Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 26 de julio de 2017

¿QUÉ TIPO DE TIERRA ERES?

Un labrador prepara su tierra. Sería impensable que no la cuidara y la mimara hasta exigir de ella frutos. De la misma forma, Dios no puede habernos creados para dejarnos estériles y sin dar frutos. Ya, en el pueblo de Israel si señalaba como una maldición ser estéril. Dios nos ha creado y ha sembrado en nuestros corazones la semilla de su Palabra.

Y hoy nos habla en parábola explicándonoslo, para que despertemos y tratemos de acoger, en nuestra tierra particular, esa semilla plantada. Él es ese Sembrador que ha sembrado esa semilla y nosotros seremos esa tierra que la acoge, la fertiliza y la hace dar frutos, por medio de su Gracia. 

Necesitamos abrirnos a su Palabra y dejar que nos fecunde y nos, muriendo, haga fructificar y dar buenos y hermosos frutos. Pero, para eso, necesitamos estar atentos, escuchantes, abrir nuestros oídos y disponibles a su siembra. Y eso es lo que te pedimos hoy, Señor. Danos esa capacidad de acoger tu Palabra, y también de discernirla y de aplicarla a nuestra tierra para que dé frutos.

Sin tu Gracia nada podemos hacer, ni ningún frutos podemos dar. Necesitamos la oración y la atenta y paciente escucha, pero acompañada de tu Gracia, Señor. Porque, sin Ti nada podemos hacer. Siempre repetimos las mismas palabras. Y es que no sabemos decir otra cosa. Insistimos confiados en tus Palabras, que nos has animado a ser constante e insistentes. No dejaremos de pedírtelo.

Danos la fortaleza, la sabiduría, la capacidad, la voluntad, la paciencia, la esperanza y la constancia de no desfallecer y sostenernos en tu Palabra. A pesar de no entenderla en muchas ocasiones; a pesar de no poder llevarla a nuestras viciadas y débiles vidas; a pesar de descubrirnos pobres labradores, indignos de ser campos y tierras donde Tú, Señor, has dejado tu semilla. Perdónanos, Señor, y riega nuestras pobres y estériles tierras, para que, por tu Gracia, puedan dar los frutos que Tú Misericordiosamente, esperas de cada uno de nosotros. Amén.

martes, 6 de junio de 2017

Y NOSOTROS, ¿PAGAMOS NUESTRO TRIBUTO?

No se trata de pagar tributos, es una manera de adentrarnos en la reflexión-oración, sino de corresponder a todo lo que hemos recibido y esperamos recibir. Porque, dentro de nuestro corazón vive la aspiración de la felicidad. Una felicidad eterna, porque temporal no nos sirve. Y la conseguimos en la medida que nuestros frutos estén fertilizados con la semilla del amor.

Pues bien, esa huella está indeleble impresa en lo más profundo de nuestros corazones. No la podemos ignorar ni tampoco borrar. La sentimos y experimentamos irremediablemente, y luchamos para conseguirla. Es irrevocable. En ese sentido, nuestros frutos serán determinantes y vitales. Y en ese sentido, tenemos que dar a Dios, fin último de nuestras vidas, los frutos que Él espera de cada uno de nosotros.

Porque no hay otro Camino. Por mucho que queramos recorrer otros, siempre estaremos en el mismo, porque nuestra aspiración es la felicidad eterna. Es nuestra moneda y la que debemos pagar a nuestro Dios. Pero, por su Amor, nos ha hecho libres para responder según decidamos. Y está en nuestro haber esa posibilidad de saber elegir y de contribuir con nuestros frutos a ganárnosla.

Bien, es verdad, que, por mucho que nosotros queramos, nada conseguiremos sin su concurso. Todo nos viene del Señor, y, sólo con Él y su Gracia, conseguiremos superar todas las dificultades que la vida nos presenta para llegar a Él. Por lo tanto, pidamos esa Gracia y esa Fuerza para saber devolver libremente todo lo recibido y acoger todo lo prometido por Amor. Porque, nada nos pertenece ni nada merecemos. Todo nos ha sido dado por verdadero y único Amor.

