Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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martes, 14 de junio de 2016

YO SÓLO NO PUEDO, SEÑOR



De antemano sé, Señor, que ese objetivo del amor es muy grande para mí. Más que grande es imposible. No puedo amar más de mis intereses, mis egoísmos y mis pasiones. Incluso, me resultaría contradictorio con mi manera humana de pensar. Estoy sometido y esclavizado por el pecado, y no puedo liberarme por mí mismo. Mi humanidad es débil, pobre, esclava, dominada por mis instintos y deseos materiales y no puedo escapar a ellos. Quiero y deseo salir, porque soy tu reflejo, Señor, pero el pecado me lo impide.

Ahora entiendo por qué te has hecho Hombre como yo; ahora entiendo por qué has bajada a la tierra para caminar junto a mí; ahora entiendo por qué te necesito y cuanto me amas al hacerte hombre como yo despojándote de tu condición Divina. Y al entregarte voluntariamente a una muerte de cruz para rescatarme del pecado y liberarme. Sí, ahora entiendo por qué soy libre, y la importancia que tiene tu participación en eso. ¡Claro", quieres liberarme y me has ofrecido a tu Hijo, Padre, para salvarme.

¡Qué ceguera me impide abrir mis ojos! ¡Cuántas dificultades para ver claro y entender tu Amor y tus deseos de que yo ame como Tú! Dame, Señor, la luz de ver, como en cierta ocasión te pidió Bartimeo, y no sólo de ver, sino de actuar y amar. Me invade una esperanza, sin comprenderlo ni saber cómo, que terminaré por amar. Por amar como Tú quieres que ame. Porque yo estoy dispuesto y sé que Tú también lo quieres,  y tu Amor es tan grande que transformará el mío y podré así amar.

Amar, no sólo a mis amigos y familiares, sino también a mis enemigos. A todos aquellos que me odian, que me han hecho mal y que no les caigo bien. Y que desde este humilde rincón pido al padre que les de la luz y la sabiduría y la paz para descubrir el verdadero y único camino de salvación. Gracias Padre.

miércoles, 23 de marzo de 2016

HAS VENIDO PARA PERDONARME, NO PARA ACUSARME


Volvió a la vida

He aquí una respuesta a la amenaza sobre la higuera muerta. Este hijo "pródigo" estaba también como muerto. Al recibir "sus" bienes para gozar de ellos libremente, había cortado los vínculos vitales con su Padre. Pero pronto surgió la angustia. Sin saber cómo iba a ser recibido, decidió volver a la casa de su Padre, porque se moría de hambre.

El Padre saltó de alegría: "mi Hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida". El Papa desea que esta Cuaresma sea "un momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de dios".



En lo más profundo de nuestras indignidades 
y de nuestros errores, Señor, Tú nos esperas, 
dispuesto a derretirte de ternura.
Haz que tenga la confianza suficiente y
que sea lo bastante humilde para
atreverme a presentarme ante
Ti con mi culpa.


4º domingo de Cuaresma
6 de marzo de 2016
Parroquia San Ginés Obispo - Arrecife.

martes, 1 de marzo de 2016

SI QUIERO ALCANZAR TU PERDÓN MISERICORDIOSO, TENDRÉ YO TAMBIÉN QUE PERDONAR

Misericordiosos como el Padre


No cabe otra alternativa que la del perdón. Pero un perdón sin distinción de personas, razas, clases, ideologías, pueblos...etc. Un perdón universal, porque, ¿qué mérito tiene perdonar a los amigos? Eso lo hacen, nos dice Jesús, también los que no creen en Él. Ustedes perdonen a sus enemigos también, para que vean en esa actitud de perdón que son discípulos míos, nos dice Jesús.

Y esa es la diferencia. Porque una persona que no sea creyente en Jesús no tiene ningún mandato de perdonar a aquel que le ha dado motivos de ofensa o de mentiras. Incluso, se considera engañado y bobo si, encima le perdona. Se experimenta empujado por la sociedad a no perdonar, o a ser considerado idiota.

Los que seguimos y creemos en Jesús tenemos muchas razones para perdonar, tanto a familias, amigos como a enemigos. Porque, en la misma medida y de la misma forma nos perdona Jesús. Y si el Señor nos perdona todo, ¿cómo y con qué cara no voy yo a perdonar a los demás, incluso a mis enemigos? La Misericordia del Señor me fortalece y me ayuda a ser yo también misericordioso como mi Padre del Cielo que es Misericordioso.

