Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 18 de junio de 2020

NUESTRA SALVACIÓN DESCANSA EN EL PERDÓN

Sergio E. Valdez Sauad: PADRE NUESTRO Mateo 6,7-15. | Padrenuestro ...
Todos queremos que Dios nos perdone y que también los demás lo hagan, sobre todo cuando se trata de nosotros personalmente. Sin embargo, debemos reconocer que cuando se trata de que yo tenga que perdonar, la situación cambia y es diferente. Y es que en la medida de mi perdón así también será mi salvación. Es decir, mi salvación descansa en la medida de mi perdón. Y eso no es palabra de nadie, sino que es Palabra de Dios: ...y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

Sabemos, por experiencia, que perdonar no es lo mismo que ser perdonado. Si lo segundo no nos supone gran dificultad, lo primero presenta mucha.  Y es que el perdón exige humildad, porque la misericordia está impregnada de humildad. Ser misericordioso para dar el perdón me exige abajarme a la dignidad del otro y aceptarle su petición de misericorida. Y, desde nuestra razón humana eso nos es imposible. Necesito mirar al Señor y experimentar como Él me perdona, para, desde esa mirada, yo, por su Gracia, alcanzar también la Gracia de su Misericordia y poder perdonar.

Por eso, Señor, consciente de que por mi propia capacidad misericordiosa no puedo llegar a perdonar las ofensas recibidas, te pido, Señor, con todas mis fuerzas que me des la capacidad de ser misericordioso y perdonar todas las ofensas recibidas. Amén.

miércoles, 17 de junio de 2020

LO MÁS IMPORTANTE

Benjamín González Buelta, SJ

Que yo te busque,
sino que tú me buscas en todos los caminos. (Gen 3, 9)
Que yo te llame por tu nombre,
sino que el mío está tatuado en la palma de tu mano. (Is 49, 16)
Que yo te grite cuando me faltan las palabras,
sino que tú gimes en mí con tu grito. (Rm 8, 26)
Que yo tenga proyectos para ti,
sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro. (Mc 1, 17)
Que yo te comprenda,
sino que tú me comprendas en mi último secreto. (1 Cor 13, 12)
Que yo hable de ti con sabiduría,
sino que tú vives en mi, y te expresas a tu manera. (2 Cor 4, 10)
Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas,
sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas. (Jn 13, 1)
Que yo trate de animarme y planificar,
sino que tu fuego arde dentro de mis huesos. (Jer 20, 9)
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte...
si tú, no me buscas, llamas y amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra,
y mi mejor manera de encontrarte.

martes, 16 de junio de 2020

TUS IMPULSOS HUMANOS TE DESHUMANIZAN

MATEO 5, 42-48 |
El sentido común y hasta razonable es responder al mal con mal. Es decir, el deseo de venganza está impreso en lo más profundo de nuestro corazón. Hasta aquí todo es normal y no debe de asustarnos. Es muy natural que nuestro corazón y nuestros sentimientos y emociones respondan de esta manera. De no ser así no seríamos humanos. Precisamente, Jesús se hace hombre para enseñarnos el camino de dominar nuestros sentimientos y pasiones según la Voluntad de Dios, que es la que busca nuestro bien, nuestra plena felicidad y eternidad.

Pues bien, desde esta perspectiva y actitud tengamos plena confianza en nuestro Padre Dios que, sabiendo nuestras debilidades e incapacidades nos propone este camino de amar, no sólo a los familiares y amigos, sino, y de forma muy especial, a los enemigos. Y, para eso, envía a su Hijo, el Mesías anunciado, para que nos indique el Camino, la Verdad y la Vida. Él nos irá demostrando como se puede cumplir y vivir en la Voluntad del Padre. Su Vida y sus Obras nos trazan el camino a seguir.

