Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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martes, 27 de febrero de 2018

LA VERDAD SE CONSTRUYE DESDE LA HUMILDAD


Todo lo que esté fundado en la verdad se afirma en la humildad. porque la humildad es la verdad. Y, al contrario, toda apariencia, que se apoya en la mentira y la hipocresía, termina por ser descubierta y condenada.  Y esto sucede, por desgracia, en nuestro mundo. Existió en tiempo de Jesús y existe hoy en nuestro tiempo. Jesús lo advirtió en aquellos fariseos y escribas que, bajo la apariencia de buenos ejemplos de cumplimiento, escondían la realidad de sus obras.

Imagen relacionadaTratemos nosotros de ser coherentes y de ajustar nuestra boca a nuestras obras, para que todo lo que digamos, al menos se note que nos esforzamos en vivirlo y cumplirlo. Presentémonos como realmente somos y no escondamos nuestros pecados propios de nuestras limitaciones e imperfecciones. No busquemos la gloria de este mundo, porque eso es caduco y perecedero, y todo lo que perece no vale para nada.

Sabemos por propia experiencia que la gloria humana es vana, tal y como es la nuez cocosa. Por fuera aparenta estar sana, pero si la abrimos observamos que está vacía y hueca. Lo único bueno, de valor y que merece la pena es vivir en la verdad. Una verdad que nos hace libres y humildes, porque, todo el que se humilla será enaltecido, y el que se enaltece será humillado.

Pidamos esa Gracia al Señor. Pero al mismo tiempo pongamos de nuestra parte todo el esfuerzo que podamos para que la Gracia del Señor actúe en nosotros. Pues, el Señor ha querido pedírnos nuestra colaboración, en eso consiste nuestra libertad. Somos libres para actuar y colaborar con Dios. El Espíritu Santo no hará nada sin nuestro permiso. Necesita la apertura de nuestros corazones para actuar libremente. Nada se nos impone, sino se nos propone. 

Y la primera cualidad que debemos pedir es la humildad. Hazno, Señor, humildes para vivir en la verdad y no buscar la gloria de este mundo, que se apoya en la mentira y en la hipocresía. Hazno humildes para ser enaltecidos según tu Palabra. Amén.

sábado, 23 de diciembre de 2017

TÚ TAMBIÉN HAS SIDO ELEGIDO

Nuestro nacimiento es también un misterio. Independientemente de que podías haber nacido en otro lugar, en otra familia, continente o de otra raza, la realidad eres quien eres y estás aquí. Y ahora eres quien escribe esta sencilla y humilde reflexión. Has nacido en una familia concreta, con unos hermanos concretos y tu vida tiene un recorrido que en este momento se hace presente en el ahora.

Y en ese recorrido has formado tu propia familia, con tu mujer y los hijos que te ha dado. Esa es tu realidad. Realidad que ha sido seguida por Dios y que te ha elegido para una misión concreta. Está presente en tu vida y espera de ti que cumplas con su Plan. Un Plan que te toca descubrir en el esfuerzo de ir caminando en su presencia y experimentando en la escucha atenta y vigilante a su Palabra.

En el momento de tu Bautismo has sido configurado como sacerdote, profeta y rey por la Gracia de Dios y enviado a proclamarle por todos los lugares por donde recorre tu vida. Sí, realmente tenemos una misión que cumplir como Juan. Será grande o pequeña, pero una misión para la que Dios me ha dotado de lo necesario. Una misión que tengo que descubrir y que darle vida en el camino de mi vida. Una misión cuyo fondo de base está apoyado en el servicio y el amor. 

Pero, una misión que debemos preparar desde nuestra propia conversión y arrepentimiento, y que se transmite en la medida que tu vida se asienta en la verdad, en la justicia, en la fraternidad y en el descubrimiento del rostro del Señor Jesús en cada unos de los hombres que sienten necesidad y que en su pobreza aceptan ser ayudados y asistidos.

Y una misión que pasa por reconocernos pecadores y por la humildad de aceptar ese perdón en y por la Misericordia del Señor. Para eso, sintiéndonos pobres y necesitados, te pedimos, Señor, que nos des la suficiente humildad y el necesario dolor de contrición para que, presentándote todos nuestros pecados, podamos quedar limpios de toda impureza que nos desvíe de tu camino. Amén.

viernes, 22 de diciembre de 2017

UNA RESPUESTA AGRADECIDA


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


María se llena de gozo y exulta de alegría. Posiblemente, no se le esconde los riesgos y dificultades que se le vendrán encima. Sabe que José no lo entenderá y que su entorno familiar tampoco entenderán nada. No es lógico que la gente reaccione así. Y es que no es inteligible a la razón humana. Dios es inalcanzable para el hombre, pero para Él no hay nada imposible.

