Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 8 de septiembre de 2018

ESTÁ Y CAMINA ENTRE NOSOTROS

Resultado de imagen de Mt 1,1-16.18-23
Nuestro Dios no es un Dios lejano, externo, que está afuera y actúa desde arriba, ni tampoco nos indica y señala el camino estando Él lejos. ¡Nada de eso! Tampoco es un Dios que nos da leyes, códigos o decálogo para que los cumplamos sin más. ¡No!, la grandeza de nuestro Dios es que se abaja, se hace pequeño, hombre como nosotros y vive entre nosotros, para, desde nosotros y con nosotros, proponernos el Amor de su Padre Dios y su Infinita Misericordia.

Él es el Dios con nosotros - Emmanuel - nacido de mujer con naturaleza humana. Es un Dios con historia y genealogía humana, como nosotros. Es un Dios que vinculado a la naturaleza humana y nacido de Madre humana camina con y junto a nosotros. Por eso, Señor, elevamos nuestros ojos hacia Ti y queremos agarrarnos de tu Mano para no perdernos e ir por el Camino, la Verdad y la Vida que Tú nos señalas y nos propones libremente.

Queremos seguir tus pasos acompañados de tu Madre, también nuestra Madre, y de todo el pueblo que, unidos y reunidos en Ti, confían en tu Palabra, tratan de escucharla y de hacerla vida en sus vidas. Unidos y compartiendo, porque ese compartir y unidad nos fortalece y nos hace más fuerte en el Espíritu Santo contra las tentaciones y obstáculos que la vida nos presenta.

Gracias, Señor, por ser un Dios hecho Hombre. Un Dios cercano, amigo, compañero, de carne y hueso como nosotros. Un Dios que sufre, que tiene sed y hambre, un Dios que camina, que se cansa, que necesita descanso, pero que se apoya en la oración con su Padre, se fortalece en la enseñanza hablando de lo que el Espíritu de su Padre le comunica y se esmera en darse en servicio hacia los demás.  Un Dios encarnado en Naturaleza humana como la nuestra y que entre nosotros nos habla del amor de su Padre y nos propone su Camino, Verdad y Vida.

viernes, 7 de septiembre de 2018

TIEMPO DE GRACIA

Resultado de imagen de Lc 5,33-39
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


El dolor permanece y vive entre nosotros. Si nos paran y nos preguntan: ¿Sabes que llegarán tiempos donde sufrirás? Todos responderíamos afirmativamente: Sí, lo sabemos. Es lo único cierto, el dolor y la muerte. Sin embargo, vivimos con esperanza y alegría. Al menos eso intentamos y pasamos muchos momentos de nuestra vida alegres y esperanzados. Y es que todos sabemos que Jesús está presente entre nosotros. Él padeció y fue muerto y sepultado, pero también sabemos que ha Resucitado. Y eso nos llena de gozo y alegría, a pesar de nuestros dolores y sufrimientos.

Por eso, vivimos en el tiempo de la Gracia, porque Jesús está con nosotros y Él nos ofrece el Vino de la Nueva Alianza, que nos salva y nos libera de la muerte dándonos la Vida Eterna plena de gozo y felicidad. No volvamos la mirada hacia atrás, porque Jesús lo transforma todo y lo convierte todo en esperanza de salvación. A Él toda nuestra atención y gloria.

Te pedimos, Señor, que nos transformes nuestros corazones y nos llenes de alegría y de esperanza, para, a pesar de que lleguen nuestros momentos de pasión y dolor, sepamos descubrirte entre nosotros y llenarnos de ese Vino nuevo que Tú nos das a beber para renovar nuestras esperanzas y nuestro gozo en una Vida Eterna nueva y plena de felicidad. Amén.

jueves, 6 de septiembre de 2018

¿SABES TU CAMINO?

Resultado de imagen de Lc 5,1-11
Muchos de nosotros sabemos el camino que nos espera. Hemos visto como nuestros abuelos y padres se hacían viejos y como les llegaba la hora de su muerte. También lo hemos observado en amigos y compañeros de nuestra edad. Todos sabemos ya que nos espera al final de nuestra vida. ¿Y todo esa experiencia no te dice nada? ¿Te resigna simplemente a que llega la tuya sin más? ¿Acaso te conformas con la vida de estos años que te han tocado? ¿No quieres más?