Por eso, Señor, te pedimos desde este humilde rincón, la sabiduría de saber responderte ofreciéndote todos los frutos que has puesto en nuestras manos y, humildemente, hacerlo con verdadera libertad y por amor. Dispón, Señor, de toda nuestra libertad y condúcenos hacia Ti. Amén.

lunes, 5 de junio de 2017

SEGUIMOS NEGANDOTE, SEÑOR, TUS FRUTOS

El hombre siente deseos de agradar y de darse. Darse en frutos que le haga experimentar su utilidad, sus derechos y dignidad. El hombre experimenta vergüenza cuando vive de balde. Quiere rendir y ganar su sustento dando buenos y ricos frutos. Eso es lo que siente en su corazón, y no hacerlo le hace sentirse mal y experimentarse traicionado a sí mismo.

Sin embargo, recibiendo todo prestado en alquiler, no advierte su obligación de responder a ese regalo y compromiso, con buenos frutos. Y, exigiéndoseles, no sólo no los entrega, sino que se rebela y se propone matar a quien venga a exigírselos. Esta es la historia de la salvación. Desde el Éxodo hasta la tierra prometida. Liberados y llevados a una tierra de leche y miel, el hombre duda, se rebela y exige para él sus propios frutos según sus ideas y proyectos.

Se repite lo de Adán y Eva. No nos conformamos con lo que Dios nos ha regalado, sino que pensamos que nosotros podemos hacerlo mejor y buscar, por nosotros mismos, un paraíso mejor. Nos apartamos de Dios y rechazamos a su enviado. Al Hijo, que nos viene a traer la Buena Noticia de Misericordia que nos salva y nos da la oportunidad de recapacitar y regresar al Infinito y Misericordioso Amor de Dios.

Pero, no escuchamos y seguimos negándole y matándole con nuestra negativa respuesta, con nuestras malas intenciones; con nuestras murmuraciones y egoísmos. No nos damos cuenta que nuestros caminos no son buenos caminos. Son caminos de perdición y de mentira. Y lo malo es que, a pesar de tanto recorrido y travesía, continuamos sin darnos cuenta. Ante todo esto, sólo una petición:

Señor ábrenos los ojos y suaviza nuestro corazón para,
llenos del Espíritu Santo, podamos descubrir que
Tú eres el Dueño y Señor de nuestra viña
y a Ti debemos entregarte nuestros
frutos como esfuerzo de 
nuestro trabajo.
Amén.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

DAME SABIDURÍA, SEÑOR, PARA DESCUBRIR LO QUE ME HAS DADO

Señor, me has tenido siempre en tu pensamiento, y me has dado la mochila que necesito para responder a lo que Tú quieres de mí. Una mochila con las minas que Tú has querido darme. Ahora, tengo yo que negociar con ellas y temo perderlas o no alcanzar todo el fruto que Tú esperas. Pero, yo, Señor, no quiero enterrarlas, porque Tú no me las has dado para eso. 

Sé, Señor, que esperas recoger frutos y vendrás a pedirme cuenta. Yo quiero pedirte que me ayudes a encontrar formas para que puedan dar frutos. Espabílame, Señor, y fortalece mi voluntad y agudiza mi ingenio para que pueda negociar con esas minas que Tú has dejado en mi haber. Yo quiero multiplicarlas, pero temo fracasar o no hacerlo como Tú quieres y esperas que haga.

Dame la sabiduría para descubrir mis cualidades, porque seguro que Tú, como has hechos con todos tus hijos, has dejado en mi humilde persona la mochila bien cargada con lo que tengo y puedo negociar. Y yo quiero entregártelo bien negociado y multiplicado. Me preocupa que no lo haga bien, pero confío en tu infinita misericordia. Sé que Tú más que los frutos miras el esfuerzo sincero, auténtico  y entregado. Tú, Señor, sabes leer lo que hay dentro de mi corazón.

Transfórmalo, Señor, conviértelo en un corazón bondadoso, generoso, abierto a compartir y a darse. Un corazón capaz de compartir todo lo que lleva, recibido de tu Mano generosa, en su mochila. Dame la sabiduría para descubrir lo que Tú me has dado.

En esa esperanza y confianza espero, Señor, tu regreso. No quiero estar pendiente de tu venida porque me basta con tu Palabra. Sólo quiero preocuparme por negociar y dar todo lo que pueda para que cuando Tú vengas a recoger los frutos de lo que me has dado, yo pueda ofrecértelos con todo mi corazón, esfuerzo y gratitud. Amén.

sábado, 22 de octubre de 2016

FORTALECIDOS Y ESPERANZADOS EN TU PACIENCIA Y MISERICORDIA

Gracias, Señor, por tu Paciencia y tu Misericordia. ¿Qué sería de mí sin ellas? Mi vida, mi pobre vida no merece tanta paciencia y, menos, misericordia. Mis pecados me impiden dar frutos. Soy víctima de mis pasiones, de mis apetencias y esclavitudes; de mis egoísmos. 