Pero, a pesar de todas las dificultades e incoherencias que le plantea su humanidad, ella dice "Sí" y canta alborozada esa hermosa alabanza del Magnificat. También nosotros hemos recibido un compromiso nacido el día de nuestro Bautismo. Desde ese día hemos quedado configurado como sacerdotes, profetas y reyes, y comprometidos a seguir a Jesús y proclamarle por todas partes.

También nosotros sabemos de los riesgos de esa misión. El Señor nos lo ha dicho en alguna ocasión. Tendrá que padecer, ser ridiculizado, abofeteado, escarnecido y, por último, crucificado. Una pasión completa. Siendo Dios ha decidido voluntariamente tomar la naturaleza humana para, siendo como nosotros, entregarse a una muerte de cruz para redimirnos. Tanto lo uno como lo otro se hace difícil entenderlo. No cabe en nuestras cabezas. Y eso debe de bastarnos para comprender lo pequeño que somos y lo necesitados que estamos de humildad.

Es lógico y de sentido común que a sus seguidores les ocurra algo parecido. El sufrimiento está garantizado. El mundo va por otro lado y crucificará a todo aquel que levante la voz en defensa de la verdad, de los más humildes y pobres. El amor lleva implícito sufrimiento, porque quien ama padece. Y, a pesar de todo eso, María se reafirma y canta la alabanza del Magnificat.

También nosotros te pedimos eso hoy, Señor. Danos la valentía, la fortaleza y la serenidad para ser pacientes y soportar todas las dificultades que traten separarnos de Ti. Toda adversidad que intente alejarnos de tu Amor  y que levante muros para que te perdamos de vista. Danos la alegría y la sabiduría de asumir, como María, nuestra misión y cantar llenos de gozo tus alabanzas. Amén.

martes, 14 de noviembre de 2017

RECONOCER NUESTRA PEQUEÑEZ

A pesar de escucharlo, como otras tantas cosas, se nos hace difícil darnos gratuitamente. Y se nos hace difícil porque nos cuesta reconocer nuestra inutilidad y nuestra total dependencia de Padre Dios. No somos nada. Todo le pertenece, incluso nuestra vida. De Él venimos y a Él iremos. Sin embargo, el pecado está permanente ahí. La arrogancia con la que el hombre se hace dueño del árbol de la Ciencia del bien y del mal rechazando a Dios.

Incluso, experimentamos la sensación de agradecimiento por parte de Dios cuando hacemos alguna obra buena. Nos creemos, aunque inconscientemente, que Dios nos agradece todos nuestros buenos actos y que le hacemos un favor cuando obramos bien. ¡Qué necio somos! Cuando todo nos ha sido dado gratuitamente para nuestro bien y salvación.

Realmente, debemos ponernos en oración y pedirle al Señor que nos dé esa sabiduría divina de sabernos sus hijos, y sin ningún mérito para recibir recompensa. Todo lo que tenemos le pertenece y ya es mucho, pues nos ha sido dada la vida y el gozo de vivir con alegría y paz en su presencia. Toda recompensa sobra, pues somos nosotros mismos, por decirlo de alguna manera, nuestra propia recompensa.

Por lo tanto, perdona, Señor, todos nuestros pecados y nuestras suficiencias y danos la necesaria humildad para, no sólo reconocer, sino creérnoslo de verdad y experimentarlo en lo más profundo de nuestros corazones, que somos simples criaturas tuyas, y que ya, por el hecho de existir, ser y vivir en tu presencia y conocimiento, debemos estar agradecidos.

Danos la paciencia y la perseverancia de ser prudentes y de saber cumplir con nuestro deber y compromiso de Bautismo. Sin esperar nada a cambio, te pedimos, Señor, fortaleza para llevar a cabo nuestra misión evangelizadora y responder así con nuestro compromiso cristiano. Iluminanos para comprender que nada merecemos, pues nada tenemos y en ello gozamos y todo nos viene de Ti como don gratuito. Amén.

jueves, 20 de julio de 2017

DESCUBRIRLO, PARA AMARLO Y SEGUIRLO

La mayoría, por no decir todos, exigimos la fe antes que entregar nuestra confianza. El sentido común nos dice que es al revés. Primero se entrega la confianza, y luego nacerá la fe. Porque, la fe supone el dar la confianza a una persona y seguirla confiando en ella. Es, pues, lógico, dejarnos guiar por ella, para luego, conociéndola, creerle y seguirle.

