Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 11 de noviembre de 2016

EL MOMENTO FINAL

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS

Siempre hemos oídos decir que el que ríe el último ríe mejor. No cabe duda que es así, porque de nada vale pasarlo bien primero para luego sufrir eternamente. Eso es lo que nos viene a decir el Evangelio de hoy. Y no nos lo dice para asustarnos, sino todo lo contrario, nos lo dice para que estemos alerta y preparados.

Y eso es lo que hoy te queremos pedir, Señor, la fuerza y la sabiduría de prepararnos para ese momento final de nuestra vida y para ese tiempo en el que Tú Gloria se manifieste. Todo lo demás no vale para mucho, sino es para ganar tu Misericordia. Son ganancias efímeras y caducas, y eso les quita todo su valor. La prueba es que todos deseamos amar y ser amados. La prueba es que el verdadero amor que nos llena no nace del placer sino de la entrega y el darse en servicio por el otro. Ese es el amor que nunca muere.

Pero si entendemos por amor el recibir placer y gusto nos descubrimos como egoístas. Y eso todos lo rechazamos, aunque todos caemos en él. Porque somos pecadores y débiles. Por eso te pedimos, Señor, fortaleza y sabiduría para permanecer firmes, preparados y dispuestos a tu venida.  Y estar desapegados para no quedar atados a las cosas de este mundo sino disponibles a tu llamada y a tu venida.

Queremos y te pedimos, Señor, que nos des un corazón apasionado por buscarte y por amar al mundo tal y como Tú lo has amado, dándote, por amor, para salvarlo. Queremos, Señor, estar entre los elegidos cuando Tú decidas tu segunda venida. Queremos esperarte fortalecidos en tu Espíritu, y te pedimos esa Gracia para sostenernos firmes y vigilantes a tu venida. Amén.

jueves, 10 de noviembre de 2016

ESPERANDO TU SEGUNDA VENIDA

Cada día es un día más que pasa, pero, quizás sea también un día menos que falta para tu regreso, Señor. No sabemos si estaremos presente en ese momento, pero si sabemos, y esperamos confiados en tu Palabra que vendrás a buscarnos para llevarnos a esa mansión que nos has prometido. Y nos despertarás si estamos dormidos para, resucitados en Ti, emprender ese viaje celestial a esa morada de plenitud y felicidad eterna que nos tienes preparada. Gracias, Señor por tanta Gloria y tanta Misericordia.

Por eso, te pido fuerza, sabiduría y voluntad para no desistir ni un ápice en sostenerme preparado cada día que pasa de mi vida. Preparado en esforzarme en vivir la presencia de tu Reino entre nosotros. Porque Tú vives en cada uno de nosotros en la medida que te abrimos nuestros corazones y nos esforzamos en hacer de este mundo, un mundo de justicia, de amor y de paz.

Tú, Señor, estás entre nosotros. Te haces presente y te das en sacrificio en cada Eucaristía que es celebrada por tu amor. La noche de la última cena, antes de tu Pasión, nos lo dijiste: "Hagan esto en memoria mía", y cada día ese memorial de tu sacrifico es celebrado y alimenta nuestras almas. Así queremos estar hasta que Tú decidas regresar. No sabemos el día ni la hora, y como nos dices hoy: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros». 

Te esperamos, Señor. Y queremos hacerlo como Tú nos has dicho, tratando de amarnos y trabajando por hacer de este mundo, un mundo de justicia, de verdad, de amor y de paz entre todos los hombres. Sabemos de nuestras debilidades y flaquezas, pero confiamos que el Espíritu Santo nos asista y nos de todo lo necesario para sostenernos en tu confianza, en tu amor y esperanzados en tu venida. Amén.,

miércoles, 9 de noviembre de 2016

LUGAR DE ENCUENTRO Y ORACIÓN

No cabe duda que el templo es lugar de encuentro y oración. Lugar de encuentro con los hermanos en la fe, pero principalmente con el Señor. Es Jesús el verdadero protagonista. Es el Señor que se ofrece en sacrificio por y para la purificación de nuestros pecados y por nuestra salvación. Y es un lugar sagrado que debemos respetar y guardar respeto y silencio. Porque no estamos solos, y porque vamos a encontrarnos con Jesús, el Mesías, el salvador y redentor del mundo.

Es posible que no podamos evitar unas palabras de saludo y de alegría al encontrarnos con otros hermanos en la fe, pero debemos tener presente que el templo es la Casa donde, reunidos, está Jesús con nosotros. Y respetar el silencio para los demás y para lograr un espacio de recogimiento y de escucha a nuestra oración con el Señor. No podemos convertir ese espacio y lugar en un lugar, valga la redundancia, de charla, de chismorreos o de saludos. Quizás nos ocurra lo mismo que vivió Jesús en su tiempo.

