Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 26 de abril de 2018

PALABRA Y OBRA

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Todos entendemos perfectamente lo que significa sal y luz. Todas sabemos las propiedades de la sal y su utilización y servicio para la vida de los hombres. En tiempos más antiguos, precisamente lo de Jesús, la sal era algo casi indispensable que se usaba para la conservación de los alimentos y para darles gusto a las comidas. Hoy ya ha sido sustituida por las neveras y refrigeradores, pero todavía es indispensable para dar ese gusto necesario a las comidas.

El creyente debe también convertirse en sal en su vida apostólica. Debe emular a la sal y dar ese gusto por la escucha de la Palabra y por el amor a los hombres. Debe desprender ese aroma que contagia y que invita a los demás a vivir en el amor que se desprende de la Palabra de Dios. Y, de la misma forma, dar luz e iluminar el camino que nos lleva a identificarnos con el Señor y a seguirle.

Sal y luz que deben convertirse en buenas obras y enseñanzas de la Palabra. Porque, tus obras están respaldadas por tus palabras, y llegas a realizarlas por el conocimiento de la Palabra. Esa Palabra de Dios que debemos escuchar y luego revestirla de sal y luz para contagiar al mundo.

Pidamos esa capacidad y esa sabiduría para, desde la humildad y el servicio, salar y alumbrar nuestros ambientes con esa sal y luz que desprende nuestro corazón creyente apoyado en el Espíritu Santo que nos asiste y nos guía. Pidamos que nuestra vida cristiana esté revestida de la sal y la luz evangélica que salen y alumbren a todos aquellos que se relacionen con nosotros.

Pidamos también que perseveremos en la frecuencia de los sacramentos, Eucaristía y confesión, que nos provena de sal y luz para alumbrar los caminos de nuestras vidas contagiando de verdad, justicia, amor y paz. Amén.

miércoles, 25 de abril de 2018

CONFIADOS EN SU AUXILIO

Resultado de imagen de Mc 16,15-20
No es empresa nuestra ni algo que nosotros hemos inventado. Sería absurdo pensar que detrás de este empeño, de este esfuerzo y trabajo hay alguna ganancia material. Y si así fuera, la empresa a proclamar no sería rentable, pues conlleva mucha renuncia, mucha abnegación y mucho esfuerzo con riego, incluso de tu propia vida. El reino no está en este mundo, y eso implica ya la fe. 

Quienes emprenden ese camino se fían y arriesgan sus vidas hasta el extremo de perderla sin espera de ninguna recompensa en este mundo. Todo está puesto en las manos y abandonado en la Palabra del Señor. No hay más esperanzas. Es el amor incondicional y desinteresado quien nos empuja cada día a la lucha diaria por darnos, por renunciar y servir. Y eso no se puede inventar ni tampoco desear por interés o por alguna ganancia mundana.

La misión exige compromiso y fe. Fiarnos de la Palabra del Señor, y abandonarnos en la presencia del Espíritu Santo, que ha bajado del Cielo, para, tras la Ascencion del Señor, acompañarnos en la tarea de cada día, para auxiliarnos y darnos la fortaleza que nos sostenga en la batalla de cada día. Pero, también para asistirnos y darnos la sabiduría, poniendo en nuestra boca, las palabras y todas las señales que necesitamos, tanto hacer como decir y testimoniar.

No es cosa de los hombres, ya lo dijo Gamaliel en el Sanedrín, -Hch 5,39- sino que se trata del plan de salvación que Dios ha pensado para salvar a todos los hombres de la esclavitud y la perdición del pecado. Por eso, confiados en tu Palabra y su auxilio, te pedimos, Señor, que nos ilumine, que nos fortalezcas, que nos capacites y que nos llene de la paciencia necesaria para llevar a cabo ese mandato de proclamar la buena Noticia a todo el mundo.

Y danos la fe, esa fe de ponernos en tus Manos y creer firmemente en tu Palabra fiándonos de todo lo que nos dice y obedeciendo en todo lo que nos mandas. Porque, sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

martes, 24 de abril de 2018

SÓLO ME BASTA TU PALABRA, SEÑOR

Resultado de imagen de Jn 10,22-30, por Fano
No quiero oír nada más. No necesito pruebas. Confieso que en una época deseaba escuchar lo que otros hablaban de Ti. Estaba ansioso por corroborar lo quería pensar de Ti y oírlo en boca de otros. Buscaba testimonios, pruebas y afirmaciones que me confirmaran mis propios pensamientos. Pero, eso ya parece haberse acabado. Tú, Señor, me bastas.

Y te doy las gracias por ese regalo tuyo. Gracias por responder a mis peticiones sobre la fe. Sé y comprendo que todo mi camino será una lucha, pero se me antoja que será de otra manera. Ya no me importa escuchar a otros. Ya creo, como aquella samaritana -Jn 4, 5-42- por mí mismo y porque presiento que Tú estás presente en mi vida.