Dicho esto, tendremos primero que abandonarnos en el Señor y descargar en Él todos nuestros problemas, ambiciones y afanes, para, tomando su yugo, aprender de Él que es manso y humilde de corazón. Porque, será esa mansedumbre y humildad la que nos llenará de paz y serenidad.

Y lo experimentamos en los afanes de la vida. Sin darnos cuenta nos vemos arrastrados por muchas cosas que no sabemos ni para que las queremos. Y otras, en las que buscamos vivir mejor, experimentamos que nos  desestabilizan y nos someten a disciplina que nos deshumanizan. Y, siempre, todo acaba igual. Aunque tratamos de engañarnos, experimentamos que seguimos igual y que, cuanto más buscamos descansar, más nos fatigamos y nos estrésamos.

Pidamos luz y paciencia para ver donde está la calma y la paz. Sólo en el Señor podemos encontrar sentido y paz a nuestra vida. Todo lo demás está de paso, pero Él siempre estará. Es inmutable y Eterno, y nos ha prometido que su yugo es suave y su carga ligera. Es el final que todos deseamos, descansar en paz. Y sólo en Jesús, que nos busca y nos ha prometido volver para llevarnos con Él a la Casa del Padre, encontraremos esa paz que ansiamos y buscamos.

Pidamosla confiados y esperanzado en su Palabra. Él nunca ha dejado de cumplir lo que dice. Su Resurrección lo avala y su Palabra siempre tiene cumplimiento. Amén.

martes, 18 de julio de 2017

PENSANDO EN TU ENCUENTRO

Es posible que nuestra tendencia natural sea agarrarnos a la vida. Sin lugar a duda, somos humanos y esa es nuestra tendencia natural. Pero, la vida humana es una vida corta, destinada a corromperse y sufrir una transformación. Y, esa transformación, es lo verdaderamente importante. Es lo que cuenta y lo que importa. Nada ni nadie le puede superar. Morir para Resucitar. Es lo que Jesús nos ha revelado y nos ha venido a comunicar. Es la Buena Noticia de salvación.

Por tanto, todo lo que puedes aspirar aquí abajo, siendo importante desde nuestro punto de vista humano, no se puede comparar con el gran Tesoro de la Vida Eterna. Eso es lo que nos promete Jesús, y, no sólo eso, sino que nos lo ha demostrado resucitando a Lázaro, su íntimo amigo. También a la hija de Jairo y al hijo de la pobre viuda de Naím. Y a otros gravemente enfermos. 

Pero, lo más asombroso, su propia Resurrección. El fundamento de nuestra fe. Gracias, Señor, por darme la sabiduría de creer en tu Palabra y fiarme de Ti. Gracias, Señor, por ilusionarme y llenarme de esperanza con el momento de mi encuentro contigo, mi propia muerte. Gracias, Señor, por darle sentido a mi vida y hacerla más valiosa y gloriosa en la medida que se consume y se acerca al encuentro directo contigo. Gracias, Señor.

Pero, quiero pedirte que me des la fuerza y voluntad de no descansar ni pararme. De seguir amando más y mejor que lo habré podido hacer, y de abrir mi corazón a tu Misericordia. Porque, la necesito, Señor. Necesito que laves mis heridas y enmiendes mis fracasos, torpezas y pecados. Perdóname, Señor, por tanta basura e inmundicias que te he ofrecido. Perdóname, Señor, y inundame de humildad y de saberme pobre, pecador e indigno de recibir tu Misericordia y tu perdón. Pero, ¿a dónde y a quién voy a ir, Señor, si no es a Ti, que eres Infinitamente Misericordioso y perdonas todos mis pecados?

Tú, Señor, eres mi única esperanza y quien sostienes mi vida y le das sentido. Aléjame de la actitud de Corozaín y Betsaida, y abrir mi corazón a la escucha de tu Palabra y a la acción de dar frutos. En Ti, Señor, confío. Amén.

sábado, 29 de abril de 2017

MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN

Estoy necesitado de humildad, una humildad que me llene de esa mansedumbre, que inunda mi alma de descanso y paz. De una humildad de saberme pequeño, pobre y pecador. De una humildad que me saca de vivir en la oscuridad abriéndome a tu Luz y Verdad. De esa humildad de verme poca cosa, sencillo e inútil, y que sólo tu Gracia, Señor, hace maravillas en mí según tu Voluntad.

No es fácil conseguirlo, porque mi vanidad y soberbia pesan como una losa en mí. Necesito tu Gracia, Señor. Hay mucha gente sencilla, aparentemente sin importancia ninguna, pero que son ejemplos vivos de tu Gracia, Señor. Ilumina mi vida y dame esa sabiduría de los pobres y sencillos para llegar a Ti. Porque, Tú te resistes a los soberbios y te das a los humildes.

