Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 19 de enero de 2018

MIRANDO HACIA ARRIBA, PERO TRABAJANDO AQUÍ ABAJO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No cabe duda que cada cual tiene sus habilidades y talentos. Todos no somos iguales, eso es algo que está muy claro. Pero, lo que no queda claro es que quienes se ven más capacitados que otros se creen merecedores de elogios, acreedores por sus méritos de los otros. Eso, incluso, les hace sentirse superiores y mejores. Ese es el problema, porque, quienes han recibido más, más le será exigido para que, trabajando aquí abajo, sirvan a Aquel del que han recibido todo lo que tienen.

Y ese servir consiste en compartir y mejorar la vida de los demás. Es decir, dar todo lo que tengan por ayudar a que el mundo sea más justo, más equitativo, más verdad y justicia, más fraterno y donde la paz sea el olor que se respire por todas partes. Has sido elegido para dar, y, quizás, por eso has sido adornado con capacidades y talentos para que las compartas con esfuerzo, trabajo y amor.

No se trata de lucimiento, ni de aprovechamiento. Lo has recibido gratuitamente, y gratuitamente debes darlo. Eres libres para eso, y dependerá de ti tomar esa decisión. Luego, si el mundo está mal y hay muchos que sufren, piensan que tú puedes hacer algo al respecto. No le eches la culpa a Dios, porque, Él, ha delegado en ti. Para eso te ha hecho libre.

La parábola de los talentos -Mt 25, 14-30- nos lo deja bien claro. Será tu libertad la que decidas y para eso has sido elegido. No sólo fueron elegidos los primeros doce apóstoles, sino también cuenta contigo y conmigo. Todos nosotros, los bautizados, estamos llamados a responder con nuestra colaboración y a administrar el mundo para que haya paz, justicia y amor.

Sí, Juan, Antonio, Inmaculada, Salvador y ... estamos llamados a anunciar el Evangelio y a luchar contra el hambre, la pobreza, la violencia, la mentira, las injusticias...etc. Pidámosle al Espíritu Santo la perseverancia, la fortaleza, la sabiduría y la voluntad para poder cumplir con nuestra responsabilidad. Amén.

jueves, 18 de enero de 2018

LA UNIDAD SE NOS RESISTE


Nuestro destino es estar unidos. Unidos en la familia, en los grupos, en los pueblos, naciones... Unidos en la Iglesia. Sin embargo, podemos decir que ese en nuestro mayor pecado, porque no logramos permanecer ni vivir unidos. La unidad, diríamos, se nos resiste. ¿Por qué? Nuestra soberbia; nuestra suficiencia; nuestro orgullo; nuestros egoísmos; nuestros..., y así tendríamos muchas cosas que limar y de la que arrepentirnos.

Pero, esa es la lucha y la batalla que libramos cada día aquellos que queremos, a pesar de nuestras pequeñeces y pecados, avanzar y perfeccionarnos. Esa es la batalla de cada día que libramos en el Espíritu Santo, que nos guía y nos orienta, y en el que confiamos que nos irá perfeccionando y liberando del pecado que nos aprisiona y esclaviza.

Porque, es muy atrayente cuando todo sale rodado, tal y como pensamos y como nos gusta. Nos atrae un Jesús que cura, que habla muy bien y dice cosas que nos gustan, que queremos y que nos hacen la vida más agradable. Frecuentemente he visto a mucha gente que salen alegres, exultantes de alegría y hasta algo apresurados a vivir la Vida de la Gracia después de vivir un cursillo de cristiandad o un retiro espiritual u otro espacio espiritual. Sus entusiasmos son notables y eufóricos, pero, luego, pasado un tiempo todo empieza a desvanecerse.  Llegada la tempestad, el cerco de la rutina, las dificultades y la convivencia de cada día, todo se vuelve duro y exigente. Entonces todo se derrumba y te preguntas, ¿es que no había fe? ¿Dónde está la confianza? ¿Eran apariencias? ¿Una fe superficial?

Jesús se hace presente en nuestra vida cuando tú lo buscas con verdaderos deseos e inquietud. Jesús se hace presente en tu vida cuando estás atento a esas estrellas, como los magos de oriente, que alumbran tu vida y que te señalan el camino a Belén. Porque, cada día nace una nueva estrella que te indica la medida de tu fe y la forma de acrecentarla. Cada día hay una nueva señal. No llamativa, ni heroica ni hermosa, quizás pequeña, escondida, humilde.

Puede ser un pequeño detalle; una sonrisa; una paciente escucha; un deseo de ayudar; una atenta mirada y delicado servicio; un pequeño sacrificio que ayuda a soportar que haya paz, y muchas otras cosas más. Cada día tienes una y mil oportunidades de amar. Pidámosle al Señor que nos dé luz para verla y vivirlas. Amén.

miércoles, 17 de enero de 2018

CUANDO LA OCASIÓN DERRIBA LA NORMA

Nadie se plantea permanecer pasivo ante una tragedia. Lo inmediato que sale del corazón es activarse y ponerse a ayudar. Se hacen esfuerzos por salvar vidas y nadie se plantea que es sábado o que está en vacaciones. Lo importante en esos momentos son las personas. Sobre todo, las personas que están en peligro. Se derrumba por sí sola la ley de guardar descanso, hasta el extremo de no curar o ayudar a quien lo necesita, el sábado.