Te doy gracias, Señor, porque fortaleces mi fe y me alientas a seguir adelante. Eso no supone que no tenga dudas, problemas e interrogantes. Todos los tenemos, pero, son de otra manera, y hasta cierto punto necesario, porque esas dudas o incertidumbre nos exigen y nos ayudan a seguir confiando en tu Palabra y a fiarnos de Ti en cada instante y cada paso de nuestras vidas.

Sí, Señor, yo quiero y estoy decidido a ser de tus ovejas. Quiero formar parte de tu rebaño y pedirte que me aceptes. Eres Tú mi Señor, mi buen Pastor, y en tu presencia me siento protegido y seguro. Eso no significa que aparezca el miedo, la zozobra, la tempestad y los problemas, pero se ven de otra manera, se asumen de otra forma y nunca se pierde la esperanza. Porque, sabemos que esa es la Cruz, esa cruz, la particular nuestra, que también tendremos que cargar cada uno, pero que contigo, Señor, se lleva de otra manera y hasta se hace más ligera y suave.

Por eso, Señor, reitero mis deseos de gratitud y no me canso de darte las gracias, de alabarte y adorarte. E insisto en pedirte que aumentes y fortalezca mi fe para que mi seguimiento sea cada día más firme, más solido, más conscientes y más compartido con todos los que te siguen. Amén.

lunes, 23 de abril de 2018

NO PODRÁS, SIN LA LUZ ADECUADA, ENCONTRAR EL CAMINO VERDADERO

Resultado de imagen de Jn 10,1-10, por Fano
Muchos se empeñan en vivir de acuerdo con sus principio y sus propios métodos. No se trata de ser mejor que ellos, pero, por la Gracia de Dios, uno percibe y experimenta la ceguera en la que andan envueltos. Ver caer a muchos contemporáneos y de otras generaciones más viejas, como también más jóvenes, y no despiertan ni reaccionan. Tienen delante la experiencia de que todo lo que consiguen aquí abajo no vale para nada, y siguen empeñados y hacer de eso su objetivo y su meta.

No oyen ni escuchan, es verdad. Están adorando a ídolos -Salmo 135, 15-17- de barro, de madera, de piedra, que, teniendo ojos y boca, ni ven ni hablan. Venden su gran tesoro, que tienen enterrado dentro de sus corazones, por basuras llamadas a la caducidad y a la nada. Y, ante esta perspectiva, tú descubres que hay muchos ciegos en el mundo que se la echan de inteligentes y de sabios, e incluso de poderosos. Son ovejas descarriadas que se encaminan al precipicio de la perdición y la desdicha.

Señor, gracias, muchas gracias, porque ante esta realidad, me siento pobre, miserable y pecador, porque yo no soy mejor y, sin embargo, Tú me has dado la Gracia de verte y de descubrirte en la profundidad de mi corazón. Me has revelado tu Voz y yo quiero obedecerte, y me llamas y me guía hacia buenos pastos que me alimentan hasta llegar a tu Redil. Ese Redil donde yo quiero permanecer y pastar según Tú me lo permitas y me acojas.

Señor, no encuentro ningún pastor que sea capaz de acogerme, de cuidarme, de salvarme y dar su vida por mí. Sólo Tú, de forma incondicional , desinteresada, amorosa y entregada me ofreces darte hasta el extremo de dar tu Vida por la mía. Una vida miserable, pecadora y que no vale un real. ¿Cómo agradecertelo? Jamás podré hacerlo. Sólo pedirte y pedirte, dándote siempre las gracias por tanto Amor y Misericordia. Aumenta, Señor, mi fe y mi capacidad de perseverar, de ser paciente y de amar. Amar pareciéndome a Ti, para, de esa manera, seguir tus pasos y escuchar tu Voz con y por la cual acudir a Ti. Amén.

domingo, 22 de abril de 2018

LA IGLESIA, CONTINUADORA DEL PASTOREO

Resultado de imagen de Jn 10,11-18
Es indudable que Jesús tuvo que dejar a alguien la misión de continuar su pastoreo. Era necesario que si Él se iba a ir y ascender a los cielos, otros tendrían que seguir con la misión de conducir el rebaño a buen puerto. Porque, un rebaño necesita un guía y un prado donde abastecerse del alimento necesario para vivir. Y también cuidados, protección y asistencia.

Está claro que Jesús pensó en su Iglesia. Y es hasta de sentido común que así lo hiciera. Pedro, lo sabemos por las Sagradas Escrituras, fue el elegido y todo el colegio apostólico que le rodeaba. Y así empieza la Iglesia su andadura. No entiendo como muchos se afanan en proclamar otras iglesias, que nacen mucho más tarde y cuya cabeza es alguien que él mismo se erige, sin ningún fundamento ni autoridad, en cabeza de esa nueva mal llamada iglesia.

La Iglesia es una, la formada por Jesús, que continúa sin interrupción hasta nuestros días. La Iglesia es la dirigida por el Espíritu Santo, a pesar de todos los pecados y caídas de sus miembros, porque somos pecadores y necesitamos la asistencia y la fuerza del Espíritu Santo, enviado por el Padre cuando Jesús ascendió a los cielos, para guiarla. En ese sentido y a partir de nuestro bautismo, somos también nosotros, en cierta medida, pastores en nuestras familias y en nuestros círculos y ambientes donde nos movemos, porque con nuestros testimonios podemos y debemos dar ejemplo y fe de Jesús, el único y buen Pastor.

