Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 16 de abril de 2015

¿QUÉ ME OFRECE EL MUNDO?



Sabido es que el mundo es el lugar donde vives. Has llegado a él y no sabes muy bien por qué. Quizás ese sea tu primer interrogante. ¿De dónde vengo? Pero en la medida que transitas por él, vives experiencias que van determinando y modelando tus ideas y tus criterios. Es decir, tu fe.

Porque creer hay que creer. Crees cada día que te levantas y empiezas una nuevo tiempo de tu vida; crees cuando el día anterior te has dormido pensando en hacer nuevas cosas al día siguiente, porque crees que despertarás; crees cuando entras en un café y tomas algo que no te van a envenenar; crees durante todo el tiempo que vives, porque, una pregunta es clara y evidente, tienes que creer. Es más, diría, es obligatorio creer.

Ahora, la pregunta que viene es más trascendente y más vital. Porque de ella dependerá toda tu felicidad y tu vida. Es el tesoro que llevas dentro de ti mismo y que tratas, muchas veces sin advertirlo, de buscar ardientemente toda tu vida. ¿En qué creo? Porque el mundo por el que empiezo a moverme, también, a lo largo de mi vida, empieza a cansarme. Sus respuestas son siempre más de lo mismo, y sus espacios y encuentros de felicidades llegan hasta producir el efecto contrario. Incluso, cuanto más tengo experimento que menos disfruto.

¿Y la muerte? Porque advierto que muchos me han dejado, y experimento que a mí también me tocará un día. Y sin darme cuenta, se acerca ese día. Luego, ¿cómo voy a pasar este tiempo de mi vida? Una conclusión es clara: "Aquí en este mundo no está ni la felicidad ni la verdad" Hay que buscarla en otra parte.

¿Por qué no probar en otra parte? ¡Si existe otra parte! Una propuesta: Jesús, a quien yo llamo el Señor, mi Señor, nos habla de una propuesta. Quizás esa te puede clarificar que haces en este mundo y cuál debe ser tu camino. 

Si tienes un rato, escúchale: Juan 3, 31-36 (de la Biblia). Escucharle es también una manera de orar.

#fe

miércoles, 15 de abril de 2015

ME OLVIDO, SEÑOR, Y PIERDO EL RITMO DE TUS PASOS



Sin darme cuenta, Señor, me olvido de Ti. Cuando tomo conciencia de mi olvido descubro que Tú no estás a mi lado. No porque Tú te hayas ido, sino porque yo te he dejado. A pesar de saber que sin Ti nada puedo, prevalecen, muchas veces, mis ideas, y una y otra vez me empeño en ponerlas delante de las Tuyas.

¡Y así me va! Fracasos y fracasos. Quizás aparentemente no lo parezcan, pero no tarda en aparecer el engaño y la falsa ilusión. Porque todo lo que no nazca de Ti, Señor, es caduco y no se sostiene. Tú sostiene el mundo y si lo sueltas se cae abajo. Y yo quiero mantenerme en él con sentido y esperanza, y eso solamente me lo das Tú, Dios mío.

Por eso, hoy te digo una vez más la necesidad que tengo de Ti. No porque yo me empeñe en decírtelo, sino porque si me aparto de Ti, ¿a dónde voy, Señor? Solo Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Las cosas de este mundo son simplemente cosas. Cosas que nos alegran la vida y nos dan alegría, pero cosas. Cosas que van y vienen y en el tiempo desaparecen.

Cosas que no terminan por llenarnos, por darnos la paz que nos invade de serenidad, sosiego y alegría eterna. Solamente Tú nos das eso que todos buscamos. Pero somos pecadores, ciegos e ignorantes que llegamos a perderte por un puñado de monedas. Y no queremos, Señor. Danos la paciencia, la prudencia y la sabiduría de saber esperar y confiar. Nunca perder la confianza en el Espíritu Santo que nos acompaña y nos asiste.

¡Dios mío!, sabemos que por nosotros no podremos alcanzarte, y queremos ponernos en tus Manos para que Tu Espíritu nos alumbre el verdadero camino que nos mantenga toda nuestra vida en este mundo junto a Ti. Amén.

martes, 14 de abril de 2015

LA ORACIÓN NO ES FÁCIL



Quizás nos parezca fácil orar, o al menos no tan comprometida. Claro, cuando oramos, y lo hacemos personalmente, todo lo que decimos lo podemos incumplir o, al menos, nos nos parece tan comprometedor. No han nadie mirándonos y nos parecerá que nadie nos puede acusar o desvelar. Quizás perdemos de vista que Dios nos ve en todas partes.