Soy higuera estéril que no da frutos e indigna de merecer perdón y misericordia. ¿Qué más puedo decir? Sin embargo, por la Misericordia de Dios, me siento reconfortado y esperanzado. Tus Palabras de hoy, Señor, no sólo accedes a darme más tiempo, sostienes mi vida, sino a darme la Vida de la Gracia contenida en y por tus sacramentos.

Así, alimentado con tu Cuerpo y Sangre, bajo las especies del pan y vino, puedo fertilizar y alimentar mis raíces y dar esos frutos que Tú esperas recoger de mí. Gracias, Señor, porque tu Misericordia me sostiene y me fortalece. Gracias, Señor, porque tu Infinita Paciencia me da la oportunidad de recuperarme, de levantarme y de reiniciar el camino que tu Infinita Misericordia me regala.

Gracias, Señor porque eres el agua viva que riegas mi vida y que la fertilizas con los frutos que nacen de tu Amor. Amén.

miércoles, 22 de junio de 2016

ESTÁN POR TODAS PARTES



Están, como también lo estuvieron ayer, por todas partes. En el ámbito político abundan más y persiguen todo aquello que tiene olor a cristiano. Jesús molesta muchos y hoy, muchos, volverían a crucificarlo. De hecho lo hacen a cada instante que manifiestan retirar la religión de las aulas. Se quiere marginar y ausentar a Jesús y, al hacerlo, manifiestan lo iluso y ciegos que son.

Porque la realidad es que la huella de Dios está dentro de nosotros y nadie puede arrebatarla y, menos, quitarla del corazón del hombre. Porque sin Dios la felicidad que tanto persigue el hombre no se consigue; porque sin Dios, la paz se hace imposible; porque sin Dios, los unos desean lo que tienen los otros; porque sin Dios no hay razones para amar deseando el bien del otro, sino aprovechar todo el tiempo para amarme yo y dar riendas sueltas a mis satisfacciones.

Y de esta forma, tú que me pides mi voto para administrarme, me engañarás y administrarás para ti. Tú que tratas de seducirme y persuadirme, buscarás tu propio bien y tu mísero futuro caduco, porque aquí todo lo que consigas y atesores de poco te servirá. Y lograrás que los que se dejen  o puedas engañar te entreguen su voto, pero conmigo no lo lograrás, porque yo sé de quien me fío, y tú y otros como tú no son de fiar.

Posiblemente, tú, y otros como tú, son árboles que dan malos frutos, y aunque ahora se vistan de buen árbol los frutos serán siempre malos. Tedrán, quizás, apariencia de buenos, pero mordidos saldrá enseguida la porquería. Tengo una gran ventaja sobre ti, que tú la desprecias y hasta, quizás, te ries, pero que al final verás, quizás ya no tengas tiempo, lo que has perdido: La Vida Eterna. 

Con Xto. Jesús obtendremos la victoria sin lugar a duda, y eso es lo que pedimos en estos momentos tensos y graves para el mundo, y concretamente para Europa. Ven, Señor, y llena los corazones de tu fieles para que nuestros corazones sean creados de nuevo, y así, en tu Nombre y por la acción de tu Espíritu, renovar la tierra de tanta zizaña y dar frutos buenos. Amén.

lunes, 30 de mayo de 2016

EN LA VIÑA DE MI PADRE



El mundo es nuestra viña, y nuestra vida es el tiempo que tenemos para responder a nuestro Padre de esa viña que nos ha dejado. Tendremos que dar frutos en esa viña de nuestra vida. Frutos de amor que hemos recibido de la Mano generosa de nuestro Padre Dios. Y volverá el Hijo a pedirnos cuenta de ese trabajo, nuestra misión, que nos ha sido encargada desde la hora de nuestro Bautismo.

Esa es nuestra historia. Hemos recibido la viña de nuestra vida, pero la labramos y cultivamos a nuestra manera, y sin tener en cuenta los frutos que el dueño espera de nosotros. Y no sólo eso, sino que nos revelamos contra aquellos que vienen de parte del Señor a pedirnos cuenta, o a recibir los frutos de nuestro trabajo. Le damos la espalda a la Iglesia, y con ella a todos aquellos, presbíteros y seglares, que tratan de ayudarnos y de reclamar nuestro trabajo. Trabajo al que tienen derecho, porque todo lo recibido ha sido para y en función de todos.

