Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 9 de noviembre de 2015

ORACIÓN DE LAUDES




HIMNO

Piedra angular y fundamento es Cristo

del templo espiritual que al Padre alaba,

en comunión de amor con el Espíritu

viviente, en lo más íntimo del alma.



Piedras vivas son todos los cristianos,

ciudad, reino de Dios edificándose,

entre sonoros cánticos de júbilo,

al Rey del universo, templo santo.



El cosmos de alegría se estremece

en latido vital de nueva savia,

al pregustar el gozo y la alegría

de un cielo y una tierra renovados.



Cantad, hijos de Dios, adelantados,

Cristo total, humanidad salvada,

en la que Dios en todos será todo,

comunión viva en plenitud colmada.



Demos gracias al Padre, que nos llama

a ser sus hijos en el Hijo amado,

abramos nuestro espíritu al Espíritu,

adoremos a Dios que a todos salva. Amén.



9 de noviembre de 2015, 
lunes de la semana XXXII del Tiempo Ordinario. 
Dedicación de la Basílica de Letrán. .
Oración de la mañana (laudes) 

domingo, 8 de noviembre de 2015

¡CUÁNTO ME CUESTA DARME!



Es verdad que dar no cuesta mucho. Sobre todo cuando se tiene. Hay mucha gente que reparte y comparte muchas cosas, y les dan el calificativo de buenas personas. Y no digo que realmente lo sean. Creo que sí, que lo son. Pero, también creo que lo que nos pide Jesús no es simplemente dar y compartir, sino darnos totalmente nosotros.

La conversión es un vuelco total del corazón. Es dejarlo todo, como el ciego Bartimeo, y de un brinco, soltar el manto, y correr tras Jesús. Y, al menos a mi pobre juicio, no creo que, por lo menos yo, esté en esa actitud o intención. Otra cosa es que lo desee, pero me experimento prisionero y esclavo de mis mismas pasiones, ambiciones y humanidad pecadora. No me hace falta descubrirme pecador, porque en esas cosas lo experimento.

Me cuesta dar, y aunque comparto y doy, no sé exactamente en qué medida lo hago. ¿Estaré en ese nivel de aquella pobre viuda? ¿Estará Jesús mirándome con esos ojos como a la pobre viuda? Pero si descubro la necesidad de orar, de pedirle que convierta mi corazón, que lo despegue de todas esas pasiones humanas que lo aprisionan, y que lo haga más generoso y misericordioso.

Y eso, creo, que es, no bastante, pero si importante para continuar el camino. No somos lo suficientemente pobres para quedarnos tranquilos y satisfechos. Ni creo que lo conseguiremos, pero nos llena de esperanza la buena intención de estar intentándolo, y de sabernos perdonados, en su Misericordia Infinita, por el Señor. Supongo que, llegados a la Casa del Padre, seremos totalmente libres para dejar escapar toda la caridad que ahora anhelamos y que no podemos.

Gracias Señor por darnos esperanza y luz para, en lugar de declinar y abandonar, ilusionarnos en seguir, erre que erre, tratando de asemejarnos a Ti. Conviértenos Señor.

sábado, 7 de noviembre de 2015

VACIA MI CORAZÓN, SEÑOR, DE TODA APARIENCIA



La tentación de aparentar nos amenaza en cada momento. Incluso, en nuestros escritos, comentarios y todo tipo de reflexiones, imaginamos personas que luego, al conocerlas personalmente, nos pueden desilusionar. Dentro de nosotros hay una maquina que sueña, que imagina y que, en muchos momentos, distorsiona la realidad y nos introduce en nuestro mundo, que quizás no es el mundo de Dios.

Esforzarnos en ver esa realidad con ojos reales y vivirla según nos exhorta la Palabra de Dios, es lo que entendemos por seguir al Señor. Dejarnos empapar por la acción del Espíritu Santo, y ponernos en su Mano es la actitud de descubrir nuestro deseo de serle fiel.

Nos engañamos cuando, esforzándonos en pequeños detalles, como felicitar por las onomasticas, que sólo nos exige seguir el control y programa de un ordenador, queremos aparentar que nos preocupamos por esas personas, cuando lo que está detrás es ganárnoslo para la causa. Puro proselitismo, que también utiliza el Corte Ingés. Sí, realmente es un esfuerzo, pero no precisamente para acercar a esa persona a Dios, sino a ellos. Quizás no sea esa la intención, pero subyace una mezcla de Dios y dinero. 

