Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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martes, 5 de diciembre de 2017

EL IDIOMA QUE NOS LLEVA A JESÚS ES LA HUMILDAD

No se puede hablar con Jesús en actitud arrogante, suficiente y pidiéndole explicaciones. Mírate y reconoce todo lo que se te ha dado, empezando por la vida. Y la gran oportunidad de aprovechar esa vida para alcanzar su Misericordia y la salvación eterna. No, no podrás hablar con Dios desde esa actitud soberbia y de sabio. Tus palabras no llegarán a Él, y aunque esperará a que te des cuenta, el tiempo corre y la vida se te puede ir en cualquier momento.

No desaproveches la oportunidad de aprender ese idioma que Jesús escucha muy atentamente. Son palabras de humildad y de reconocimiento. Palabras que te ayuda a verte tal y como eres, pequeño y necesitado de verdadero amor que transforma. Y ese único amor sólo lo encontrarás en Jesús. Él, a pesar de tu soberbia, de tu suficiencia, de tu incredulidad, de tu sabiduría, te espera pacientemente. Porque, su amor es tan grande, que esperará hasta el último momento de tu vida.

Por eso, Padre del Cielo, te damos gracias por la vida de este mundo y por la oportunidad de poder aprovecharlo para, siendo pequeños y humildes, recibir tu revelación a través de tu Hijo Jesús, hecho Hombre, que nos señala el Camino, la Verdad y la Vida.

Sabemos que en algunos o muchos momentos tendremos que sufrir y pasarlo mal. Muchas veces por nuestros propios pecados y desobediencias; por nuestras pasiones, egoísmos y placeres, que nos enfrentan y nos esclavizan cegando nuestros ojos a la realidad. Pero, también sabemos que podemos salir de ahí y aceptar nuestros pecados, reconociéndonos humildes y pequeños, y aceptando todo lo que de mal hemos hecho.

Vivir en esa esperanza de sabernos tus hijos y de que llegará un día que nos llevarás a Ti, nos mantiene vivos, fortalecidos y con alegría. Por eso, te damos la Gracia, Señor, por todo lo que nos has dado y te pedimos que nos des un corazón más humilde cada día, experimentándose pequeño y necesitado de tu Amor. Amén.

sábado, 4 de noviembre de 2017

CAMBIA MI CORAZÓN, SEÑOR

No es que esté descontento con mi corazón, Señor, pero, consciente de que deja mucho que desear, quiero mejorarlo. Lo acepto tal como es, pero quiero esforzarme en hacerlo lo más parecido al Tuyo, Señor. Porque, mi corazón, no es lo suficientemente humilde para quedarse en los últimos puestos, sino que busca los primeros puestos, a pesar de que yo me resisto y lucho para que no sea así.

Sin embargo, experimento que no lo consigo, al menos como a mí me gustaría. Ya Pablo lo decía -Rm 7, 19-20- hago lo que no quiero, y dejo de hacer lo que quiero. De la misma manera experimento yo cuando queriendo hacer el bien, me siento inclinado a hacer el mal, o a satisfacerme egoístamente. Por eso, Señor, imploro tu ayuda para cambiar mi pobre y egoísta corazón.

Y te pido, Señor, que no tardes mucho, porque el tiempo en mí apremia, pues mis años ya caminan en tiempo muy avanzado y no parece que al recorrido de mi vida le sobre el tiempo. Al margen de que no sabemos el día ni la hora de nuestro final en este mundo. 

Me sostiene, Señor, mi confianza en Ti. Sé que Tú me escuchas y sabes de mis preocupaciones, pero yo, preso de mi corazón humano, me desespero y no entiendo tus planes. Por eso, aprovechando tu invitación a pedir, te ruego cambies mi corazón de piedra y egoísta en un corazón humilde, comprensivo, suave y bueno, y lo hagas fuerte, sabio y lleno de paz.

