Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 5 de julio de 2018

EL PERDÓN LEVANTA EL ÁNIMO Y DA FUERZA PARA EL CAMINO

Resultado de imagen de Mt 9,1-8 Fano
Todos hemos experimentado que se produce dentro de nosotros cuando experimentamos el perdón. Tanto ser perdonados como perdonar. Y eso descubre, si lo observamos abiertos y sin tapujos, que estamos necesitados de perdón y de ser perdonados. Lo que equivale a decir que somos seres pecadores, imperfectos, proclives a caer y cometer faltas y pecados. Y cuando se produce una limpieza nos sentimos mejor, en paz y felices.

No es lo mismo vivir en el perdón y experimentarse perdonado, que vivir en el sentimiento de culpa y, a pesar de tener salud, experimentarse triste y angustiado. Cuántas veces hemos oído decir estar dispuesto a perder un brazo o un ojo por sentirse perdonado. Quizás ahí está la causa por la que Jesús, conociéndonos mejor que nadie, da, primero, el perdón a aquel paralitico que le acercan.

Posiblemente, todos los enfermos experimentamos que no merecemos tanto, al menos de manera gratuita como las hacía Jesús. Y, sobre todo, cuando Él era nuestra última esperanza. Sentirnos perdonados es tan grande o más como sentirnos curados. Nuestra esperanza en las Palabras de Jesús reviven nuestro ánimo y nos dan vida, a pesar de estar postrado en una camilla. 

Pero, no ocurre así para todos los hombres. Los hay, y muchos, que se obstinan en ser ellos los que determinan los sentimientos y los que liberan según sus voluntades. Son ellos lo que eligen al mesías que ha de venir y los que proponen los poderes y obras del propuesto mesías. No aceptan que otro puedan perdonar los pecados si ellos piensan de otra manera. Son ellos los que cierran sus corazones que, solamente abren para sus propias ideas y pensamientos. Son ellos los que...

Señor, perdona nuestros pecados y danos la necesaria humildad para abrirnos a tu Gracia y dejarnos perdonar. Gracias, Señor, por tanta bondad y por dejarnos esa puerta del perdón -Penitencia- abierta para renovarnos, limpiarnos y purificarnos en tu Misericordia y, fortalecidos en ella, continuar la lucha de cada día hacia tu Casa. Amén.

miércoles, 4 de julio de 2018

TAMBIÉN NOSOTROS QUEREMOS LIBERARNOS

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No somos más libres que aquellos que estaban poseídos por el demonio. Es posible que no lo estemos, pero hay muchas personas que estando endemoniadas no lo perciban o no se den cuenta. De cualquier forma hay mucha gente que acude a la Iglesia - exorcismo- para ser liberada de las ataduras demoniacas. De eso soy yo testigo.

Estamos sometidos por el pecado y si permanecemos en él, el demonio puede apoderarse de nosotros. Es necesario levantarse, Pecar es inevitable y se nos permite, pero para, inmediatamente levantarnos. Está prohibido permanecer y detenerse, porque es en ese momento cuando el demonio se apodera de nosotros. Tenemos un arma extraordinaria y maravillosa - la Penitencia - y ella nos permite levantarnos y continuar nuestro camino.

Creamos en el Señor y tengamos confianza el Él. Ha venido para redimirnos y salvarnos y espera que, libremente, confiemos en Él y nos pongamos en sus Manos. No se trata de ver ni de reclamar pruebas y evidencias, pues, ¿qué mérito tendríamos? Dios, nuestro Padre, quiere que seamos libre y que decidamos libremente el aceptarle como nuestro Señor y Padre Dios. 

Para eso ha enviado a su Hijo que nos ha dado razones, pruebas y realizado obras. Pero, el fundamento de nuestra fe es su Resurrección. Jesús ha entregado su Vida por cada uno de nosotros, nos ha redimido y nos promete resucitar con Él. No necesitamos nada más. Nuestra fe se apoya y fundamente en el testimonio de los apóstoles que, a través de la Iglesia nos han transmitido  la buena Noticia de salvación.