Porque la sabiduría no se encuentra en este mundo, ni tampoco en los sabios y hombres que a él pertenecen. Sólo está en Ti, y a los que Tú quieras dársela. Gracias, Señor, por tan grade regalo, y abre mi corazón humildemente para que, entregado a Ti, pueda ser ejemplo de servicio y amor a los demás.

Aquí estoy Señor, dispuesto a ser receptivo con tu Gracia y tu Voluntad. Dispón, Señor, mi alma y llévala y dirígela según tu Voluntad. Anula mi libertad y sométela a tu Voluntad, para que viva según tu Palabra y de acuerdo con tu Amor. De cualquier forma, te ruego me des la paciencia de saber esperar y aceptar mis debilidades y fracasos, para estar disponible cuando Tú dispongas.

Dame, Señor, la fortaleza necesaria para continuar en el camino, aunque vaya tropezando más de la cuenta, y mis pasos se debiliten y desfallezcan. Y, siempre, sepa recurrir a Ti para hallar el descanso y la paz. Amén.

domingo, 23 de octubre de 2016

DAME UN CORAZÓN SINCERO Y HUMILDE

Sin darnos cuenta, corriendo deprisa y sin saber exactamente el recorrido de nuestra vida, pensamos en esconder todas nuestras faltas, y disimular nuestros pecados. Nos importa quedar bien para conseguir lo que nos hemos propuesto. Ni siquiera descubrimos que los afanes por conseguir cosas no tienen mucho sentido, porque las cosas desaparecen, son caducas.

Hoy, si nos paramos y pensamos, recordamos todas las cosas que hemos tenidos, ¿y de qué nos han servido? Sí, posiblemente nos han sido útiles, pero, ¿tanto afán era necesario? ¿Tanto valor significaban esas cosas que me enfrentó con mi familia? Y podemos, reflexionando, tirar de nuestra propia manta.

Todo saldrá a la luz y toda se conocerá. Eso tiene sentido y es lógico. La mentira tiene sus días contados, y con ella el engaño. La verdad descubrirá todo lo que se esconda en la mentira. Por lo tanto, las apariencias sirven de poco y el no reconocernos como somos servirá aun menos. Vivir en la altivez y la suficiencia, creyéndote mejor que otros es vivir auto engañado. 

Todos tenemos defectos, cometemos errores y pecamos. Somos esclavos del egoísmo y del error, pero también del orgullo y la soberbia. Y nos cuesta abajarnos con humildad. La parábola del fariseo y publicano es una muestra y retrato de como somos realmente. Nuestro Señor Jesús, el Hermano Mayor, nos conoce y nos retrata. Y nos aconseja que, sólo con humildad, seremos capaces de alcanzar la Misericordia del Padre.

Pidamos, pues, ser humildes y capaces por tanto de postrarnos, como aquel publicano, ante el Señor, y pedirle, con todo nuestro corazón y avergonzados de nuestras miserias, su perdón. Pedirle su compasión porque nos reconocemos pecadores. Amén.

viernes, 9 de septiembre de 2016

UNA CEGUERA CRÓNICA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



El peligro es que la ceguera se vuelva crónica y no tenga cura. No corras a curar la herida del cínico, pues no tienen cura, es brote de mala planta (Si 3, 28).  Y nos puede ocurrir eso. Diría que a muchos no está ocurriendo. Se nos hace difícil volver atrás, salir de nuestras comodidades, donde nos encontramos bien y despojarnos de todas nuestras vigas que nos impiden ver.

El camino no es cómodo, y si no lo vemos así posiblemente sea porque no lo hemos visto todavía, o no lo comprendemos. El camino es duro, incómodo, estrecho, abnegado, arriesgado y dispuesto a morir. Y es que amar comporta e implica eso, un darse sin nada a cambio. Y eso da lata y cansa.

Señor, no podemos pedir otra cosa, sino abnegación y capacidad para soportarlo. Mucha humildad y paciencia para sufrir las adversidades de los demás y, con ellos, tratar de aliviarlas. Hay mucha gente que sufre, pero quizás no nos demos cuenta porque nuestras vigas nos lo impiden, y nuestros apetitos y pasiones instaladas nos lo impiden. Quizás necesitamos una limpieza para ver y obrar mejor de acuerdo con nuestra fe, porque no seremos discípulos de Jesús si no obramos tal y como Él nos ha enseñado y testimoniado con su Vida.