Jesús, el Hijo, me lo muestra en muchas parábolas que me enseña: la del Padre amoroso (Lc 15, 1-3. 11-32);  la del propietario que plantó una viña (Mt 21, 33-34. 45-46); la de la higuera plantada que no daba frutos (Lc 13, 1-9) y también en la de hoy entre otras.

No perdamos esta oportunidad de aprovechar nuestra vida para aprender, por la Gracia de Dios, a perdonar. Porque todo el amor que podamos dar será con el fin de perdonar; porque el amor es una constante fuente de perdón. En él se apoya y para él vive.

Y, nosotros, pobres y míseros pecadores, nada podremos alcanzar ni perdonar si no es por la Gracia y la Misericordia de Dios. Pidamos, más en este año de la Misericordia, ser Misericordiosos como el Padre. Amén.

jueves, 10 de septiembre de 2015

ORACIÓN PARA EL PERDÓN

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SALMO 126: El esfuerzo humano es inútil sin Dios
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

jueves, 30 de julio de 2015

MATENER LA CONSTANCIA, TAREA ARDUA



Es fácil llegar, o dicho de otra manera, quedar impresionado por la Palabra de Jesús. De hecho nos sucede a muchos cuando, serena y tranquilamente la hemos oído, quedamos entusiasmados y rebosamos alegría y ganas de ser santos. Y lo digo desde la experiencia de ver a muchos hombres y mujeres exultantes de alegría y entusiasmo después de vivir la experiencia de un cursillo de cristiandad.

Pero lo importante es perseverar en ese entusiasmo y alegría primera. Se trata de mantener esa alegría del primer día cada día. Y eso es lo que realmente cuesta. Estar en la red estamos, pero ser de los peces elegidos es ya cosa más difícil y ardua. Se necesita constancia y perseverancia. 

Y eso no depende solo de nosotros. Sí, es verdad que el Señor cuenta con nosotros. Para eso nos ha hecho libres, pero sin su Gracia no podemos sostenernos. Por eso, pensar que todo corre por nuestra cuenta, o pretender hacerlo siguiendo nuestras propias indicaciones, terminará en fatal desenlace. Es posible que nos resulte cansino, vergonzoso y hasta ridículo. Todo se repite una y otra vez y experimentas la sensación de estar jugando con el Señor, o no tener palabra ni compromiso.

Entonces piensas en retirarte. Al menos eres más sincero y coherente. Eso piensas. Son momento en los que el diablo te tiene atrapado y casi vencido. Recuerda que eres pecador, y que Jesús eso ya lo sabía. Sabía a quién proponía la salvación y por quien se había comprometido a entregar y pagar con su Vida. Tu película estaba presente en su corazón, y se arriesgaba a que pensarás lo que estás pensando. 

No te asuste ni desesperes. Ni tampoco avergüences. Jesús te quiere igual. Sólo te pide que creas en Él y te mantengas fiel a Él. Ten confianza y paciencia, y sed humilde. Acéptate pecador y avergonzado. La realidad es esa. Es a esos a los que Él ha venido a salvar. No te preocupes y vuelve cuando quieras y lo necesite. Y procura ser mejor. Siempre tendrá los brazos abierto para recibirte y perdonarte.

jueves, 2 de julio de 2015

EL TESORO ESTÁ DENTRO



Todos llevamos un tesoro, un tesoro que debemos, queramos o no, encontrar. Y lo buscamos, aunque muchos no somos conscientes de esa búsqueda. Lo podemo ver en las carreras que llevamos y a las que nos sometemos a cada instante de nuestra vida. Asomados a la ventana, contemplamos un mundo en activa ebullición. Enjambres de coches, de personas que suben y bajan, que van de un lado para otros sin parar hasta colapsar el tráfico y hacer hasta molestoso el transitar por las calles de la ciudad.

¿A dónde vamos? ¿Por qué corremos? ¿Qué buscamos? ¿Por qué tanta prisa y tanta desesperación? Sin saber bien el por qué nos encontramos metidos en ese torbellino espiral que nos exige dar y dar vueltas cada día sin parar. Y todo efecto tiene su causa. Posiblemente buscamos algo, pero no sabemos bien qué es. Sin embargo, la evidencia es esa y no la podemos negar.