Padre, nos sentimos malos hijos y malos arrendatarios, porque no damos ni devolvemos el fruto que se espera que demos. Y te pedimos que nos ayudes a ser buenos arrendatarios y a dar los frutos máximos que nosotros podemos dar. Porque hemos recibido de Ti lo suficiente para dar al máximo nuestros frutos. Pero, también conscientes de que fallamos y fracasamos, queremos pedirte tu Gracia para tener éxito y responder a tu regreso. cuando vuelvas para rendirte cuenta.

Danos la Gracia, Padre, de permanecer en Ti, y de dar los frutos que se esperan de nosotros. Frutos de amor, de justicia, de verdad y de amor. Y, sabemos, que esos frutos solos los prodremos conseguir estando muy unidos a Ti. Por eso, auxiliados por el Espíritu Santo, queremos empeñarnos en dar y emplear todos nuestros talentos para que nuestros frutos se multipliquen y respondan a la Voluntad de Dios. Amén.

viernes, 27 de mayo de 2016

¿DE DÓNDE Y DE QUIÉN PUEDO ALIMENTAR MI FE?

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



La pregunta está en saber dónde y en quién puedo alimentar y sostener mi fe. Porque sabiéndolo tenemos mucho tiempo y mucha guerra ganada. Sólo aquel que tiene claro el camino y la meta, sabe a dónde dirigirse con paso firme. Porque lo verdaderamente importante no son los pasos que puedas dar, ni tampoco los zapatos que puedas usar, sino las huellas de amor que puedas dejar por donde pisas y pasas.

Mi fe es el motor que va a dar impulso a mi vida, porque dependiendo de lo que crea y en quien crea, toda mi vida va a tener sentido y firmeza. Porque cuando se desdibuja la meta y el objetivo no está claro, mis pasos son dubitativos, débiles y sin consistencias para apoyarse firmemente. Por lo tanto, a la menor zozobra se derrumban y quedan a merced del viento, que como veletas son llevados de un lugar a otro.

Pidamos, por lo tanto, sabiduría para sostenernos en la fe. Esa fe que, por la Gracia de Dios, nos ha sido dada y bendecida en el Bautismo con la venida del Espíritu Santo, y que, camina con nosotros para, sin desmayar, sostenernos en la fe. Pidamos fortaleza, para que, animados en la fe del Poder de Dios, no perdamos el rumbo del camino, a pesar de las tentaciones y peligros que se nos presentan en la vida.

Pidamos misericordia, para que podamos, llenos de Gracia, perdonar las ofensas que recibimos de nuestros hermanos y así recibir nosotros también el perdón de la Misericordia de nuestro Padre Dios. Y, pidamos también, la constancia y perseverancia de, a pesar de no ver frutos en nuestra vida, sigamos en el esfuerzo de continuar la lucha de cada día en la esperanza de que, por la Gracia de Dios, nuestros frutos serán recogidos por el Señor. Porque es Él el Verdadero autor de nuestro trabajo.

En esta esperanza, te pedimos Señor, que nos aumente nuestra pequeña y débil fe para que, agarrados a Ti, podamos reverdecer y dar frutos como Tú esperas de nosotros. Amén.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

DAME, SEÑOR, LA SABIDURÍA DE DAR FRUTOS



No sólo basta la intención, hay que poner manos a la obra y saber cómo y qué hacer. En algunos casos, hasta saber asesorarse y dejarse conducir por otros que expertamente te aconsejan. Dar y sacar provecho y buenos frutos no es tarea fácil. Exige esfuerzo, trabajo y también cierta astucia.

Todos, hasta los más desfavorecidos, hemos recibidos unos talentos. Unos talentos que debemos emplear, pero emplearlos con sabiduría y eficacia para que den frutos. Es posible que en algunos momentos no sepamos cómo hacer, pero tenemos la capacidad de darnos cuenta y de conducirnos mejor. Porque eso también se nos ha dado, la capacidad de aprender y de no caer en los mismos errores de otros días.

Sin embargo, ocurre que la soberbia nos puede engañar y hacernos creer que somos los suficientes capaces de no necesitar ayuda, y menos de Dios. Nos bastamos con nosotros mismos, y no queremos ningún rey que nos dirija. Y sucede que ocurre lo que vemos que está ocurriendo. Terminamos a tiros unos con otros. El fanatismo de creernos en posesión de la verdad y que somos elegidos y mejores que los otros terminan por enfrentarnos y acabar mal.

