Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 21 de octubre de 2016

DANOS SABIDURÍA, SEÑOR, PARA ALUMBRAR NUESTRA VIDA SEGÚN TU PALABRA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



Cada día trae sus afanes y sus inquietudes, pero nosotros acostumbramos a fijarnos en el tiempo y mirar a ver que nos dicen las nubes. Con la experiencia sabemos interpretar y sospechar cuando amenaza lluvia y cuando no. Sin embargo, los acontecimientos de nuestra vida los tratamos de resolver desde nuestros conocimientos e intereses. ¿Por qué no miramos y reflexionamos la Palabra de Dios? Es ella la que alumbra nuestra vida y la que le da sentido y orientación.

Lo mismo que nos guiamos por el parte meteorológico, para discernir sobre el tiempo, debemos leer y escuchar la Palabra de Dios para, reflexionando, encontrar caminos de luz y de discernimiento. Para que impere en nosotros el sentido común y las buenas intenciones. Discernir los acontecimientos de nuestras vidas es absolutamente necesario, pero hacerlo desde la Palabra de Dios y abandonados a la acción del Espíritu Santo, para descubrir lo que es justo y verdadero.

Pidamos al Espíritu de Dios esa capacidad de discernimiento, de consejo, de inteligencia, de sabiduría, de capacidad de oración, de caridad y amor. Pidamos que no apartemos nuestros oídos de la escucha atenta de su Palabra y nuestros ojos de su lectura serena, reflexiva y en Manos del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 20 de octubre de 2016

QUIERO, SEÑOR, QUE MI CORAZÓN ARDA DE AMOR COMO EL TUYO

Eso es lo que quiero, Señor, arder de deseos de amar y contagiar al mundo en el que vivo de esa clase de amor. Pero se me hace difícil, costoso y casi imposible lograrlo. Mi corazón no logra arder lo suficiente para prender a otros. Peor, se enfría y amenaza con apagarse él. Por eso, Señor, recurro a Ti y confío en Ti.

En Ti, Señor, pongo todas mis esperanzas y todas mis fuerzas. Descanso todas mis batallas y luchas que, siendo infructuosas, apoyo en tu Palabra y tu Poder. Recuerdo esos consejos que me dabas haces días, Lc 18, 1-8, y me esfuerzo en ser constante y perseverante en pedirte cada día las fuerzas y voluntad que necesito para sostener mi corazón prendido del tuyo y también quemar a todos aquellos de buena voluntad que se acerquen a mí.

Danos, Señor, la virtud de la perseverancia para no desfallecer a pesar de no ver los frutos y experimentar que el mundo va peor cada día. Danos la confianza y la esperanza de sabernos escuchado, atendidos y protegidos por Ti, y la fortaleza de no abandonarnos ni rendirnos en manos de los enemigos que quieren apara el fuego de amor de nuestros corazones.

Esa es nuestra oración de hoy. Unidos todos los que pasemos por este humilde rincón, y tomados de la mano, elevemos nuestras oraciones al Señor para que el mundo, prendido del fuego de amor del Señor, sea capaz de vivir en paz, justicia, fraternidad y verdadero amor como el Padre y el Hijo viven. Amén.

miércoles, 19 de octubre de 2016

¡CUIDADO!, PORQUE PODEMOS SER SORPRENDIDOS

Es fácil confundirse y olvidarse de que lo que soy y he recibido es para servicio y bien de todos. Y es fácil porque también se hace difícil entenderlo. Descubrir que esas habilidades, inteligencia o dones que tengo, que sobre salen por encima de los demás, no son para mi provecho y lucimiento, sino para administrarlo en el bien y provecho de los que más lo necesiten.

Realmente, cuesta bastante entenderlo y, más todavía, ponerlos al servicio de la comunidad. Sí, cuesta, porque pensamos que nos lo merecemos; sí, cuesta, porque creemos que, por el empeño y voluntad que hayamos puesto en educarlos y perfeccionarlos, son nuestros y nos lo merecemos. Sólo, en el atardecer de nuestra vida empezamos a entender que todo nos viene y procede de nuestro Padre Dios.