Un corazón capaz de dejar los primeros puestos para ocupar los últimos hasta ser invitado a ocupar los primeros. Y de no ocurrir, conformarse con estar donde está. Porque, yo, Señor, quiero sentirme a gusto tal y como Tú me has creado. Porque, Tú, Señor, haces siempre las cosas bien y como me has pensado así está bien. Dame, pues, un corazón lleno de sabiduría que sepa comprender y aceptar tu Voluntad y, simplemente, con reconocerte mi Padre y mi Dios llenarme de gozo, paz y amor. Amén.

miércoles, 21 de junio de 2017

LA INTENCIÓN SE ESCONDE EN EL CORAZÓN

Hoy, Señor, te pedimos que nos transformes nuestro corazón en un corazón puro y bien intencionado. Sabemos que, muchas veces, incluso de forma inconsciente, hacemos las cosas para ser visto. E incluso para que se nos reconozcan nuestros méritos. Lo descubrimos en nuestros deseos de ser alabados y considerados. Y lo reconocemos, porque es inherente con nuestra condición humana, y no nos libramos de experimentar y sentir esa tentación de que nos miren y nos rindan alabanzas y honores.

Por eso, Señor, consciente de nuestros pecados, te pedimos hoy que nos liberes de esas tentaciones y nos cambie nuestro corazón. Danos un corazón limpio, bien intencionado y que no busque alabanzas, méritos y honores. Un corazón que actúe por amor y de forma desinteresada. Un corazón que no busque honores ni premios, ni tampoco recompensas o favores. Un corazón abandonado en Ti y escondido en Ti, Señor.

Tratemos de ser generosos y dados en lo oculto, o, al menos, con esa buena intención de no aprovecharnos para ser visto y destacados. Observamos que en los grupos y comunidades destacamos y tratamos de ser generosos, y, por el contrario, en la soledad o cuando no somos observados nos retraemos. Y eso, al menos en mi humilde opinión, no debe retrotraernos ni desanimarnos. Al contrario, debemos reconocerlo y pedirle al Señor que nuestros actos sean cada vez más puros, más desinteresados, más por amor y para Gloria del Señor, y no pensando en nosotros.

Y sucede que algunas veces ocurrirá delante de la multitud, y otras veces donde sólo estás tú y el otro.  O rezarás en la celebración litúrgica o en el silencio y soledad de la capilla. Lo importante y verdadero debe ser que, hagas lo que hagas, tu publico debe ser Dios. Y eso es lo que debe interesarnos. Dios nos ves las veinticuatro horas de cada día, y sabe de nuestras verdaderas intenciones. Por eso, no tratemos de engañarnos creyendo que podemos engañarle. Sólo nos engañaremos nosotros, que recibiremos nuestra recompensa y ya no podremos ser recompensados por nuestro Padre Dios. Y esa es la única y válida recompensa que interesa. Amén.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

QUIERO PREPARARTE MI PESEBRE, SEÑOR

Esa es nuestra alternativa. Y no es fácil, porque el mundo en que vivimos nos lo pone difícil. Hay mucho ruido, muchas luces, muchas celebraciones y fiestas, muchos regalos, muchos banquetes, comidas, panderetas y cantos, pero, ¿Tú, Señor, dónde estás? Porque lo que sé de Ti es que naces en el silencio de la noche, en la oscuridad que Tú mismo alumbras. Naces pobre, en un humilde pesebre abandonado y en las afueras de la ciudad. Podría hablar que con los excluidos, rodeados de pastores, la última escala social.

Sólo los ángeles celestiales te cantan alabanzas y anuncias a los pastores que has nacido. Y escuchan el anuncio de tu nacimiento, y corren a verte y adorarte. ¿Seremos nosotros capaces de revestirnos de pastores y, humildemente, ir a adorarte? ¿Dónde estás, Señor? Porque quiero prepararte mi pesebre y arreglarlo de tal forma que te sientas acogido, cómodo y calentito. Quiero, Señor, que dentro de mí se haga la luz, la luz que Tú traes al mundo y, alejado de los ruidos y algarabías festivas, hacer silencio dentro de mí para que Tú, Señor, acampes tranquilo y me llenes de tu paz.

Líbrame de tanta alegría falsa, apoyada en cosas, fiestas y regalos. Líbrame de tanta risa obligada, forzada y engañosa. Líbrame de tanta rutina y alegría contagiosa, irreflexiva y vacía. Líbrame, Señor, de aparentar pesebre y construir palacios, de hablar de pobreza y vestirme de rey. Líbrame, Señor, porque naces y no te veo; porque naces y no te preparo mi corazón; porque naces y no te abro la puerta de mi vanidosa y ostentosa posada. 

