Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 11 de mayo de 2019

¡SEÑOR, DAME SABIDURÍA PARA PERSEVERAR EN TU PALABRA!

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Las dudas me acompañan en mi camino de cada día. Me siento inseguro y atormentado por el mundo, demonio y carne que me acechan, me inquietan y tratan de seducirme con todas sus ofertas de pasiones, placeres, espejismo de felicidad y de poder, riquezas y toda clases de seducciones carnales que apetecen a mi naturaleza humana y la desquician y debilitan. 

¡Sin Ti, Señor, estoy en sus manos! Y, a pesar de mis debilidades y caídas, no quiero, Señor, entregarme a ellos. Porque, ellos son hijos de la mentira y de la perdición. La carne y el mundo son mentiras y engaños que seducen al principio bajo las apariencias de felicidades apoyadas en espejismos. Tratan de que caigas en sus redes y luego, como si de un drogadicto se tratara, te someten y te esclavizan.

Imploro, Señor, tu presencia y tu ayuda. Hay momentos que pienso que te escondes o que no estás conmigo. Hay momentos que extraño tu actuación o tu respuesta, quizás esperando que Tú te adaptes a mis peticiones o a mi manera de ver e interpretar los acontecimientos. Perdoname, Señor. Me preocupan muchas cosas en mi vida. Desde mi pobre actuación, que pasa por mi conversión, hasta mis respuestas a tu Palabra y mis resultados respecto a mis frutos. Todo me cuestiona e inquieta mi diario caminar hacia tu Casa. 

Porque, eso sí, mi mayor preocupación, y eso Tú lo sabes, Señor, es llegar a tu Casa y conocerte ya personalmente. En esa actitud espero, con cierto temor humano, pero lleno de esperanza y gozo el momento de mi muerte y mi encuentro contigo. En ese momento, me digo, terminarán todas mis dudas, todas mis inquietudes y luchas contra este mundo, el demonio y mi propia carne. 

Pero, antes, tengo que hundir mis raíces en esa tierra que Tú abonas en mi corazón para dar frutos. Y frutos de amor. Por eso, Señor, te pido con todas mis fuerzas que cambies mi corazón enfermo, contaminado por el pecado y seducido por las cosas de este mundo, en un corazón a tu estilo, fortalecido en el Espíritu y alimentado por tu Cuerpo. Sí, Señor, a pesar de todo, quiero y sigo confiando en tu Palabra. ¿A dónde voy a ir si Tú no estás conmigo? Gracias, Señor, por todo. Amén.

viernes, 10 de mayo de 2019

DAME, SEÑOR, DE ESE PAN QUE ME LLEVA A LA VIDA ETERNA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 



No es cuestión de preguntarse sobre si podemos o no podemos llegar a parecernos a Jesús. Es más cuestión de creer en su Palabra y obedecerle. Porque, es precisamente Él quien nos lo ha dicho: En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.… - Jn 14, 12-13 -.

Por lo tanto, es Palabra de Dios, y sólo nos queda ponernos manos a la obra. Otra cosa son nuestras dudas, nuestras limitaciones y nuestros pecados, que nos impiden creer y esforzarnos en esa misión. Como podemos advertir, la fe es imprescindible. Y su estancia entre nosotros está relacionado con eso, porque se ha quedado en el Sagrario y en cada Eucaristía realiza el milagro de entregarse por nosotros y ofrecerse bajo las especies de pan y vino para servirnos de alimento espiritual y confortarnos para realizar esa misión a la que nos ha llamado.

Él es el Pan Eucarístico que se nos da como alimento espiritual para que asimilemos su estilo de vida y su manera de pensar así como sus sentimientos. Y eso se va realizando en la medida que permanecemos unido con Él. Pero, conscientes de nuestras dificultades, te pedimos, Señor, que nos inundes de tu Gracia, de tu Fortaleza, de tu Espíritu y nos transformes según tu estilo de vida y tu forma de pensar y ver a los hombres.

Porque, queremos ser como Tú, y pensar como Tú, y ver a cada hombre y mujer como Tú los ves, y no bajo las apariencias con la que se nos presenta. Para poder llegar al fondo de sus corazones y amarlos como Tú, Señor, los amas. Misión que se nos antoja dificilísima e imposible, y menos si no estamos injertados en Ti y en plena y estrecha unión contigo.

Por eso, Señor, te pedimos que nos des de ese Pan de Vida Eterna que Tú nos ofreces cada día en cada Eucaristía y que perseveremos en acercarnos y celebrar esa comida que es comida de Vida Eterna. Amén.

jueves, 9 de mayo de 2019

DANOS, SEÑOR, DE ESE PAN DE VIDA ETERNA

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Poco a poco, y en la medida que comamos su Cuerpo Eucarístico, vamos asemejándonos a Cristo Jesús. Él es el verdadero Pan bajado del Cielo que nos alimenta y nos conforta. Es un alimento que nos va asimilando a su estilo de vida si le ofrecemos la morada de nuestro corazón bien intencionado y arrepentido de todas nuestras faltas y omisiones. 