Sin embargo, en aquellos tiempos no era fácil verlo así. Se respetaba la ley y se anteponía al bien del hombre, hasta el punto que quien sufría o le ocurría algo tenía que esperar al día permitido. Hoy nos parece absurdo, pero en aquel tiempo le costó a Jesús ofensas, insultos y persecución. El Evangelio de hoy dice: Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.

Aprovechamos, Señor, esta humilde y sencilla reflexión para pedirte sabiduría y perdón por nuestros criterios y leyes. Quizás no llegamos a ver cuantas veces nos imponemos con nuestros propios pensamientos y no toleramos lo que otros piensan o exponen. Tenemos nuestras verdades y las imponemos a otros. Cuantas veces nos enfrentamos a nuestros hijos porque piensan o hacen cosas diferentes a las que hacíamos nosotros en nuestros tiempos. ¿Acaso eramos mejores nosotros?

Eso no significa que permitamos todo y que todo vale. No decimos eso, pero sí podemos pensar en ser más misericordioso, escuchar más y tratar de comprender. No perdamos la buena actitud de buscar siempre el bien y la verdad. Se trata de perseguir siempre la búsqueda del bien del hombre y de orientarnos desde la Palabra de Dios, Verdad Absoluta, que, en el Espíritu Santo, nos guía y nos orienta hacia la Verdad.

Y es eso, Señor, lo que, hoy, desde este rincón de oración, queremos pedirte y suplicarte. Danos la luz de apoyarnos siempre en tu Palabra y dejarnos conducir por ella. Tengamos siempre la paciencia y la templanza de confiar en tu Providencia y de sabernos queridos y amados por Ti, Señor, que nos guia por el buen camino. Amén.

martes, 16 de enero de 2018

SÁCAME, SEÑOR, DE LA LEY Y LLÉNAME DE AMOR Y MISERICORDIA

Qué hay que cumplir las leyes es evidente, y eso no admite ninguna discusión. José y María se sometieron a la ley y a las costumbres de su tiempo. Así lo narra el Evangelio en los primeros años de Jesús. Fue presentado en el templo y cumplió con los requisitos de la ley. Pero, eso no debe confundirnos ni desviarnos del criterio que la ley debe estar siempre al servicio del hombre. Una ley que no cumpla esa condición deja de ser ley, para convertirse en esclavitud e imposición. Y debe ser corregida o abolida.

Porque, la ley debe siempre mirar al beneficio y bien común del hombre. Siempre contenido en la verdad y la justicia. Todas las personas somos iguales, y por el hecho de ser hijos e hijas de Dios reciben la dignidad de ser iguales en derechos y tratados en condiciones de igualdad, de justicia y verdad. Nunca se pueden legislar leyes que vayan contra la dignidad de la persona y contra el bien común.

Por eso, Señor, consciente de mi esclavitud y mi tendencia a ser egoísta, de la que no puedo escapar y de la que me siento esclavo, te pido que me llenes de amor. De amor libre que me ayude a, voluntariamente, darme en servicio y para el bien común de todos los hombres. Independientes del color, raza, credo o lugar del que procedan. Ayúdame, Señor, a priorizar el amor y la misericordia antes que la ley. Leyes que someten y esclavizan en muchas situaciones a los hombres, y que van encaminadas a favorecer a unos cuantos poderosos y ricos.

Danos, Señor, la sabiduría de iluminar los caminos, nuestros caminos, con la luz de la verdad y la justicia, que sólo nos viene de Ti. Porque, los hombres, ciegos por su condición pecadora y humana, se ven sometidos y esclavizados por el pecado a las más bajas pasiones y avaricias que los denigran y los enfrentan a muerte. Sácanos, Señor, del sometimiento a la ley y llénanos de amor y misericordia.

Confiados en tu Amor y Misericordia, Señor, caminamos depositando en Ti toda nuestra confianza y esperanza. Y en tus Manos ponemos todos nuestros anhelos y nuestros deseos de verdad y justicia entre los hombres, para que la fraternidad se haga realidad en este mundo en el que vivimos. Amén.

lunes, 15 de enero de 2018

LA NOVEDAD ES EL AMOR

Un mandamiento nuevo les doy, dice el Señor. Jesús nos viene a renovar, a liberarnos de lo encorsetado, de las prácticas y cumplimientos que nos aprisionan y esclavizan. De las costumbres y las tradiciones y de la ley que vigila el cumplimiento y no el espíritu y el amor. Es hora de, no anular, sino renovar y dar un nuevo sentido a la vida movido por la misericordia y el amor.