Si nos paramos un momento y nos preguntamos, quizás podamos encontrar respuestas. Supongo que buscamos bienestar. Coincidimos con ese paralítico del Evangelio de hoy que buscaba remedio a su parálisis y que pensó en Jesús como solución. Había oído que Jesús tenía poder para curar. Nosotros también buscamos soluciones para nuestros males, pero, o no hemos oído nada, o no conocemos bien a ese Jesús que nos sigue hablando, o no nos interesa. Y quizás te habla en este momento a través de estas humildes palabras y de este pobre siervo.

Sí, buscamos bienestar, es decir, vivir con cierta calidad que nos dé felicidad. Pero también buscamos estar bien por dentro, es decir, en lo más profundo de nuestro corazón. No queremos vivir con remordimientos y, del mal que hemos hecho, ¿quién no ha roto un plato?, queremos arrepentirnos y buscar perdón. Tampoco, quizás, hayamos oído de Alguien que perdone, o, quizás, no le conocemos, o  bien, no nos interesa.

Puede ocurrirnos como a aquellos que llevaron el paralítico a Jesús y se sorprendieron cuando, Jesús, le perdonó primero sus pecados. Y ante el estupor de los presentes les invito a pensar sobre lo que era más difícil, perdonar los pecados que no se ve, o sanarle de la parálisis que está a la vista de todos. Sabemos lo que ocurrió (Mt 9, 1-8). Pero quizás no sepas lo que te ocurre a ti.

Sería bueno pedirle al Señor que nos alumbre y nos dé la sabiduría de entenderle y de darnos cuenta que estamos salvados del peligro del pecado si, como el paralítico, nos ponemos en sus brazos y buscamos vivir en su presencia. Pidamos esa Gracia en el Espíritu Santo. Amén.

jueves, 18 de junio de 2015

EL PERDÓN, SERÁ Y SEGUIRÁ SIENDO NUESTRA ASIGNATURA PENDIENTE



No hay otra alternativa al perdón sino la de perdonar. Sin perdón no hay posibilidad ninguna de encontrarnos con el Señor, porque el Señor nos perdona constantemente, sin condiciones y proponiéndonos que nosotros también perdonemos. ¡No a Él, que no necesita nuestro perdón, sino a los hombres, a todos los hombres. Y esa será la marca, la prueba de que no le mentimos cuando le decimos que le amamos y le seguimos.

Por eso, al pedirles sus discípulos que les enseñe a orar, Jesús propone la oración al Padre, donde lo destacado es el amor y santificación al Nombre del Padre, y el amor a todos los hombres sin diferencias de raza, país o cultura. Amor que nos exige perdonar,pues sin perdón no existe amor. Así, nuestro Padre nos ama porque también nos perdona. Un amor que nace de un compromiso con cada uno de sus criaturas. En eso consiste el amor.

Te pedimos Padre del Cielo que nos des un corazón comprometido por amor. Por amor a Ti que nos derive al amor a todos los hombres. Sabemos que para nosotros es imposible. Somos criaturas limitadas, y Tú lo sabes, Señor. Por eso, has enviado a tu Hijo con la misión de señalarnos el Camino, la Verdad y la Vida, y para que, fiándonos en y con Él podamos recorrer ese Camino de Salvación.

Danos Señor esa Gracia que nos capacite para la lucha contra las adversidades y tentaciones de este mundo. Un mundo, demonio y carne que nos amenazan y arrastran a la perdición, al enfrentamiento, al odio, a la lucha, venganza y al pecado. Danos la sabiduría y la paciencia de soportar los obstáculos y peligros que nos salen al paso, y la fe de permanecer siempre fiel y confiados en tu Palabra. Y la perseverancia de sostenernos alimentados en la Eucaristía de tu Espíritu bajo las especies del Pan y Vino. Amén.

viernes, 8 de mayo de 2015

ENSÉÑAME SEÑOR A AMAR COMO TÚ ME AMAS

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS





No es fácil, ni dejarse amar ni amar, porque hay una frontera que limita ambas acciones. Y es el respeto, la aceptación, el servicio, la estima, la libertad...etc. valores que hay que tener muy en cuenta y ofrecer de forma voluntaria y libre en la medida que se soliciten y demanden.

Ocurre que muchas veces amamos de forma posesiva y conseguimos el efecto contrario. No se trata de poseer ni dominar, ni de dirigir la vida de otros. Se trata de servir y estar disponible en el servicio y la acogida; en la escucha y el acompañamiento; en la estima y el respeto. Se trata de amar en libertad ofreciendo cauces, soluciones y servicio para vivir una vida plena y gozosa desde la Palabra y Amor del Señor.