Supongo que tu respuesta dirá que quieres vivir eternamente, pero que eso no es posible. Siento decirte con gran alegría que te equivocas. Alguien nos ha prometido la Vida Eterna, y no sólo lo ha dicho sino que lo ha cumplido con su propia Vida. Ha Resucitado y nos promete que nosotros también resucitaremos. De eso es lo que quiero que te des cuenta, que nuestra barca está llena de vida, pero vida Eterna. Y Él nos la llena de esa Gracia que nos da la gloria y el gozo de vivir plenamente para la eternidad.

Simplemente, sólo tienes que pedírselo y confiar en Él. Ha venido a decírnoslo, pero vive entre nosotros y nos acompaña para llevarnos, en su segunda venida, a ese lugar prometido donde la Vida sera para siempre. Él, como ocurrió con Simón, te hará pescador de hombres. No tengas miedo, Él sabe lo que tú puedes y cómo has de hacerlo. Solamente tienes que seguirle. Amén.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

MÉTODOS Y ESTRATEGIAS

Resultado de imagen de Lc 4,38-44
Nuestras vidas eclesiales están llenas de proyectos, de planes pastorales y de estrategias que buscan como tener éxito en las proclamaciones del Evangelio. Al menos, si no es así, lo parece. Todo está en función de que guste y atraiga. Posiblemente, pienso que estemos algo equivocado. Y digo algo, porque pienso que alguna forma hay que hacer para organizarnos y presentarnos, pero quizás nos pasamos de rosca y miramos mucho las presentaciones y métodos descuidando lo verdaderamente importante, la vida y el amor cargado de buenas intenciones.

Es la vida, en mi modesta opinión, la que debemos cargar de todo el amor de nuestro Padre Dios abriéndonos a la acción del Espíritu Santo y poniéndola, en su acontecer de cada día, como el plan y la estrategia principal de nuestro proyecto de amor. Porque, ese debe ser nuestro único y verdadero proyecto, amar, amar y amar. 

Y, pronto descubrimos, como hacía Jesús, que necesitamos relacionarnos con el Padre y estar en continua intimidad con Él. Es decir, espacios de silencio y oración para, desde la acción del Espíritu Santo proclamar la Palabra con nuestra vida y obras. No tanto con sermones y sí con obras y testimonio. Y, es verdad, ahí fallamos todos, y yo primero y más que nadie. Y eso nos descubre la necesidad de la humildad. Nuestras propias carencias nos ayudan a descubrir lo que nos hace falta, mucha paciencia, humildad y sobre todo, confianza y fe en el Señor. Todo llegará a su tiempo.

Por eso, en este pequeño espacio de intento humilde de oración, pidamos al Padre que transforme nuestro corazón atiborrado de tentaciones, seducciones, apetencias y cosas de este mundo que nos impide ser transparentes, mostrar nuestras buenas intenciones y proclama la Palabra desde la vida y nuestras buenas obras. Amén.

martes, 4 de septiembre de 2018

¿CUÁL ES NUESTRO PROBLEMA?

Resultado de imagen de Lc 4,31-37
A nosotros ahora no parece que nos admire la Palabra de Dios. Hemos perdido esa espontaneidad y esa admiración. Quizás, la hemos oído tantas veces que hasta nos suena muy repetida y cansina. Hemos terminado por hacerla rutinaria e incluso en las Eucaristía podemos pensar, ¡vaya, otra ves el hijo pródigo! ¿Nos puede estar pasando algo de eso?

Sin embargo, es el mismo Jesús quien nos habla. El mismo Jesús que les habló a aquellos judíos, a los fariseos y a los escribas de su tiempo. ¿Qué nos está pasando? Esa es la pregunta que nos hacemos hoy. ¿Acaso estoy muerto? ¿O no produce ningún efecto la Palabra en mi corazón? ¿No me llega? ¿O hay otras razones?

¿Dónde está mi fe? ¿La he perdido o está dormida? Ante tantos interrogantes, lo primero que creo debemos hacer es estar tranquilos y serenos. Dios no nos ha abandonado y sabe de nuestros problemas y frialdad. No perdamos la paz y, serenos y confiados, tengamos paciencia, no dejemos de caminar a su lado y perseveremos en paz. El Espíritu Santo nos irá fortaleciendo y dándonos luz para que podamos ir entendiendo y sintiendo esa Palabra de Jesús dentro de nosotros.