No queremos quedarnos, Señor, en lo establecido, en lo inmovible y tradicional, sobre todo cuando aprisiona e inmoviliza. Queremos abrirnos a la generosidad, a la dignidad de considerarnos hermanos porque somos tus hijos y, por supuesto, al derecho de amarnos como Tú nos amas. Lo antiguo nos ha valido para llegar hasta aquí, pero ahora, queremos madurar y sentirnos hombres nuevos creados para amar por encima de lo establecido en la ley.

Porque entendemos la ley en función del amor. Tú nos has salvado por amor, y por amor tenemos la oportunidad de ser perdonados y rescatados de la esclavitud del pecado. Danos, Señor, esa sabiduría de sabernos hijos tuyos creados para amar y no para simplemente cumplir. No es hora de ayunos, sino de alegría y gozo, porque, Tú, el Señor estás con nosotros y nos salvas para la eternidad. Queremos, pues, exultar de alegría y gozo junto a Ti.

Sí, sabemos que llegarán momentos de tribulación, de tentaciones y de sufrimientos. La cruz está en nuestro camino, y cuando llegue ese momento necesitaremos fortaleza para soportar la mortificación y el ayuno. Necesitaremos, confortados en la oración y las privaciones, soportar las adversidades y las pruebas que el mundo nos exigirá, sabedores que Tú estás con nosotros. 

Te pedimos, Señor, la voluntad, la sabiduría, la fortaleza y toda la valentía que necesitamos para encarar los momentos difíciles de nuestra vida sin separarnos de Ti. Entonces necesitaremos ayunar, privarnos y fortalecernos en la esperanza de saber que un día estaremos en tu presencia. Amén.

domingo, 14 de enero de 2018

DANOS SABIDURÍA SEÑOR PARA SABER ENCONTRARTE

Supongo que soy cristiano, y se supone que sigo a Jesús, pero, ¿realmente que busco en Jesús? ¿Busco la salvación?; ¿busco seguridad y paz? ¿busco librarme de enfermedades y accidentes en esta vida? ¿Por qué busco al Señor? ¿Realmente me doy cuenta de quien es? Estas y otras preguntas nos pueden ayudar a encontrarnos con el verdadero Jesús.

Como nos es difícil responder, y no porque no queramos hacerlo, sino porque no sabemos y nos resulta casi imposible hacerlo, buscamos, Señor, tu ayuda y que, en el Espíritu Santo, nos guíe y nos ilumine para poder conocerte y encontrarte. Tal y como hicieron aquel día Andrés y Juan siguiendo la advertencia y consejo de Juan el Bautista. Sí, nosotros creemos que Tú eres el Mesías, pero necesitamos tu Gracia para poder experimentarte cercano y revitalizar fuertemente nuestra fe.

Queremos, Señor, saborear ese encuentro contigo y fortalecernos en la fe, tanto de palabra como con obras. Queremos quedarnos contigo, no sólo una tarde, sino para siempre. Sabemos que el camino no será fácil. Conocemos como lo han recorrido otros que te ha seguido, y lo bien que lo han hecho, pero también los malos momentos, sufrimientos y dudas por las que han pasado. Quizás eso nos da miedo, y no paraliza un poco o no nos deja entregarnos como nos gustaría.

Danos, Señor, la fuerza y la voluntad de confiar con más determinación y empeño. Danos la paciencia y la esperanza de hacerlo con alegría y gozo y la perseverancia de sostenernos, a pesar de las dificultades, siempre firmes. Conocemos que el camino está lleno de tentaciones y de peligros, pero confiamos que tu Gracia nos desbordes como ocurrió con Andrés y Juan, y, más tarde Simón, avisado por su hermano Andrés. 

Danos, Señor, el entusiasmo de Juan y Andrés para llevar también nosotros la experiencia de ese encuentro contigo a los demás y contagiarles de ese entusiasmo que Tú nos contagia y nos llena de alegría y gozo. Amén.

sábado, 13 de enero de 2018

ABIERTO A TU LLAMADA

No tengo fe y no quiero hacer las cosas por imposición o contra mi voluntad. Son frases y pensamientos que los hemos oídos muchas veces y que también lo experimentamos a lo largo de nuestra travesía. Da la sensación que el sentido común nos dice que la fe es primero, y luego vendrá la conversión. Sin embargo, Jesús empieza por llamarnos a la conversión sin nombrar para nada la fe: "Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio"... -Mc 1, 14-20-.

Confieso que en principio me extrañaba, o, al menos no lo comprendía. Será primero la fe y luego la conversión, me decía. Afortundamente, la Gracia del Espíritu, escuché en una homilía lo que interiormente buscaba de forma inconsciente. Sí, primero es la conversión, y en la medida que te abras a esa conversión, el Espíritu de Dios premiará tu disponibilidad y te inundará de fe. Así ocurrió con María, se abrió sin entender lo que el Ángel Gabriel, enviado por Dios, le proponía, y su fe empezó a nacer y crecer.

Tú, y yo, también tenemos y debemos de dar ese primer paso. No es primero la fe, sino la conversión. Responder al Señor no es cuestión de fe, sino de confianza y de disponibilidad. Su sello está en tu corazón y tú, sin saberlo, le buscas. Cuando te llama, abrete a su Palabra, y la fe se te dará por añadidura. Porque, por ti no podrás nunca encontrarla. La fe es un don de Dios, y la da a quienes se abren a su Palabra.