Porque es en Él donde encontramos respuesta y soluciones a los interrogantes que la vida nos plantea dándole verdadero sentido. Amar con un Amor Divino, que nos viene del Dios en el Espíritu Santo, para poder perdonar como nos perdona Dios, no con pensamiento humano como perdonamos los hombres. Por eso necesitamos su Gracia, para que en Ella podamos recibir la luz y la fuerza necesaria para poder entregarnos a un Amor como el de Dios.

Sabemos de nuestras limitaciones; sabemos de nuestros pecados y pobrezas; sabemos de nuestras caídas y fracasos, y te pedimos perdón, Señor. Perdón porque no merecemos ese Amor que Tú nos das, ni tampoco lo entendemos. Acudimos a Ti cuando nos interesa, cuando no nos queda otra oportunidad, cuando nos conviene. Así hizo el hijo prodigo, regresó a tu Casa cuando estaba pasando frío y hambre. 

Se conformaba con ser un criado, signo que revela que reconocía y entendía que no merecía perdón. Es lo que nosotros también entendemos. ¡Y Tú, Señor, nos perdona! ¡No entendemos nada! Es el escándalo de tu Amor. Gracias Señor por tanto premio y tanto amor a pesar de no merecerlo. Revélanos tu misterio de Amor, Señor para que podamos adorarte y glorificarte como tus criaturas. Amén.

sábado, 11 de abril de 2015

¡ CUÁNTO AMOR PARA TANTO PERDÓN!



Todavía, Señor, continúas perdonándome. Te he engañado y negado más veces que Pedro.  Y lo he hecho y hago cuando he dejado de hablarte y de visitarte. Sin embargo, Tú no te cansas de perdonarme, a pesar de que yo siga mintiéndote y engañándote.

Cuántas veces te he mentido, y continúo haciéndolo, cuando incumplo mis promesas y me quedo a media en mis compromisos, incluso penitenciales. Perdona Señor mi mediocridad, esa que Tú vomitas de tu boca. Perdona mis compromisos fallidos, mis mentiras indiferentes, mis aparentes oraciones que buscan más mis comodidades e intereses que servirte y amarte en los hombres, tus hermanos.

Perdona Señor mis temores, mis miedos, mis pecados. Dame Señor la fuerza de cumplir mi palabra y servirte entregándote mi vida tal cual Tú me has enseñado y me has proclamado con tu Palabra y obras. Llena mi corazón, Señor, de tu Paz y Sabiduría, para proclamándote, no sean sólo mis palabras, sino también mis obras las que hablen de Ti.

Ilumina Señor mi espíritu, para que todas aquellos que se acercan a mí, sobre todo mi familia y con los que convivo y tengo trato, descubran tu presencia y no la mía. Revisteme, Señor, de tu Espíritu para que todos mis actos de cada día sean fiel reflejo de los Tuyos. Amén.

martes, 31 de marzo de 2015

EL REGRESO SE HACE DURO Y DIFÍCIL



La vuelta atrás es dura, y cuesta mucho. Diría que todos no pueden volver, que no significa que no puedan hacerlo, porque todos contamos con la Gracia de Dios para poder. Dios quiere a sus hijos, y a todos les da lo necesario para regresar a casa. En la parábola del hijo prodigo, Jesús nos lo deja bien claro.

Otra cosa que la libertad tiene su precio, y la lucha por doblegarla a nuestras propias pasiones y pecados no nos resulta siempre fácil y posible. Cuando decimos que somos esclavos, no lo decimos por decirlo, ni por rellenar la frase. Lo decimos porque estamos encadenados a los apegos y pasiones de nuestro cuerpo. 

Pero lo peor, no es que nos ocurra esto, sino que creamos que podemos salir por nuestros propios pies, y descartemos pedir ayuda. Sobre todo al Señor. Quizás eso fue lo ocurrido con Judas, a diferencia de Pedro. Uno contó solo con sus fuerzas, y el otro, Pedro, lloró su pecado y se confío a la Gracia del Señor.

