Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 14 de septiembre de 2019

CAMINANDO HACIA TI, SEÑOR

Resultado de imagen de Jn 3,13-17
Sin darme cuenta y, por tu Gracia, Señor, me he quedado sin camino, porque mi camino es tu Camino. Y doy gracias al Cielo por caer en la cuenta que no soy yo quien camina sino que eres Tú, Señor, quien me llevas y mi guias. Claro que mis torpezas y pecados te hacen dibujar en mi vida renglones torcidos, pero Tú, mi Señor, sabes siempre enderezarlos y llevarme al terreno del amor.

Sólo puedo optar a una cosa buena, y es creer en Ti, Señor y fiarme de tu Palabra. Porque, mis mal llamados méritos no tienen valor, pues todos me han venido de Ti y de forma gratuita, de modo que nada merezco. Soy digno hijo tuyo porque Tú así lo has querido y porque tu Hijo, enviado a dar su Vida de forma voluntaria, así lo ha aceptado, rescatándome de una condenación segura.

Desde este simple razonamiento mi vida sólo tiene el valor de tu Infinito Amor, Señor, que por mucho que me proponga y me afane nunca lo podré entender. Por todo ello, no puedo encontrar en mi corazón sino un gozoso deseo de gratitud, adoración y de alabanza a tu Nombre, Señor, pues en Ti, está mi salvación y todas mis esperanzas.

Reconozca la gratuidad de tu Amor, a pesar de que no lo entiendo. Nunca lo entenderé sino cuando Tú decidas, por tu Infinito Amor Misericordioso, revelarmelo. Y en esa esperanza dichosa vivo y camino esforzándome en refugiarme y esconderme en tu Palabra sin dejar de mirar tu Cruz gloriosa, donde te diste totalmente gratuito y sin condiciones para que yo y otros muchos podamos ser exculpados de nuestros pecados.

Qué más puedo decirte, Dios mío, sino darte repetidamente e insistentemente las gracias por tanto amor gratuito sin esperar nada a cambio, sino buscando mi felicidad y mi gloria eterna. Me asombra tanta gratuidad y tanto Amor hasta el punto que no llego a comprenderte. Claro, mi corazón es humano y el Tuyo Inifinitamente sobrenatural, por expresarlo de alguna manera. La distancia es infinita y nunca podré llegar a comprenderte, pero, tampoco, nunca durante mi camino en este mundo dejaré de vivir en y con la esperanza de encontrarme contigo. Amén.

viernes, 13 de septiembre de 2019

MOTAS Y VIGAS

Resultado de imagen de Lc 6,39-42 por Fano
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 



Dame, Señor, la fortaleza y la voluntad de mirarme a mí mismo y descubrirme pecador y necesitado de tu Infinita Misericordia. Gracias, Señor, por reconocerme pecador y no merecedor de tu Misericordia y de todo lo que de Ti, Dios mío, he recibido. Muéveme a que, antes de mirar para otro descubrir las vigas que impiden ver a mis ojos y le ocultan la verdad. Sobre todo, las motas en los ojos de los otros.

Dame, Señor, la sabiduría de superar y vencer esa inclinación a mirar las vigas de los otros cuando están, primero, dentro de mí. Dame la sabiduría de limpiar primero las vigas de mis ojos para ver las motas en la de los otros y poder ayudarles. Y sostenerme en esa actitud me exige lucha diaria para no dejar que la oscuridad ciegue mi vista. El mundo, demonio y carne son una constante amenaza y con sus tentaciones nos tapan nuestros ojos y nos somete a permanecer en la oscuridad. 

Nuestra propia experiencia en el camino nos descubren que nuestras propias fuerzas no son suficientes para la lucha ni para vencer esas tentaciones ni limpiar las vigas que ocultan nuestros ojos de la luz. Necesito, Señor, tu Gracia y tu Misericordia para encontrar la sabiduría y la fortaleza con las que limpiar la vigas que impiden a mis ojos ver la verdad y perseverar en la humildad.