Por lo tanto, te pedimos Señor que nos empuje a seguirte como hizo Leví, el de Alfeo. Seguir ciegamente a tu insinuación. En nuestro Bautismo nos has configurado como sacerdote, profeta y rey, y hemos recibido la Gracia Trinitaria de tu Amor. El Espíritu Santo, el mismo que recibió tu Hijo predilecto en el Jordán, ha bajado también sobre nosotros. Él nos guiará por el desierto de nuestra vida. Danos, Señor, la fuerza y la voluntad de sostenernos siempre en tu Palabra y de abrirnos a ella, porque, seguro, después vendrá la fe de sabernos en las mejores Manos. 

Porque, Tú eres infinitamente bueno, bondadoso y misericordioso. Y en Ti encontraremos la justicia, la verdad y la paz que nos llenará de gozo y felicidad eterna. Amén.

viernes, 12 de enero de 2018

LA FUERZA DEL PERDÓN

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Jesús se presta a hacer milagros por su infinita compasión, y llevado por nuestra dureza de corazón, que no ve más allá del poder y lo espectacular. En el caso que hoy nos ocupa cura al paralítico que le presenta por la mala intención de aquellos escribas que piensan que Él no puede perdonar los pecados, pues eso sólo le pertenece a Dios. Ante esta ceguera, Jesús se ve obligado a despertarles su ignorancia y oscuridad.

Posiblemente, a ti a a mí nos ocurra algo parecido. Buscamos milagros; buscamos testimonios de gente que nos digan que han sido curados; buscamos grandes hechos; vamos a santuarios donde oímos se producen milagros; buscamos a oradores y envagelizadores que nos den razones para creer, para convencernos que Jesús, el Mesías enviado por el Padre, es el Hijo de Dios verdadero.

Y, quizás, piensa que tú no estás paralítico. A mí me sucede lo mismo. La realidad es que tenemos nuestros corazones paralíticos y enfermos. Necesitamos el masaje de la fe para que nuestros corazones se pongan en marcha y latan con latidos de fe. Necesitamos levantarnos y ponernos en marcha; tomar nuestra camilla, donde habíamos dejado tumbada todas nuestras esperanzas e inquietudes, y ponernos a caminar. A caminar acompañados de la misericordia de Dios.

Porque, estamos perdonados, estamos salvados siempre que, como aquel paralítico, nos pongamos, por nosotros mismos o llevados por otros, delante del Señor. Sí, el Señor quiere salvarnos. Él nos puede curar nuestras parálisis, tiene poder para eso y mucho más. Es Dios, el Creador de todo lo visible e invisible, pero no te puede salvar sin tu permiso. Te ha creado libre, con poder de decisión, y serás tú quien decidas si quieres curarte, no para un rato en este mundo, sino para siempre.

Para eso, necesitas ser perdonado. Por eso, la alegría de Jesús es poder perdonarte tus pecados contando con tu dolor y arrepentimiento. Sí, Señor mío, me pongo a tus pies con todo el dolor de mi corazón y arrepentido de todas mis faltas imploro tu Misericordia y Perdón. Amén.

jueves, 11 de enero de 2018

DUREZA DE CORAZÓN

Nunca dejaremos de insistir, ni de insistírnos a nosotros mismos, que la oración es vital. Vital para no alejarnos del Señor y sostenernos en su presencia, porque de eso dependerá nuestra firmeza y nuestra fe. Y, también, la suavidad de nuestro corazón. Porque, lejos del Señor se nos endurece el corazón y rechazamos su Palabra. Por lo tanto, pidamos tener un corazón suave y dispuesto a oír la Palabra del Señor.

Y oír no es lo mismo que escuchar. Podemos oír ruido, pero no saber que significa ni de dónde viene. Tendremos que atender y escuchar. Es decir, entender que se nos dice y abrirnos a eso que se nos dice. Ser dócil y obediente en hacer vida esa escucha de la Palabra en nuestro corazón. Posiblemente, esa sea nuestra más grave lepra, la lepra de escucharnos a nosotros mismos y de actuar según nuestros intereses y proyectos.

Se trata de silenciar nuestro interior y apartarlo de posibles distracciones que el mundo nos propone para, en silencio poder escuchar con serenidad y paz la Palabra del Señor. Escucharla para obedecerla y llevarla a la vivencia de nuestra vida. Y no es fácil, pues los golpes de la vida y nuestros propios fracasos se encargar de hacernos dudar de la Palabra de Dios y sembrar nuestro corazón de dudas y desconfianza. El camino se hace cuesta arriba y la adversidad hace presencia.

Son esos momentos que la cruz se hace pesada y nos amenaza con derrumbarnos y sentir deseos de abandonar. Se nos endurece el corazón y apenas nos hemos dado cuenta. Recemos para no perder en esos momentos la presencia del Señor. Él está con nosotros y en esos momentos está aún más cerca. Necesitamos pedirle, como el leproso del Evangelio, que nos cure, que nos dé fuerza y nos limpie nuestro contaminado corazón. Limpia, Señor, mi cuerpo de la lepra de la duda y el desánimo, y sosténme firme y dispuesto a seguirte con mi cruz.