Cuesta levantarse, humillarse y reconocerse pecador. Cuesta pedir perdón y vomitar toda esa soberbia y orgullo que pudre nuestra alma y endurece nuestro corazón entregándolo al Señor, para que con su Gracia, lo purifique. ¡Cuesta!, ¡claro que cuesta!, pero esa es la prueba de nuestra fe y la esperanza de nuestro amor. Porque Jesús, siendo el Señor, ser rebajó, dejando su condición Divina, para, igualándose con nosotros, morir por nuestros pecados.

Eso, Señor, justifica todos mis esfuerzos, y los deja pagados por tu Amor. Dame, Dios mío, la Gracia de, como Pedro, ser capaz de aguantar tu mirada y, esperanzado, confiarme a Ella para poder llorar mis pecados. Y nunca dejar de acogerme a tu perdón por horribles y miserables que sean mis pecados.

martes, 10 de marzo de 2015

PERDONAR SUPONE AMAR



No podemos imaginar perdonar sin amor, porque el amor exige perdón. Conviene tener claro que amar no exige sentimientos ni deseos de amor, porque amar no es eso. El amor es un compromiso, y tú estás amando cuando haces lo correcto en orden al bien del otro.

No significa que amas porque lo sientes y deseas,  o no lo sientes ni deseas. El amor está al margen de todo eso. Amar es estar comprometido con la verdad y el bien. Y cuando haces el bien, perdonas y eres misericordioso, aún siendo justo, estás amando.

Así nos ama Jesús. Está comprometido con el hombre y, a pesar de nuestros rechazos y pecados, nos ama porque nos soporta, nos aguanta, nos espera y nos perdona. Ese es el verdadero significado del amor, porque así nos lo enseña y nos ama Jesús.

Por eso, somos libres y tenemos voluntad. Podemos con nuestra libertad y voluntad vencernos y dominar nuestras apetencias, nuestros apegos, nuestros deseos y egoísmos, y, a pesar de nuestros sentimientos, amar. Amar porque estamos comprometidos con la verdad, y la verdad nos necesita libres para decidir. Ese ejercicio de decidir el bien, la justicia y la paz se llama amor.

¡Oh Señor nuestro, danos la sabiduría y la capacidad de amar. Amar en clave de perdón y de compromiso. Porque sabemos que sólo perdonando como Tú nos perdona amamos y hacemos tu Voluntad. Amén!

viernes, 27 de febrero de 2015

ABIERTO AL PERDÓN PORQUE TÚ, SEÑOR, LO DICES

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Experimento que no puedo. No soy capaz de perdonar a mis enemigos. ¡No puedo, Señor!, y no puedo porque mi naturaleza humana, débil y pecadora, no me permite hacerlo. Mi corazón, endurecido como piedra, no admite compasión ni misericordia al enemigo. ¿Cómo entonces me mandas perdonar, Dios mío?

En el silencio de mi angustia descanso desesperado, y espero buscando respuestas que me ayuden a entender tu exigencia. Pasa el tiempo y no llego a entenderlo. Quizás no pueda, pero si logro comprender que Tú, que has entregado a tu Hijo para salvarme, no puedes ahora exigirme algo imposible de cumplir.

Permanezco pensativo y empiezo a abrirme. Abrir mi corazón a tu Gracia y entregarme a tu acción. Claro, a mí me será imposible, pero contigo seré mayoría aplastante. Injertado en Ti, Señor, podré vencer el odio de mi corazón y suavizarlo para no guardar rencor contra mis adversarios. No sé cómo lo harás, pero si sé que Tú lo puedes todo.

Abro, Señor, mi corazón al perdón de todos los hombres, a pesar de mis pecados y de mis propias limitaciones. Y lo hago, Señor, parodiando a Pedro cuando echó las redes al mar simplemente porque Tú se lo has dicho. Yo también lo hago porque Tú, simplemente Tú, mi Señor, me lo dices y me lo exiges.

Si Tú, Dios mío, lo dices, yo lo hago, porque sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

sábado, 21 de febrero de 2015

GRACIAS SEÑOR POR PERDONAR MIS PECADOS



Me cuesta desprenderme de mis cosas. Quizás el apartado económico sea el de menos preocupación, pues mi situación, a Dios gracias, no presenta muchas posibilidades que me permitan plantearme serios problemas en ese sentido. Si bien, la viuda pobre fue destacada por Jesús por su generosidad, aunque haya sido pequeña.

