Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 24 de enero de 2012

PADRE NUESTROS QUE ESTÁS...


Rezar es levantar el corazón a DIOS, decimos cuando nos piden una definición de oración, y siguiendo los impulsos del corazón le expresamos nuestro sentir y querer. Pero, ocurre que en muchas ocasiones no somos conscientes, ni de lo que decimos, ni de lo que hacemos, porque de serlo, nos daría mucha vergüenza e iríamos cambiando nuestro corazón.

Sentir vergüenza es bueno, es bueno cuando nuestro corazón se inquieta por no haber hecho lo debido, y por no estar a la altura de nuestra dignidad de hijos de DIOS. Sentir vergüenza es el primer paso de conversión, es sentirnos pecadores y empezar el camino de un sincero y verdadero arrepentimiento. Es, pues, el natural recorrido hacia el perdón y misericordia de nuestro PADRE DIOS. Lástima de aquellos que no sienten vergüenza, porque su conversión se hará muy difícil al tener su corazón indiferente y endurecido.

Todo esto nos lleva a tomar conciencia de nuestras limitaciones y pecados, y a la necesidad de pedir la Misericordia y el perdón del PADRE. Porque cuando decimos, "PADRE nuestro que está en el Cielo", decimos que todos los que están bajo su amor, todos los hombres del universo, somos hermanos y como tal debemos comportarnos. ¿Lo hacemos?

Porque cuando decimos, "santificado sea tu nombre", queremos expresar que realmente lo santificamos, no simplemente cumplir con un precepto y rito de asistir, no celebrar, la Santa Eucaristía. ¿Creemos que lo hacemos?

Porque cuando decimos, "venga a nosotros tu Reino", ¿qué Reino es el que queremos y hacemos presente? ¿El de JESÚS o el nuestro propio?

Porque cuando decimos, "hágase tu Voluntad así en el Cielo como en la tierra", ¿nos empeñamos en hacer la de ÉL o tiramos siempre para la nuestra?

Porque cuando decimos, "danos hoy nuestro pan de cada día", ¿qué pan pedimos, el que necesitamos, o el que nos parece más adecuado a nuestras apetencias y deseos egoístas?

Porque cuando decimos, "perdonas nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden", ¿perdonamos a nuestros enemigos?

Porque cuando decimos, "y no nos deje caer en la tentación, más líbranos del mal", ¿tratamos de apartarnos de todo aquello que nos perjudica y nos amenaza con apartarnos del SEÑOR?

Y, sin darnos cuenta, repetimos esta oración muchas veces durante nuestra vida, pero si no nos paramos a reflexionarla y meditarla, muy poco avanzaremos en ser tenidos en cuenta como verdaderos parientes de JESÚS. Ser sus amigos y hermanos nos acerca a darnos cuenta que, no sólo de pan vivimos, sino de toda Palabra que sale de la boca de DIOS, y la oración del Padre nuestro no es sólo para rezarla, es más, diría que rezarla es vivirla y hacerla vida en tu vida diaria.

Y eso no es sino amar, amar y amar, incluso a aquellos que te hacen la vida amarga y te crucifican en tu propia cruz. Porque aquel que da la vida por su prójimo la obtendrá para siempre junto al PADRE.

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