Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

DORMIDOS A LA VERDADERA VIDA



Posiblemente muchos de nosotros tengamos los ojos bien cerrados. Y quizás nos sentimos a gusto y bien instalados, y, por consiguiente, permanecemos ciegos. Peor aún, con los ojos cerrados e ignorando la pura realidad que se manifiesta delante de nosotros. Pasan los acontecimientos delante de nuestros ojos y no reaccionamos, ni vemos, ni oímos ni despertamos.

El Mesías nace, está entre nosotros, pero no le vemos ni, lo que es peor, queremos verle. Pidamos desde este humilde rincón, simbolizado en el pesebre, que despertemos a la fe. Y que, como Bartimeo, Mc 10, 51-52, veamos la Gloria del Señor y demos saltos de gozo y de alegría porque el Mesías, el enviado, está entre nosotros.

Pero, también, preparémonos para esta venida del Señor. No podemos permanecer con los brazos cruzados ni pasivos, sino vigilantes y disponibles. Como María abierta a la acción del Espíritu Santo a acoger la Gracia del Señor que nace en nuestro corazón. Y se hace presente en nuestro servicio, en nuestra entrega, en nuestro esfuerzo por estar disponible y en la generosidad de nuestro amor.

Porque el Señor nace cada instante que tú y yo amamos como él nos ama. Pues no esperemos que nazca de nuevo, pues ya ha nacido. Una sola vez, pero, ahora, se hace presente siempre que tú y yo proclamemos el amor que Él nos enseñó con su vida y obras y lo hagamos presente, vivo y real entre los hombres. Entonces, en cualquier parte del mundo nace el Señor.

Y nacerá de nuevo cuando venga en su segunda venida prometida. El Señor cumplirá su Palabra, porque siempre la ha cumplido, la cumple en cada instante, y la cumplirá al final de los tiempos. Amén.

martes, 20 de diciembre de 2016

EXPECTANTES A TU VENIDA, SEÑOR

Hay dos manera de esperar, con los brazos cruzados y caminando hacia el encuentro. Con los brazos cruzados no parece ser buena actitud, pues esperar no significar pasividad sino todo lo contrario, actividad de estar preparado y con la casa recogida para recibir al que viene. Y eso supone trabajo, camino y estar expectante a esa llegada.

Por lo tanto, la segunda actitud parece la buena. Poque caminar significa estar activo y en movimiento y vigilates a la venida. Este tiempo que ahora volvemos a vivir nos recuerda esa actitud, la de estar vigilantes y expectante, no sólo ahora, sino en todo instante de nuestra vida. Porque esperar significa también estar en actitud paciente y escuchante. 

Y es esta actitud, la de permanecer en camino, es la que queremos pedir y suplicar al Espíritu Santo. Y hacerlo mirando a María y a José, los padres de Jesús. Ellos supieron estar atentos y vigilantes y cambiar el camino de sus vidas para tomar el que Dios les indicaba. Hoy, de manera especial, miramos a la Virgen, y destacamos sus virtudes de humildad, de sencillez, de generosidad, de estar abierta a entregar su vida y sus proyectos, para tomar los que Dios le entrega.

Y pedimos al Señor que nos de la Gracia y fortaleza de actuar como Ella, y de estar preparados pacientemente para que, cuando el Señor disponga, estar abierto a acogerlo y acoger libremente sus mandatos y vivirlos según la acción del Espíritu Santo.. Amén.

lunes, 19 de diciembre de 2016

¡ÁBRENOS LOS OJOS, SEÑOR!

Dios nos habla continuamente, pero necesita nuestra escucha y nuestra colaboración. Nos ha creado libres y se ata las manos ante nuestras decisiones. De tal forma que, necesita de nuestra disponibilidad para actuar en nosotros. Dependerá, pues, de nosotros que le dejemos o no. Es decir, que le aceptemos o no.

A lo largo de la historia, el Señor, ha ido revelando su Plan de salvación a los hombres, y sólo lo recibirán aquellos que sean capaces de mantener los ojos bien abiertos y el corazón dispuesto y entregado a su Palabra. Pidamos esa Gracia para que el Espíritu actúe, entregada nuestra libertad voluntariamente, en nosotros y nos ilumine para saber recorrer esos caminos que nos llevan al Señor.