Posiblemente no nos demos cuenta, pero quizás el fruto está algo podrido. Mejor es proclamar con la verdad sencilla y transparente. Y confiar. El mundo está mal, y nos experimentamos impotentes y sin saber qué y cómo responder. Pero no perdamos de vista que el Espíritu Santo está aquí, entre nosotros, y toma parte en esta guerra y batalla. Así que, sin esto querer eximirnos de nuestra lucha, esfuerzo y trabajo, tengamos confianza que ganaremos.

Pidamos al Señor la Gracia de serles fieles en las pequeñas cosas de cada día: nuestros pequeños compromisos familiares, profesionales, apostólicos y pastorales. Porque si en lo pequeño tratamos de responder fielmente, también lo haremos en lo grande. De lo contrario falseamos nuestra propia historia.

viernes, 6 de noviembre de 2015

ADMINISTRADORES INFIELES

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Todos llevamos un administrador infiel dentro de nosotros. El pecado nos inclina a eso. Desobedecemos la Voluntad del Señor y tratamos de engañarle. Así que nadie se crea mejor que ese administrador con cara de astuto y de mirada perspicaz mal intencionada, que trata de aprovecharse de la oportunidad que le da su administrador para garantizar su futuro.

¿Cuántas veces hemos hecho lo mismo cada uno de nosotros? ¿Y cuántas veces seguimos haciéndolo? Por eso, la oración, es la gimnasia con la cual tratamos, por la Gracia de Dios, de evitarlo, y de ser fiel y buen administrador de los dones que Dios, nuestro Padre, nos ha dado.

Hoy nos vemos retratado en esa parábola del administrador injusto, y, consciente de esa tentación a la que estamos avocados, te pedimos, Señor, que nos llenes de tu fortaleza para no dejarnos arrastrar por la seducción de la ambición y de las riquezas. Ni tampoco por la infidelidad, tomando el camino más cómodo, injusto y fácil.

Danos la humildad de sabernos pecadores, y de dolernos con un corazón contrito de nuestras ofensas y pecados, y de aceptarnos confiados en tu Perdón y Misericordia. Y de despertar de nuestro letargo para poner en plena actividad nuestro interés por construir un mundo mejor. Construir desde nuestra propia construcción, es decir, edificando nuestra vida desde tu Palabra y con nuestra acción apoyada y confiada en Ti.

De tal forma que, la vida y su movimiento sustituya a la palabra hablando en su lugar. Sería el mejor golpe de astucia y perspicacia que descubre nuestra verdadera prioridad poniendo en su lugar las cosas de tu Reino, Señor. Hoy, confiados en tu Gracia, te pedimos esa Gracia. Amén.

jueves, 5 de noviembre de 2015

ME DA MIEDO, PERO TÚ, SEÑOR, ME ENVÍAS



A veces me paro, y pienso: ¿quién soy yo para hablar de tu Palabra, Señor? ¿Con qué autoridad puedo hablar cuando no soy ejemplo de nada? Me confundo y me paralizo, pero, por tu Gracia, Señor, no puedo alejarme de Ti. Me sería, ahora, imposible.

En cierta ocasión, hace ya bastantes años, y en una celebración carismática, exclame: ¡Qué grande eres, Señor! ¡Sin Ti no podría dar sentido a mi vida! Durante años he creído que fue un impulso contagiado por el ambiente de oración. Pero, poco a poco, he ido experimentado que aquel impulso fue movido por el Espíritu Santo.

Porque, ahora, experimento que mi vida sin Ti, Señor, sería un desastre, un sin sentido y una desesperanza. Es verdad que las dudas y tribulaciones están al día, y las caídas son constantes. Y la vida, mi vida, está por debajo de tu Palabra, Dios mío. Pero, cuando estoy en estos pensamientos, descubro que Tú me has elegido; me has acogido; mes has perdonados; sabes exactamente, mejor que yo, quien soy, y, así y todo, me dejas perplejo, porque me envías y confías en mí. Realmente no salgo de asombro.

Y, ¿cómo me voy a negar? ¿Cómo voy a decirte que no, que yo no valgo, que yo no estoy a la altura, que eso no es para mí? ¿Acaso sé yo más que Tú?

Claro que sí, mi Señor. Claro que sí que voy, porque lo hago en tu Nombre, y porque soy consciente de que en Ti iré mejorando. ¿Pues dónde está mi fe? Claro, contigo tendré que crecer, que mejorar e irme perfeccionando. Para eso se ha quedado el Espíritu Santo. ¿No para perder el tiempo y la guerra? 

Indudablemente que en esa última decisión, tú y yo, tenemos una importancia vital. Somos libres y tenemos voluntad para elegir y dar permiso al Espíritu para que actúe en nosotros  Esa es la única y gran dificultad, porque exige renuncias, esfuerzos, olvido de ti mismo, humildad y mucho amor. Pero de todo eso, con tu pequeña colaboración se encargará el Espíritu Santo.