Dame, Señor, la necesaria humildad para dejar que tu Gracia purifique y limpie mis ojos de todo aquello que les impida ver y por la acción de tu Espíritu pueda, una vez limpio, servir y ayudar a limpiar las motas de mis hermanos. Amén.

jueves, 12 de septiembre de 2019

DESDE LA HUMILDAD DE MI POBRE PERSONA

Resultado de imagen de Lc 6,27-38 por Fano
Hoy, Señor, quiero, primero, darte las gracias por la vida que me has dado. Segundo, por darme cuenta de la necesidad de darte las gracias y descubrir todo lo que se ha recibido. Gracias por este don de, si no bien, si, al menos, entendible de poder escribir mis humildes oraciones y reflexiones. Y, sobre todo, gracias por sentir esa necesidad de hacerlo y de decírtelo.

Gracias por sentir la inquietud de buscarte desde edad muy temprana. Gracias por confiar en tu Poder y tu Palabra. Gracias por amarme, no sólo de Palabra, sino con obras, sobre todo desde la entrega generosa de tu Vida. Gracias por hablarme tan claro, como el Evangelio de hoy. Gracias, porque, aunque mi vida está tan lejos de cumplir con lo que Tú me dices y me has demostrado con tus obras, yo creo en tu Palabra y, a pesar de mis pecados, debilidades y fracasos confío en Ti y me entrego en tus brazos para que seas Tú quien me transforme ese corazón mío endurecido e individualizado en un corazón como el Tuyo.

Gracias, Señor, Gracias, porque, aunque todo mi ser no puede entenderte ni comprenderte, Tú eres la razón de mi vida y sin Ti no sabría entender este mundo absurdo que te da la espalda. Gracias, Señor, en tus Manos me abandono. Amén.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

UN CAMINO QUE NO APETECE

Resultado de imagen de Lc 6,20-26 por Fano
No es fácil aceptar un camino en principio escabroso y abrupto. Si así nos lo presentan hay que pensarlo con detenimiento para aceptarlo. Ante las Palabras de Jesús en este Evangelio de hoy se nos presenta una situación como la señalada al comienzo de esta reflexión. ¿Cómo escoger este camino lleno de tropiezos y peligros? Primero, no es apetecible; segundo, ¿podré recorrerlo? 

No estamos ante una opción fácil de decidir o escoger. Nuestra naturaleza está inclinada a no sufrir y a desear pasarlo bien. ¿Conoces a alguien que desea pasarlo mal? Eso no tiene sentido y no corresponde a las inclinaciones de nuestra propia naturaleza. Sin embargo, llamados a amar estamos dispuestos a sufrir y padecer los peligros y necesidades que se nos presente por amor. Eso si lo sentimos en lo más profundo de nuestros corazones. Y eso nos descubre que hemos sido creados por y para amar.

Por eso, Jesús nos presenta hoy dos caminos y nos da el nombre de bienaventurados, que significa dichosos y felices, a aquellos que se adentran por este camino estrecho y lleno de difícultades. De antemano sabemos que nos cuesta mucho y que, no sólo nos cuesta sino que, por nuestras fuerzas, no podemos superarlo ni recorrerlo. Necesitamos hacerlo yendo de la Mano del Señor y fuertemente agarrados a Él. Necesitamos reflexionar y alumbrarnos con su Palabra y, sobre todo, con su Cuerpo y Sangre, la Eucaristía, para, fortalecidos en Él, superar todas las tentaciones que nos irán saliendo al paso.

Con, por y en Él tendremos fuerza para llorar con los que lloran; sufrir con los que sufren; padecer con los que padecen; tener sed de verdad y justicia; soportar odio, afrentas e insultos por Jesús. Y en Él seremos bienaventurados, porque, precisamente en Él se esconde ese Tesoro que apetecemos y que muchos, cegados por el mundo, demonio y carne, se adentran en el mundo y sus placeres equivocando el verdadero y único camino de salvación. Pidamos al Señor esa sabiduría, fortaleza y luz para saber escoger nuestro verdadero y único camino tomados de su Mano, y tratemos de permanecer y sostenernos junto a Él. Amén.

martes, 10 de septiembre de 2019

MARTES, XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO




Resultado de imagen de Lc 6,12-19


H I M N O

Señor, el día empieza. Como siempre,
postrados a tus pies, la luz del día
queremos esperar.
Eres la fuerza
que tenemos los débiles, nosotros.

Padre nuestro,
que en los cielos estás, haz a los hombres
iguales: que ninguno se avergüence
de los demás; que todos al que gime
den consuelo; que todos, al que sufre
del hambre la tortura, le regalen 
en rica mesa de manteles blancos
con blanco pan y generoso vino;
que no luchen jamás; que nunca emerjan,
entre las áureas mieses de la historia,
sangrientas amapolas, las batallas. 