Pidamos al Señor que tengamos presente esa actitud de recogimiento y de silencio. Pidamos al Espíritu Santo que nos alerte de que no estamos solos y de que hay mucha gente que va a hablar y pedirle al Señor por sus problemas e inquietudes. Pidamos que nos comportemos con respeto hacia los demás y guardemos el debido silencio. El templo es un lugar de silencio y oración.

Tomemos conciencia de que somos templo del Espíritu Santo y que en cada uno de nosotros está el Espíritu de Dios. Somos pues templos y cuando nos reunimos diríamos que formamos el gran templo de unidad que somos todos. Todos formamos la Iglesia, que es la reunión de todos los templos humanos donde vive el Señor. Por eso debemos guardar respeto y dejar que en el silencio cada uno deje escapar y derramar su oración personal con el Señor, para luego participar también en la comunitaria.

Pidamos esa Gracia y que con nuestra actitud de respeto y silencio cada día nuestros templos sean verdaderos espacios de recogimiento y de oración. Amén.

martes, 8 de noviembre de 2016

¿MERECEDORES DE RECOMPENSA?

Se nos atraganta el corazón cuando nos encontramos con personas que se consideran merecedoras de halagos, honores y agradecimientos. Personas que, por su habilidad, riqueza o situación se creen en y con derechos a que le vayan poniendo alfombras y tirando flores a su paso por el mundo. Se creen superiores y merecedores de recompensas. Ignoran de dónde le vienen sus habilidades, riqueza o talentos. 

El problema es que todo lo valoran y a todo le ponen precio. Incluso al asalariado que ya está pagado con su trabajo. Ellos esperan siempre la recompensa a su caridad, misericordia o protección. Son los bienhechores de los pueblos o países. Muchos premios se reparten a lo largo del año donde se recompensa la labor de muchas horas de trabajo en bien de todos.

Pero la cuestión que hoy nos lleva a esta reflexión es que, independiente de que esos premios o recompensas sirvan de estímulos y acicates para ayudar y seguir impulsando el trabajo de los hombres y mujeres, lo importante es darnos cuenta que el trabajo bien hecho ya está premiado. Está premiado con nuestro salario, y es nuestro deber. No merecemos más ni propina de ninguna clase, porque simplemente has cumplido con lo que debías hacer.

Y eso es lo que nos revela el Evangelio de hoy. No esperes propina por todo el bien que hagas, porque lo has recibido gratuitamente y de la misma forma tienes y debes darlo. Nuestra recompensa está en el Cielo y será el Señor, nuestro Padre, quien nos dará lo que, por amor, Él ha establecido por revelación de su Hijo, el Señor Jesús. 

Por lo tanto, Padre bueno, te pedimos que conviertas nuestros corazones apegados y egoístas, que buscan y esperan recompensa, en corazones entregados, dados al servicio y sin ningún interés. Que podamos experimentar el gozo, la paz y la alegría de darnos gratuitamente sin esperar nada a cambio, porque sólo el estar en tu presencia será la dicha eterna que colmará todas nuestras ansias de felicidad. Amén.

lunes, 7 de noviembre de 2016

DEBILIDADES Y ESCÁNDALOS

Por nuestra condición pecadora somos débiles y frágiles, y, por supuesto, fallamos y damos mal testimonio y ejemplo. Sin darnos cuenta podemos escandalizar a otros. Pero, sobre todo, si somos conscientes nuestra responsabilidad es todavía mayor. Por eso necesitamos la oración y la asistencia del Espíritu Santo, para estar y permanecer vigilantes y fortalecidos por su Gracia. 

La lucha es constante y diaria. El mundo nos tienta cada instante y el demonio actúa con astucia para distraernos, seducirnos y hacernos ver que nuestro gozo y felicidad se encuentra en este mundo. Y para ello, lo inmediato es alejarnos del Señor. Logrado eso nos tiene a su merced y nos hará unos tristes hombres sin esperanza y sometidos a los placeres caducos del mundo.

Somos afortunados porque el Señor nos perdona y nos advierte de que también nosotros tenemos que perdonar las veces que sea necesario siempre y cuando se manifieste el deseo y arrepentimiento del pecado cometido. Por eso Jesús nos dice: «Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás».