Pidamos, al Señor, la Gracia de sabernos pequeños, pobres y necesitados de aprender. De aprender cómo negociar todos los talentos recibidos, no sólo para sacar frutos, sino para ponerlos al servicio de los que los necesitan y, quizás, no sepan como producirlos.

Pidamos la Gracia de, no sabiendo cómo obtener rendimiento, darlos en interés, al menos en el Banco, para conseguir un beneficio que entregar. Siempre podremos sacar frutos de nuestra vida siendo luz para otros. Simplemente, aceptando nuestra condición limitada y pobre podemos alumbrar muchas vidas de otros que se debaten en la desesperación y confusión. Amén.

sábado, 12 de septiembre de 2015

TIERRA BUENA O TIERRA MALA

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Ni mi tierra ni mis semillas son buenas. Soy un mal labrador y mis cultivos contaminados por el agua caduca del mundo no fertilizan en frutos buenos. Necesito ponerme en Manos del Buen Labrador, que riegue mi campo con la verdadera agua que dé buenos y abundantes frutos.

Dame, Señor, de esa agua para que mi tierra florezca y germine en frutos buenos. Llena mi vida de buen abono que fertilice todas mis obras y que las revistan de bondad y de amor. Dame también la sabiduría para acercarme a Ti y esforzarme en abrime a tu Gracia.

Fortalece mi débil voluntad y líberame de toda atadura mundana que amenaza contaminar mis frutos. En Ti, Señor, pongo todas mis esperanzas, y a Ti confio todo mi ser, para que guiados por tu Espíritu construya mi vida sobre la Roca Viva de tu Palabra y de tu Amor. Amén.

viernes, 24 de julio de 2015

PREOCUPADOS POR MIS FRUTOS

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



Posiblemente, si hacemos una encuesta sobre la primera y mayor preocupación de los hombres en este mundo, seguramente saldría que es la muerte. O dicho de otra manera, la salud. Y muy unida a esta votarían por la felicidad, felicidad eterna.

Sin lugar a duda, la vida y la eternidad son las dos preocupaciones punteras más importantes de toda la humanidad. Sin embargo, hace tiempo que, en mi caso particular, creo que hay muchos más, hace tiempo que eso me ha dejado de preocupar. No significa eso que no ocupe un lugar importante en mi vida, y que me preocupe, pues la vida y la felicidad son determinantes en la vida de cualquier persona. Pero el problema o preocupación vital y más importante de mi vida ha pasado a ser el resultado final de ella.

Me explico: Creo en la Resurrección, porque creo en la Palabra de Jesús, y Él ha Resucitado. Por lo tanto, la vida ha dejado de ser un problema para mí, porque espero en el Señor resucitar. Sin embargo, esa preocupación ha pasado a otra cosa más importante: los frutos. ¡Ay de mí si no doy frutos!

Por lo tanto, mi mayor preocupación es como ganarme o alcanzar, mejor, esa Vida Eterna en pleno gozo y felicidad. Claro que nunca la mereceré, pero me ha sido puesto al alcance por el Amor y la Misericordia de Dios. Eso es lo que me ha revelado su Hijo Jesús. Y eso es lo que me propongo alcanzar o merecer entre comillas. Todo dependerá de mis frutos. Frutos de amor por el Amor recibido de Jesús. Lo que he recibido debo darlo en la medida que lo he recibido. Es decir, gratuitamente.

Y esa es mi mayor preocupación: "Dar frutos". Encontrar mis manos llenas el día que llegue la cita más importante de mi vida. Es decir, la hora de mi muerte. O lo que es lo mismo, la de presentar mis manos llenas o vacías de frutos. Los frutos que Él espera de mí y que me reclamará de manera amistosa. Porque primero me ha amado Él y luego me ha regalado todo el amor que necesito para amar yo también.

Por lo tanto Señor, te pido eso, la sabiduría, capacidad, voluntad y fuerza para acoger todo el amor que me has dado y me das, y revertirlo con amor en los demás. Sobre todo en aquellos que más lo necesitan. Dame esa Gracia Señor, porque es eso lo que más deseo en este mundo. Amén.

jueves, 23 de julio de 2015

LA CUESTIÓN ES DAR FRUTOS



El amor consiste en dar frutos. Imposible un amor que no dé frutos, pues si así sucediera estaría diciendo que no es verdadero amor. Ocurre que, en muchas circunstancias, no se ve siempre rápidamente o se esconde a los ojos de muchos, pero cuando el amor está presente, es correspondido y produce frutos.