Sin lugar a duda que hay dificultades y que nuestro corazón, herido por el pecado, necesita la asistencia del Espíritu Santo. Ese mismo Espíritu Santo que acompañó al Hijo al desierto y lo fortaleció ante las tentaciones que el Maligno le iba a presentar. Tentaciones que se repiten en nuestras vidas y que, con el auxilio y asistencia del mismo Espíritu Santo, que viene, después de la Ascensión a los Cielos de Jesús, a continuar la labor de fortalecernos y darnos esa capacidad de amar a los enemigos a pesar de nuestra contranatural capacidad para amar a los enemigos.

Está claro, y nuestra confianza descansa en el Amor de nuestro Padre Dios. Sin Él no podremos amar, y menos a los enemigos, pero con Él todo se hace posible y nuestro corazón, semejante al Suyo, es capaz de amar hasta el extremo de darnos plenamente. Pidamos, confiados en nuestro Padre Dios, esa Gracia. Amén.

lunes, 15 de junio de 2020

PAGAR CON LA MISMA MONEDA NO ES LA SOLUCIÓN

Mateo 5,38-42 no resistan al mal - Roguemos al Señor
Hay mucho rencor entre las personas. De alguna manera es la herida que está impresa en nuestro corazón enfermo por el pecado. Nuestro pronto es responder al mal con el mal. Es decir, pagar con la misma moneda, y eso, siempre, traerá idas y venidas de la misma naturaleza y moneda. Es decir, a más mal vendrá también más mal. O dicho de otra forma, la venganza engendra venganza.

La única manera de romper con esa espiral de violencia y venganza es renunciando a ellas. Y hacerlo, no porque no tengo otra opción, sino porque sé que con venganza no soluciono nada sino que engendro más violencia. Y es más, la respuesta que propone Jesús es el amor. No sólo se trata de no responder con violencia, sino responder con el bien. Es eso que nos propone Jesús cuando enseña a rezas a sus apóstoles: ... y perdona nuestras deudas como también nosotros...

El cristiano se identifica precisamente en eso, la no resistencia al mal y al responder a ese mal con el bien. Y esa actitud, inevitablemente contraria a su naturaleza humana, que le exige responder con violencia, no puede vencerla con sus propias fuerzas. Necesita la Gracia, y sobre todo, lo que ayer celebramos, la permanencia de Jesús en la Eucaristía, para, alimentados por su Cuerpo y su Sangre, podamos superar y vencer esas inclinaciones de vengaza como respuesta al mal recibido.

Danos, Señor, esa Gracia de suavizar nuestro corazón y de transformarlo en un corazón semejante al Tuyo para que, como Tú, Señor, podamos ser capaces de amar y responder al mal con bien. Te abrimos, Señor, nuestro impotente, limitado y pobre corazón para que, dejado en tus Manos, Tú lo llenes de verdadero amor hasta el punto de amar como Tú nos amas. Amén.

domingo, 14 de junio de 2020

EL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO


Juan 6,51-58 - vivirá para siempre - Roguemos al Señor



H I M N O

Altar de Dios: el centro de la vida
con el Señor en medio de su pueblo,
mesa del pan que a todos nos convida
a reunirnos en un mundo nuevo.

Altar de Dios: la fuente de aguas vivas
para saciar la sed del universo:
"Que todos sean uno" en Jesucristo,
la oración del Señor, su testamento.

Pueblo de Dios, escucha su palabra,
que está el Señor presente entre los hombres;
pueblo de Dios, camino de la patria,
convoca a la unidad a las naciones.

Venid a la asamblea, de Dios es la llamada,
que nadie quede fuera, de todos es la casa.
Miembros de Cristo fieles, y de su amor testigos,
pueblo de Dios, de paz sediento y peregrino.