Jesús nos atrae y nos va haciendo asimilar su estilo de vida. Nos hace ir despertando nuestra hambre de Dios y sed de escuchar su Palabra. Su comida y bebida es de Vida Eterna. Por eso, Señor, consciente de la necesidad de alimentarnos Eucarísticamente te pedimos que nos des esa voluntad de acercarnos diariamente a la Eucaristía y participar de ese alimento que te haces para cada uno de nosotros.

Infunde en nosotros, Señor, el deseo de desearte como alimento y centro de nuestra vida. Danos tu Pan vivo. Quiero vivir cada Eucaristía como un encuentro personal contigo, reconocer tu presencia, sentir tu calor y alentar tu amor en mí pobre corazón. Y, sobre todo, Señor, no desfallecer, porque hay momentos que me cuesta ir y que me distraigo. Hay momentos de confusión, de desgana y abatimiento. Hay momentos de peligro de caer en la rutina y en la indiferencia.

Renueva, Señor, ese amor primero que tuve contigo y que mi corazón se llenaba de gozo y alegría. Haz que siempre mi pobre corazón se mantenga joven, en actitud renovadora y que crezca en vivir tus mismos sentimientos según tu Palabra. No permitas que me quede en la mediocridad y que transmita mediocridad, sino que viva intensamente tu Palabra y transmita tu Palabra con la Gracia que me viene de Ti, mi Señor.

Yo, por lo que a mí corresponde, trataré de esforzar toda mi voluntad para perseverar y estar a tu lado y alimentarme de ese Pan que eres Tú, bajado del Cielo. Un Pan que da Vida Eterna. Amén.

miércoles, 8 de mayo de 2019

CUESTIÓN DE REFLEXIÓN Y SENTIDO COMÚN

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Está claro que la fe va por delante. Uno cuando cree en alguien se confía y se fía de su palabra. Ese es el caso que nos ocupa. Crees o no crees. Pero, una vez que crees, el sentido común te dice que, igual que resucitó el Señor, tu también resucitarás. Es la deducción clara y lógica. Por otro lado, esa aspiración es la máxima que guardas en tu corazón. Te gustaría encontrar un elixir, un tratamiento, una estrategia, dieta o manera de vivir donde tu vida se alargue lo más posible. 

Y cuando aspiramos a eso, entendemos que ese alargamiento sea en las condiciones óptimas de bienestar, de salud de máxima plenitud. Es decir, Jesús nos está ofreciendo para lo que hemos sido creados, para Vivir Eternamente. Nos lo dice clarito en el Evangelio de hoy: 

«Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día».

Sería muy provechoso y conveniente reflexionar seriamente y profundamente esta Palabra. Porque, tarde o temprano será nuestra realidad. Nos espera la muerte y estamos hecho para la Vida. Vida Eterna en Plenitud. Hagamos esta reflexión, pero no solos, sino acompañados del Espíritu Santo, que nos guía, nos asiste y nos ilumina para que veamos claro y comprendamos. Amén.

martes, 7 de mayo de 2019

DAME, SEÑOR DE ESE PAN

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En este mundo todo lo que puedo encontrar es perecedero. El alimento, digamos inmaterial de mi espíritu se desvanece como el humo. Mis ambiciones, vanidades, ideales, motivaciones, objetivos, glorias y honores se corroen y oxidan con el tiempo hasta llegar a desaparecer. Todo aquí abajo perece. Por eso, buscar las cosas de este mundo no tiene sentido. Sin embargo, son las cosas de arriba, sobre todo el Alimento que perdura lo que debe ocupar el centro y la búsqueda de nuestra vida.

Y ese alimento está en el Señor Jesús. Él nos dice hoy: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed». Ese es el Pan que debemos buscar, un Pan que sacia plenamente y nos quita el hambre y la sed. Y, conscientes que estoy amenazado y esclavizado por el mundo, demonio y carne, te suplico, Señor, que me liberes de esas esclavitudes y me sostengas alimentado por tu Espíritu.

Dame, Señor, de ese Pan que me alimenta mi espíritu y me fortalece ante las amenazas que recibo de este mundo. Mis apetencias y mi naturaleza se ven asediadas y seducidas por las tentaciones de este mundo, que, aun siendo perecedero, me seducen y me atraen. Mi naturaleza humana, herida y tocada por el pecado está sometida a las influencias y seducciones del demonio y, sin tu Gracia, Señor, me siento débil para poder resistirme y luchar contra ellas.

