Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

SÓLO EN LA CRUZ Y POR LA CRUZ NOS LLEGA LA SALVACIÓN




En ese momento, Señor, que eres levantado en la Cruz, quedamos rescatados y liberados de nuestros pecados. Porque, Tú, en ese madero, crucificado, te entregas a la muerte para nuestra salvación. ¿Es qué valgo mucho para Ti, Señor? Porque no se puede entender de otra manera.

Yo, pequeño, miserable, indiferente e incluso osado y necio que se ríe en tu propia cara de tu Amor, de tu Sacrificio, de tu Palabra y de tu Pasión. Y que pasa indiferente ante tu Muerte. ¿Cómo se explica que Tú mueras por mí? ¿Y que estés dispuesto a perdonarme y a salvarme si decido arrepentirme? Y es que en la medida que sigo preguntándome interrogantes, cada ve entiendo menos.

Sin embargo, Señor, presiento que lo que Tú dices va en serio. Y más en serio, Señor, que eres el Hijo de Dios, porque nadie puede amar como amas Tú. Y porque sólo con esa forma de amar nos puedes salvar, porque sólo salva el Amor. Por todo eso, hoy te pido sabiduría para entender tu Amor y tu Misericordia. Y no es que pretenda entenderlas, porque me basta tu presencia y tu Palabra. ¿A dónde voy a ir, Señor? Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

En el mundo sabemos ya lo que podemos encontrar. Cada día se estropea más y se hace viejo. Pero, sobre todo, si se aparta de Ti queda a la deriva y vaga sin rumbo, perdido y sin más horizonte que la muerte. Tú, Señor, sin embargo, has dado Tu Vida por cada uno de nosotras. Ayúdanos a responderte, a caminar en tu Palabra y a servirte por amor sirviendo a los hermanos. 

Ayúdanos a cargar con nuestra cruz, nuestras pequeñas cruces, y, soportándolas, llevarlas hasta nuestro propio Gólgota, y, en la muerte, unirnos contigo, Señor, para permanecer para siempre en la alegría, felicidad y el gozo de tu presencia. Amén.

martes, 13 de septiembre de 2016

BAUTIZADOS EN UN MISMO ESPÍRITU



Tras nuestro Bautismos quedamos incorporados al Cuerpo de Cristo. En Él formamos un sólo Cuerpo y cada uno de nosotros somos sus miembros. Y cada miembro ha de tener su función propia. Pablo, en su carta a los Corintios 12, 12-14. 27-31a. nos describe esta realidad. La pregunta que nos surge ahora es descubrir cuan es nuestra misión como miembro de ese Cuerpo de Cristo.

Y en esa actitud y necesidad te pedimos, Señor, que nos ilumines y nos des la sabiduría de descubrir nuestras actitudes y cualidades recibidas, es decir, nuestros talentos, para ponerlos al servicio de los demás. Porque, ocurre, que muchas veces queremos hacer las funciones que son para otros y para la que nosotros no estamos preparados. Es de vital importancia saber cual es mi misión y para la que he sido vocacionado.

Porque todos no vamos a ser apóstoles, a hacer milagros, ni a curar enfermedades, ni a ser maestros...etc. Cada cual tiene su empeño y su misión, porque se trata de todos ser misioneros, pero de diferentes clase de misiones. No todos podemos estar en lugares recónditos, inhóspitos, lejanos o cercanos. También en la ciudades, en los pueblos, en las parroquias y en todas partes se necesitan misioneros.

Y en cada lugar hay multitud de servicios y necesidades. De modo que hay que estar en las escuelas, en los hospitales, en las parroquias, en los trabajos, en el ocio y diversión, en las acogidas, en las enfermedades, en y con los marginados, pobres, descarriados...etc. Hay muchos carismas, y descubrir cada uno el suyo es la mayor y más hermosa tarea que tenemos. Descubrirlos para ponerlos al servicio de los demás.