No hay excusas ni justificaciones. Somos lo que somos y verlo es descubrir esas enormes vigas que tenemos en nuestros propios ojos. Quizás ahora descubramos con mas convicción y certeza nuestra condición de pecadores. Realmente, somos pecadores, y te pedimos, Señor, que nos perdones. Comprendemos ahora lo importante de tu Misericordia. Gracias, Señor, por tu Misericordia, que nos salva y nos redime.

Limpia, Señor, nuestros pecadores ojos de esas enormes vigas que nos impiden verte y haz que iluminados por tu Espíritu, vayamos haciendo luz en nuestras vidas para quitarnos nuestras vigas y limpiar con nuestros humildes ejemplos las briznas de los demás. Amén.

miércoles, 13 de julio de 2016

SER PEQUEÑO, PARA SER GRANDE



Creemos que para alcanzar sabiduría, poder y grandeza se hace necesario ser inteligente y conocer mucho. Sin embargo, el Evangelio de hoy nos dice que son los pequeños los preferidos del Padre para revelarle la sabiduría de las cosas del Reino: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Y es que cuando me creo sabio, inteligente y poderoso experimento la necedad de la prepotencia y la ignorancia de los tontos. Porque nuestra capacidad no es suficiente para entender el origen de la vida y la creación del mundo. Tratamos de justificar cosas que no tienen justificación y nos empeñamos llenos de soberbia en querer dar respuestas a misterios que no podemos entender.

Sólo Dios, Creador del cielo y tierra, es la Luz y la Inteligencia, transmitida al Hijo, nuestro Señor Jesús, y en Él nos ha sido revelado a los que Él ha querido. Y esa Voluntad del Padre ha recaído en los pequeños y humildes que abren sus corazones a la acción del Espíritu Santo. Porque en la suficiencia permanecemos cerrado a la acción del Espíritu.

Danos, Padre, la humildad y sencillez de los pequeños y de, humildemente, abajarnos y abrirnos a tu Gracia para recibir la Luz que nos desvele todo lo que tu Voluntad quiere darnos y regalarnos, para verte y conocerte, Señor. Hágase en nosotros según tu Voluntad, Señor, tal y como nos lo enseñó tu Madre María. Que sepamos descubrir en María, tu Madre, Señor, la actitud de humildad y de docilidad a tu Voluntad. Amén.

martes, 19 de abril de 2016

NECESITAMOS LA FE



La fe no se puede comprar, ni tampoco se puede razonar. Sí, hay razones para creer, pero no fe que se pueda razonar. Podemos creer porque Jesús, de quien nos podemos fiar porque en Él todo se ha cumplido, nos lo dice, y porque sus Obras nos lo atestiguan. Pero, así y todo, la fe es fiarse y confiar en la Palabra de Dios. Esa es nuestra fe y nuestra esperanza.

Y eso nos exige humildad y, también, hacernos como niños. Porque un niño se fía de su padre y cree todo lo que le dice aunque no lo entienda. Un niño pregunta, pero queriendo hacer otras cosas que a él le gusta, siempre obedece al padre y se fía de su padre. Pero, ocurre, que en la medida que crecemos nuestra razón exige ver lo que nos dicen, y creer en lo que vemos. Y la fe ya nos cuesta más porque no la entendemos. Y exigimos, como aquellos judíos en el templo, que nos den razones para creer.

Es entonces cuando hace presencia y mucha falta la humildad de los niños. Necesitamos ser humildes como ellos, para, abandonados en los brazos de nuestro Padre Dios, aceptar y recibir ese don hermoso de la fe que Él nos da. Y eso es lo que hoy, Padre Bueno, te pedimos, el don de la Fe. Te pedimos que nos hagas humildes y dóciles a tu Palabra, y que abramos nuestro humilde corazón, transformado por tu Gracia, a la fe que, sólo de Tí, Señor, podemos recibir.

Queremos y te pedimos ser de tu rebaño y escuchar tu Voz, para seguirte y abrirnos a la Gracia de la Vida Eterna. No permitas, Señor, tal y como dices, que nadie nos arrebate de tus Manos, porque vivimos en un mundo lleno de peligros y amenazas que nos tientan y seducen. Danos la fuerza de sostenernos en tu presencia agarrados fuertemente a tu Palabra y a tu Gracia.

Padre Bueno, en ti confiamos y, por medio de tu Hijo, nuestro Señor Jesús, y Buen Pastor, nos ponemos a su recaudo para, sostenidos en Él, perseverar hasta su segunda venida. Amén.

martes, 1 de diciembre de 2015

CUANDO DAMOS GRACIAS SOMOS HUMILDES



No se puede dar gracias si no te abajas y experimentas la humildad. Sólo da gracias aquel que se siente humilde y necesitado, porque dar gracias es reconocer que estás agradecido por lo que has recibido. Bien, es verdad, que esa acción de gratitud va sentida y nacida desde el corazón, porque se puede aparentar estar agradecido y sólo hacerlo desde una actitud de cumplimiento.