Porque lo importante no es no tener que dar, sino dar en las medidas de tus posibilidades, y en ese sentido si tengo preocupación y batalla. Siempre te cuesta desprenderte. Sin embargo, hoy quiero pensar que el dinero no es lo más importante. Porque hay otros aspectos donde si puedes ser rico, y quizás no los comparte con suficiente generosidad.

Me preocupa también como gasto mi tiempo, y en qué y cómo lo empleo; me preocupa más el esfuerzo que pueda hacer por aliviar la vida de los que nada tienen, o tienen menos que yo. Tanto material como espiritual. Me preocupa mi comodidad e instalación al margen de lo que puedan estar sufriendo ellos.

Me pregunto si realmente estoy instalado y acomodado en unas costumbres y normas, que guardo escrupulosamente, y de las que me siento esclavo y débil para romper. Me pregunto si trato de esforzarme en, no sólo dar, sino también darme en ayudar material y espiritualmente a otros que lo pasan verdaderamente mal. 

Quiero ser sincero conmigo mismo y, aún sintiendo que hago algo, me siento preocupado hasta el punto de sentirme mal. Y eso me preocupa más. Por eso, Señor, te pido fuerza y sabiduría para liberarme de las cadenas que esclavizan mi vida, y sinténdome libre, comprometerme en darme en servicio, por amor, a los más necesitados.

sábado, 17 de enero de 2015

ESTOY ENFERMO, SEÑOR



Me siento enfermo y necesito la medicina que me cure. Mi enfermedad me esclaviza y me somete a las pasiones de mi propia naturaleza. No soy dueño de mi mismo. Me siento dominado por mi soberbia, orgullo, vanidad, placeres y egoísmos. Y eso hace que haga cosas y actos contrarios a los que deseos hacer. Sí, me siento mal y pecador. Muchas veces lo confieso en mis reflexiones prebautismales.

Los que acudimos al Señor y frecuentamos la Penitencia ( sacramento de la confesión) y la Eucaristía, lo hacemos porque nos sentimos pecadores, y necesitamos perdón. Necesitamos ser curados de nuestros pecados que pierden nuestra alma. No pensemos que los que nos sentamos a la mesa del Señor somos los elegidos por nuestra limpieza y bien actuar. ¡No!, todo lo contrario.

Somos elegidos por nuestros pecados. Y nos sentamos porque queremos y sentimos necesidad de ser perdonados, curados y limpios de pecados. Danos, Señor, la perseverancia, la fortaleza y la voluntad de no dejar nunca de acudir a tu Mesa, para en ella ser purificados, lavados, perdonados, alimentados y fortalecidos en la lucha diaria contra el pecado. 

Gracias Señor por tu Misericordia y porque nos das esperanza de perdón. Gracias porque has venido, Tú nos lo dices, para salvar a los enfermos, y nosotros lo somos. Por eso, Señor, acudimos a Ti.  Amén.

viernes, 16 de enero de 2015

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



Sucede que sin darnos cuenta ponemos nuestra mirada en el paralítico, y se nos escapa por debajo de la mesa nuestras parálisis. Aquel acontecimiento fue aprovechado por Jesús para dar testimonio, una vez más, de su Divinidad curando al paralítico de su parálisis y perdonándole sus pecados.

Hay dos curaciones que ocupan su verdadero lugar. La primera, el perdón de los pecados, la más importante, porque perdonados nuestros pecados estamos en Gracia de Dios y, por su Misericordia y Amor somos admitidos en su Gloria y Reino. La segunda, menos importante, nuestra curación temporal que sólo durará una vida, un tiempo insignificante comparado con la eternidad.

Nuestra naturaleza humana ve las cosas con ojos humanos, y todo lo humano, en este caso la enfermedad,  nos resulta más valiosa y más necesaria. No comprendemos como Jesús puede perdonar los pecados, que por otro lado no apreciamos su perdón, cuando eso está reservado sólo a Dios. Sólo haciendo una curación física queda demostrado su poder Divino. Y Jesús se ve obligado a ello para dejar la cosa clara.

Posiblemente tengamos que pedir a Jesús que nos perdone la parálisis de nuestros ojos; que nos perdone la parálisis de nuestra fe; la parálisis de nuestra humildad; la parálisis de nuestra obediencia... y tantas parálisis que nos aprisionan y nos impiden seguir al Señor. Tenemos que pedirle que nos perdone nuestra soberbia, nuestras iniquidades, nuestras prepotencias que nos causan parálisis y nos esclavizan sometiéndonos al pecado.