Líbrame Señor de tantas tentaciones y pecados. Líbrame Señor de mis esclavitudes y miserias para poder celebrar contigo y con lo que quieran una Navidad de luces, de silencio, de amor y de compasión con los que sufren y padecen. Amén.

domingo, 30 de octubre de 2016

UN CORAZÓN COMO EL DE ZAQUEO

Sí, Señor, quisiera tener un corazón como el de Zaqueo, capaz de dejarse transformar por tu Palabra y de dar un giro radical a su vida. Eso te pido, Señor, de forma concreta y firme. Dame un corazón capaz de cambiar, de hacer vida en él tu Palabra y tu mensaje de amor.

Pero, para eso, Señor, quizás tenga que experimentar ese deseo, como Zaqueo, de conocerte, de buscarte y de atreverme, sin miedo al ridículo, subir al árbol de mi vida para verte pasar. Abre mis oídos, Señor, para, en el silencio de mi corazón, escuchar tus Palabras y ser capaz de dejarlas actuar, en el Espíritu Santo, dentro de mí, para transformar mi corazón.

Despierta mi corazón para que avive el impulso de buscarte y de dejarme encontrar como hizo Zaqueo. Ablanda mi corazón y llénalo de sabiduría para en la escucha de tu Palabra sepa discernir tu Voluntad. Señor, que mi torpeza y mis egoísmos no sean obstáculos que me impidan hacer tu Voluntad. Sé que sin tu Gracia me será imposible vencerlas y eso te pido con todo mi corazón.

Ablándame, Señor, y seréname hasta el punto de revestirme de humildad y de paz, para aceptar mi condición pecadora y mi esperanza en tu misericordia. Lléname de esperanza y de amor para despojarme de todos los obstáculos que me separan de Ti.

 Quiero buscarte, Señor, y escuchar tu invitación de cada día a ser mejor. Y vivir en esa actitud de, poco a poco, ir dando pasos hasta convertir todo mi corazón en hacer tu Voluntad. Amén.

lunes, 19 de septiembre de 2016

VEINTICUATRO HORAS DE LUZ



La bombilla de nuestro corazón debe permanecer encendida las veinticuatro horas del día. Sí, digo bien, las veinticuatro horas del día, incluso las ocho, aproximadamente que permanece en estado de letargo o durmiendo, porque nuestro corazón no descansa y sigue latiendo. Nuestra luz nunca debe apagarse, porque en nuestro corazón habita Dios y Él es precisamente la Luz.

Sí, Señor, danos la energía de permanecer constantemente todas las horas del día y noche en permanente resplandor, dando luz, esa luz que emana de tu Energía y de tu Sol incandescente que irradia paz, armonía, serenidad, gozo y amor. Sí, mi Señor, alimenta nuestra humilde y sencilla fuente de amor, para que nuestro simple y humilde corazón refleje cada instante del día tu Imagen y tu Bondad amorosa.

Revístenos, Señor, de tu Gracia para que transmitamos y proclamemos cada momento de nuestra vida tu Imagen, y para que todos aquellos que se acerquen a nuestra vida te perciban a Ti. Porque no sea otra cosa sino tu Resplandor y tu Gracia lo que se refleja en todos nuestros actos y acciones de cada día y a cada instante.

Danos, Señor, la perseverancia y la sensatez de tener nuestras lámparas bien llenas y repletas de tu Gracia, para que alumbren intensamente e irradia tu Palabra de Amor y Paz. Y danos también la prudencia, como aquellas cinco vírgenes sensatas, para que tengamos siempre dispuesta las alcuzas de nuestros corazones y prestas a ser renovadas y alimentadas por tu Espíritu.

¡Oh, Señor, que no perdamos la estela que nos ha dejado tu Madre, nuestra Señora y Virgen prudente, que siempre, atenta y dispuesta a escuchar y cumplir tu Palabra, nos ha alumbrado con su testimonio de luz para que, encontrando el único y verdadero camino, no nos perdamos en la oscuridad del mundo que te rechaza. Amén.

martes, 5 de abril de 2016

¡¡CAMBIA MI VIDA, SEÑOR!!



No hay otra petición más urgente y necesaria que pedirte, Señor, sino que cambies mi vida. Porque mi corazón humano es pecador, y su tendencia es a olvidar las cosas buenas que Tú has puesto en él y a buscar las malas. Pablo decía que hacía lo que no quería y dejaba de hacer lo que le gustaría hacer. Y a mí me ocurre igual.