No puede ser de otra manera. La prueba más grande del Amor nos la da nuestro Señor Jesús. Él se ha hecho Hombre como nosotros. Ha tomado nuestra misma naturaleza humana, sin dejar la Divina, para parecerse en todo a nosotros menos en el pecado. Y ha padecido nuestra incomprensión, nuestras torpezas y debilidades pagando con su muerte por nuestros pecados. No se puede amar más.

Y ante el aparente abandono de casi todos, menos de su Madre y algunos discípulos, ese amor entregado sin condiciones y en plena libertad, florece en ingente cantidad de frutos. Porque el amor se apoya en la verdad y la justicia. Cuando se ama, se busca el bien de la persona amada. Y el bien pasa por decirle la verdad y hacerle justicia. Por eso, quien ama entrega su vida.

La medida de nuestro amor tiene una clara y evidente medida, los frutos. Hoy el Evangelio nos descubre que si nuestro amor no da frutos será arrojado al fuego eterno. Porque el árbol que no da frutos se seca y solo sirve para ser quemado.

Pidamos al Señor que nuestro amor sea fecundo y que demos los frutos que se esperan de cada uno de nosotros. Es verdad que no podemos dar frutos de cualquier manera. Corresponde a nuestro propio esfuerzo preocuparnos por abonar nuestra propia tierra, echarle el estiércol bueno y necesario mezclado con la tierra, y regado con el agua de la Gracia.

Danos, Señor, la paciencia, la voluntad y fuerzas para dejarnos cultivar por la acción del Espíritu Santo, y abrirnos a su Gracia para que nuestros frutos sean la consecuencia de responder a su acción. Amén.

domingo, 14 de junio de 2015

ABRIR MI CORAZÓN COMO JARDÍN PARA SER CULTIVADO



No puedo permanecer cerrado a la Palabra de Dios, porque de ser así, el alma de mi tierra quedará seca, agosta e infértil, y no dará frutos. Necesito abrir mi corazón para que el jardín de mi alma quede fertilizado por la Palabra del Señor.

Y eso le pido al Señor desde este humilde rincón para orar. Mi oración se convierte hoy en una plegaria de suplica para que el sembrado de mi corazón quede labrado y cultivado de esa buena semilla que fructifique y dé buenos frutos. 

Pido al Señor que sea Él mi Labrador y me cultive con su Gracia y su Amor. Y abro mi espíritu a la acción del Espíritu Santo pidiéndole que me dé capacidad, valor, sabiduría, paciencia y esperanza  para dejarme trabajar y hundir en mi corazón la azada, a pesar del dolor, que mezcle el estiércol de la miseria de mi vida con la buena tierra de la Gracia, y así poder dar los buenos frutos que el Señor espera de mí.

Sé, Señor, que mis palabras son fáciles, pero experimentarlo y sufrirlo será otra historia. Tú tienes experiencia de eso, has sufrido y desgarrado tu Cuerpo por mis pecados. La mía, mi experiencia es muy pobre y casi inexistente. Te pido perdón porque lo que digo después no lo cumplo. Confío en que Tú, si así es tu Voluntad, me darás la capacidad para soportar lo que consideres necesario para llegar a Ti.

En tus Manos, Dios mío, pongo todas mis esperanzas y me abandono a tu Voluntad.

domingo, 22 de marzo de 2015

MORIR PARA VIVIR



Parece una contradicción. Y no sólo lo parece, sino que en la normalidad de la vida se nos hace difícil descubrir que para alcanzar la vida se hace necesario morir. Morir al egoísmo de vivir encerrado en mí mismo dando satisfacción a mis apetencias, gustos e intereses.

Morir al esfuerzo de cosechar los frutos de mi vida en mi propio interés, y revertir ese esfuerzo en ofrecerlo para el bien de los demás. Morir para vivir entregando los frutos de mi cosecha al bien común. En este sentido, la muerte significa la Vida, porque si no hay muerte que origine frutos de vida, se perderá la verdadera vida.

