Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 6 de marzo de 2016

IMPOSIBLE DE COMPRENDER



Por mucho que nos esforcemos en comprender, no podremos llegar a entenderlo. El Amor del Padre nos sobrepasa. Nuestro amor es un amor de dar y recibir. Todos nuestros conflictos están marcados por un dar y recibir, y cuando falla el dar o el recibir, se enciende la llama que separa y cuece odio, envidia y ruptura.

Claro, sin ese encuentro que nos enamora de ese Amor del Padre, nuestro amor, aquí abajo, deja mucho que desear. Porque, ¿en quién nos fijamos para crecer y madurar en el amor? Porque, ¿quién nos explica, con su palabra y vida, cómo debe ser el amor? Sólo el Padre, con su paciencia, con su desprendimiento, con su comprensión, con sus consejos, con su respeto y libertad para con sus hijos, con su espera y su brazos siempre abiertos y su eterna misericordia nos puede hacer entender qué es realmente amar.

Y sólo un Padre así nos puede conmover e impulsar a, abajándonos y humillándonos, reconocer nuestro error y pecado. Pero no va a ser fácil. Nos costará levantarnos y reconocernos pecadores. La experiencia de muchos nos lo demuestra. Por eso necesitamos orar. Orar mucho, tanto los que caminamos de regreso a Casa, esperanzados en la Misericordia del Padre, como los que todavía no hemos decidido regresar.

Y es más, recemos muchos los que intentamos y vamos de regreso, por todos aquellos que todavía se instalan en la comodidad y placeres del mundo. Recemos por todos ellos, y también por nosotros, para que la Gracia del Espíritu Santo nos fortalezca y nos dé las fuerzas necesaria para no desfallecer en el camino de regreso a la Casa del Padre. 

No dejemos de rezar, con fe y esperanza: Padre nuestro que está en el Cielo. Santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino y hágase tu Voluntad, aquí en la tierra como en el Cielo...

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