 Mi conciencia me despierta descubriéndome lo que podía mejorar o intranquilizándome y advirtiéndome que esté vigilante para no caer en tentación. Y todo eso me mortifica, me preocupa y somete a una tenaz y constante lucha cada día. Y eso desgasta, cansa y enciende la tentación de abandonar. Por eso, Señor, te pido fortaleza, sabiduría, paciencia y valor para perseverar y no desfallecer.

Necesito cambiar los valores de mi corazón hechos a los criterios de este mundo. Por eso, aciertas y tienes razón, Señor, cuando me dices que debo nacer de nuevo. Porque, sólo con un corazón nuevo mi vida puede cambiar y experimentar y sentir de forma nueva. Y abrirse a la acción del Espíritu Santo sometiéndose a su Voluntad. Pero, ¿cómo hacerlo Dios mío?

Experimento tu presencia y necesito tu acción. Cambia, Señor, mi corazón y dales fuerzas, capacidad, valor y todo lo que necesite para servir a los demás según tu Palabra. Porque yo experimento mi pobreza y la falta de todo lo que necesito para ser paciente, bondadoso, comprensivo, escuchante, generoso o misericordioso y sin tu ayuda nada puedo. Por eso, Señor, ábreme el corazón y sopla sobre mí para que el Espíritu Santo more en mí, y también en todos aquellos que se abran a tu Amor.

Ayúdanos a permanecer vigilantes y atentos, con paciencia y serenidad, y a saber esperar, confiados tu presencia y tu acción, conscientes de que el Espíritu de Dios está con nosotros y quiere salvarnos, porque esa es su misión. Gracias, Señor, por tanto Amor. Amén.

domingo, 14 de junio de 2015

ABRIR MI CORAZÓN COMO JARDÍN PARA SER CULTIVADO



No puedo permanecer cerrado a la Palabra de Dios, porque de ser así, el alma de mi tierra quedará seca, agosta e infértil, y no dará frutos. Necesito abrir mi corazón para que el jardín de mi alma quede fertilizado por la Palabra del Señor.

Y eso le pido al Señor desde este humilde rincón para orar. Mi oración se convierte hoy en una plegaria de suplica para que el sembrado de mi corazón quede labrado y cultivado de esa buena semilla que fructifique y dé buenos frutos. 

Pido al Señor que sea Él mi Labrador y me cultive con su Gracia y su Amor. Y abro mi espíritu a la acción del Espíritu Santo pidiéndole que me dé capacidad, valor, sabiduría, paciencia y esperanza  para dejarme trabajar y hundir en mi corazón la azada, a pesar del dolor, que mezcle el estiércol de la miseria de mi vida con la buena tierra de la Gracia, y así poder dar los buenos frutos que el Señor espera de mí.

Sé, Señor, que mis palabras son fáciles, pero experimentarlo y sufrirlo será otra historia. Tú tienes experiencia de eso, has sufrido y desgarrado tu Cuerpo por mis pecados. La mía, mi experiencia es muy pobre y casi inexistente. Te pido perdón porque lo que digo después no lo cumplo. Confío en que Tú, si así es tu Voluntad, me darás la capacidad para soportar lo que consideres necesario para llegar a Ti.

En tus Manos, Dios mío, pongo todas mis esperanzas y me abandono a tu Voluntad.

martes, 5 de agosto de 2014

SON MIS PECADOS MÁS ESCONDIDOS Y DESAPERCIBIDOS LOS QUE ENSUCIAN MI ALMA



Apenas se hacen visibles, pero están ahí y moran dentro de mi corazón. Puedo aparentar que no están y pasar desapercibido, e incluso convivir con aquellos a los que juzgo o desnudos, pero se esconden de tal manera que sólo los percibo yo. Aparentemente se presentan limpios, pero por dentro están podridos. Pero lo peor y más grave es que no los veas y pretenda caminar en la ignorancia y ceguera.

No son las cosas de afuera las que manchan, porque quedan al descubierto y se ven. Son las escondidas las que ensucian tu alma y las que rompen tu amistad con el Señor, pues descubren, de forma intencionada, tu mala intención de engañarle. Cuando no cumples quedas al descubierto y todos saben de tus fallos respecto a los ritos y normas, pero cuando tratas de esconder en sus cumplimientos tus engaños y mentiras, estás gravemente ensuciando tu amistad con Dios.

Dame, Señor, la sabiduría de ser transparente y no tratar de esconder mis mentiras. Al contrario, lléname de paciencia y de fortaleza para no esconderme en las profundidades de mi corazón y sacar al mundo lo que en él se fragua con verdad y justicia según la Palabra de Dios.