Danos Señor, te lo pedimos con toda la fuerza de nuestro corazón, la sabiduría de, no sólo conocer el sentido de nuestro paso por esta corta vida, sino la fuerza de llevarla a nuestra vivencia de cada día, para que, empleándola, cultivemos los frutos que dan verdadera vida. Esos frutos de entrega, de generosidad, de disponibilidad, de compartir, de comprensión, de escucha atenta, de mansedumbre, de bondad, de caridad y de amor.

Enciende en nosotros, Señor, la Luz que nos alumbre el camino de, entender y trabajar, porque las palabras se escuchan cuando las obras nacen de ellas en la realidad de la vida. No dejes que nuestra vida se parta en dos, la palabra y las obras, porque de ser así estamos falseando y mintiendo.

Por eso, Señor, conscientes de nuestras debilidades y pecados, acudimos a Ti para que con Tu Gracia nos llenes de tu Fuerza y de tu Amor. Amén.

viernes, 6 de marzo de 2015

PERDONA SEÑOR MI MAL CULTIVAR Y MIS MALOS FRUTOS

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Gracias Señor por aceptar mis malos frutos; gracias Señor porque,  a pesar de mi mal obrar, Tú aceptas mis malas cosechas. Gracias Señor porque siendo un mal labrador, Tú mantienes tu esperanza en sacar de mí hermosos y buenos frutos.

Jamás veré tanta confianza y esperanza puesta en mí. Y jamás entenderé como puedes tener tanta paciencia y debilidad por mi persona. ¿Quién soy Señor para que me perdones tanto y me aguantes todos mis pecados de soberbia y egoísmos? ¿Cómo es posible que decidas entregar a tu Hijo para salvarme a mí? ¿Cuanto valgo yo?

Perdona Señor mis faltas, mis apetencias, mis apegos, mis pecados y mis rechazos a tu Voluntad. Perdona mis egoísmos y mi esclavitud al pecado. Me siento encadenado y me canso de pedirte me liberes. Bueno, no me canso, sino que me da vergüenza tanto pedirtelo y siempre lo mismo. 

A veces tengo miedo de experimentar que no salgo de la mediocridad. Y temo caer en las garras del demonio y del mundo. Sus ofertas son tentadoras y el ambiente me tienta a cada momento. Dame Señor la fuerza de superarme y de hacer tu Voluntad.

miércoles, 28 de enero de 2015

MIS FRUTOS NECESITAN TU BENDICIÓN, SEÑOR



Es posible que mi corazón dé frutos buenos. Si hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, nuestro corazón tendrá cosas buenas, pero, por causa del pecado, tenemos sentimientos y deseos egoístas que sólo miran para nosotros y excluyen a los demás.

El hombre hace cosas buenas, pero al final siempre se guardará lo mejor para sí mismo. Es egoísta y no está dispuesto a compartir con los demás. Dará, como máximo, aquello que le sobra o no necesita. El hombre se vuelve huraño y egoísta, y necesita transformar su corazón y limpiarlo de toda malicia y pecado. Por eso, necesitamos al buen Sembrador, que nos siembre buenas semillas y nos dé buena tierra.

Necesitamos ser regados con el agua del Espíritu Santo, para que nuestra semilla de amor fructifique y dé buenos frutos. Necesitamos el riego de la oración. Mucha oración que nos una constantemente al Señor y nos ponga en Manos del Espíritu, para que nuestra tierra, fertilizada por los sacramentos y cultivada por la Eucaristía sea alimentada y fortalecida para dar buena cosecha.

¡Oh, Señor, danos la capacidad de renuncia a nuestras comodidades, apetencias, vicios y apegos, para que, desprendidos de toda atadura, seamos libres para vivir en tu Palabra y cumplir tu Voluntad!

lunes, 13 de octubre de 2014

ANTICIPÁNDOME A LOS FRUTOS EL ESPÍRITU



Sé Señor que la cosecha, puesta en tus Manos, será buena. Posiblemente puede que a nosotros,  por no decir a todos o casi todos, nos haya sentado de maravilla este encuentro. Quizás hayamos experimentados torrentes de Gracia por las tantas oraciones que la Iglesia ha volcado en tus hijos por los frutos de este encuentro. Y, fortalecidos y esperanzados, emprendemos la tarea digital de evangelizar con nuestras vidas y palabras las calles digitales, valga la redundancia, del mundo de la blogosfera.

Pero también, quizás, a muchos de nosotros no nos parezca tan bien. Alguno puede irse desilusionado o hasta confundido. Esta es tu Iglesia, donde siempre ha habido diferencias, enfrentamientos y revueltas. Nuestra fortaleza se apoya en tu Gracia y Santidad, porque eres Tú, Señor, quien nos mantiene unidos y esperanzados.