Pidamos, unidos, junto al Papa Francisco y a nuestra Madre la santa Iglesia, poner en el centro de nuestras vidas y nuestros corazones al Señor como prioridad absoluta y que nuestra fe crezca y se afirme en la unidad, la justicia, la paz y el amor entre todos los hombres y mujeres del planeta. Amén.

martes, 3 de julio de 2018

ES CUESTIÓN DE CREER

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No hay dilema ni divagaciones, o crees o no crees. Razones hay muchas:  testimonios de los apóstoles que estuvieron y compartieron tres años con Jesús; obras y milagros que Jesús hace para abrirnos lo ojos y que los apóstoles y mucha gente dan testimonio de ellos; la Iglesia, continuadora de la misión de Jesús, que conserva, da testimonio y continúa la labor de evangelización hasta nuestros días; los testimonios, milagros y obras que la Iglesia, su continuadora, realiza a lo largo de su historia hasta nuestros días.

Y muchas más razones. Pero, hay una que está escrita dentro de nosotros, el deseo innegable de felicidad y eternidad que está  sellado a fuego en nuestros corazones. Nuestra máxima aspiración el la vida eterna en plenitud de gozo y felicidad. Eso, a lo largo del recorrido de nuestra vida, nos damos cuenta que no se encuentra en este espacio de nuestra vida terrenal. 

Sí, por el contrario, nos brinda una oportunidad de actuar y conseguir, siguiendo los mandatos y enseñanzas de Jesús, esa felicidad a la que aspiramos. Y es que desde que nos abrimos a esa realidad experimentamos que la paz y el gozo inundan nuestros corazones. Jesús es el Reino de Dios y en Él encontramos nuestra máxima aspiración, la felicidad. 

Y lo hacemos siguiéndole y creyendo en Él, porque su Vida y su Palabra nos marcan el camino para ser inmensamente y eternamente felices. Ya nos regala el ser bienaventurados y dichosos por fiarnos de su Palabra sin más. Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y en Ti quiero poner todas mis esperanzas entregándome a tu Palabra y a seguirte según tu Voluntad. Dame, Señor, una fe limpia, constante, creciente y perseverante, a pesar de todas las dificultades que en el camino encontraré. Amén.

lunes, 2 de julio de 2018

LA FUERZA DE LO ALTO

Resultado de imagen de Mt 8,18-22
La personalidad de Jesús es admirable y seductora. Muchas personas se han enamorado de su Palabra y de su Mensaje, y muchos han decidido seguirle, pero, con eso no basta. Sólo con tener deseos, ganas y voluntad no nos vale, porque somos vencidos fácilmente por los poderes del mundo, demonio y carne. Necesitamos la fuerza de lo alto para, injertados en el Espíritu Santo, encontrar la fuerza y el poder de la Gracia y resistir las pruebas que el recorrido de este mundo nos pone como reto y dificultad.

Muchos son los que, después de una experiencia espiritual y encuentro con Jesús, salen ansiosos y entusiasmado y dispuestos a seguirle, pero, pronto, antes las dificultades y obstáculos del camino, se paran y retroceden. Una cosa es clara, en nuestro camino tras Jesús tenemos que tener muy claro que nos está permitido caer, para inmediatamente levantarnos. Lo que nos está prohibido es detenernos y retroceder. Siempre tenemos la Mano amiga del Señor que nos la tiende para darnos fuerza y empujarnos a seguir adelante.

Seguir a Jesús exige desprendimiento, y dejar todo lo que nos ata y nos impide seguirle. Hay muchas maromas que nos atan al mundo, al placer y a la buena vida, y nos impiden seguir al Señor. Para seguir al Señor necesitamos liberarnos de esas maromas, incluso en muchos momentos, familiares, que nos exigen cuidados y tiempo postergando al Señor. Necesitamos también discernir bien esas situaciones para responder adecuadamente a nuestro compromiso y vocación.

Danos, Señor, sabiduría, voluntad y Gracia para resistir a todas las dificultades, tentaciones y obstáculos que se interponen en nuestro camino e impiden seguirte poniéndote en el centro y primer lugar en nuestro corazón. Amén.

domingo, 1 de julio de 2018

JESÚS NOS REVELA SU PODER

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No busca Jesús lucirse ni sorprendernos. Simplemente, aprovecha nuestras súplicas, compadecido de nuestros sufrimientos, para revelarnos su poder y deseos de salvación. Jesús nos demuestra que el tiene poder sobre la enfermedad y sobre la vida, y responde a nuestros ruegos de auxilio. Su intención no es sino despertar en nosotros la fe y la confianza en Él.

Pero, la experiencia nos demuestra que muchos no reaccionan a su compasión y buenas obras. Y hoy ocurre lo mismo. La gente vive encerrada en sí mismo y para sus propios intereses y egoísmos. Y non quiere oír sobre milagros o curaciones, están embobadas en sus objetivos materiales caducos y no despiertan ni quieren darse cuenta. Es algo lamentable, pero que corresponde a cada uno descubrir y responder.