Porque, Señor, no es lo importante ni lo que estropea mi vida lo que reluce en el exterior, sino lo que se vive dentro de mi corazón.

sábado, 1 de marzo de 2014

CREA EN MI UN CORAZÓN PURO SEÑOR



Mi vida es una constante tempestad. Hay olas de enormes dudas; hay olas de vientos huracanados que levantan murallas de apegos y apetencias que se interponen en mi amistad contigo. Hay olas de comodidades y placeres que me arrastran a mares plácidos, dulces y fáciles de navegar. Hay olas que me mecen y duermen acunándome en corrientes suaves, favorables, indiferentes y permisivas con todo aquello que satisface mis intereses.

Y, sin embargo, no me siento tranquilo. Esas olas, aunque aparentemente me duermen y tranquilizan, me golpean y me hacen daño. Dame Señor un corazón puro como el de los niños. Un corazón no contaminado capaz de ser ingenuo, verdadero y cargado de buenas intenciones. Un corazón abierto a la verdad e incapaz de mentir. Dispuesto a obedecerte sin dobleces ni hipocresías. Un corazón nuevo, vuelto a nacer del agua y del Espíritu.

Un corazón abierto a tu Voluntad y a renovarse constantemente en camino de perfección y madurez hasta llegar a Ti.

martes, 15 de octubre de 2013

LO QUE MANDA ES EL CORAZÓN



Lo que manda es el corazón. De tal forma es así que cuando se hace una cosa se oye decir: "Lo hizo de corazón". En el corazón habitan los sentimientos más profundos que brotan cuando realmente se sienten las emociones de alegría y tristezas que llegan al alma.

Es el interior lo que identifica a la persona, y por mucho adorno exterior si no hay vida en verdad y amor dentro del corazón, nada reluce fuera. Hoy el Evangelio nos invita a mantener limpio nuestro interior, porque es ahí donde se purifica el corazón, y también donde se pervierte el alma.

Por eso, Señor, hoy te pedimos que nos infunda la fuerza del Espíritu para ser capaces de mantener limpio nuestro corazón, y así nuestra boca derrame en abundancia todo el bien que tu Amor, Padre nuestro, nos transmite y nos contagia. 

Danos Señor un corazón bueno, limpio y puro que purifique nuestro interior y que también nos limpie nuestro rostro, para que seamos imagen de Ti tanto en lo exterior como en lo interior. Crea en nosotros un corazón puro para que seamos capaces de ver, tras las apariencias, a tus hijos como los ve Tú. 

Y haz Señor que todos aquellos que se acerquen a mí sientan tu presencia.

miércoles, 2 de octubre de 2013

EL PODER DE LA RAZÓN



Nos pasa lo que a los cuervos. Cuando las zorras de este mundo nos sueltan halagos y piropos que nos hacen creernos fuertes, hermosos, inteligentes y autosuficientes, nuestra razón se siente capaz de valerse por sí misma y no necesitar de nadie. Menos de Dios.

Ocurre que nos sucede eso en la medida que crecemos y pasamos de niños a mayores. Perdemos la pureza, la ingenuidad, la sencillez y las buenas intenciones que los niños guardan y sostienen en su corazón limpio y puro. Nuestro corazón nuevo y puro se ha ido convirtiendo en un corazón duro y de piedra. Necesitamos experimentar la necesidad de transformarnos; de un Padre que nos cree un corazón nuevo.

Por eso, Padre Bueno, te pedimos que nos transforme nuestro corazón de piedra en un corazón de carne. Un corazón capaz de llenarse de humildad, de mansedumbre, de generosidad, de disponibilidad y actitud de servicio. Un corazón de niño, confiado, obediente y necesitado de un Padre. Crea en nosotros Señor un corazón puro.

sábado, 7 de septiembre de 2013

EL AMOR SIEMPRE CUMPLE



Todo lo que nace del amor verdadero nace dado, regalado y gratuito. Nunca se impone ni se programa. Sólo se da cuando se necesita. No es una norma ni una ley, y menos cumplimiento. Es simplemente amor. Quisiera pedirte Señor que me hagas amor y me enseñes a vivir no de cumplimientos, sino de tu Amor, pues vivirlo es cumplir tu Voluntad y no la de los hombres.

