Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 14 de enero de 2016

¿TENGO LA CONFIANZA EN EL SEÑOR DE QUE ME PUEDE CURAR?



La cuestión está en la confianza. Quién tiene confianza se fía y pide confiado de obtener lo pedido. Y esa confianza no sabe de impedimietos ni obstáculos. Se pone en marcha y busca el encuentro y lugar para pedir y solicitar lo deseado. Son los pasos que dio el leproso hasta conseguir su curación.

Ahora, no es fácil tener confianza, porque no es cosa de un momento, sino que cuesta ganarla. Tenemos confianza en nuestros padres porque hemos crecidos con ellos, y hemos experimentado el amor que nos tienen y como nos cuidan y protegen. Sin embargo, esa confianza se puede perder en un momento, al no comprender algunas de sus actuaciones.

Igual nos sucede con Jesús. La confianza en Él la tendremos que buscar, y ganarla al convivir y relacionarnos con Él cada día. Conocerlo en su Palabra de cada día, y visitándolo y alimentándonos de su Espíritu en la Eucaristía. Eso nos ayudará a pedirle también que nos limpie y nos haga participe de la Vida de la Gracia que Él nos ofrece. Y experimentando su Amor y su Misericordia, podremos confiar en que Él nos salvará de la esclavitud del pecado.

Gastemos parte de nuestro tiempo en escuchar al Señor guardando silencio en nuestras vidas, y tratando de oír sus Palabras y sus sugerencias. La reflexión y meditación nos servirán de mucha utilidad para encontrar espacios de paz y serenidad donde poder oír la Voz del Señor. Y dónde encontrar momentos de solicitar su intervención en nuestras vidas rogándole que nos limpie y nos purifique, tal y como hizo aquel leproso.

Señor, aumenta nuestra fe y nuestra confianza. Estamos esclavizados por nuestros pecados, y nos cuesta enormemente levantar nuestra mirada hacia Ti. El mundo puede con nuestra humanidad pecadora, y nos tienta y seduce para apartarnos de Ti. Nosotros no queremos apartarnos de Ti, y, como este leproso del Evangelio de hoy, te rogamos y pedimos que "si quieres puedes limpiarnos". Amén.

miércoles, 13 de enero de 2016

ORACIÓN Y ACCIÓN



Ni sólo oración, ni tampoco acción. Ambas cosas, no sólo se complementan, sino que son necesarias. Si falta una de ellas, mentimos en relación al amor a Dios, porque no puedes amar a Dios, si no amas a los hombres. Y el amor a Dios contiene el amor a los hombres.

Todo lo hace el Espíritu de Dios, y necesitamos hablar con Él para, luego, saber cómo actuar y qué hacer. La luz y sabiduría nos viene del Espíritu Santo, que nos asiste y nos acompaña en nuestro obrar. De tal forma que, en nada podemos vanagloriarnos, porque la Gloria es y corresponde al Señor.

Sin el contacto con el Señor, la oración, nuestra acción queda a merced de nuestras debilidades, egoísmos y pecados. Y aquel, a quien le interesa nuestro fracaso y abandono, intentará desanimarnos, equivocarnos, confundirnos y alejarnos. Por lo tanto, consciente de nuestra humanidad débil y pecadora, actuemos siempre en sintonía con el Espíritu Santo, enviado a asistirnos y guiarnos, y en estrecha relación orante y personal, pero también comunitaria.

Jesús nos enseña a tener muy definidos estos tiempos de oración y trabajo. El uno nos conforta y nos da las fuerzas necesarias, también iluminándonos, para llevar a cabo los obras y trabajos con los que hablamos al Señor de nuestro amor prometido en la oración. Porque si no hay obras, la oración es falsa, hueca, sin verdad.

Pidamos al Espíritu de Dios que nos infunda la paciencia, la paz y la esperanza de permanecer en el Señor sin desesperar, pero perseverante en la oración y en las obras que nos tiene encomendadas. Pidamos esa luz y sabiduría de saber donde debemos estar y derramar toda la fuerza de nuestro amor. Porque se trata, no de estar donde yo quiero y me gusta, sino donde la Voz del Señor me indica y me quiere. Y para eso necesitamos estar en constante y pleno contacto con Él.

martes, 12 de enero de 2016

QUIERO, PERO EXPERIMENTO QUE NO PUEDO



Supongo que muchos, que seguimos o intentamos seguir a Jesús, queremos, pero se nos hace cuesta arriba vivir y proclamar con esa autoridad que su contemporáneos admiraban y a los que le dejaba las caras pasmadas. Jesús es único, es el Hijo de Dios, y su autoridad le viene de saber y aceptar su Misión de forma voluntaria y plena. Él se entrega en Cuerpo y Alma a su obra.