Pueblo de Dios, escucha su palabra,
que está el Señor presente entre los hombres;
pueblo de Dios, camino de la patria,
convoca a la unidad a las naciones.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.

sábado, 13 de junio de 2020

PALABRA Y VERDAD

EVANGELIO - SAN MATEO 5,33-37 | Evangelio san mateo, Evangelio
No cabe duda que la palabra viene en decadencia galopante. Al menos, los de mi generación, recordamos cuando la palabra tenía un valor sagrado. Dada la palabra no había más alternativa. Se sabía que esa palabra tenía verdadero cumplimiento y, de una manera coloquial se decía, "esa palabra va a misa". Tender la mano y, como garantía de la palabra dada, estrecharla con el otro, sellaba de manera formal y segura el trato convenido. 

Hoy la decandencia ha sido imparable. Ya no hay confianza en esa palabra que el hombre da e incluso, los contratos tienen hasta cierto punto el riesgo de no ser cumplidos. Hay mucha demagogia y muchas artimañas para deshacer lo que ayer se había acordado y reseñado en un contrato. La ley se utiliza para destruir en lugar de construir, y, donde dice digo se entiende otra cosa. El lenguage se tergiversa y se utiliza en provecho propio de acuerdo con mis intereses. Y eso es lo que, al parecer, prima.

Ante toda esta barbarie, la palabra del creyente que inaugura el Reino de Dios, se erige como verdad sincera, honrada, justa que basta por sí misma. Es una palabra que tiene verdadera correspondencia, desde los labios, por donde se da a conocer, hasta el corazón donde realmente nace. Un sí o un no basta por sí mismo para dar garantía de verdad de la palabra. Porque, la vida de un creyente debe ser testimonio de la verdad y reflejo de lo que vive en su corazón.

Un corazón que sigue el Camino, la Verdad y la Vida con lo que se identifica Jesús y a quien seguimos todos los cristianos para, injertados y fortalecidos en Él, seamos bien reflejo de ese Camino, de esa Verdad y de esa Vida. Y pidamos que nuestra verdad sea siempre iluminada en la única Verdad que, en la hora de nuestro bautismo, mora en nosotros. Amén.

viernes, 12 de junio de 2020

EL PECADO ESTÁ DENTRO DE TI

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.: Evangelio según San Mateo ...

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

No podrás librarte del pecado porque mora dentro de ti. Has nacido con él, heredado de nuestros primeros padres, y sólo quedarás limpio con tu bautismo. De ahí la gran importancia de bautizarnos porque, con él, recuperamos la dignidad de ser hijos de Dios y quedar limpio de todo pecado. Pero, eso no nos asegura que no volvamos a caer en él. Eso significa que empieza la lucha que durará toda nuestra vida.

Por tanto, la sombra del pecado nos seguirá en nuestro camino. Está ahí y siempre tentándonos hasta conseguir que flaqueemos y, entrando en nosotros, vuelva a asentarse en nuestro corazón. No es lo más importante el hecho de consumarlo sino de quererlo, desearlo y consentirlo libremente. De tal forma que ese deseo y libre voluntad es lo que va a determinar en último momento la culpabilidad del mismo. Porque, se puede haber cometido pero, quizás presionado, ignorándolo o no de forma consciente. En esos posibles sucesos quedamos eximidos de culpa.

Lo que no nos libra y nos señala como culpables es la aceptación libre y voluntaria del deseo concupiscente de la pasión con la mujer de otro. La proposición deshonesta o deseada, sin tener en cuenta el vínculo sacramental propio o del otro u otra, es la causa principal del pecado. Tenga o no concreción. Y ese deseo o tentación van a estar siempre e irremediablemente presente en nuestros corazones. La única manera de combatirlos será la oración y la perseverancia en, asidos al Espíritu Santo, fortalecernos para rechazarlas y no dejarlas asentar en nuestros corazones.

Pidamos esa Gracia y esa voluntad para sostenernos siempre firmes en nuestra voluntad de ser fieles a nuestro compromiso de bautismo y de matrimonio y, por la Gracia de Dios, poder combatir y superar esas tentaciones con nuestra lucha de cada día. Amén.