Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 14 de mayo de 2013

MANTENME, DIOS MÍO, EN TU PRESENCIA



No puedo caminar solo. Me derrumbo a la primera de cambio. Me pesan mis piernas, mis fuerzas se fatigan y se desgastan. Se me hace muy pesado avanzar y mi corazón se vuelve frío, congelado y de piedra. Experimento que estoy hecho para una misión que yo solo no puedo cumplir. Necesito tu presencia, Señor, y tu Fuerza salvadora.

Al mismo tiempo, me consuela saber que Tú me entiendes y comprendes. Sé que Tú sabes de mi naturaleza caída por el pecado, y me asombra ese misterio de tu gran Amor hacia el hombre. En él descansa mi esperanza y mi fe. Y ellas me mantienen y me mueven. No soportaría el camino sin tu presencia y tu amor.

Por eso, Señor, te doy las gracias, pero no puedo dejar también de pedirte todo lo que necesito para continuar la marcha:  paciencia, perseverancia, esperanza, capacidad para sufrir, pero sobre todo, amor. Amor como el Tuyo, entregado sin condiciones y olvidado de Ti mismo. Sé que Tú quieres dármelas, y confío en ser capaz de yo recibirlas. En eso está mi camino y mi lucha de cada día.

No permitas, Dios mío, que me desvíe, que me despiste y el mundo borre tu Rostro de mi corazón y mente. Mantenme agarrado a Ti y no dejes que me suelte. Amén.

lunes, 13 de mayo de 2013

RESURRECCIÓN, EL FUNDAMENTO DE NUESTRA FE



Esa es la fe que nos sostiene: "Tú has Resucitado y vives entre nosotros", y tus apariciones en estos cincuenta días antes de la venida del Enviado y Defensor nos lo confirma y nos sostiene. Te marchas, pero prometes quedarte entre nosotros. Vivo bajo las especies de pan y vino, para nuestro alimento y sostén.

Y en el Espíritu Santo, señor y dador de vida, de Vida Eterna que nos fortalece y convierte. Con Él arranca la Iglesia, tu Iglesia, Señor, y en ella nos sentimos salvados, protegidos, acompañados, alumbrados, asistidos y alegres. Es el Espíritu quien nos ilumina y nos infunde valentía y fuerzas para amar y vencer en el amor.

Los de Cristo vencemos las dificultades tal y como Él las ha vencido, a pesar de que en nuestra vida también hayamos de pasar por sucesivas muertes y resurrecciones, nunca deseadas pero sí asumidas por el mismo Misterio Pascual de Cristo. ¿Acaso no son “muertes” la pérdida de un amigo, la separación de la persona amada, el fracaso de un proyecto o las limitaciones que experimentamos a causa de nuestra fragilidad humana?

Pero mantenemos la esperanza, y por ello, te damos gracias, Señor, porque tu presencia y tu pasión nos da la victoria de sabernos vencedores de todas las dificultades y sufrimientos que el camino hacia ti nos depara. Por eso también vamos juntos en la Iglesia, porque como Iglesia nos fortalecemos, nos pertrechamos los unos con los otros, nos asistimos y nos amamos. Ese amor nos salva, porque cuando amamos estamos cumpliendo tu Voluntad. Amén.

domingo, 12 de mayo de 2013

ABREME LA MENTE, SENOR



Y dame la sabiduría necesaria para saber transmitir y proclamar tu Palabra. Ábreme la mente para que entienda lo que en las escrituras estaba escrito: que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. 

Y también la fortaleza y voluntad para empeñarme en transmitir tu Palabra con mi vida y testimonio. ¡Señor!, inunda mi alma de misericordia y de bondad para transparentar tu amor en mi amor a los demás. Abrázame con tu Paciencia para que yo pueda permanecer en ella, y ser paciente con cada uno de los que intervienen en mi vida. Y lléname de tu perseverancia infinita para que pueda ser yo perseverante y testimoniar esa perseverancia, valga la redundancia, a los demás.

Pero sobre todo, Dios mío, hazme dócil a tu Palabra en el Espíritu Santo, el enviado y Defensor que fortalece mi vida e impulsa mi acción para que mi pobre voluntad sea tu Voluntad. Y, por último, te pido Señor que la humildad con que fue adornada tu Madre, María, sea el adorno de mi vida, que me revista y me acompañe en todas mis acciones. Amén.

sábado, 11 de mayo de 2013

ENSEÑAME, SEÑOR, A SABER PEDIR



Cuantas peticiones y deseos no realizados ni concedidos. Realmente, ¿me escucha el Señor? Me desconcierta oír que todo le que pida al Padre en su Nombre, me será concedido. Pero, la Palabra de Dios está fuera de toda duda, otra cosa es que nos cueste creérnosla. Como también nos cuesta mantener encendida nuestra fe en Él.

Necesitamos tu fuerza y tu gracia, Dios mío, para mantener encendida nuestra fe. Y esa es nuestra primera petición. Petición que experimentamos, con tu ayuda, vamos consiguiendo. El camino se hace difícil, pero no imposible, pues tenemos tu promesa de que nos será enviado el Paráclito, el Defensor y Él nos guiará para superar todo problema.