Y lo hace con la autoridad que su Palabra y su Vida transparenta, y con el Poder que le ha sido dado por su Padre del Cielo. Claro, lógico suponer que deja a todos los que le escuchan admirados y pasmados. Vive y  hacelo que dice, y ante esa firmeza y autoridad todos se rinden.

Nosotros tenemos la promesa de Jesús de poder hacer tanto como Él y aún cosas mayores (Jn 14, 12), pero quizás nos falta fe y confianza. Y nos quemamos la cabeza pensando una y mil formas de métodos y estrategias para llegar a las personas indiferentes a su Palabra o alejados, sin resultados. Y cada día nuestras iglesias parecen menos visitadas y más vacías. ¿Qué hacer?, nos preguntamos.

Hoy queremos dejarte esta pregunta, Señor. Pero, más que pregunta es una petición de fuerzas, de valor, de sabiduría y de entrega. Porque sabemos que no damos la talla; porque nos sabemos instalados en el bienestar de nuestro hogar, nuestra familia y nuestro trabajo; porque nos sabemos cómodos, provistos de todo lo necesario para vivir, techo, comida, salud, atenciones sanitarias...etc. ¿De qué nos vamos a quejar? ¡E incluso somos tan desvergonzados que nos quejamos!

Perdónanos Señor, y ten Misericordia de todos nosotros. Danos la capacidad de responder a tu llamada con humildad, con paciencia, con perseverancia, con esperanza y alegría. Y, a pesar de nuestra caída y errores, fallos y debilidades, tener siempre la confianza que estamos en tus Manos y que Tú, Señor, cuando quieras puedes transformarnos y darnos esa autoridad que deje asombrado y pasmado a todos los que nos escuchen. Amén.

lunes, 11 de enero de 2016

LAS MEJORES REBAJAS DE MI VIDA



No soy propenso a rebajas, ni tampoco amigo de atropelladas colas por conseguir algún objeto, que luego en muchos casos no sirven para mucho. Al menos no arreglan de forma perpetua tu vida. Y no digo que no valga la pena aprovecharse, pero ordenadamente y con pausa y civilizadas colas. Al final con muchas cosas te puedes remediar.

Ahora, la oferta que propone Jesús es de otra galaxia. No se trata de un remiendo, sino de la eternidad. Significa eso que de conseguir esa conversión, lo propuesto, estaría toda la vida arreglada. Ahí sí vale la pena molestarse, atropellarse si es necesario, y guardar colas del tipo que sea. Jesús es irrenunciable, y su Palabra de salvación lo justifica todo. Todo, referido a sacrificios, penitencias y sufrimientos y todo aquello que sea necesario.

Porque lo que Jesús predica y proclama es el Amor. Él es Amor y donde reside el Amor no hay atropello, ni abusos, ni desorden, ni algarabías, ni impaciencias. El Amor lo soporta todo, porque el Amor se da gratuito y sin condiciones. Por eso, seguir a Jesús está siempre justificado, porque en Él siempre hay Amor y bondad. Nunca pecado ni malicia, ni segundas intenciones.

Por eso, Señor, yo quiero tus amorosas e inmejorables rebajas de amor. Yo quiero tomar todo lo que Tú me ofreces y hacerlo vida de mi vida. Yo quiero revestirme de los vestidos amorosos que me regalas y que me invitas a llevar puestos y muy adentro de mi corazón, para respirar al unísono Contigo y sentirme parte de Ti. Yo quiero todo lo que Tú me ofreces, y quiero convertirme y creer fielmente en tu Palabra.

Pero, sé, Señor, que no es fácil. Mi vida está prisionera, sometida y esclavizada por los apetitos, pasiones y sentimientos de mi cuerpo, y no los soportos sin Ti. Necesito tu Gracia para que mi conversión y fe sean firmes y se puedan sostener. Dame esas fuerzas y alientos de tu Espíritu para que en Él me sienta fuerza y nada pueda conmigo. Gracias, Señor, porque Contigo seré mayoría aplastante ante las fuerzas del mal. Amén.

domingo, 10 de enero de 2016

COMPROMISO BAUTISMAL



Es verdad que muchos de nosotros, por no decir casi todos, hemos sido bautizados de pequeños. Quizás, no somos responsables de lo que otros hicieron, y, al parecer, resulta que podemos declinar lo que otros han decidido por mí. Sin embargo, podemos pensar que nuestros padres lo hicieron con la mejor intención, aún ignorando lo que hacían.

El Bautismo es el mayor regalo que nos podían dar. Así como a ellos se lo dieron sus padres. En realidad no damos nada, porque el Bautismo es un regalo que nos ofrece Dios. Él nos abre los brazos y nos hace verdaderos hijos suyos, y herederos de su Gloria en su Hijo Jesús. El Bautismo es la puerta que nos lleva a la Gloria Eterna, y nos provee de la Gracia Santificante que nos limpia de todo pecado.