Pidamos esa Gracia, para estar atentos, vigilantes y dóciles a dejarnos tomar por la acción del Espíritu Santo y abrirnos a su Luz, que nos ilumina y nos dirige por los caminos que nos llevan al Señor. Pidamos la Gracia de vivir expectantes a las señales que Dios quiere enviarnos y esforcémonos en responder a esos signos y señales que nos hablan de su presencia entre nosotros confiados, como María y José, a su Palabra. Amén.

domingo, 18 de diciembre de 2016

QUIERO RESPONDER COMO JOSÉ Y MARÍA

Yo sé, Señor, que esperas algo de mí, porque me has creado para algo. Posiblemente sea pequeña cosa, pero por insignificante que sea yo quiero responderte, Señor. Porque a Ti, Señor, no te importa la grandeza o pequeñez de las obras, sino la intensidad y el amor con la que se hagan. Y tanto valen las grandes como las pequeñas delante de Ti, Señor.

Yo quiero, como José y María, responder a lo que Tú me has encargado, y me cuesta mucho descubrirlo. Se me va la vida y, quizás no lo haya descubierto. Igual puede ser esto que, las reflexiones, que en la última etapa de mi vida estoy haciendo. Te pido perdón por tanto tiempo y horas perdidas; por tantos fracasos; por tanta debilidad. Sé de tu gran Misericordia y eso me anima a confiar en tu perdón.

Pero quiero levantarme y poner todo lo que de Ti he recibido a tu servicio. También sé que poner los talentos recibidos a tu servicio es entregarlo a los hombres. Porque servir a los hombres es servirte a Ti. Así lo hizo tu Madre María, y tu Padre adoptivo José. Dejaron sus planes y proyectos para hacer de los tuyos su vida y su misión.

Yo soy poquita cosa, Señor, pero quiero servirte y cumplir con lo poquito que me has encargado, que para mí supone mucho esfuerzo y trabajo. Dirige mi pluma, mis dedos y mis labios para que todo lo que hagan lo hagan en tu nombre y para tu gloria. Y dirige también mi obrar y mi ser, para que mis obras vayan de acuerdo con mis palabras. 

Dame, Señor, esa Gracia de ver, de experimentar, de servir, de ser fuerte y valiente y de capacidad de renuncia, para, venciendo todos mis apegos, mis apetencias y debilidades me entregue a poner todos los talentos, muchos o pocos, recibidos al servicio de los demás. Amén.

sábado, 17 de diciembre de 2016

ESPERANDO Y CAMINANDO

Nuestra espera no es una espera pasiva, quieta e instalada. No, nuestra espera es una espera dinámica, activa y caminante. Porque queremos nacer contigo cada día a una vida nueva que empieza y se construye desde Ti y para tu Gloria. Una espera que se mueve y crece en amor.

Una espera ardiente y comprometida en edificar un mundo mejor. Un mundo que despierta a mi lado y que mueve mi vida. Un mundo que palpita, vive y muere con sus luchas y pecados. Un mundo que será mejor en la medida que mi espera transmita verdad, justicia y amor.

Por eso, Señor, quiero esperarte preparando un corazón para que puedas encontrarte acogido, confortable y a gusto. Y eso lo hago no llenándolo de regalos, fiestas y banquetes, sino de sonrisas, servicio y obras buenas en beneficio de todos aquellos que lo necesitan.

De ahí que, cada día, tenemos la esperanza y la oportunidad de vivir una alternativa nueva. Una alternativa a nacer en el amor y a vivificar con nuestro ser y obrar esa porción de mundo que nos toca vivir desde nuestra humilde situación. Sin perder de vista, como Juan el Bautista, que es la Gracia de Dios la que hace el milagro de convertirnos y de transformar nuestro humilde y miserable corazón.