Por eso, quiero, Señor, estar y permanecer en tu presencia y alimentarme de ese Pan de Vida que Tú me ofreces con tu Cuerpo y tu Sangre. Fortalece mi voluntad y mi perseverancia para no perderte nunca de vista y para que seas Tú, mi Señor, la primera y única opción fundamental de mi vida. A Ti, Señor, me confío y entrego mi vida, a pesar de las debilidades de mis concupiscencias y mis pecados, en la confianza de que Tú me transformes, me limpies y, con tu Infinita Misericordia, me perdones. Amén.

lunes, 6 de mayo de 2019

DAME SABIDURÍA, SEÑOR, PARA BUSCAR EL ALIMENTO QUE PERDURA

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Lo importante en la vida, eso siempre lo he tenido claro, es buscar el verdadero Tesoro. Porque, hay muchos tesoros que, al rasparlos superficialmente descubre que están hecho de herrumbre y material corrosivo. Luego, descubierto esto sabes que su valor es aparente y no de gran importancia. Así, descubres que en la vida hay muchas cosas cuyo valor es aparente. Las apariencias engañan, y no sólo con el valor de las cosas, sino también en las mismas personas.

Por eso, Señor, te pido que me des la sabiduría de saber discernir lo bueno de lo malo; lo real y verdadero de lo falso y aparente. La vida tiene muchas cosas que nos entran por los ojos, pero luego observamos y experimentamos que su valor es engañoso. Nada que perece tiene un gran valor. Quizás, puede ser que su esplendor y hermosura sea un espejismo que, tan pronto como nos deslumbra desaparece. Esas cosas ocurren en la vida misma. Tratamos de conservar la salud y gastamos, quizás, más esfuerzos y tiempo conservando algo que está destinado a morir. 

Porque, nuestra vida terrenal tiene que pasar por la muerte. Tiene que destruirse para luego resucitar con un cuerpo glorioso como nos ha mostrado nuestro Señor Jesús. Por eso, hoy nos dice que busquemos el alimento que perdura, no el de aquí abajo que se corrompe y desaparece. Estamos llamados a una Vida Eterna, y esa Vida Eterna no nos la da las cosas de este mundo, sino sólo la fe en el Señor y viviendo en y según su Palabra.

Por lo tanto, busquemos al Señor motivados por el alimento espiritual, que es el que nos da la Vida Eterna. Y eso lo hacemos tratando de vivir en su presencia por medio de la oración y los sacramentos y perseverando en la comunidad. Pidámoslo con confianza y con perseverancia. Recordemos lo que nos ha dicho el Señor:  Pedir y recibiréis; buscar y hallaréis; tocar y se les abrirá. Y eso, Señor, siguiendo tus mandatos y Palabra hacemos. Amén.

domingo, 5 de mayo de 2019

NECESITO TU ALIMENTO, SEÑOR

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El Señor nos sacia nuestra hambre. Nos da el pan y el pez y nos alimenta. Y donde aquellos pescadores no habían pescado nada durante toda la noche, el Señor les llena las redes de peces con una sola señal diciéndoles que echaran las redes a la derecha. Un signo claro de que, en y con Él, nuestras obras darán frutos.

Y nos alimenta para que recuperemos fuerzas y podamos seguir nuestra misión continuadora de pescar hombres para su Reino. Sabemos que nuestros frutos no son obra nuestra sino todo nos viene de Dios, y en esa confianza apoyamos nuestra esperanza y nuestra actitud de esfuerzo y trabajo. Y eso nos mueva a estar siempre a su lado. Y lo hacemos con la oración, con la reflexión de su Palabra, con la frecuencia de los sacramentos y la perseverancia fiel en la comunidad, grupo o parroquia.

No debemos alejarnos ni sacar la barca de nuestra vida por nuestra sola cuenta. Debemos, como decíamos ayer, tener al Señor siempre invitado en nuestra barca y pescar acompañados de Él., porque es Él quien realmente hace todo sirviéndose de nuestra torpe y limitada colaboración. Pero, eso sí, necesita de nuestra colaboración, pues nos ha hecho libre y cuenta con nosotros. Él nos respetará siempre y sólo actuará si le entregamos nuestra libertad. Libertad que en sus Manos nos hará más libres.

Pidamos al Señor que nos de la vista, la fuerza y la prontitud de correr hacia Él. Tal y como hizo Pedro cuando oyó que era el Señor quien estaba en la orilla. Estemos atento y prestos, porque, también para nosotros el Señor está en la orilla de nuestra vida indicándonos que echemos nuestra red a la derecha. Se trata de creer en Él y de, como hicieron los apóstoles, echar la red confiado en su Palabra.

No perdamos la confianza y la fe en el Señor y abramos los ojos para poder descubrirlo en las orillas de nuestra vida y estar siempre presto y disponible a invitarlo a subir a nuestra barca. Amén.