Te doy gracias, Señor, por el inmenso regalo del Bautismo. Porque por él me haces hijo y heredero de tu Gloria, y me limpias mis pecados. Es decir, olvidas mis ofensas, mi indiferencia y mis rechazos. Es verdad que, si me he bautizado de pequeño, por obra de mis padres, mi herencia era una herencia de pecado, y en el Bautismo he quedado limpio gracias al Amor y Misericordia del Señor.

Te pido, Señor, que me des la gracia y la sabiduría de responder a ese compromiso de mi Bautismo. Porque en y por él soy sacerdote, profeta y rey, y llamado a dar testimonio de tu Amor y Misericordia con mi vida y mi palabra. Y no estoy sólo, porque sólo no podría. El Espíritu Santo fortalece mi vida y me provee de todo lo necesario para responder a mi vocación bautismal.

Pero soy limitado, débil e inclinado a desfallecer y pecar. Mi humanidad pecadora me arrastra al abandono y a la indiferencia. A instalarme en la pereza y las pasiones. Y el diablo anda vigilante para tentarme y hacerme caer. Dame, Señor, la luz que me llene de valor y voluntad para, en tu Espíritu, y por tu Gracia, vencer las tinieblas a las que me quiere arrastrar el Maligno. Amén.

sábado, 9 de enero de 2016

GRACIAS, SEÑOR, POR SER TÚ EL GUÍA QUE ORIENTAS LA BARCA DE MI VIDA




Tú, Señor, me indicas el Camino, porque, Tú, lo eres. Y me das también una barca con la que navegar, mi vida, por los lugares inhóspitos de este mundo lleno de riesgos y peligros. Pero, además, permaneces atento. No te alejas, ni te olvidas, ni desapareces. Todo lo contrario, apareces cuando el viento de mi vida se enfurece y la tempestad toma fuerza y amenaza con hundir el mundo de mi barca. Gracias, Señor, por tu presencia y tu Amor Salvífico.

¡Dios mío, aumenta mi fe y mi amor! Dame las fuerzas para servir y confiar en Ti, y también en los hombres. Porque los necesito para, amándolos, demostrarte mi amor a Ti. Y porque también son tus hijos, por los que has entregado la Vida de tu Hijo. Y, si tus hijos, también mis hermanos, y, por lo tanto, hijos de un mismo Padre Dios que nos ama y quiere que todos nos amemos como Él nos ha enseñado y nos enseña cada día con su Palabra.

Sostén mi fe, Señor, e infunde en mí y en todos tus hijos, la perseverancia de permanecer fieles a tu Palabra y a la constante oración de cada día. Danos la humildad de sentirnos siempre pequeños, pobres y necesitados de tu Amor y Misericordia. Y de confiar, a pesar de no entender muchas cosas, en tu Palabra y tus mandatos. Porque somos limitados, y sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Gracias, Señor, por ser el guía que orienta la barca de mi vida, y, alumbrado y protegido por tu orientación, llegar a puerto seguro, donde reina la justicia, la verdad y la paz, y el amor fraternal entre todos los hombres. Gracias Señor, porque Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y en Ti descansan todas nuestras ansías y deseos de felicidad que serán colmadas en tu presencia. Amén.

viernes, 8 de enero de 2016

PAN Y PECES

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS 




¿Dónde están mis panes y peces, Señor? Necesito saberlo, porque quedo confundido cuando quiero compartirlos. No sé la justa medida de generosidad que debo entregar, y algunas veces soy egoístas, y otras, quizás me pase de la raya. De cualquier manera, siempre sufro. Porque pienso que no he dado lo que debía, o porque he dado más de lo que podía.

Sin querer justificarme, Señor, te pido que me des la sabiduría de discernir y descubrir donde están mis panes y peces, y cuantos puedo compartir. Discernir qué es lo que necesito, y lo que debo disponer para compartirlo. Y también dónde y cuándo debo hacerlo. 

Mantengo la esperanza de encontrar Luz de tu Palabra, y también el valor y la fortaleza para llevarlo a cabo. La dependencia de las cosas materiales coarta mi libertad, y me hace egoísta e individual o partidista. Dame, Señor, la capacidad de discernir y la voluntad de ejecutar lo que tu Voluntad alumbra en mí humilde corazón, porque es ella la que Vive en la Verdad y la que realmente Ama.

Y yo, ¡pobre de mí!, necesito tu Luz y tu Fortaleza, para poder realizar lo que mi corazón siente y quiere, pero que no se siente libre para poder realzarlo. Dame, Señor, esa Gracia de experimentar verdadera compasión para liberarme de todas aquellas ataduras que impiden a mi vida imitarte y actuar siguiendo tu ejemplo y tu enseñanza.

Sostenido en la confianza de tu Palabra y de tu Amor Misericordioso, me abandono a la acción del Espíritu Santo, que, enviado a asistirnos y a acompañarnos, me fortalece e impulsa a seguir firme en tus pasos. Amén.