Ocurrió con esa mujer enferma de flujos de sangre, y también con ese jefe de sinagoga y su hija, pero también ocurre con cada uno de nosotros. Tendremos que descubrir nuestras propias enfermedades que nos alejan y separan del Señor, pero que también nos pueden acercar a Él. Necesitamos abrirnos y dejarnos llenar de su Gracia para que la fe se avive dentro de nuestro corazón.

Y eso te pedimos hoy, Señor, dejar nuestro corazón y todos nuestros deseos y ambiciones en tus manos. Tú, Señor, nos has hecho para la vida. Una vida buena y eterna, y nosotros la queremos recibir. Por eso, te pedimos que nos cures y salve como a esa mujer y a la hija de Jairo. Como ellos queremos fiarnos de Ti. En tus Manos nos ponemos, Señor.Amén. 

sábado, 30 de junio de 2018

UNA FE QUE NECESITA ESFUERZO

Resultado de imagen de Mt 8, 5-17
La fe hay que ganársela. Es puro regalo y don de Dios, pero no te va a venir esperando con los brazos cruzados. Posiblemente, por decirlo de alguna manera que podamos entenderlo, tendrás que convencer a Dios y ganarte su admiración como hizo aquel centurión. Previamente le había buscado convencido que podía solucionar la salud de su apreciado siervo. Tú y yo también tenemos que pedirla, buscarle y abrir nuestro corazón a su Palabra confiando y dejándonos llevar en y por su acción. 

Y tan seguro estaba que le pidió que no hacía falta que fuese a su casa, pues no se consideraba digno de que entrara en ella siendo pagano. Confiaba que podía hacerlo desde donde se encontraba. Le importaba mucho su siervo y creyó que Jesús lo podía curar sin ir a su casa. Su lógica le llevaba a comparar que, siendo él un simple mortal tenía criados y siervos que hacían lo que les mandaba, como no Jesús de quien se hablaba maravillas y prodigios, no podía sin necesidad de presentarse en su casa curar a su siervo.

¿Estamos nosotros en esa frecuencia? Creemos que Dios puede revertir la situación de este mundo tan desorientado y camino de su propia destrucción? ¿Creemos que Dios, por los méritos de su Hijo, suscitará vocaciones y hombres con capacidad para reunir y conducir su rebaño? ¿Creemos que, en el Señor, estamos salvados? Posiblemente lo creamos, pero admitamos que nos cuesta y que, quizás, en el fondo de nuestro corazón dudamos.

Sin embargo, como niños en manos de sus padres, confiemos en nuestro Padre Dios y pidámosle que nos dé la fe y que sea una fe progresiva que vaya creciendo con nuestro camino y nuestra lucha de cada día. Amén.

viernes, 29 de junio de 2018

SEÑOR, TODO LO DEJO EN TUS MANOS

Imagen relacionadaNada depende de mí, aunque me has dado la libertad de elegir. Todo, Señor, está en tus Manos. A mí me corresponde, por tu amor, la oportunidad de elegir. Me lo permites gratuitamente y me das esa opción, porque quieres salvarme contando con mi decisión libre y voluntaria. Es una maravilla, pero una gran responsabilidad. En muchos momentos siento miedo y temor de equivocarme y rechazarte o quedarme en la mediocridad.

¡Oh, Señor, quiero aprovechar estos momentos que, por tu Gracia, me das, para suplicarte que no dejes que me aparte de Ti. Hay muchos peligros que me acechan cada día. El mundo me presionas, trata de seducirme y las comodidades y el bienestar son tentaciones que están ahí en cada momento de mi vida y que me distraen y hasta me hacen olvidar a mis hermanos pequeños, los pobres, los que sufren y carecen hasta de conocerte.

No son las palabras ni las hermosas oraciones las que abren tu Corazón, Señor, sino la fe en Ti. Una fe que se descubre en sostenerme firme, a pesar de no ver, en tu presencia. Una fe que sin ver ni entender y teniendo que soportar dudas, tentaciones se mantiene delante de Ti. Una fe que sin ver ni comprender y ante los deseos de la carne, del mundo y tentaciones del demonio lucha desesperadamente por sostenerse en tu presencia.

Esa es la fe, Señor, que me descubre, valga la redundancia, mi fe, y que me sostiene dispuesto a, por tu Gracia, esperarte y a suplicarte cada día que aumentes mi fe y que la hagas crecer en madurez, fortaleza en tu presencia. Amén.