Luz, Señor, que ilumine las campiñas
y las ciudades; que a los hombres todos,
en sus destellos mágicos, envuelva
luz inmortal; Señor, luz de los cielos,
fuente de amor y causa de la vida.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.

lunes, 9 de septiembre de 2019

LA LEY NO ESTÁ PARA PERMITIR EL MAL

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Creo que está claro que la ley no puede permitir que se haga el mal contra la persona humana. Cuando hablamos de derechos queremos expresar que el bien está por encima del mal y que el hombre y la mujer no pueden estar sometidos al imperio de la ley, y menos a una ley que mira para la economía como algo más valioso que la persona humana. 

Todo está medido por el valor dinero y, por supuesto, poder. De modo que una persona que sea improductiva por enfermedad o por vejez es tomada como una carga y como un desecho. Y si no es así, porque la búsqueda de establecer la ley de la eutanasia. Una ley que se esconde en la mentira de evitar el dolor y el sufrimiento cuando lo que debe buscar es aliviarlo. Sobre todo con los adelantos y medios que hoy en día hay. Son leyes que esconde mentiras que van contra la vida del hombre.

Hoy, el Evangelio plantea ese problema que el hombre trata de ocultar y esconder. La ley nunca puede estar para perjudicar al hombre ni para hacerle ningún mal. Él es la criatura por excelencia que Dios ha creado y a la que quiera salvar del pecado. La prueba es que ha enviado a su Hijo para, entregándose a una muerte de Cruz, darnos la oportunidad de salvarnos. Y eso, un hijo agradecido debe reconocerlo y darle gracias. Una Gracia que nunca podremos pagar, porque su Amor es Infinito y nuestros actos y obras finitas. 

Por lo tanto, demos gracias a nuestro Padre Dios por tanta Gracia y tanto Amor Misericordioso. Demos gracias porque ha venido a enseñarnos como debemos actuar y cual debe ser nuestra actitud ante los demás. Es decir, buscar siempre el bien por encima de todo lo demás, incluso la economía. Tratemos de despertar y de abrirnos a la acción del Espíritu Santo pidiéndole que nos transforme nuestros corazones en unos corazones como el de Jesús capaces de hacer el bien por encima de la ley. Amén.

domingo, 8 de septiembre de 2019

SOY CONSCIENTE DE QUE TE NECESITO, SEÑOR

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El Evangelio de hoy me destartala y me deja fuera de combate. Soy consciente, Señor, de que necesito de Ti. Mi pobre naturaleza, pecadora y sometida al pecado, me arrastra, me vence e impide que, aunque quiero seguirte plenamente, acercarme a Ti. Experimento que mis fuerzas me flaquean y me siento vencido por mis apetencias y egoísmos.

Entonces, Señor, soy conciente que sin Ti no soy nada. Eso es lo que quiero decirte hoy. Quiero aprovechar la ocasión para decirte que te necesito para que me des las fuerzas y poder seguirte plenamente con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todo mi ser. Quiero pedirte que cambies mi corazón egoísta y apegado a los placeres y satisfacciones de este mundo que me impide seguirte de forma plena como a mí me gustaría.

Ahora entiendo a Pablo en la Epístola a los - Romanos 7, 14-20 - cuando habla sobre el poder del pecado que nos obliga a hacer lo que no nos gustaría hacer. Por eso experimentamos arrepentimiento y dolor de corazón. 

Confío, Señor, que por tu Infinita Misericordia hagas que mi corazón, fortalecido en tu Espíritu, se haga fuerte y pueda vencer los obstáculos que se me presenta en el camino de mi vida. Soy consciente, Señor, de mi debilidad y de que sin Ti nada puedo hacer y estaré vencido y a merced del demonio, del mundo y de la carne. Por eso, consciente de mi pobreza y pequeñez te imploro, Señor mío, que me des la sabiduría y la fortaleza necesaria para hacer, no mi voluntad, sino la tuya.

Y apoyado y confiado en tus Palabras de pedir y se les dará, buscad y hallaréis, llamar y se les abrirá - Mt 7, 7 - insisto en suplicártelo en la esperanza de que transformarás mi pobre corazón. Amén.