Cuando nuestra oración empieza a ser comprometida y tomamos conciencia que hablamos con Alguien que nos oye y vive. Está delante de nosotros aunque no lo percibamos ni oigamos ni le veamos con nuestros ojos. La fe nos lo dice, y nosotros, al menos yo, me esfuerzo en creerlo. Desde esas circunstancias la oración se me antoja muy difícil, porque cada palabra pronunciada exige cumplimiento. Supongo que lo que oyó Nicodemo le dejó perplejo, porque no era solo no entender ese nacer de nuevo, sino, una vez entendido, ¿cómo transformar mi corazón?

La cuestión es más seria de lo que pensamos, y también mucho más difícil. Necesitamos, no solo aprender, sino tener mucho valor y fuerzas para dejarnos transformar. Claro, aquí  tiene mucho que ver el Espíritu Santo. La labor es de Él, pero necesita nuestra libertad. Y ese es nuestro papel, dejarnos empapar y mojar completamente, no sólo un parte, de toda el agua que el Espíritu derrame sobre nosotros. Y una agua difícil de ver, porque como el viento, sopla sin darnos cuenta ni saber de dónde viene.

Por lo verdaderamente importante es confiar. Confiar y tener fe que con Él seremos de verdad transformados. El Señor nos lo ha dicho y nos lo ha enviado para que sea el Espíritu quien nos dé las fuerzas, la sabiduría y la capacidad de transformarnos en verdadero discípulos de Jesús y hacer maravillas como Él. Y empezamos con nuestro Bautismo.

Demos gracias a Dios que nos hace verdadero hermanos de su Hijo, y coherederos con Él, de su Gloria. Pidamos luz, sabiduría y paz para no defraudarle y vivir en su Palabra. Amén.


lunes, 13 de abril de 2015

AUNQUE NO LO ENTIENDA, GRACIAS SEÑOR POR MI BAUTISMO



Podría haber nacido en la India, en China o, África. O en cualquier otro sitio u otra familia que no sea la que el Tú me has dado. Mi vida podría ser de otra forma y circunstancias, pero, ahora, después de un largo camino recorrido, es la que es. La que Tú, Padre del Cielo, has querido y pensado.

Y, rendido y postrado a tus pies, Señor Jesús, tengo que darte las gracias porque no he tenido, como Nicodemo, que buscarte entre las sombras de la noche para reconocerte como enviado por el Padre. Tú me lo has dado situándome en una familia y unas circunstancias que lo han aceptado. Y yo, más tarde, he decidido que ha sido el mejor regalo de mi vida.

Y tengo ahora la oportunidad de, con bastante frecuencia, así compartirlo con muchos padres y madres que se acercan a tu Iglesia, Señor, a Bautizar a sus hijos. Y lo hago con verdadero fervor. Por eso, te doy gracias Señor de la Gracia que me has concedido sin merecerlo, y te pido que, por tu Misericordia, me des la fuerza, sabiduría y voluntad, no solo para proclamarlo, sino para dar testimonio, con vida y palabra, de tu Mensaje.

Aprovecho también para pedirte perdón. Perdón por todos mis fallos, mis errores y pecados; por todos mis fracaso y debilidades; por todos mis reproches, rechazos a tus planes sobre mí vida y por mis vanidades, orgullos, soberbias y egoísmos. Porque a pesar de tantas ofensas me perdonas y mantienes tu Palabra de salvación.

Y, por último, dame, Señor, la Gracia de no desfallecer e, injertado en el Espíritu Santo, continuar detrás de tus pasos y entregar la vida por cumplir y vivir tu Voluntad al servicio de la salvación de todos los hombres. Amén.

domingo, 12 de abril de 2015

EL PERDÓN NECESARIO PARA SEGUIRTE, SEÑOR



Sin perdón sería imposible seguirte, Señor. Necesitamos ser perdonados para que la carga de nuestros pecados no sea un peso imposible de llevar. Somos pecadores, y Tú lo sabes muy bien, Señor, y por eso has dejado en los apóstoles el poder de perdonar los pecados. Poder que continuas en tu Iglesia, y que tus seguidores necesitamos para levantarnos y seguir la marcha.