Pidamos esa luz y esa capacidad de admiración y no perdamos nunca la fe. Porque, precisamente, esas son las pruebas que certifican y demuestran que tenemos fe. La fe se descubre cuando en la adversidad tú apuestas por el que crees perdido. El silencio de Dios está a nuestro lado paciente y espera de nosotros una respuesta que certificará que creemos en Él. Amén.

lunes, 3 de septiembre de 2018

SIEMPRE CHOCAMOS CON EL MISMO PROBLEMA

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Nos cuesta entender y comprender. Queremos pasar todo por nuestra razón y lo que no cabe lo dejamos afuera. Bebemos sólo el agua que cabe en nuestro estómago y la demás la dejamos correr y la perdemos. Somos cabezudos, tozudos y de cerviz dura. Indudablemente, no somos pobres, ni nos experimentamos cautivos ni ciegos, y claro, en esas actitudes se hace difícil escuchar y aceptar. Y mientras no seamos más humildes, sencillos, abiertos, pobres y abiertos a escuchar, aprender y, sobre todo a creer, difícilmente comprenderemos nada.

Jesús habla muy claro y nos lo ha dicho: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor». Ahora sólo nos hace falta creer. Porque, primero hay que creer y luego, el Espíritu Santo nos irá preparando, asistiendo, auxiliando y enseñando el camino y la verdad.  Sus dones y frutos nos fortalecerán y nos prepararán para el camino. No nos quede duda, porque es así y hasta tiene sentido común.

Lo primero es mostrar tu compromiso y luego vendrá, por añadidura, todo lo demás. Aprovechemos este humilde momento de reflexión para, postrados ante el Señor, pedirle con insistencia y humildad que nos ilumine y nos dé un corazón pobre, humilde, necesitado de liberación y con la luz suficiente para ver el camino que nos conduce a Él. 

No podemos entender al Señor si no nos ponemos en sus Manos y nos dejamos alumbrar por su Palabra. Es posible que siempre tengamos dudas y oscuridades, pero esa es la fe que se nos pide, la confianza en su Palabra y en el creer que Él es el Señor, el Hijo de Dios Vivo que nos salva y nos redime con su muerte y Resurrección. Amén.

domingo, 2 de septiembre de 2018

COSTUMBRES Y TRADICIONES


Resultado de imagen de Mc 7,1-8.14-15.21-23
En muchas circunstancias nos cuesta distinguir la costumbre y la tradición. En el tiempo se van mezclando y llegan a identificarse aunque no es lo mismo. Es verdad que la costumbre está contenida en la tradición, pero no es lo mismo. Digamos que la tradición es la herencia que hemos recibidos de nuestros antepasados, su doctrina, sus ritos y también sus costumbres, que nosotros vamos empleando y, quizás, también deformando o evolucionando a otras formas que quizás pierde el núcleo de la pureza vital.

Porque, lo verdaderamente importante es la Ley de Dios, que está contenida, como diría Jesús, en sólo dos: Amar a Dios y al prójimo. Y de esta aplicación se derivan todos los demás. Porque, el amor a Dios te da la luz, la sabiduría y la fortaleza para amar al prójimo tal y como Dios lo ama y quiere que tú lo ames. Y ese amor te llevará a una convivencia justa, misericordiosa y fiel. Y en ello encuentras todas las costumbres que la tradición te ha ido transmitiendo.

No es importante lavarte las manos o tener el vaso limpio como el oro. Si es buena costumbre y necesario tener higiene y los enseres limpios. No es lo importante lo externo, las apariencias y el perfil, sino la verdad, la justicia y misericordia y la fidelidad. Y todo eso no nace de lo que exteriorices porque lo hayas heredado, sino de que en tú corazón lo aceptes, lo guardes y lo vivas. La fe no se hereda, sino se busca y se pide y te dispone a abrirte a la Gracia de Dios para recibirla.

Y eso vamos a pedir, la Gracia de saber discernir lo importante, lo que realmente agrada a Dios y lo que es bueno: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Jesús nos ha enseñado a amarlo. A no pararnos en lo externo, en lo aparente y en las prácticas que, siendo necesario y bueno, no son lo fundamental. Pidamos tener un corazón justo, misericordioso y fiel para vivir en los mandatos del Señor, es decir, amar a Dios y al prójimo. Amén.