Por eso, Señor, te pedimos que nos enseñes a ser compasivos y a darnos cuenta, como te ocurrió a Ti con esa pobre viuda de Naim, de las necesidades de los que se cruzan en nuestros caminos y en nuestras vidas. amén.

lunes, 12 de septiembre de 2016

SEÑOR, AUMENTA MI FE



Cuando se cree no se duda. Se cree que esto va a pasar y ya está. Sin embargo, mi fe, aunque quiere creer y lo cree, siempre mantiene esa duda dentro de sí, y es lo normal y lógico. Porque la fe no la podemos comprar, ni siquiera adquirir. La fe es un don que da Dios y que yo, por eso, le pido encarecidamente.

Sí, experimento que tengo más fe, porque en el tiempo lo noto. Creo que ahora me costaría mucho dejar al Señor, pero también siento el peligro de instalarme y acomodarme a unas prácticas, unas reflexiones y unas casi costumbre que, quizás, me hacen sentir bien. Pero eso no basta. La fe implica algo más. Es un riesgo que demuestra que se cree, porque cuando tú crees en alguien arriesgas hasta tu vida por ese alguien.

En ese sentido, creo, que nos invita el Papa Francisco a meter líos hasta el punto de arriesgarnos. Porque la fe complica y mete en líos. Supongo que fue una complicación para aquel centurión recabar la ayuda de Jesús. ¿Un centurión romano creyendo en el Dios de los judíos? Podía verse complicado si eso trasciende. Y mira que ha trascendido hasta el punto que se repiten sus palabras en todas las misas de la Iglesia.

Señor, aumenta mi fe y dame la fortaleza y el valor de comprometerla, de proclamarla y de arriesgarla. Y no se arriesga sólo poniéndola en peligro, sino reflejándola en tu vida con el servicio, la escucha, la comprensión y la caridad. La fe se enciende en la medida que tu corazón queda prendido por y de ella. Y al prenderse quema todo lo que se le acerca. Se nota una fe viva. Así se notó la del centurión que la sacó a relucir por su siervo gravemente enfermo.

Danos, Señor, ese don de la fe. Una fe viva, disponible, entregada, servicial, amorosa, caritativa, compasiva, solidaria y misericordiosa, para que, sacándola a la calle, los demás puedan verla. Amén.

domingo, 11 de septiembre de 2016

UN CORAZÓN MISERICORDIOSO COMO EL TUYO, SEÑOR



Mi cabeza no piensa así; mis criterios son otros; mi justicia es limitada y no alcanza la misericordia que Tú me presentas, Padre, necesito cambiar. Mejor, necesito que me cambies, porque yo no puedo. Soy como el hermano mayor y me cuesta recibir a mi hermano que regresa fracasado. No soy capaz de verme a mí mismo como pecador. Me experimento justo, mejor que él.

No entiendo como compartes con publicanos y pecadores. Ellos no lo merecen. Son los desechos de la sociedad. Nosotros somos los herederos a los que está destinado el Reino de Dios. ¡¡Que ciegos estamos, Señor!! Perdona nuestra ceguera y nuestra necedad. Ten Misericordia de nosotros.

Porque, ¿quién verdaderamente necesita médico? ¿Los buenos o los malos? El sentido común y la lógica nos responde que los malos. Es decir, los enfermos, los perdidos, los pecadores. Y eso es lo que hace Jesús, porque ha venido a curar y salvar a los enfermos, a los perdidos y pecadores. Esas son las ovejas perdidas, las que se alejan y quedan a merced de los lobos del mundo. ¡¡Sálvanos, Señor!!

Por eso te pedimos, Señor, un corazón misericordioso como el tuyo, Señor. Capaz de perdonar por encima de lo que es justo o no lo es: Capaz de perdonar por encima del pecado y de la sin razón. Un corazón abierto a la misericordia y al perdón. Danos, Señor, la Luz de poder entender tu Gracia y todo lo que nos has dado gratuitamente. Danos la virtud de sentirnos agradecidos, porque eso hará que te reconozcamos como Señor y Dios nuestro.

Y también nos ayudará a vivir en tu presencia, cercanía y Palabra y a experimentar que sólo el amor nos acerca a la verdad haciéndonos libres. Porque sólo Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

sábado, 10 de septiembre de 2016

CULTIVA MI VIDA, SEÑOR, PARA QUE MIS FRUTOS SEAN BUENOS




Todo labrador espera buena cosecha. Con esa intención cuida su siembra regándola y mimándola con buena tierra y abonos. Espera frutos buenos y vigila para que nada los pueda estropear. Así, Señor, quiero yo que mi vida sea cuidada. La pongo en tus Manos para que seas Tú, mi Señor, mi Labrador, Dueño y Señor de mis pobres y humildes frutos.