Danos Señor la libertad, fortalecida por tu Gracia, de poder caminar y vencer esas parálisis que nos paralizan, valga la redundancia, y nos alejan de Ti. En tus Manos, Señor, ponemos nuestra vida. Amén.

lunes, 10 de noviembre de 2014

NIÑOS, PERDÓN Y FE



Es escándalo tiene efecto cuando se realiza en gente inocente, indefensa y sin recursos para poder defenderse, es decir, inocentes. Es ahí donde el escándalo tiene caldo de cultivo y puede dar frutos. Por eso es una canallada, abuso y un escándalo, valga la redundancia.

Por eso se hace necesario revisarnos, medir nuestras palabras, nuestros actos y ver serenamente nuestro campo de acción, porque hay momentos, lugares y circunstancias que, sin pretenderlo, escandalizamos. Y eso puede tener, y de hecho tiene, consecuencias muy graves. Y nos basta con pedir perdón, sino que hay que reparar en la medida de lo posible el daño causado.

Claro,todo se perdona, pero el perdón exige arrepentimiento, pues sin él sería una farsa y no se puede dar. Más si, a pesar de su ofensa, se acerca a ti arrepentido, perdónalo. Son Palabras del Señor y por lo tanto sin ninguna duda para nosotros. Cierto es que somos débiles y propensos a dudar, pero confiados al Señor le pedimos que nos aumente la fe hasta el punto de, en su Nombre, actuar como Él nos dice.

Danos Señor la confianza de confiarnos a tu Palabra y a tu Verdad. Aumenta nuestra débil fe y fortalece nuestra frágil confianza vencida por los avatares y circunstancias de nuestra vida, y afirma nuestra voluntad, para que endurecida por la fe seamos capaces de cumplir tu Voluntad.

jueves, 14 de agosto de 2014

SETENTA VECES SIETE. ES DECIR, SIEMPRE.



Mi corazón está tocado, lleno de odio y venganza, y sometido al pecado. A una ofensa responde con otra ofensa y no resiste el deseo de venganza que anida en lo más profundo de su ser. Luchar contra ese odio de venganza que yace dentro de él se le hace imposible. No puede responder con amor a la más pequeña y simple ofensa.

¡Y Tú, Señor, me dices que tengo que perdonar hasta setenta veces siete! Sólo, ante la debilidad de mis fuerzas y la fragilidad de mi naturaleza, me queda, Señor, tu Palabra, y la convicción que si Tú me lo propones es porque, con tu Gracia, podré transformar mi corazón de piedra en un corazón de carne dispuesto a perdonar. Ya me habías dicho que sin Ti nada podría hacer.

Creo, Señor, en tu Palabra y confío en el Poder de tu Gracia para transformar mi corazón en un corazón capaz de perdonar y de amar. Necesito llenarme de paciencia y confiar en seguir tus pasos hasta que Tú consideres que estoy preparado para poder perdonar a mis enemigos.

Y me dices que no me canse de perdonar, hasta setenta veces siete. Es decir, para siempre, porque así perdonas Tú, Señor. Y así también quiero perdonar yo. Dame Señor la capacidad y el amor suficiente para poder perdonar siempre. Amén.

miércoles, 13 de agosto de 2014

NO PUEDO PERDONAR COMO TÚ ME PERDONAS



Sé, Señor, que me perdonas en la medida que yo perdono a los que me ofenden. Pero he experimentado que me es imposible hacerlo. ¡No puedo perdonar a aquellos que me perjudican y buscan hacerme daño! Lo intento, pero me siento incapaz de conseguirlo. Mi naturaleza caída me somete y me esclaviza, y quedo a merced de mis sentimientos de odio y venganza.

¿Cómo, Señor, se te ha ocurrido exigirme perdonar a mis enemigos? Si fuera a mis amigos podría intentarlo, pero con mis enemigos no puedo. Sin embargo, Señor, me extraña que siendo tan Misericordioso me exijas perdonar lo que no puedo perdonar. Empiezo a pensar que si Tú me lo propones es porque podré hacerlo. Quizás la dificultad esté en que quiero lograrlo yo solo, y ahí está el secreto.

Necesito la asistencia del Espíritu Santo, porque sin la Gracia del Espíritu nada puedo. Tú, Señor, lo haces cada día. Me amas a pesar de mis rechazos y bofetadas. ¿Cómo es posible que no me de cuenta? ¿Yo recibo tu perdón incondicional, y yo mismo me niego a dárselo a otro? La parábola del siervo desagradecido que fue perdonado por su Señor y luego, él, no perdonó a aquel amigo que le debía muy poco. 

