas. Un camino que, como los mandamientos, basta con ser pobre, que no es poco ni fácil lograrlo, para poder cumplir todas las demás. Pero una pobreza, no sólo material, sino principalmente espiritual. Una pobreza de espíritu que esté dispuesta a darse, a poner todos sus bienes, materiales y espirituales al servicio de los demás. Una pobreza que dé hambre y sed de justicia.

Una pobreza que nos impulse a sufrir con el que sufre, y a compartir con el que no tiene nada ni puede saldar su deuda. Una pobreza que rompa el miedo de sufrir insultos e injurias por el Nombre de Jesús, y que experimente, al contrario, alegría y regocijo en lugar de desesperación y angustia.

Danos, Señor, ese espíritu, para soportar nuestras riquezas y suficiencias, y para ponerlas siempre al servicio y bien de los demás. Porque sabemos, danos también esa sabiduría, que al final que muere a sí mismo, ganará su vida para siempre. Pero quien la gana en este mundo, la perderá a la hora de la verdad. 

Y yo, Señor, he sido creado por Ti para ganar y ser feliz en tu presencia. Danos, pues, esa virtud de discernir lo que es tu Voluntad contra la que no lo es. Amén.

lunes, 6 de junio de 2016

QUIERO SER, SEÑOR, BIENAVENTURADO



Esa es la lucha de cada día, la de contarme entre tus bienaventurados. Y no es fácil, Señor, porque para lograrlo hay que seguirte, y seguirte a Ti supone un camino de cruz, de renuncias y desapegos; de olvidos de ti mismo y de entregas sin condiciones. Seguirte a Ti es aceptar ir muriendo cada día a mis egoísmos hasta llegar a ser libre por y en tu Amor.

¡Qué hermoso y bonito es alcanzarlo y quererlo! Pero qué difícil es recorrerlo. La locura sería querer andarlo sin tu concurso. Ese sería el disparate más grande que podamos cometer. Hay muchos que así lo piensan y lo comienzan. Quieren, ensoberbecidos y orgullosos, alcanzar la felicidad por sí mismos y creen poder conseguirlo. No advierte su esclavitud por el pecado y no observan que están sometidos a su propia humanidad herida y pecadora. ¡Cómo olvidarnos de Ti, Señor, a la hora de superar mis pecados!

Te necesitamos ardientemente y desperadamente. No sabremos ni podemos dar un simple paso sin tu Espíritu reconfortante y tu Amor ardiente. Todo nos remite a Ti, porque Tú estás en todas partes. Y vivir tu bienaventuranzas es vivir en, con y por Ti. Tú eres el impulso y la fuerza que nos mueve y nos transforma; Tú, mi Señor, eres la esperanza que alimentas mi espíritu y lo conviertes según tu Voluntad. Tú, mi Señor, eres la llama que no cesa y que renuevas mi vida constantemente y a cada instante. ¿A dónde voy sin Ti?

¡Señor, llena mi vida de Ti! ¡Señor, dame la sabiduría de saber escuchar y seguir tus Señales, tus Pasos y tu Palabra! Dame la Gracia de contar entre tus bienvaventurados y ser pobre de espíritu, manso, compasivo, misericordios, sediento y hambriento de justicia, limpio de corazón y bien intencionado, buscador de la paz y dispuesto a sufrir injurias, persecuciones y toda clase de mal por Ti. Porque sé que detras de ese camino está la plenitud del gozo y de la Vida Eterna.

Porque, Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna: "Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros". Amén.

lunes, 2 de noviembre de 2015

ORAR PRIMERO, PARA LUEGO VIVIR LAS BIENAVENTURANZAS



Sería una locura querer vivir las bienaventuranzas sin llevar el corazón lleno de oración. Todo viaje exige un mochila, donde transportamos agua, alimentos y las cosas más necesarias para poder soportar el camino. Pues bien, la oración es toda la mochila que necesitamos para intentar vivir las bienaventuranzas. Mucha oración a todas las horas. Sin ni siquiera dejar un día para descanso.

Porque la oración es un descanso, un desahogo, un contacto, una vitamina, una compañera, una luz, un esfuerzo, una voluntad y un diálogo constante con el Espíritu de Dios que nos acompaña y que nos dirige, precisamente, a través de la oración.