Jesús se siente agradecido al ver a los discípulos alegres y exultantes de gozo después que han tenido la primera experiencia de proclamar la Palabra. Y, alegre y lleno de Espíritu Santo, da gracias al Padre por revelar estas cosas a los sencillos y humildes.

También lo hacemos nosotros unidos a Jesús y en su Nombre. Gracias Padre por darnos a tu Hijo y, hecho Hombre, estar tan cercano para compartir con nosotros. Gracias, Padre, por entregarnos tu Hijo, para que, con su Muerte de Cruz quede saldada nuestra deuda pecadora y podamos ser digno hijos Tuyos. Gracias Padre porque no nos lo merecemos.

Gracias, Padre, por darnos un corazón pobre, sencillo y humilde para abrirnos a tu Gracia, y llenos de tu Espíritu, podamos, como tu Hijo Jesús, exultar de alegría y de gozo cuando, con nuestra vida y palabra, demos testimonio de tus enseñanzas. 

Sin embargo, Padre, sabemos que el camino es angosto y difícil de recorrer. Y reconocemos nuestros fallos y debilidades, y tememos decepcionarte y fracasar. Infunde en nosotros ese espíritu de sabiduría y voluntad, para no desfallecer ni abandonar el camino por difícil que se nos ponga. Gracias por tu compañia y por la fuerza que nos infunde en el Espíritu Santo. En Él nos confortamos y nos llenamos de paciencia y esperanza.Amén.

sábado, 10 de octubre de 2015

¿CÓMO PUEDO ENTENDERTE SIENDO UN POBRE HOMBRE?



La osadía del hombre es querer entender los pensamientos de Dios y de darle sentido a este mundo según sus pensamientos y razones. Es absurdo tratar de entender lo ininteligible y de querer ordenar lo que está por encima de nosotros desde nuestra razón.

Pero hay sabios y entendido que, por mucho que quieran, nunca entenderán la Misericordia y el Poder del Amor de Dios. Porque anteponen sus razones, sus pensamientos y su saber a Dios y querer ponerse a la altura de Dios. Ellos quieren y exigen razones, explicaciones, pruebas...lo mismo que los que vivieron en el tiempo de Jesús. Y la prueba ya ha sido dada: ¡Jesús, el Señor, ha Resucitado y vive entre nosotros!

Ahora, lo puedes creer o no. Dependerá de ti y de tu abajamiento a sentirte hijo necesitado, como un niño, para abandonado en las Manos de tu Padre, dejarte salvar por su Amor y Misericordia. Verdaderamente esto no se puede entender sino desde la pobreza y la humildad.

Un Padre, creador del mundo y de todo lo que vemos y no vemos; de todo lo que entendemos y no entendemos, ¿cómo no va a ser capaz de hacer lo que le venga en ganas y de la forma que le venga en ganas? Sería absurdo y disparatado querer exigirle razones, pruebas y otros.

Pidamos desde este humilde rincón la Gracia de vernos tal y como somos: criaturas pobres y pecadoras, que mendigamos, porque así nuestro Padre Dios lo ha querido, liberarnos de nuestras esclavitudes por su Misericordia y Amor.

Gracias, Dios mío, porque somos sostenidos por tu Amor y Misericordia, y nos descubre la finitud de este mundo caduco y limitado que nos envuelve con sus aparentes ofertas de pecado. Danos la sabiduría, la capacidad, la fortaleza y voluntad de no dejarnos persuadir por las tentadoras ofertas de la riqueza, la lujuria, el poder, la comodidad, el prestigio, la fama y la buena vida despreocupada del servicio y el amor por el bien de los demás.

Te pedimos que nos ayude a todo lo contrario, a compartir nuestros talentos, los que Tú bien has queridos regalarnos, para derramarlos en bien de todos aquellos que lo necesiten. Amén.

viernes, 21 de agosto de 2015

LLÉNANOS SEÑOR DE TU GRACIA



Sé, Dios mío, que todo depende de Ti. Pero, por mucho que lo diga y repita no lo entenderé nunca con la claridad que a mí me gustaría y que Tú esperas de mí. Por eso, postrado a tus pies te pido y ruego que me llenes de tu Gracia y abras mi mente a tu Misterio.

No por soberbia ni por exigirte entenderte. Me basta con tu Amor y Misericordia. Tuyo es el Poder y la Gloria Señor, y yo soy un simple y humilde e insignificante esclavo y siervo Tuyo. Sólo por ver con más claridad la gran oportunidad que me brindas para salvarme. Perdona Señor si te he ofendido.