Él, en el Espíritu Santo, nos conduce, nos guía y nos lleva por el buen camino hacia el redil de la Vida Eterna, donde gozaremos en la presencia del Padre eternamente. Por eso, pedimos y damos gracias al Señor por su presencia y por la santa Madre Iglesia, que Él nos ha dejado, como continuadora de su pastoreo, para conducirnos, protegernos, auxiliarnos hasta la Casa del Padre. Amén.

sábado, 21 de abril de 2018

NECESITAMOS FIARNOS

Resultado de imagen de Jn 6, 60-69, por Fano
No es cuestión de razonamientos, ni tampoco de milagros. Ya están hechos. Jesús ha sido presentado por el Padre en el Jordán, en su Bautismo, y testigo de ello fue Juan el Bautista. A partir de ahí, Jesús nos revela su misión, que no es otra sino cumplir con la Voluntad del Padre. Un Padre, nos dice, que es Amor y que sin Él no podemos llegar a su Hijo, nuestro Señor Jesús.

Sucede que en muchas ocasiones pretendemos llegar a Jesús por nuestra cuenta y con nuestro propio esfuerzo, sin embargo eso nos es imposible. Necesitamos el auxilio del Espíritu Santo, que el Padre ha enviado, en ausencia del Hijo, para que nos asista y nos ilumine para acercarnos a su Hijo. El mismo Espíritu que bajó sobre Él en su Bautismo en el Jordán.

Es esa el centro de nuestra petición, pedirte, Señor, que nos llene del Espíritu Santo para fiarnos de la Palabra de tu Hijo Jesús. Danos esa sabiduría que está por encima de nuestra razón y carnalidad para ver, por la acción del Espíritu, la Divinidad de nuestro Señor Jesús.

No permitas, Señor, que nuestra razón nos pierda alentada por el demonio, que trata de seducirnos presentándonos que eso de comer tu carne es un disparate que nadie puede tragarse. Ilumina nuestra mente para fiarnos con confianza de tu Palabra, pues en ella ponemos todas nuestras esperanzas. Aleja de nosotros toda tentación de razonar nuestras dudas e interrogantes de querer entenderte y comprender tu existencia. Eres un Dios inefable que nosotros, tus criaturas no podemos abarcar. Eres insondable y nuestra pequeñez nunca podrá comprenderte.

Danos, Señor, la humildad de comprender nuestra pobreza y nuestra miseria, y la sabiduría de reconocernos simples y sencillas criaturas que, creadas por Ti, sólo tendrán descanso, siguiendo las palabras de san Agustín, cuando descansen, valga la redundancia, en Ti. Gracias Señor. Amén.

viernes, 20 de abril de 2018

EL ALIMENTO QUE DA LA VIDA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

Es posible que comamos a diario o con mucha frecuencia el Cuerpo y bebamos la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino en las celebraciones Eucarísticas. Y, quizás, no experimentamos esa presencia, esa fuerza y Gracia con la que el Señor no fortalece. Todo lleva su tiempo, y también necesita fe. La fe en creer que esa comida Eucarística nos transformará. Son Palabras del mismo Jesús: "Quién come mi Cuerpo y bebe mi Sangre vivirá eternamente".

Necesitamos creer y pedir que nuestra fe crezca y aumente hasta el punto de darnos cuenta que el Señor está dentro de nosotros y nos hace partícipe de su Gloria. Nos da su propia Vida y nos hace un nuevo Cristo como Él. San Pablo lo expresa muy bien cuando dice: “Ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí". (Gál. 2, 20). 

Es Jesús quien vive en mí y el que me va transformando casi sin darme cuenta. De repente me voy dando cuenta como hago muchas cosas que me sentía incapaz de hacer; de repente experimento que no soy yo quien hablo muchas veces, sino que el Espíritu de Dios pone las palabras en mi boca; de repente tomo conciencia que alguien mueve mis dedos y escribe por mí. Y es que Cristo vive dentro de mí y es Él quien mueve mi vida, a pesar de mi torpeza, de mi incredulidad y mis pecados.

Gracias, Señor, por tomar conciencia de tu presencia y de tener el privilegio de poder comer cada día en la Eucaristía. Gracias, Señor, por permitirme tocarte y repartirte entre los demás. Me siento indigno de hacerlo y, en algunos momentos siento vergüenza y temor, pues siendo un pecador, ¿cómo me atrevo a tocarte y repartirte? Dame, Señor, la luz para asumir tal responsabilidad y para aceptar mi pobreza y pequeñez. Dame, Señor, la paz y la paciencia para, abandonado en tus Manos, dejarme modelar por tu Amor y por tus caricias de Padre bueno y misericordioso.

Aumenta, Espíritu Santo, nuestra fe y darnos perseverancia en sostenernos cada día en busca de ese alimento espiritual, que es tu Cuerpo y tu Sangre, para, alimentados en Él, alcanzar la Vida Eterna que nos has prometido. Amén.