Nos cuesta recorrer el camino. Hay momentos que nos sentimos solos y desfallecidos; hay momentos que todo se pone en contra y nos desanimamos; hay momentos que sentimos ganas de cambiar de rumbo y de protestar; hay momentos, Señor, que nos gustaría verte, oírte cerca y experimentar tu presencia.
¡¡Qué importante es leer y reflexionar cada día tu Palabra!! Porque en esos momentos, tus Palabras nos dan ánimo y nos levantan el espíritu al leer que nos has prometido regresar: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver»
Entonces recordamos que nos has dicho: En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. Y experimentamos que eso es lo que nos está ocurriendo. Sentimos debilidad y desaliento y experimentamos tristeza y lamentos. El sufrimiento hace presencia en nuestra vida y las lágrimas recorren nuestras mejillas. El mundo se hace cuesta arriba y nos sentimos solos y apesadumbrados. Pero oír tus Palabras y meditarlas nos levanta el ánimo y nos reconforta.
Y levantamos la mirada y renace la alegría y el gozo, porque Tú, Señor, caminas con nosotros y nos das una nueva esperanza de esperarte para, junto a Ti, vivir la plenitud y el gozo. Por eso te pedimos, Señor, que no permitas que nuestras debilidades nos abrumen y nos impida avanzar cogido de tu Mano.
Gracias, Señor, porque vienes de parte de tu Padre a buscarnos para llevarnos junto a Él. Danos la Gracia de permanecer en la espera sin desfallecer ni desesperar. Amén.
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