El fue perdonado en mucho y se negó a perdonar poco a su otro amigo. ¿No estoy yo haciendo lo mismo? Posiblemente no nos damos cuenta de que en la medida que perdonemos seremos perdonados. Y esa es la cuestión, necesitamos perdonar para ser perdonados. Vale la pena hacer el esfuerzo, porque en ello nos va nuestra salvación. 

Pero, lo más grandioso es que no estamos solos. El Espíritu de Dios nos asiste y nos da el valor, la fuerza y la capacidad para poder hacerlo. En Él podemos vencernos y ser lo suficientemente humildes para dar el perdón tal y como el Señor nos perdona a nosotros.

Gracias Señor por amarnos tanto hasta el punto de perdonar todas nuestras ofensas y rechazos, y de darnos la Gracia de poder, en tu Amor, perdonar también nosotros a los que nos ofenden. Amén.

martes, 22 de julio de 2014

NO IMPORTA TU PECADO, SINO TU ACEPTACIÓN DE PERDÓN



Quizás la mayor dificultad estribe en aceptar el perdón que ser perdonado. Mira, la locura de amor del Señor es tanta que, enviado por el Padre, y aceptada libremente por Él, se entrega totalmente hasta el extremo de dar su propia vida. Una prueba de Amor de estas características supone el perdón, gratuito, asegurado y garantizado. Dependerá más de ti que de la Misericordia del Señor.

El Padre lo ha dado todo. Ha entregado a su Hijo predilecto a una muerte de Cruz para salvarte a ti y a mí. No se puede dar más. ¿O crees que hay algo más? ¡Pues sí, lo hay! A pesar de esa locura de entrega, se queda esperándote pacientemente. ¡Es el escándalo del Amor! Abofeteado, despreciado, mal tratado, injuriado, martirizado y encarnizado, no te recrimina ni te excluye. Es más, ¡te perdona! No se entiende ni se puede entender por nosotros mismos, pues de poder, nuestra actitud sería otra.

Por eso, Señor, dame la Gracia de entender y aceptar tu perdón. Tu perdón ofrecido gratuito, inmerecido por mi parte, y pacientemente cargado de Amor. Ilumina mi corazón para entender que Tú me Amas tal y como soy. Sabías de mí, y sabes también que puedo cambiar si me dejo guiar por Ti.

Señor, quiero abandonarme y darte mi torpe y atribulada mano para que seas Tú quien guíes mi vida. Como María Magdalena me pierdo y no te encuentro, y sólo se me ocurre llorar y compadecerme de mi desgracia. Regalarme tu presencia y enciende en mí la esperanza de saberme perdonado y en actitud de esforzarme en no volver a pecar. Gracias Señor.

jueves, 19 de junio de 2014

YO MISMO DESCUBRO MI CONDENA O SALVACIÓN



A nadie se le esconde la deuda que tiene con otros. Es posible que no esté en sus manos lograr saldar esa deuda, pero si es posible que en su corazón quede saldada. Y digo esto porque el perdón no es cosa de uno, sino de dos o más. Y dependerá de que ese uno u otros acepten tu perdón o no lo hagan. Pero, al margen de eso, si tú corazón está abierto al perdón, tú has perdonado y nada más podrás hacer.

De la misma manera, tanto tú como yo, tenemos el perdón de Dios. Su locura de Amor es tanta que somos perdonados. Sin embargo, muchos lo aceptan y ofrecen su compromiso de no volver a rechazarlo (lo hacemos cuando pecamos), y otros lo rechazan, son indiferentes, o simplemente, ni lo escuchan, ni se plantean el tener que necesitarlo para nada. Se sienten prepotentes y se bastan ellos mismos.

Yo, Señor, me postro a tus pies y te suplico me concedas la Gracia de superar mi soberbia, mi orgullo, mi suficiencia, mi egoísmo y mi vanidad para, humillado y abajado de mi pedestal humano, sea capaz de perdonar tal y como Tú me perdonas mis pecados cada día.

Porque sé, Señor, que en la medida que sea perdone, yo también seré perdonado por Ti. Pues es tu promesa (Mt 6, 7-15) y Tú lo que dices lo cumples porque tienes Palabra de Vida Eterna.