Por mi parte, por la autonomía que Tú me has dejado, quiero e intento hacer el esfuerzo de mantener mi tierra limpia de impurezas, de malas hierbas y de parásitos que la puedan contaminar y debilitar su esperada cosecha. Quiero conseguir los mejores frutos para Ti, mi Señor, y me esfuerzo en comprometer mi vida en ese objetivo.

Pero, también, sé que sólo Tú eres el buen Labrador que todo lo que siembras y cuidas da y exiges frutos. Y, por eso, Señor, quiero poner mi propia tierra en tus Manos y Presencia, para que, por tu Gracia, la cosecha sea abundante y dé buenos frutos, los frutos que nacen de tu Misericordia y Amor. 

Gracias, Señor, por tanta espera y tanto Amor, que me animan a seguir ofreciéndote mi pobre y humilde tierra, para que, por tu Gracia, dé una cosecha abundante y buenos frutos. Y sea construida y apoyada en roca firme, que la sostenga y la mantenga en los momentos de tormentas y tiempos duros. Amén.

viernes, 9 de septiembre de 2016

UNA CEGUERA CRÓNICA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



El peligro es que la ceguera se vuelva crónica y no tenga cura. No corras a curar la herida del cínico, pues no tienen cura, es brote de mala planta (Si 3, 28).  Y nos puede ocurrir eso. Diría que a muchos no está ocurriendo. Se nos hace difícil volver atrás, salir de nuestras comodidades, donde nos encontramos bien y despojarnos de todas nuestras vigas que nos impiden ver.

El camino no es cómodo, y si no lo vemos así posiblemente sea porque no lo hemos visto todavía, o no lo comprendemos. El camino es duro, incómodo, estrecho, abnegado, arriesgado y dispuesto a morir. Y es que amar comporta e implica eso, un darse sin nada a cambio. Y eso da lata y cansa.

Señor, no podemos pedir otra cosa, sino abnegación y capacidad para soportarlo. Mucha humildad y paciencia para sufrir las adversidades de los demás y, con ellos, tratar de aliviarlas. Hay mucha gente que sufre, pero quizás no nos demos cuenta porque nuestras vigas nos lo impiden, y nuestros apetitos y pasiones instaladas nos lo impiden. Quizás necesitamos una limpieza para ver y obrar mejor de acuerdo con nuestra fe, porque no seremos discípulos de Jesús si no obramos tal y como Él nos ha enseñado y testimoniado con su Vida.

No hay excusas ni justificaciones. Somos lo que somos y verlo es descubrir esas enormes vigas que tenemos en nuestros propios ojos. Quizás ahora descubramos con mas convicción y certeza nuestra condición de pecadores. Realmente, somos pecadores, y te pedimos, Señor, que nos perdones. Comprendemos ahora lo importante de tu Misericordia. Gracias, Señor, por tu Misericordia, que nos salva y nos redime.

Limpia, Señor, nuestros pecadores ojos de esas enormes vigas que nos impiden verte y haz que iluminados por tu Espíritu, vayamos haciendo luz en nuestras vidas para quitarnos nuestras vigas y limpiar con nuestros humildes ejemplos las briznas de los demás. Amén.

jueves, 8 de septiembre de 2016

MARÍA, LA PUERTA DE LA REDENCIÓN



Virgen María, Madre de Dios, tú que has sido elegida para dar comienzo a la Redención y Salvación de todos los hombre dando tu seno para la encarnación del Hijo de Dios, intercede por todos nosotros para que seamos capaces de dar y darnos en servicio, por amor, al bien del hombre y de toda la humanidad, adheriéndonos a las peticiones de este mes del Papa Francisco.


Espíritu Santo, danos la fuerza y la luz para que sepamos vivir proclamando la grandeza del Señor, tal y como lo canta María en su Magnificat al saberse la elegida para ser la Madre del Hijo de Dios. Amén.


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.