Yo, como aquel leproso, proclamaré que Tú eres el Hijo de Dios y que has venido para, no sólo curar al hombre de sus enfermedades, sino a salvarlo definitivamente de la muerte eterna. Sí, Señor, nuestra esperanza y nuestra fe es Resucitar contigo y vivir a tu lado para Siempre. Amén.

miércoles, 10 de enero de 2018

CONECTADO CON EL PADRE

La fortaleza consiste en estar unido al Padre. Jesús no se despega de su Padre y todo lo relaciona con Él. Cada día hay un tiempo fundamental para relacionarse con el Padre, porque de esa relación depende su misión. Ha venido para cumplir la Voluntad del Padre, por lo tanto, su relación con el Padre es primordial. También nosotros tenemos que estar permanentemente relacionados con Jesús. Sin Él nada podemos hacer -Jn 15, 5-.

Esa es nuestra oración de hoy, Señor, pedirte que nos des la sabiduría de permanecer siempre en Ti, como el sarmiento en la vid. Nuestro compromiso de Bautismo lo cumpliremos si estamos injertado en el Espíritu Santo que nos configura como sacerdotes, profetas y reyes. Somos conscientes de que sin Ti, Señor, no haremos nada. Y queremos hacer, Señor, por eso insistimos en pedirte que nos des tu Gracia para responder según nuestro compromiso de Bautismo.

Tú, Señor, nos enseña a cumplir con la Voluntad del Padre, y también a organizarnos y a dejar siempre, cada día, un tiempo para la oración y también, si se puede, para la Eucaristía. Es el alimento que nos ayudará a perseverar y a sostenernos en no quedarnos solo en palabras, sino pasar a las obras. Danos, Señor, la paciencia, la fortaleza y la perseverancia de saber sostenernos en tu amor.

 Comprender que nos quieres y que, no todo lo que nosotros buscamos, te pedimos y queremos es lo mejor y lo que nos conviene. No sabemos pedir, ni tampoco buscar lo que realmente necesitamos. El mundo nos amenaza dándonos cosas y satisfacciones que debilitan nuestra libertad y, como hiciste con la suegra de Pedro, necesitamos que nos cure, nos fortalezcas y nos des el alimento físico como espiritual para seguir en la brecha y responder a la obra que quiere de nosotros.

No apaguemos la luz de nuestro corazón sin dejar muy claro que la oración es muy importante, y que necesitamos buscarle siempre tiempo, porque es lo primero en nuestra vida, ya que nos pone en relación con nuestro Señor y nos ilumina el camino a seguir y las obras a realizar. Amén.

martes, 9 de enero de 2018

TU PALABRA ME LLENA DE ESPERANZA

Gracias, Señor, porque tu Palabra me llena de asombro y esperanza. Tu forma de decir las cosas es diferente, porque lo que dices lo haces. Tus Palabras desprenden seguridad y confianza y nos invaden de paz y sosiego. En el Evangelio de hoy, Marcos describe tu forma de enseñar y hacer y cómo hasta los espíritus inmundos te obedecen.

Todos quedan admirados de tus Palabras y de tus obras. No sólo enseñas, sino que haces y cumples lo que dices. Eres diferente y único como corresponde a tu dignidad de Hijo de Dios. Eres el Mesías, el enviado a rescatarnos de la esclavitud del pecado. Y eso me llena de esperanza y me da confianza y seguridad. 

Aprovecho, Señor, para pedirte perdón por todos mis pecados y para rogarte que me libres de las fuerzas del mal. Porque, quedándome sólo seré presa de su poder y no podré liberarme del pecado. Necesito estar junto a Ti y abierto a tu Gracia para ser iluminado y caminar por la senda de la verdad, justicia y amor. En Ti, Señor, pongo toda mi confianza y esperanzas. Te pido que limpies mi vida de todo pecado y me libres de las tentaciones que me inducen al mal y a separarme de Ti.

Yo, Señor, quiero asombrarme, pero no quedarme en la pasividad y en el asombro. Quiero ponerme en camino y seguirte y acompañarte en tu camino del anuncio de la Buena Noticia de Salvación. Límpiame de todos los malos espíritus que me amenazan y acechan con tentarme y desviarme del buen camino. Protégenos, Señor, y aparta de cada uno de nosotros esas fuerzas del mal que quieren separarnos de Ti.

Yo, Señor, confío en tu Palabra y quiero seguirte. Sé de mis limitaciones y mis pecados, pero también conozco tu Misericordia y tu Amor. Y en Ti, Señor, me abandono confiado en tu Misericordia y tu Amor. Amén.

lunes, 8 de enero de 2018

MI RESPUESTA ES AFIRMATIVA, SEÑOR. QUIERO IR TRAS DE TI

Quiero seguirte, Señor, pero experimento mis limitaciones y necesidades. Me doy cuenta de mi fragilidad. Soy limitado y débil, y mi humanidad pecadora me somete. Soy esclavo de mi propia carnalidad inclinada a mis apetitos, apetencias sujeta a mis pasiones. Todo eso me impide seguirte como a mí me gustaría. Sin condiciones ni impedimentos. Experimento mi voluntad esclavizada y sometida, sujeta a mis pasiones.