En nuestro mundo falta amor, y nos limitamos a cumplir sin preocuparnos de amar. Ese es mi problema, y también el de la Iglesia. Necesitamos amarnos al estilo que Tú nos amas, y lo que hacemos es separarnos y separar a otros con nuestro mal testimonio. Es entonces cuando experimentamos la necesidad de Ti, Señor, para poder transformar nuestro corazón de piedra y cerrado al egoísmo en un corazón de carne y abierto a la caridad.

Por eso, una vez más, desde este humilde rincón y unidos en Iglesia, te pedimos que nos enseñes a amar como Tu nos amas. Amén.

domingo, 26 de mayo de 2013

¡SEÑOR, ABRE MI CORAZÓN!



Porque de nada me sirve que el Espíritu, enviado por Ti, me guíe hacia la Verdad plena si yo me cierro a su acción y rechazo su asistencia. Lléname de la sabiduría de saber aceptar y abrir mi corazón para recibir tu Palabra en el Espíritu Santo. 

Necesito que mi corazón se haga humilde y excluya toda soberbia y orgullo ante la proclamación de tu Palabra, para que mansamente pueda hacer vivencia en mí tu Amor. Y en tu Amor sea capaz de abrazar y perdonar a todos aquellos que me ofenden, pues yo también necesito tu perdón. Y sé que Tú me perdonas en la medida que yo perdone.

Por eso, Señor, consciente de mi debilidad, te suplico que me fortalezcas en el Espíritu Santo, y me des el don de inteligencia y sabiduría para comprender que Tú sigues ahí, en mi camino, y en el Espíritu me asistes y descubres todo aquello que necesito para recorrer el camino hacia Ti con garantías de victoria. 

Dame la paciencia de soportar y aceptar de buen agrado todo aquello que soliciten de mí, sobre todo aquello que fastidian y estropean mis planes y proyectos. Que sepa discernir bien y olvidarme para darme, porque eso es amor. Porque eso fue tu vida entregada totalmente por nosotros, por amor. En tus Manos, Señor, y en tu Espíritu pongo mi corazón.


martes, 22 de enero de 2013

TOMA MI CORAZÓN, SEÑOR

 

Y cambia todo lo que encuentres en él de impuro, de soberbia, de orgullo, de suficiencia, de carnalidad, de comodidades, de perezas, de engreído, de ambiciones, de codicias, de egoísmos... Sé que permaneciendo en mí todo seguirá igual. Sólo Tú podrás cambiarlo.

Recoges, Señor, mis infracciones, mis fracasos, mis penas, mis tristezas, mis falsas alegrías, y transformalas en buena semilla que produzca buenos frutos. Sé que mi corazón puede cambiar, pero cambiará en la medida que se deje bañar por tu Gracia. Por eso, tómalo, Señor, y acéptalo, pues es lo más grande que tengo y lo más importante.

Te pido, Dios mío, que aceptes mi corazón, un corazón enfermo, frágil y necesitado de tu Gracia para poder seguir el camino de encontrarte. Un camino contaminado de normas, leyes y preceptos que no ayudan a descubrirte y mirarte con ojos de amor. Porque solo el amor es la ley que nos salva.

Recibe, Dios mío, mi pobre corazón desorientado y sin rumbo, y oriéntalo por el camino que la Estrella guío a los Magos para que podamos encontrar la ruta que nos conduzca a los pies del Niño Dios que nace en Belén.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿DÓNDE ESTÁ MI TESORO?

 Evangelio según San Lucas 15, 1-10

Porque de dónde esté mi tesoro dependerá lo que se encuentre en mi corazón. Y es que nada que no esté adherido a mi corazón no será apetecido por mis deseos más primarios y básicos. La vida es algo que todo ser ama, y la ama hasta el punto de esforzarse por conservarla por encima de todo.

Y cuando esa vida está en peligro nos sentimos necesitados e indefensos, y abogamos por alguien que nos ayude y nos salve. Es entonces cuando experimentamos la necesidad de ser curados y salvados. Y es entonces cuando descubrimos a ese Padre Dios que abandona a los demás, seguros y protegidos, para ir en busca del que está enfermo, perdido y en peligro.

Por eso, Padre, hoy, te pedimos que nos salve y nos protejas del peligro de perdernos y confundirnos y caer en las garras de este mundo que nos confunde, que nos agita y nos tienta para llevarnos al precipicio y perdernos. No permitas que nos desorientemos y perdamos todo rastro de Ti, y alúmbranos el camino de encontrarnos con tu Misericordia. Amén.