Y hoy, el Señor, nos lo dice y recuerda en este Evangelio. Somos simples administradores, y vendrá, cuando menos lo pensemos, a ver la obra de nuestra administración. Y según nuestro trabajo nos recompensará. Sabemos lo frágil y débiles que somos, y que estamos inclinados a dejarnos llevar por las ofertas, placeres y sugerencia de este mundo. La tentación está siempre en la puerta esperándonos.

Pidamos fuerza y sabiduría para no caer. Pidamos que nuestra voluntad, edificada sobre roca, nos sostenga y nos dé la consistencias necesaria para perseverar y actuar siempre honestamente y rectamente según la Voluntad del Señor. Pidamos mesura y conocimiento para saber que somos simples administradores de todo los dones recibidos, y que nos han sido dado para servir y evangelizar a aquellos que, quizás, no le conocen.

Y en la medida que lo hagamos, ganaremos la confianza y el premio que el Señor nos ha prometido. Tal es encontrar la paz y el gozo eterno junto a El. Unamos nuestras manos y elevemos nuestras oraciones juntos a María, la Madre misericordiosa, que nos cobija y nos sirve de intermediaria para acompañarnos por el camino que nos lleva a encontrarnos con su Hijo. Amén.

martes, 18 de octubre de 2016

PROCLAMAR PARA CONOCER


Bien es sabido que lo que no se conoce no se puede querer ni desear. Es necesario saber que existe tú para que el yo te quiera. Y la razón de proclamar la Buena Noticia de salvación es para que los hombres la conozcan y la puedan buscar y desear. El sentido común nos lo razona claramente.

Sería injusto y absurdo que teniendo una oportunidad, nuestra vida, para salvarnos, la desperdiciemos por ignorancia y desconocimiento. Además, estando esa huella de salvación dentro de nuestro corazón. Por eso, necesitamos que se nos anuncie y se nos explique, para, conociéndola, podamos amarla y poder salvarnos. Y esa es la misión de nuestro Señor Jesús, que ha dejado en sus apóstoles como continuadores después de su Resurrección a los Cielos.

Por eso, el cristiano se siente responsabilizado a dar testimonio de su fe. Una fe que se sugiere, que se ofrece, que se propone y que se comparte. Una fe que se da a conocer libremente, para que tú, también de forma libre, elijas tomarla o dejarla. Sin imposiciones ni presiones. Desde la libertad de decidir y elegir por ti mismo. Y así es, observamos que muchos, libremente y por su propia voluntad, la rechazan. Y son respetados. Jesús también los respetó.

Pero eso no nos exime de compartirla y anunciarla. Porque a todo aquel que le sea anunciada le será también cargada su responsabilidad de aceptarla o no. De momento sabemos que aquí no nos quedamos, y que luego nos reuniremos con el Padre. Sí, muchos no lo creen, pero llegará el día. Y es esa la hora donde se nos pedirá cuenta de nuestra responsabilidad.

Pidamos al Señor la fortaleza, la sabiduría y la paz de recibir la luz de la Verdad y de saber proclamarla y llevarla, ofreciéndola con libertad y voluntariamente a todos aquellos que, libremente, decidan abrazarla. Amén.

lunes, 17 de octubre de 2016

LA VIDA COMO UNA OPORTUNIDAR PARA VIVIRLA PLACENTERAMENTE


Muchos pensamos que lo importante es darse la buena vida. Para ello se hace necesario tener dinero y, puestos a ello, hacemos el centro de nuestra vida ganarlo y atesorar bienes y riqueza. Al parecer eso es lo importante y lo que decidió hacer un hombre cuando obtuvo una abundante e importante cosecha.

Pero también ocurre que la vida se nos acaba sin avisarnos y corremos el riesgo de perderlo todo. Tanto acumular y hasta pelearnos con nuestras familias y amigos, para perder todo en un segundo. Porque es una realidad que todos experimentamos que la vida se va en un instante. Según aparecemos en este mundo, también nos vamos.

Pero es difícil, una vez apegado a esta forma de pensar y vivir, sobre todo si alcanzamos cosechas que nos permitan organizar nuestra vida así que la dejemos. Pero eso no significa que compartamos y manifestemos nuestras advertencias y sugiramos escuchar la Palabra del Señor. Porque pienso que en ella está la sabiduría para encontrar el camino de la verdadera y única vida.