Desde este rincón, y unido a todos aquellos que lo visitan, quiero, y aprovecho, pedirte perdón por tantas desilusiones y fracasos ante el cumplimiento de tu Voluntad. Quiero pedirte tu Gracia, porque sin ella sé que no podré levantarme ni seguir tus pasos. Tu camino es duro y pesado y mi carne débil y pecadora. Reconozco mis pecados, Señor, y te pido perdón.

Sin tu concurso estoy perdido. Ahora veo claro la causa de tu venida. Te has hecho Hombre como yo para, desde esa humanidad como la mía, ayudarme y enseñarme el camino para resistir a la tentación del pecado. El desierto, por el que has pasado antes de empezar el anuncio de tu Buena Noticia de Salvación, ha sido la señal del camino que, también nosotros, tenemos que seguir. Y necesitamos la acción del Espíritu Santo, como Tú estabas con y en Él, para poder salir victorioso de nuestra lucha personal.

Necesito la Iglesia. Esa Iglesia que Tú empezaste a formar desde el principio. Gracias a todos tus apóstoles que te han respondido, y que por ellos hemos recibido también nosotros tu Palabra y anuncio de la Buena Noticia de Salvación. También quiero yo ser canal y transparencia de esa Buena Noticia para que llegue a otros. Por eso, Señor, quiero responderte y decirte que quiero seguirte como Simón, Andrés, Santiago y Juan. Pero, dame la Gracia de tu Espíritu para, fortalecido en ella, poder cumplir tu Voluntad.

Con esos deseos y súplicas, Señor, iniciamos este camino ordinario que hoy empieza, dejando atrás este tiempo navideño en el que Tú nos has revelado tu presencia, tu nacimiento, para que con tu venida revelarnos el Amor del Padre que te envía para anunciarnos la Buena Nueva. Amén.

domingo, 7 de enero de 2018

H I M N O (LAUDES)



A la orilla del Jordán,
descalza el alma y los pies,
bajan buscando pureza
doce tribus de Israel.

Piensan que a la puerta está
el Mesías del Señor
y que, para recibirlo,
gran limpieza es menester.

Bajan hombres y mujeres,
pobres y ricos también,
y Juan sobre todos ellos
derrama el agua y la fe.

Mas ¿por qué se ha de lavar
el Autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza,
y él lo quiere inaugurar. Amén.


Bautismo del Señor, solemnidad
                                                                                                                     

sábado, 6 de enero de 2018

TÚ, SEÑOR, ERES CAMINO, VERDAD Y VIDA


Es importante, muy importante escucharte, Señor. Quizá la estrella de este día es el descubrir la gran importancia de la escucha. Porque, cada día amanece una estrella que nos indica el camino para seguirte. Porque, tu seguimiento nunca tiene fin en este mundo en el que vivimos.

Siempre es Navidad, porque siempre es día de Buena Noticia de Salvación, y porque cada día nace una nueva estrella que te señala el camino hacia el Señor. Tenemos necesidad luz, pero de una Luz que verdaderamente alumbre con sabiduría divina. Esa sabiduría que viene de arriba y no es de este mundo. Esa Luz que es capaz de alumbrar nuestro camino y que nos indique donde vives y donde moras. Porque, queremos, Señor, estar y permanecer en Ti. Ayúdanos a descubrir la estrella de cada día de nuestra historia, y a, fortalecido por tu Espíritu, encontrar la voluntad de seguirte como aquellos magos de oriente.

Gracias por tantas estrellas que me has regalado hasta este momento. Estrellas que ha cumplido con su misión de alumbrar. La Madre Iglesia, los grupos parroquiales, las pequeñas comunidades; la familia y por tantos testimonios que, como fogonazos de  luces, han alumbrado mi camino. Gracias, Señor, por la vida: también por Internet, donde nos fortalecemos compartiendo nuestra fe y anunciando la Buena Noticia de Salvación.

Gracias, Señor, una vez más por todo lo recibido. Te pido que yo también sepa darlo de forma gratuita según lo he recibido. Sin escatimar esfuerzos y dándome plenamente hasta el último momento de mi vida, y según tu Voluntad, porque si es la mía lo estropeo todo.

Gracias, Señor, por ser Tú mi estrella y guiarme, en el Espíritu Santo, hasta donde Tú has tomado nuestra naturaleza humana, Belén, y te has hecho Hombre, naciendo del vientre inmaculado de nuestra Madre María, para entregando tu Vida pagar por nuestros pecados y merecer para nosotros la salvación.

viernes, 5 de enero de 2018

SEÑOR, A PESAR DEL RUIDO DEL MUNDO, QUIERO QUE SEAS LO PRIMERO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Mucho ruido, las calles llenas de gente. Huele a fiesta, a regalos, a alegría, a roscón, a ilusión...etc. Y está muy bien, pero no a todos les ocurre lo mismo. Hay quienes sufren, y lo hacen, no sólo en estas fiestas, sino que vienen sufriendo todo el año pasado, y continúa ahora también. Ellos, los que sufren, no tienen garantías de nada.