Todos tenemos algo del hijo pródigo, y todos necesitamos esa confianza de encontrarnos un Padre que sepa perdonarnos y nos llene de besos y caricias. Sabemos también, Señor, que no merecemos nada, y menos perdón. Todo es porque eres un Padre Misericordioso y tu compromiso de Amor es tan grande que siempre nos esperas y nos perdona.

No solo, no merecemos ese perdón, sino que no lo entendemos. Nos reconocemos pobres y pecadores y eternamente agradecidos por tu Misericordia, Señor. Gracias, Dios mío, por tu Hijo Jesús, quien, entregado a una muerte de Cruz por nuestros pecados, nos ha rescatado y nos ha merecido ser dignos hijos Tuyos. Solo queremos, abandonados a tu Amor, darte las gracias y pedirte fuerza y sabiduría para seguirte.

Gracias, Señor, por tu Iglesia, porque en ella podemos encontrarte y acudir al banquete Pascual que Tú has decidido dejarnos. Gracias, Señor, por quedarte para alimentar nuestras esperanzas y fortalecernos en el amor, y convocarnos a tu derredor para, unidos, poder dar testimonio de tu Amor, amándonos.

sábado, 11 de abril de 2015

¡ CUÁNTO AMOR PARA TANTO PERDÓN!



Todavía, Señor, continúas perdonándome. Te he engañado y negado más veces que Pedro.  Y lo he hecho y hago cuando he dejado de hablarte y de visitarte. Sin embargo, Tú no te cansas de perdonarme, a pesar de que yo siga mintiéndote y engañándote.

Cuántas veces te he mentido, y continúo haciéndolo, cuando incumplo mis promesas y me quedo a media en mis compromisos, incluso penitenciales. Perdona Señor mi mediocridad, esa que Tú vomitas de tu boca. Perdona mis compromisos fallidos, mis mentiras indiferentes, mis aparentes oraciones que buscan más mis comodidades e intereses que servirte y amarte en los hombres, tus hermanos.

Perdona Señor mis temores, mis miedos, mis pecados. Dame Señor la fuerza de cumplir mi palabra y servirte entregándote mi vida tal cual Tú me has enseñado y me has proclamado con tu Palabra y obras. Llena mi corazón, Señor, de tu Paz y Sabiduría, para proclamándote, no sean sólo mis palabras, sino también mis obras las que hablen de Ti.

Ilumina Señor mi espíritu, para que todas aquellos que se acercan a mí, sobre todo mi familia y con los que convivo y tengo trato, descubran tu presencia y no la mía. Revisteme, Señor, de tu Espíritu para que todos mis actos de cada día sean fiel reflejo de los Tuyos. Amén.

viernes, 10 de abril de 2015

ESPERANDO LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS 





La comunidad está desolada, débil y sumida  en la resignación por haber perdido al Señor. Igual nos ocurre a nosotros a lo largo de muchos momentos de nuestra vida. Las dificultades, nuestras propias debilidades, egoísmos y pecados, unidos a los miedos y temores del mundo por las persecuciones y amenazas, nos abaten y terminan por paralizar nuestras ansias de vivir la Palabra del Señor. 

Incluso llegan a experimentar la resurrección como un sueño y no como una realidad. Ésta es la tercera vez que Jesús se le aparece a los discípulos y, se puede decir, que todavía no están seguros y no experimentan la fuerza de la Resurrección. Posiblemente, hasta la llegada del Espíritu Santo, no experimentará el verdadero encuentro con Jesús Resucitado.

¿Y qué nos ocurre a nosotros? ¿Dónde está nuestra propia experiencia de la Resurrección? ¿Por qué en nosotros el Espíritu no nos da la fuerza de la Resurrección? ¿Por qué no somos capaces de lanzarnos al agua como Pedro al oír, Señor, tu nombre? ¿Y por qué no somos capaces de dejarlo todo? Nos cuesta, me cuesta, Señor, dar y darme.

Por eso, desde esta experiencia, pobre y mediocre, Señor, te pido que aumentes mi fe y me llenes de tu fuerza, generosidad y voluntad para vivir en la Voluntad del Padre. Mi corazón camina inquieto, pero necesita la paz que Tú en cada aparición regala y comparte con tus discípulos. 

 ¡Señor!, danos la paz. Amén