La Misericordia de Dios es Infinita y esa es nuestra salvación. Dios nos perdona todas las veces que sea necesario, pero nos pide el arrepentimiento de nuestros pecados. Y esa es nuestra petición que hoy te presentamos, Señor. Una petición de agradecimiento por tu inmensa Misericordia que nos da vida y esperanza. También te pedimos que nos des la virtud y la fortaleza de ser misericordiosos con nuestros hermanos y  sepamos perdonarles, siempre y cuando ellos nos ayuden con sus arrepentimientos y buenas intenciones. Amén.

domingo, 6 de noviembre de 2016

NACIDOS PARA VIVIR

No se entiende ser creado para cuatro días. Porque, primero somos criaturas creadas por amor; segundo, semejantes al Creador. Y tercero cuando se ama, se ama para siempre. Y ese amor nos da la Vida Eterna. No se entendería, pues, nacer para morir. Incluso lo disparatado que resulta morir antes de ver la luz del sol. Y me refiero a aquellos, seres humanos vivos, que mueren dentro del seno de sus propias madres.

No se entiende tanto amor por la vida para luego quitarla un poco más tarde. Nuestra razón nos habla y nos dice otra cosa, porque admitir eso sería admitir lo absurdo y disparatado. El sentido común nos descubre que la vida ha sido creada para la eternidad. Sin embargo, lo que ocurre es que tiene primero que recorrer un camino no exento de sacrificio y renuncias que le preparan para alcanzar esa vida eterna. Un camino donde el amor es la clave. Un amor que exige morir a las coOracisas engañosas y falsas de este mundo, para darse en servicio, por amor, a todos los hombres.

Dependerá de nosotros que esa vida futura sea vida plena de gozo y felicidad. Es una decisión que nos toca decidir a cada uno de nosotros. Somos libres y en base a esa libertad elegiremos un camino u otro. Se trata de poner nuestra voluntad al servicio del amor y de, en ese esfuerzo, ganarnos la Vida Eterna. La decisión es, pues tuya o mía. Cada cual decidirá. 

Para eso hemos sido creados libre y podemos poner nuestra voluntad en esto o en lo otro. Se trata de elegir este u otro camino. Y de esto se trata, de avivar nuestra astucia y pedirle al Señor que nos abra los ojos, destupa los oídos y prenda nuestro corazón de verdadero amor para fortalecida nuestra voluntad ponerla al servicio de su Palabra y Voluntad.

Sí, Señor, creemos en la Resurrección y que tu Hijo Jesús nos prepara una mansión para que a su vuelta nos conduzca a vivir en ella. No sabemos cómo será ni lo que encontraremos, pero, eso sí, será lo mejor que podamos encontrar y la plena felicidad eterna. Porque Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

sábado, 5 de noviembre de 2016

BUSCANDOTE EN LO SENCILLO DE CADA INSTANTE DE MI VIDA

A veces recorremos mal el camino o no encontramos la vereda correcta por donde debemos ir. Pensamos que encontrarnos con Dios tiene que ser en cosas grandes, notorias o que llamen la atención. No le damos importancia a lo cotidiano de cada instante y momento de nuestra vida. Y es ahí donde está verdaderamente el Señor. En la brisa suave y ligera que nace cada día en nuestro corazón.

Las cosas pequeñas son las que descubren nuestra identidad y las intenciones que viven en nuestro corazón. Los detalles más, aparentemente, insignificante marcan nuestro camino y descubren nuestra verdad. Quien se toma en serio lo pequeño, también se tomará, quizás con más razón, lo grande. De la misma forma, quien es fiel en lo pequeño lo será también en lo grande.

Esforzarnos en las cosas que parecen no tener importancia. Hacer todos nuestros actos con el más delicado y cariñoso interés. Tratar de hacerlo lo mejor que podamos y ofrecer lo mejor de nosotros para el bien de los demás, es vivir en el esfuerzo de hacer la Voluntad de Dios. Porque, Él es nuestro publico y siempre está presente en nuestra vida. Para nosotros siempre está la plaza llena, porque la llena el Señor.

Todos nuestros actos, incluso los hechos en la oscuridad del mundo o de la luz, deben de ser dedicados al Señor, porque para Él es la Gloria y Alabanzas. Porque Él lo ve todo y está presente, y tomar conciencia de eso es creer en Él. Pidamos esa fe, la fe de sabernos siempre en la presencia del Señor y vivir en su Voluntad. La voluntad de buscarle siempre anteponiéndole a todas las cosas, riqueza, ambiciones, fama, honores, títulos...etc.

Hagamos el compromiso de esmerarnos en el hacer de cada día, desde levantarnos y asearnos y estar presentes y al servicio de todos los que nos rodean diariamente. Podemos ser la luz que, todos los días, les alumbre, les recuerde y les proclame que Dios está presente y junto a nosotros. Y todos nuestros actos van dedicados a Él. Amén.