 No reciben regalos. Peor, no tienen ni lo más necesario para sostener una vida digna y carecen de casi todo. Ellos no tendrán fiesta, ni regalos, ni alegría, ni roscón, ni tampoco ilusión. Cuesta saber eso y dejar entrar la alegría dentro de tu corazón. No sabes qué hacer ni qué decir. Ganas de gritar y de protestar por tantas cosas mal hechas en este mundo. Ganas de gritar por tantos niños mal tratados, abandonados, carentes de comida, de techo, de cuidados, de toda clase de peligros, y de condenados a muerte en el seno de sus madres.

No, esta noche no es noche de reyes para todos los niños. Ni tampoco para muchos padres y madres; tampoco para muchos adultos, abuelos y ancianos. Sin lugar a duda, hay mucha gente que sufrió en la noche de la Buena Noticia, y continúa sufriendo hoy. Las palabras brotan de mis dedos como agua clara que corre sin pausa a través del impuso de mis dedos en las teclas. No me siento bien y me uno al sufrimiento en muchas partes del mundo de los que reciben como regalo más sufrimiento.

Por eso, pido al Padre del Cielo que mande luz y sabiduría al mundo para que el mundo sepa repartir paz y dignidad en todos los lugares del mundo. Y yo, no puedo quedarme quieto. Me siento impotente, débil ante la respuesta que debo dar. Yo estoy en el mundo y tengo todo lo que necesito, pero, ¿y los otros? Me siento como una gota en el océano, sin poder hacer nada, sino caminar al ritmo mecido de las olas y compartir mi tristeza por todo lo que sé que está pasando en otros lugares.

Sí, todos tenemos algo de culpa. Unos más inocentes que otros, pero todos estamos pagando esas malas intenciones que unos cometen y otros, en esta concreta situación de noche de reyes, la sufren, tal es el caso de los niños. Quisiera tener poder para derrumbar esas barreras y encender una estrella de ilusión en todos esos lugares donde la luz brilla y abunda las tinieblas. Perdona, Señor, mis pecados.

jueves, 4 de enero de 2018

ABRE TUS OÍDOS

Es posible que hayamos oído hablar de Jesús tanto o más que Andrés y Juan. A ellos les bastó una simple indicación del Bautista y corrieron tras Jesús. A nosotros, que quizás nos han dado una y mil indicaciones, no nos han movido ni un ápice. Posiblemente haya algunas diferencias.

Ellos, Andrés y Juan, estaban preparados. El Bautista les había puesto en guardia y les anunciaba la venida del Mesías prometido. Nosotros, posiblemente, no esperamos a nadie, y, por lo tanto, no estamos vigilantes ni prestos a ninguna indicación. Ellos buscaban liberarse del yugo de la esclavitud, aunque estuviesen equivocados en la forma y en la materia; nosotros no advertimos ninguna esclavitud. Es más, nos sentimos a gusto, acomodados e instalados en el bienestar y placer. Ellos dieron el paso y se encontraron con Jesús, y conociéndole quedaron encantados hasta el punto de darlo a conocer a otros.

Nosotros no nos atrevemos a acercarnos y descubrirlo. Nosotros estamos atenasados por el miedo y no le buscamos. Nos tapamos los oídos y miramos para otro lado. Estamos instalados e inmóviles en nuestro mundo. Sometidos, esclavizados y condenados a morir. Por lo tanto, para liberarnos necesitamos despertar y salir al encuentro de Jesús. Y eso exige camino duro y por el desierto hasta madurar y experimentar la necesidad de buscar el encuentro con el Señor.

Posiblemente, el hambre, la enfermedad, el dolor, las tragedias y tempestades de la vida nos devuelva a la realidad y siembren, a pesar del dolor y sufrimiento, la semilla del deseo de buscar la liberación y el encuentro con el Señor. Porque, sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Pidamos, pues, esa Gracia con verdadera necesidad y fe. Tengamos presente que el Señor nos ha sugerido pedir y llamar -Mt 7,7-, diciéndonos que quien pide recibirá, y a quien llama se le abrirá.

No perdamos la esperanza ni la confianza. El Señor está con nosotros y nos escucha. Y nos espera para llevarnos a donde Él Vive y enseñarnos el camino que, con su Gracia, podamos recorrer en su Palabra injertados y fortalecidos por y en el Espíritu Santo. Amén.

miércoles, 3 de enero de 2018

RECONOCERNOS PECADORES

Muchas veces nos cuesta acercarnos al confesionario porque no sabemos que decir. No encontramos culpas de las que arrepentirnos, y casi nos gustaría tener algún pecado para poder arrepentirte y confesarte. Parece absurdo, pero he escuchado a algunas personas que así se han confesado. Y también a mí me ha ocurrido algo de eso. Posiblemente, el peligro se esconde en que nuestra conciencia está algo dormida y no somos sensibles a muchas omisiones o faltas que hieren a otros.