María, tu Madre, es un ejemplo a imitar, pero mi corazón contaminado con las cosas de este mundo no asimila bien ese torrente de Gracia que Tú me envías. Quizás no tengo, ni la sencillez y humildad que tiene María e impido que tu Gracia, por tu Amor, actúe dentro de mí.

Yo te pido, Señor, la Gracia que me llene, como a María, para responderte como Ella: "Hágase tu Voluntad". Te la pido sabiendo que no soy digno de merecerla ni recibirla, pero, ¿qué puedo decirte, Señor?

Quiero merecer, por tu Gracia, la dignidad, regalo gratuito por tu Amor y Misericordia, de ser tu hijo, y de invitarme a esa Fiesta de tu Hijo, que en su nombre celebras para mí salvación. Quiero aceptar, pero temo que las tentaciones, dificultades y mis propios pecados me confundan, me desvíen y me inviten a rechazarla.

No lo permitas, Dios mío, y lléname de Gracia para, abierto a ella, decirte: Señor, quiero ir. Hágase tu Voluntad. Amén.

jueves, 19 de marzo de 2015

CAMBIAME, SEÑOR, EL RUMBO DE MI VIDA



Posiblemente nos pensamos libres, y nos creemos dueños de hacer nuestra voluntad. Y no percibimos, cada día, las enormes cadenas con las que vivimos y a las que estamos sometidos. 

En un instante nos vemos dominados por la soberbia, por la incomprensión, por nuestras ideas y lo que nosotros pensamos. Son nuestros derechos y nuestra manera de ver e interpretar los hechos de los demás lo que prevalece y alrededor de los que debe girar el mundo. Y se nos viene abajo en un momento.

De repente nos vemos en una situación incomprensible, irrazonable e inexplicable. Así me encuentro ahora. No se comprende sino de la poca cosa que somos, del pecado que habita en nosotros y la falta de humildad de la que carecemos. Sólo en Ti, Señor, podemos encontrar refugio, comprensión, perdón y consuelo. Pero también propósitos de enmienda y de convertir nuestra situación.

Supongo que san José pasó por estas experiencias. Experiencias que se repinten una y otra vez en nuestras vidas. Es la lucha de cada día, doblegar nuestra humanidad soberbia donde reside el pecado, y entregártela, Señor. Porque todo se derrumba en mi interior y experimento lo débil y frágil que soy y la miseria que habita dentro de mí. ¿A quién puedo dar ejemplo y convertir? 

Gracias Señor porque estas experiencias, a pesar de lo sangrantes que son, nos sirven para purificarnos, para darnos cuenta de nuestra pequeñez, de nuestras miserias, debilidades y fragilidad. Nos sirven si somos capaces de comprender que sólo Tú eres santo y sólo contigo podemos vencer nuestra soberbia y pecados.

¡Señor!, estas experiencias no están previstas en nuestras vidas. Pienso que a san José le ocurrió igual. Tenemos nuestros planes y, en unos segundos, toda cambia y se vuelve al revés. Y nos quedamos sorprendidos, atormentados, molestos. ¿Qué hacer?

Líbranos, Señor, de nuestra soberbia. Danos paz y paciencia. Purifica nuestro corazón y despójanos de nuestras propias ideas y prejuicios. Aléjanos de nuestros respetos humanos, de nuestra soberbia y llénanos de humildad. Humildad para decir, amén, hágase tu Voluntad.

martes, 17 de marzo de 2015

SIN LUGAR A DUDA, ES FALTA DE FE



Tendremos que agachar la cabeza y confesar y aceptar que nos falta fe. Sí, Señor, es falta de fe, porque si tuviéramos la fe de un grano de mostaza, como Tú nos has dicho, nuestra fe movería montañas. 

Por eso nos cuesta creer en tu Palabra, Señor, y verte en el hermano. Por eso nos resistimos al perdón, porque no nos terminamos de creernos que Tú estás en aquel que nos ha ofendido y al tenemos que perdonar, porque Tú, que te hemos ofendido, nos perdona. Y es más, has dado tu Vida por cada uno de nosotros.

No aceptamos nuestra debilidad y no nos abrimos a la acción del Espíritu. Nos falta humildad. Esa humildad que reflejó María, tu Madre, Señor, cuando se puso a disposición de la Voluntad del Padre: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí tu Palabra".

Y también nos falta esperanza y mucha fe. En la imagen podemos pensar que ocurre con los demás. Porque, Tú, Señor, sólo te diriges a uno que sabes que lleva allí treinta y ocho años, ¿y los demás? Porque yo puedo estar entre los demás. Dame Señor esa fe y esperanza de saber que a mí también me atiendes, sólo que necesito la paciencia de tu Amor.