Ahora, hemos observado que quizás nosotros no sabemos pedir. O, dicho de otro modo, lo que pedimos no nos beneficia, aunque en apariencias y a primera vista resulte que es lo que nos gustan, pero no lo que nos conviene. ¿No sabe el Padre más que nosotros? ¿Y no sabe lo que realmente necesitamos y nos conviene? Seamos, pues, humildes y obedientes a la Voluntad del Padre, y pidamos que nuestra voluntad sea su Voluntad.

Llénanos, Señor, de la Gracia de saber discernir lo bueno de lo malo; danos la sabiduría de, aunque se nos atragante a primera vista, dejarnos guiar por tu Camino, y no por el nuestro. Invade nuestro corazón de humildad y de sencillez para que nuestra primera intención sea la obediencia a tu Espíritu, a pesar de nuestros proyectos, ideales e intereses.

 Y danos la fuerza de voluntad de doblegar nuestra humanidad carnal a los intereses de este mundo para, desapegados de nuestras apetencias e inclinaciones, seamos capaces de liberarnos de nuestras propias ataduras mundanas y,  olvidados de nosotros mismos, darnos al servicio por amor a los demás. Amén.

viernes, 10 de mayo de 2013

MOMENTOS DIFÍCILES



Sí, Padre mío, sé que en mi vida habrá momentos difíciles. ¡Claro, no me gustaría! ¿A quién le gusta la tristeza o el sufrimiento? Pero la vida es un camino donde hay de todo un poco. Incluso, muchos tendrán más tristezas que alegría. Misterio, que en muchos momentos no llegamos a entender como con algunos la vida se ceba demasiado.

Pero, detrás de todo esto, que irremediablemente tendremos que padecer y sufrir por culpas, en muchas circunstancias, de los mismos hombres, lo verdaderamente importante es que al final todo se convertirá en gozo y alegría. Son tus Palabras las que nos prometen eso hoy en el Evangelio: "Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo". Y tu Palabra siempre tiene cumplimiento.

Hoy, Señor, nuestra súplica va dirigida a que nos des fortaleza y voluntad para superar esas pruebas en nuestro camino. Necesitamos el aliento de tu Espíritu para vencer y superar las dificultades en los momentos y situaciones de tristeza, de sufrimientos, de debilidades y tentaciones que nos ofrece este mundo falso, hipócrita, mentiroso y abocado, sin Ti, a la muerte.

Necesitamos la paciencia que nos dé el tiempo necesario para agarrarnos a Ti y sufrir las afrentas, los desplantes, la soberbia y suficiencia de nuestros hermanos, con la humildad que vivió María, tu bendita Madre. No pedimos riquezas ni poder, solo paciencia y paz para soportar la cruz que nos toca a cada uno cargar. Amén.

jueves, 9 de mayo de 2013

¿A DÓNDE VOY SEÑOR?



Confío y espero en Ti, Dios mío. No tengo a dónde ir y nadie me da la esperanza y la palabra que Tú me regalas y ofrece. Tu Palabra es Palabra de Vida eterna, y Ella siempre se ha cumplido. Tú, Señor, nunca fallas y todo lo que prometes lo cumples y lo haces.

Creo en Ti profundamente y en tus palabras de despedidas con un "hasta luego". Durante el paso por este valle de lágrimas, me anuncias llantos y lamentos. Pero sobresale la esperanza cuando me dices que mi tristeza se convertirá en alegría. No hay mayor gozo y esperanza que escuchar esas hermosas palabras salidas de Ti. En Ti espero, Señor, y no quedaré defraudado.

El mundo falsea una felicidad ficticia, una felicidad caduca, de muerte, que se esconde en la mentira, el odio y la venganza. Una felicidad sostenida en la infelicidad de otros.Y Tú Señor nos libera de ese horizonte de muerte con tu venida y tu promesa de salvación.

miércoles, 8 de mayo de 2013

PERDONAME, SEÑOR, MI OSADÍA DE PEDIRTE



¿Qué más necesito? Todo me ha sido dado: la vida y la oportunidad de conservarla eternamente y gozosa. Es verdad que muchos no gozan de buena salud y sufren, pero mantenemos la esperanza que nuestra vida va a ser recompensada en mucho en la segunda venida de nuestro Señor Jesús. Sus Palabras no dejan lugar a duda.

Él no nos ha dejado abandonados, nos promete su asistencia, su intervención, su protección... Y nos envía el Espíritu Santo para que nos fortalezca, para que nos dé ánimo y fuerzas para superar toda adversidad, enfermedad, sufrimientos y perseveremos esperanzados en su confianza. ¡Es el Señor": «Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros».

¡Gracias, Señor, por tanda dicha, por tantos cuidados, por tanto amor salvífico, por tanta delicadeza, por tanta atención, por tanta protección que me da inmensa paz y me permite descansar gozosamente! Y exultante de alegría y de gozo, exclamo. ¿Es que puedo pedir más?