Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 2 de diciembre de 2014

DAME LA GRACIA DE ESCUCHAR TU PALABRA SEÑOR



Dame, Padre, un corazón sencillo, consciente de su pequeñez y de su pobreza, y sabedor de que todo lo que tiene te pertenece Padre. Crea en mí un corazón puro y agradecido. Agradecido de todo lo que ha recibido, aunque algunas cosas no le parezca bien.

Dame, Padre, la sabiduría de saber aceptar con alegría todo lo que me has dado, porque nada de lo que viene de Ti puede perjudicarnos. Al contrario, nos sirve de mejora y de perfección. Dame la sabiduría de saber ser agradecido, y como Tú, mi Señor Jesús le agradeces al Padre que haya revelado estas cosas del Reino a los pequeños, sencillos y humildes, que sepa yo también agradecérselo al Padre en Ti, Señor.

Danos la luz de conocer al Padre, porque Tú, Señor, el Hijo, nos lo has revelado. Necesitamos la luz del Espíritu Santo para entender lo que nos has enseñado del Padre. Queremos, Señor, seguirte, pero seguirte como a Ti te gusta. No siguiendo nuestras ideas y criterios, sino los tuyos. Y eso nos cuesta mucho.

Nos cuesta, Señor, hasta el punto que experimentamos la debilidad de no poder seguir tus pasos. Al menos a tu ritmo. Los míos son más lentos, más pesados. Están encadenados, atados a estos vicios mundanos que me torturan. Viciados de apegos y apetencias de las que me experimento esclavo, y hasta dispuesto a venderte por un plato de lentejas como hicieron los hijos de Jacob con José.

Por eso, Señor, con el rostro preocupado, desencajado y enfermo te ruego me sostenga, me liberes y me des la voluntad comprometida y responsable de enfrentarme a mis ataduras y esclavitudes para aligerar mis pasos y seguir tu ritmo. Te lo pido Señor. Amén.

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