Te damos gracias Señor por darnos estas oportunidades, y te pedimos que nos des la sabiduría de saber aprovecharlas y ponerlas, por tu amor, en función de todos aquellos, preferentemente, pobres y excluidos, que la necesitan. Amén.

viernes, 16 de diciembre de 2016

AHORA, TIEMPO DE CREER

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS

El tiempo camina, quizás sin prisas, pero también sin pausa. Nunca se vuelve atrás, ni se para a pensar. Siempre está en movimiento y cada instante pasa y no vuelve. Por lo tanto, lo que piensas ahora ya no vuelve y, sin embargo, queda registrado en la historia de tu vida. Por eso, conviene pensar bien y dejar la huella de tu pensamiento con tus buenas obras.

Juan fue la luz para aquellos que se correspondieron con su tiempo. Nosotros ahora no lo tenemos, pero está la Iglesia, la voz que clama en nuestro mundo, en nuestro pueblo, en nuestra ciudad... Quizás sea aquel sacerdote o aquella persona. De ahí la importancia de dar buen testimonio. Y eso nos llama a la conversión. Una conversión constante en y por la Gracia de Dios. 

Una conversión constante que nos da la Vida de la Gracia por los sacramentos y nos fortalece por la acción del Espíritu Santo. Es tiempo de creer en el Señor. El Señor Jesús que se hace presente en su Iglesia y nos fortalece con sus Obras y Palabras. Y nos revela el Rostro y el Amor del Padre. Nuestro Padre Dios que se complace en su Hijo Predilecto y da testimonio de Él.

Pidamos al Espíritu de Dios que nuestra mente y nuestro corazón se abran a su acción y veamos, cada día, más claro, más convencidos y más fortalecidos. Que nuestra fe sea una fe más coherente, más firme y más sólida, apoyada en su Palabra. Pidamos esa Gracia para que nuestros ojos vean y se abran a la Verdad. Amén.

jueves, 15 de diciembre de 2016

CAMINO DE DESIERTO

Escuchar a Jesús exige sinceridad; escuchar a Jesús exige limpieza; escuchar a Jesús exige buenas intenciones; escuchar a Jesús exige sentido común; escuchar a Jesús exige justicia; escuchar a Jesús exige verdad; escuchar a Jesús exige compromiso; escuchar a Jesús exige humildad; escuchar a Jesús exige amor. Y posiblemente tú añadirás algunas más.

Escuchar a Jesús complica la vida y nos la pone difícil. Pero, es de sentido común que las cosas importantes y buenas exijan grandes esfuerzos. Hasta ahí nos cabe todo en la cabeza. Y también nos cabe que la vida tenga presente la verdad, la justicia y el amor. Conceptos que están revestidos de lo mismo, aunque tienen perspectivas diferentes y matices complementarios.

Porque quien busca la verdad es justo y vive en la justicia. Y quien ama, vive en la verdad y es justo. Todos se interactúan y se complementan. Esto lo entendemos, lo queremos, nos gusta y hasta lo buscamos. Todos pensamos y deseamos una convivencia en esos parámetros y consideradas virtudes. Luego, podemos preguntarnos, ¿qué nos ocurre que lo estropeamos? Y la explicación la encontramos en el pecado: la soberbia y el egoísmo. Todos arrancan de ahí.

Y ante el mensaje de Juan, Herodes lo acepta y hasta le agrada, pero su egoísmo le ata y esclaviza y no le deja abrir sus ojos. Y también a ti y a mí nos puede estar ocurriendo algo parecido. Tu suficiencia y la mía nos contaminan y llenan de impurezas nuestro camino. Nos contagiamos de soberbia e incredulidad, y nuestros ojos permanecen cerrados. Y es que no podemos ver si no nos lo dejamos abrir por la acción del Espíritu. Nos es imposible, porque ahí sí que no nos entra, en nuestra ensoberbecida cabeza, el Misterio de la Trinidad. 

Nuestro mayor regalo es la Fe. Ese es nuestro gran Tesoro, y no lo alcanzamos mirando al mundo, porque no se encuentra en el mundo. Sólo dejando nacer al Niño Dios dentro de nosotros, y empequeñeciéndonos como Él, seremos capaces de abrir nuestros ojos y ver. Pidamos esa Gracia en esta Navidad. Amén.