Orar es levantar el corazón a Dios, entregárselo plenamente convencido, y vivir a sus impulsos. Sólo en esta actitud podemos caminar por el camino señalado y bienaventurado que Jesús nos propone. Y en el cual seremos dichosos y alegres. No solamente ahora, sino eternamente.

Por eso, Padre del Cielo, te pedimos todos juntos desde este rincón de oración, la luz y la sabiduría necesaria para no desfallecer y, poniendo toda nuestra voluntad, empeñarnos en vivir el espíritu de las bienaventuranzas, y con nuestro esfuerzo y transparencia, dejar pasar esa luz que caracteriza a todos los que te siguen, y que contagia a todos los hombres de buena voluntad.

Y que, confiando en nuestro Padre Dios, y en ti, Señor Jesús, seamos capaces de esperar tu llegada. Que será cuando nos hayas preparado esa hermosa estancias en la Casa de tu Padre, a donde has ido a preparárnosla. 

Padre, que no perdamos esa oportunidad de estar esperando esa maravilla gozosa que no podemos imaginar, y que nos llena de esperanza y de felicidad. Y sabemos que la manera de esperarla es viviendo nuestra vida en el espíritu de las bienaventuranzas. Amén.

domingo, 1 de noviembre de 2015

NUESTRA VITAMINA PARA EL CAMINO: LA ORACIÓN



Un buen vaso de oración al levantarnos; otro a media mañana como buen aperitivo, para soportar el ajetreo de la jornada matutina. Luego, el reconfortante almuerzo, y el respetuoso agradecimiento por tener alimentos que comer y compartir en familia. Sin olvidar lo que podamos hacer con los demás.

Más tarde, la merienda que nos aviva y despierta en la soñolienta tarde, para terminar con la agradecida oración de despedida por todo lo ocurrido durante el día. La oración es la vitamina que siempre debemos llevar en el bolsillo del corazón, pero no para tenerla guardada para los momentos de peligro o emergencia, sino para que cada instante de nuestra vida se vea reforzada con la presencia gozosa del Espíritu de Dio y su fuerza iluminadora para cada paso que damos.

Te damos gracias, Padre, por ese rosario de bienaventuranzas que nos señalas y que nos animas a vivir. Te damos gracias, Padre Bueno, por todas esas orientaciones que nos marcas como renuncias y luchas para liberarnos de nuestras esclavitudes. Te damos gracias. Padre, por tu eterna presencia en el camino, porque sin Ti no podríamos, ni pensar, ni intentar y menos cumplir ese camino de desapegos, de servicios, de renuncias y amor que Tú nos propones.

Te damos gracias, Señor, porque detrás de ese papel que envuelve todos esos esfuerzos y renuncias, no hay olor a muerte, sino se desprende un olor amoroso, tierno, gozoso, de alegría, de vida eterna y dicha de la que Tú hoy nos habla. 

Y con las gracias, Señor, quiero pedirte que me llenes de tu Espíritu, de tu sabiduría y fortaleza, para que, escondido en tu Humildad y Misericordia, pueda ir dándome y encontrando el único y verdadero camino que lleva a Ti. Amén.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

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La cruz del creyente en Xto. Jesús es la pobreza. 
Una cruz pobre y perseguida que esconde el Tesoro de la felicidad y salvación eterna.
 El camino por donde encontrar ese Tesoro se llama:  
Avenida de la Pobreza.

lunes, 8 de junio de 2015

NO PODEMOS SER BIENAVENTURADOS SIN PADECER



La pregunta está en el tejado, ¿por qué tenemos que padecer? No se trata que queramos o no queramos. Sin lugar a duda que no queremos, pero sabemos que padeceremos porque la verdad nunca es aceptada. La experiencia nos lo demuestra. Se miente mucho por envidia, para engañar a la justicia, para satisfacer los egoísmos...etc.

Y cuando se miente también se persigue, se castiga y se hace sufrir a los que defienden la verdad. Es el caso de Asia Bibi entre otros. El martes ponen en mi parroquia una película sobre su vida y padecimientos a raíz de ser encarcelada por blafemia. y perseguida por su fidelidad a la fe en el Señor.