Es posible también que algunos se hayan peleados o incluso separados o mantenerse alejados. Los hijos no entendemos a los padres, y Tú, Señor, Padre bueno que nos quiere y nos das todo lo que necesitamos también soportas por tu Divina Misericordia, los rechazos, berrinches y necedades de tus hijos.

Señor, ten piedad de nosotros, y aunque nuestra impresión no sea muy favorable, como la mirada de Marta a María, danos tu Luz para que sepamos descubrir el jugo y el sabor de estos frutos de Gracia que por tu Espíritu has derramado sobre nosotros estos días.


ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

domingo, 12 de octubre de 2014

ARMANDO LÍOS Y ANUNCIANDO EL EVANGELIOS



Se acaba el IV Encuentro y, como siempre, parece que cuando mejor está ya se acaba. Experimentas como que has perdido el tiempo y las ideas revolotean en torno a tu cabeza. Son momentos de mantener la calma, el sosiego y la serenidad. El Maligno aprovecha también estos momentos para confundir y desesperar.

Todavía gozaremos mañana de compartir desayuno, animada convivencia y un buen paseo por Cádiz. Espero que el tiempo nos acompañe. Será un momento de Gracia para, los que quedamos, fortalecernos en la fe y aclarar criterios. El marco de la Eucaristía, celebrada por el Señor Obispo, sera una ocasión ideal para, en la presencia viva del Señor bajo las especies de pan y vino, abandonarnos en sus Manos y asistidos por la acción del Espíritu Santo despertar todo el ruido de proclamar que el Señor está entre nosotros.

Abre Señor nuestros corazones e infundenos la sabiduría que sólo tu Espíritu es capaz de darnos para que iluminados por tu Gracia seamos capaz de despertar el amor que Tú quieres que reine entre los hombres. Amén.

sábado, 20 de septiembre de 2014

¡SEÑOR, ABONA CON TU GRACIA LA TIERRA DE MI CORAZÓN!



Sin el agua de tu Vida y la Gracia de tu Amor, mi tierra, Señor, no dará frutos según tu Palabra. Nunca será tierra buena si Tú, Señor, no hundes tu Muerte de Cruz en mis entrañas. Sólo desde el sacrificio de tu Vida en la Cruz, mi seca, polvorienta y desnutrida tierra podrá dar frutos para Gloria tuya.

Dame, Señor, la fertilidad de no sólo ser tierra buena y fértil, sino capaz de llevar mis semillas fértiles a otras tierras secas, angostas, duras y entre zarzas para que, echando raíces profundas y buenas sean capaz de dar frutos de amor. Amén.

domingo, 13 de julio de 2014

¡RIEGA MI COSECHA SEÑOR!



Miro para el cielo y barrunto el agua que necesita mi tierra para que los frutos puedan nacer, crecer y madurar. Pero no es sólo agua, también necesita cuidados, buenos abonos y cultivarlos bien. Hay muchos peligros en el tiempo para hacerse fruto: plagas, calor, vientos, enfermedades... ¡Depende de tantos factores que se necesita mucho esfuerzo y perseverancia.

¡Y cuando todo se ha hecho bien, con esmero y atención, resulta que una tormenta de viento o calor arrasa todo y arruina los frutos de la cosecha tan bien atendida! Así resulta mi vida Señor, cuando menos lo espero, el mundo saca su oferta de bienestar, de comodidades, del disfrute fácil y cómodo que me tienta y me invitan a dejarla a merced del viento, del calor y del pecado. Todo el esfuerzo anterior derretido por el placer de unos minutos y malgastado en el derroche de unos frutos pasados y podridos.

¡Riega mi cosecha Señor! No me dejes solo frente a mi propia tierra, porque no soy buen agricultor y, a pesar de mis esfuerzos, lo echo todo a perder en poco tiempo. Necesito tu Gracia, tus consejos, la fortaleza de tu Espíritu para mantenerme firme, pendiente a pie de mi tierra y, permanentemente, abonarla, cultivarla y mimarla con el calor de tu Gracia y tu Amor.

Dame la constancia y perseverancia de salir todos los días al campo de mi huerto para, sin desfallecimiento y con esperanza, cultivarlo con la asistencia de tu Espíritu para que dé los frutos que Tú esperas. Amén.