Por eso, aprovechando este blog de oración, "Un rincón para orar" suplico a Dios que me dé y nos dé a todos la sabiduría, la fe y la fortaleza para permanecer en constante oración y sepamos discernir el camino a seguir para encontrar la verdadera felicidad que todos buscamos. Pido que seamos libres de verdad y despojados de toda atadura y apego, podamos elegir lo que realmente es bien para cada uno de nosotros. Porque, a veces, sometidos por la esclavitud del pecado, permanecemos ciegos incluso a las puertas de nuestra muerte.

Ven Espíritu Santo e ilumina nuestra mente y abre nuestro corazón a tu acción, y hazno dócil a tu Palabra para que sepamos ponernos en tus Manos nuestra voluntad a fin de que sepamos hacer la Voluntad del Padre que está en el Cielo. Amén.

domingo, 16 de octubre de 2016

AUMENTA MI FE Y MI CONFIANZA, SEÑOR, PARA NO DEJAR DE PEDIRTE


Pedir requiere perseverancia y fuerza de voluntad. Porque cuando pides y no recibes, te cansas y terminas por abandonar. Experimentamos en nuestra vida silencios, que nos parecen interminables, con respecto al Señor. Supongo que muchos de nosotros estamos cansados o, quizás algo desesperanzado con aquello que llevamos tiempo pidiéndole al Señor. Y no vemos resultados.

Nuestros hijos no se convierte ni cambian de actitud ante la fe; nuestra fe no parece que aumente; nuestro testimonio no llega a nuestros amigos o entorno; no apreciamos adelanto en nuestra forma de vivir y nos parece que siempre hacemos lo mismo. Estas y otras peticiones pueden ser algunas de las nuestras, o, si no lo son, pueden parecerse. En ellas, yo, me veo reflejado.

Y es verdad que se nos pasa por la cabeza que no lo vamos a conseguir. O que Dios no nos va a ayudar o no nos escucha. Y también, muchos se cansan y se alejan. Supongo que hay de todo. Pero una cosa es cierta. Dios nos escucha y sabe que necesitamos. Pero también espera que tú y yo confiemos en Él. Nos ha dado libertad, pero, sobre todo, voluntad para insistir y sostenernos en la fe. Y puede ser que Él espera hasta ver probada esa fe.

Miremos la vida de muchos que le han seguido y perseverado confiadamente en Él. Han aguantado en la oscuridad abandonados en sus brazos. María guardaba estas cosas, quizás incomprendidas, en su corazón y confío siempre en el Señor. Él sabe el momento y nuestra hora y se no revelará cuando sea ese momento que nosotros nunca entenderemos ni sabremos. 

Nos toca ahora escucharle, sentirle y hacer su Voluntad hasta que llegue nuestro momento, que empezará cuando llegue nuestra hora. Una hora que esperamos, quizás con miedo, pero con mucha confianza y esperanza, porque nuestro Padre es Padre Misericordioso. ´Tenemos muchas razones para confiar en Él. Pidámosle que las mantengamos hasta estar en su presencia. Amén.

sábado, 15 de octubre de 2016

LLENA, SEÑOR, MI CORAZÓN DE SENCILLEZ Y HUMILDAD


Necesito un corazón sencillo y humilde para acercarme a Ti, Señor. Porque sin humildad no puedo verte ni escucharte, y menos llenarme de tu Gracia. Porque son tus Palabras las que me descubren que sólo a los sencillos y humildes les es revelado el Reino de Dios.

Y hoy, Señor, te pido esa Gracia con todo mi corazón. Inunda como un torrente mi corazón de sencillez y humildad, como tu Madre María, la Virgen y nuestra Señora. Y, siendo sencilla y humilde como ella, abre mi corazón a la Gracia de tu Palabra.

Dame, Señor, paz, fortaleza y sabiduría, para en contra de las propuestas de este mundo alcanzar la Gracia de ser solamente Tuya, y servirte en el servicio a los demás. Dame la sabiduría de poner en mi corazón tus Palabras y de proclamar tu Amor a todos los hombres, descubriéndoles que sólo en Ti encontraran el verdadero Tesoro que buscan y que les llena de paz y amor.

Porque, Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida, que nos acoge misericordiosamente, perdonándonos nuestros pecados y dándonos la salvación. ¿A quién iremos y en quién encontraremos el descanso, la paz y la Misericordia que nos salva? Amén.