Quizás haga falta que nos tiren de la lengua y nos vayan ayudando a ver muchas situaciones de nuestra vida en las que fallamos. Cuantas veces nos hacemos un poco los despistados para dejar de hacer esto o aquello; cuantas veces simulamos estar distraidos para evitar el encuentro con aquella persona o no complicarnos con este u otro servicio. Cuantas veces no apretamos el botón del ascensor al ver que la puerta se cierra al ver venir a alguna persona.

No cabe duda que tenemos muchas fallos y pecados. Posiblemente no podamos evitarlos o, incluso, saber exactamente como actuar, pero si somos consciente de que fallamos mucho. Al menos yo me siento así, y cada día experimento que mi salvación se debe a la Misericordia y a la Gracia de Dios. Porque, por mucho que me esfuerce, siempre seré un pecador. Sólo me salva la Gracia.

Por el Bautismo, todos mis pecados me son perdonados. El Bautismo nos hace hijos adoptivos y partícipes de la naturaleza divina, miembros de Cristo, coherederos con Él y templos del Espíritu Santo. La Santísima Trinidad - Padre, Hijo y Espíritu Santo - nos da la Gracia Santificante, que nos hace capaces de creer en Dios, de esperar en Él y de amarlo; de vivir y obrar bajo la moción del Espíritu Santo mediante sus dones; de crecer en el bien por medio de las virtudes morales (Rev. P. Higinio Rafael ROSOLEN IVE (Cobourg, Ontario, Canadá).

Pidamos, como nos exhorta el Papa Francisco, «despertar la memoria de nuestro Bautismo», «vivir cada día nuestro Bautismo, como realidad actual en nuestra existencia».

martes, 2 de enero de 2018

ES CUESTIÓN DE PEDIR

Tomemos en serio la sugerencia del Señor. Él nos ha dicho que pidamos y recibiremos -Mt 21, 22- y siempre cumple su Palabra. Luego, no hay ningún problema, pues recibiremos lo que pidamos. Eso sí, comprenderemos que no nos dará nada que nos perjudique, sino todo lo contrario. Nos dará lo que necesitemos para madurar, para crecer y para, sobre todo amar.

Y, en muchos momentos de nuestra vida eso pasará por convertirse en una cruz. ¿No nos ocurre lo mismo respecto a nuestro crecimiento físico y natural? ¿No nacemos con dolor y sufrimiento tanto de nosotros, que lo expresamos con llantos, como de nuestras propias madres? ¿No nos cuesta sudor y sacrificio progresar, formarnos y prepararnos para enfrentarnos con la vida?

Nuestro Padre del Cielo nos dará todo lo que necesitemos para, en cada momento, superar y soportar los sacrificios, los dolores, así como también saber contener las alegrías y emociones. Tendremos que pasar por un camino de cruz, tal y como Él lo pasó también. Porque, ese camino es el que nos forjará y nos preparará para darnos y sacrificarnos por los demás. 

Y eso no es sino corresponder a lo que Jesús hace por nosotros a cada instante. Porque, no mereciéndonos ser amados, Él nos ama. Quizás, por eso nos pide que experimentemos nosotros lo que supone amar a los que no merecen ser amados. Es decir, perdonar aunque no merezcan ese perdón. ¿No somos nosotros perdonados y salvados por la Misericordia de Dios? Eso lo explica todo.

Pidamos sabiduría para entenderlo y para ser, como Juan Bautista, testimonio de ese perdón y misericordia que Dios quiere que demos y experimentemos con los demás. Pidamos llenarnos de paciencia, fortaleza y esperanza, para, soportando las adversidades y disfrutando las alegría, tengamos siempre presente y claro que Jesús, el Señor, es nuestro Salvador y Redentor. Amén.

lunes, 1 de enero de 2018

GLORIAS Y ALABANZAS AL SEÑOR



Himno

Decid a la noche clara
tome en sus manos el arpa,
y salmos de David cante,
cante con la Virgen santa.

Ángeles del cielo vienen,
de luz son las bellas alas,
y un canto divino traen
para estas nupcias sagradas.

Y, al amanecer, las aves
 
y el alba que se levanta,
con silbos del universo
cantadle vuestra alabanza.

Del Padre eterno nacido,
nace en carne la Palabra,
con nosotros vida y muerte,
y una muerte ensangrentada.

Al Hijo de Dios cantemos,
¡ay, gracia desenfrenada!,
ni los cielos sospecharon
que el mismo Dios se encarnara.

¡Oh gracia para adorar,
que nunca cupo más alta!
Tú, para hacernos divinos,
humano a nosotros bajas.

Cantad, criaturas todas,
que todas estáis salvadas,
y con la boca quedaos
al Padre diciendo: "¡Gracias!" Amén.


Santa María, Madre de Dios, solemnidad


FELIZ 2018