Ven Espíritu Santo, llena el corazón de tus fieles y encienden en todos nosotros la llama de tu Amor. Envíanos, Señor, tu Espíritu, y nuestros corazones serán creados y transformados de hombres viejos en hombre nuevos. Amén.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿Y CUANDO TENGA EL CORAZÓN LLENO DE RIQUEZAS, QUÉ HAGO?



Es la pregunta que quizás no nos hacemos, ni, tampoco, tiene respuesta. Pero, a penas que nos paremos un poco y tratemos de reflexionar, despertaremos de la locura de atesorar sin saber para qué. Conozco a muchas personas, ya fallecidas, que han vivido atesorando, y han perdido la riqueza de vivir. Porque cuando el corazón se tiene en las cosas, piensas y vives como si de una cosa se tratara. 

La vida la reduces a cosas, a objetos, y terminas tratándote como un objeto. Depende de las cosas, y te valoras en función de las cosas. Eres según lo que tengas y el valor de lo que tengas. Pierdes el norte de lo que eres, y terminas perdido, hasta el punto que pierdes la vivencia de tu propia vida. 

Porque tú eres un ser humano en relación. No puedes vivir solo, y necesitas relacionarte, es decir, querer y amar. Y si tu mundo lo reduces a cosas, quedas cosificado y en un mundo de cosas. Un mundo material y materializado. Luego, si tu corazón está lleno de riquezas caducas, que pertenecen a este mundo, qué haces cuando emprendas el viaje al otro. Porque tú, y yo, no somos de este mundo. Y mejor que así sea y lo entendamos, porque este mundo no tiene esperanza ni futuro.

Nosotros no somos de este mundo, porque seguimos al Señor, cuyo Reino no está en este mundo, sino en el del Padre. Un mundo de gozo, de felicidad, de paz y de amor. Un mundo lleno de Verdad y de Vida. Por eso, se impone hacer cálculos y medir bien nuestras posibilidades, para saber qué hacer y cómo hacerlas.

Hoy, Señor, te pedimos nos enseñes a discernir el bien y diferenciarlo del mal. A saber guardar cosas que huelan a amor y perfumen la vida de verdad y justicia. A encontrar el verdadero gozo, no en las cosas, que aunque aparentemente apetitosa, esconden la amargura de la mentira y del pecado. Danos la luz de encauzar nuestra voluntad según tu Palabra y posponer todo, incluso nuestra vida, a vivir en tu Palabra y Voluntad. Amén.

martes, 3 de noviembre de 2015

CADA DÍA SOMOS INVITADOS A TU BANQUETE, SEÑOR



Posiblemente, muchos días, rechace tu invitación, porque cada día me invitas a vivir el gozo y la alegría de tu Banquete espiritual. Y no sólo lo haya rechazado durante muchos días de mi vida, sino que cuando lo he aceptado, quizás no haya sabido gozar y aprovechar todo lo que en él se me ha ofrecido.

Es verdad, Señor, y me arrepiento y pido perdón, que las cosas del mundo me entretienen. Que, con los ojos fijados en ellas, las he preferidos antes que aceptar tu invitación. No vemos sino por los ojos mundanos y con los criterios materiales que nos esclavizan y encadenan en este mundo. Y no veo otra solución sino la de ponerme en tus Manos, Señor, para que me abras los ojos y, realmente, vea.

Experimento mi pobreza y mis pecados, y tomo conciencia de mi esclavitud. Sólo Tú, Señor, me puedes liberar, y darme la sabiduría de aceptar tu invitación, porque es la única valiosa y la que me da gozo y felicidad para toda la vida.

¿Cómo puedo rechazar tu invitación, Señor, para aceptar y tomar la que el mundo me ofrece? ¿Acaso estoy loco o perdido? ¿Cómo mis ojos pueden ver la basura de este mundo, y no percibir el Tesoro gozoso y feliz que Tú, Dios mío, me ofreces? ¿Se puede entender esto?

Sólo hay una respuesta, el pecado. La herencia de nuestra ceguera por el pecado, que nos somete y nos esclaviza hasta el punto de distorsionar la realidad y confundirnos tomando lo temporal y caduco, por lo bueno, gozoso y eterno.

Abre nuestros corazones, Señor, para que, iluminados por el Espíritu Santo, sepamos discernir, a pesar de nuestras limitaciones y tribulaciones, la verdadera invitación al único y gozoso Banquete de la Vida Eterna. Amén.