EUCARISTÍA: COMPROMISO MARTIRIAL |
No cabe duda que nuestra fe no puede ser probada sino en el riesgo y en el peligro. Sólo cuando nos sentimos amenazado de perder nuestros bienes, nuestra posición, nuestras comodidades, nuestro bienestar, nuestra salud, nuestros hijos, nuestra libertad...etc., y se nos exige renunciar a ella, incluso con amenaza de muerte, estamos en disposición de saber y medir que fe y confianza en JESÚS tenemos.
Por eso, el sacrificio de un martir es signo de santidad y de alcanzar la Gloria, porque no se puede dar más sino la vida por Aquel en quien se cree. En nuestra situación actual, y en un mundo contra corriente lleno de peligros, de tentaciones, de problemas... se nos hace difícil afirmar nuestra fe y confianza en el SEÑOR. Es también un martirio sistematico diario que puede equipararse al martirio corporal.
La Eucaristía es un compromiso diario martirial, y en ella, en pleno encuentro y cara a cara con JESÚS, afirmamos que queremos morir por ÉL y darnos, si es precido la vida, por ser un testimonio vivo de su Palabra y de su Vida. De ahí que la oración, hecho silencio interior como el Papa nos decía ayer, sea nuestra mejor arma para sacar fuerzas para la vida exterior.
Y es este lugar un encuentro para despojado de todo ruido y bullicio, pararnos unos minutos, recoger en el silencio de nuestro rincón interior la serenidad, la paciencia, la fe y confianza que nos de la mansedumbre y fortaleza para seguir viviendo en ÉL nuestro diario compromiso martirial renovado en cada Eucaristía diaria.
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