Por eso, Señor, te pedimos que transformes nuestro corazón endurecido e incrédulo, en un corazón de carne, suave y abierto a tu Amor, y confiado a tu Palabra. Aumenta nuestra fe, Señor, y llénanos de esperanza para aguardar pacientemente tu llegada como hizo aquel paralitico de la piscina de Betesda.

sábado, 29 de marzo de 2014

SOY UN PUBLICANO Y PIDO TU MISERICORDIA SEÑOR



Te doy gracias Señor porque creo en Ti, al menos me esfuerzo en creer y trato de seguirte, no con los pasos sino en el esfuerzo de imitarte. Sé que la fe no viene de mí propio esfuerzo, pues me supera y sólo puedo alcanzarla por tu Gracia. Por eso me siento profundamente agradecido y privilegiado, pero al mismo tiempo te doy también gracias por tu Infinita Misericordia, pues me siento y experimento indigno de Ti, perplejo por tanto Amor y Misericordia ante tantos rechazos e indiferencia por mi parte.

Perdona, mi Señor, por tantos desaires y fracasos; por tantos rechazos a tus planes y proyectos para mí, y por tan poca correspondencia por mi parte a tu llamada, tal y como a Ti te gustaría. Aunque me siento privilegiado por tu Gracia, me avergüenza no estar a la altura de lo que Tú esperas de mí. No tengo excusa porque me has dado lo necesario y suficiente para responderte.

Perdona Señor mi mala administración de los talentos que has dejado en mis pobres y torpes manos. Dame la paz de sentirme perdonado y las fuerzas y sabiduría de dar los frutos que Tú esperas de mí. Amén.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

EQUIVOCAMOS NUESTRO DESCANSO



Nos sentimos extresados y agobiados. Buscamos relajarnos y distraernos y pedimos un descanso. Pensamos que no podemos con tanta carga sobre nuestras espaldas y proyectamos descansar. Pero nos confundimos, porque el descanso proyectado es más de lo mismo: viajes, excursiones, compras, fiestas...etc.

Al final venimos a descansar en casa, cuando ya no sabemos a donde acudir ni encontramos espacio lejos de tantos ruidos y algarabías. Es entonces cuando despertamos y descubrimos que el descanso es otra cosa. No tanto buscar satisfaciones y entretenimientos sino cambiar de dinámica y ocuparnos en cosas diferentes a las rutinarias de cada día. Descansar no es parar, sino eludir la responsabilidad de cada día y gastar el tiempo en otros menesteres que nos atraigan y nos gusten.

Sin embargo, el descanso de la batalla diaria, de la lucha contra uno mismo, de vencer esas debilidades que nos inclinan y someten nuestra voluntad a hacer lo que, en conciencia, entendemos que no debemos hacer, es un descanso que no está en el cambio de actividad, ni en parar la actividad ni en ocuparnos en distraernos. Eso puede que en algunos momentos nos ayude, pero no soluciona nuestro peregrinar y nuestra lucha en el camino de nuestra vida.

Solo encontraremos descanso en el Señor: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobre cargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Porque sólo en la mansedumbre y humildad seremos capaces de, injertados en Xto. Jesús, vencernos a nosotros mismos.

 Danos Señor esa Gracia de buscarnos en la humildad y de esforzarnos en ser mansos para que nuestra alma sea saciada de paz y amor, el verdadero descanso.

 

sábado, 9 de marzo de 2013

NECESITO VER MIS PECADOS CONTIGO, SEÑOR



Porque uno de los mayores peligros es la conciencia laxa, la costumbre al hábito de pecar considerando que no pasa nada, y que es muy difícil pecar. Considerarme suficiente, justo y bueno. Cosa que no es mala en sí, pero que puede acomodarnos e instalarnos y cegarnos ante muchas cosas que pasan desapercibida ante nuestros ojos.

Es bueno, a pesar de que el mantel esté limpio, mirarlo bien y detenidamente, porque cuando la limpieza destaca, será más difícil ver las manchas pequeñas, y con el tiempo esas machas pequeñas pueden crecer y ensuciar considerablemente el mantel.

Por eso, la humildad del publicano debe ser nuestra mirada, debe ser nuestra compañera de viaje, y debe ser el antídoto contra todos los peligros que el camino nos depara. Porque siendo humilde, siempre estaremos necesitados de fortalecernos, de implorar perdón y de vislumbrar las pequeñas manchas, que no por pequeñas dejan de ser peligrosas, que nos puedan estropear nuestra blancura interior.