Y ponerse al servicio de los demás no es placentero ni cómodo. Exige sacrificio, llorar con los que lloran y sufrir con los que sufren, porque muchas veces no podemos hacer otra cosa. Estar al servicio de la verdad y la justicia complica la vida. Por eso,  Jesús nos habla hoy de lo que les va a pasar a aquellos que le siguen. Sufrirán como Él, porque la verdad molesta y trataran de apartarla de su camino.

Pero les anima y les llama bienaventurados a todos aquellos que sufre y padecen por buscar y defender la verdad, la justicia y la paz. Y les conforta y fortalece para que en esos momentos sientan el gozo y la paz de sentirse hijos de Dios y llamados a una vida eterna y gozosa.

Danos, Señor, el valor, la paciencia, la fortaleza, la sabiduría y la perseverancia de no desfallecer ni alejarnos de tu presencia. Y nunca negarte ni abandonarte por muchos que sean los obstáculos, sufrimiento y peligros que nos asalten en la vida. Danos tu santo Espíritu para, injertado en Él, podamos encontrar el coraje y la valentía de seguir siempre adelante.

lunes, 9 de junio de 2014

QUIERO SER, SEÑOR, BIENAVENTURADO



Quiero Señor ser bienaventurado tal como Tú quieres que sea, porque sólo así podré alcanzar la promesa que Tú nos hace de alcanzar gran recompensa en el Cielo que nos tienes prometido. Quiero ser pobre de espíritu, manso, llorar con los afligidos y perseguidos por causa de tener sed de justicia; misericordioso y limpio de corazón.

Quiero vivir en el esfuerzo de trabajar por la paz y padecer insultos, injurias, e insultos con mentiras por defenderte Señor y proclamar tu Evangelio de salvación. Quiero, y Tú lo sabes Señor, pero te defraudo a cada instante de mi vida y no doy la talla que Tú quieres de mí. ¡Qué poca cosa soy Señor!

Si me mirara detenidamente me daría vergüenza de mi mismo, porque conociéndote como te conozco, soy más culpable y más responsable que aquellos que saben mucho menos de Ti. Me cuesta mucho seguirte por el sentimiento de fracaso y de impotencia que experimento, y no abandono porque tu Misericordia me mantiene vivo. Eso te hace el Padre más grande conocido, porque a pesar de mi pobreza me llamas bienaventurado y sólo me pides que lo reconozca.

Gracias Padre mío, porque sólo con un Padre así se puede seguir adelante; sólo con un Padre así se puede encontrar fuerzas y esperanzas para continuar el camino; sólo con un Padre así se puede encontrar sentido y luz para ver el camino y avanzar confiado en tu Amor. Amén.

viernes, 1 de noviembre de 2013

GRACIAS PADRE POR DESCUBRIRME QUE SIN TI NADA SOY



Y es que todo lo que somos es pura Gracia de Dios. Tomar conciencia que cada paso que das es por la Gracia de Dios, es caer en la cuenta que caminas porque Él te sostiene en el Espíritu Santo. No podría ser de otra forma, porque ante el sermón de la montaña tu pobre corazón queda encogido y sin aliento.

Bendecir y bienaventurados aquellos que sufren, que son pobres, humanos, que lloran, que padecen hambre, persecuciones, injusticias... Los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz... equivale, en un mundo como el nuestro, en remar contra corriente. Porque, el mundo busca lo contrario y cree, de forma ciega y tozuda, que lo que busca, la felicidad, la encontrará ahí.

Nosotros, los que tratamos de seguir a Jesús, experimentamos que así no es, pero también sufrimos en nuestras propias carnes la dureza de vivir en las bienaventuranzas. Nos damos cuenta que solos no podemos y que necesitamos la Gracia y las fuerzas del Espíritu de Dios. Y esa es la razón, no hay otra, por lo que Jesús nos ha prometido la asistencia y compañía del Espíritu Santo. En Él, con Él y por Él podemos caminar en el reto de vivir en el espíritu de las bienaventuranzas.

Y a Él nos encomendamos suplicándole que nos inunde de su Gracia para poder, como Jesús, darnos en amor bienaventurado a los demás.