Nos afanamos en buscar oraciones, oraciones que son formas de expresar al Padre cuanto le queremos y deseamos hacer su voluntad, porque querer no es otra cosa que hacerle, a la persona querida, la vida feliz, y en el caso de nuestro Padre Dios, será hacer su Voluntad, porque a Dios la única, entre comillas, felicidad que le podemos dar es dejarnos amar por Él.
Sin embargo, olvidamos con frecuencia que la mejor oración la tenemos diariamente a nuestro lado. Son aquellas personas con las que convivimos. Una sonrisa, un gesto amable, un buenos días alegre, disponible, en actitud de servicio, de cercanía, de escucha, de comprensión, de... Esa actitud es la mejor de las oraciones, y la que nunca termina, constantemente las veinticuatro horas, hasta cuando dormimos.
Es la contemplación permanente en presencia del Padre, y la que verdaderamente más agrada al Señor, porque con ella no solo le expresamos nuestro amor sino que lo vivimos en los demás. Hacemos su Voluntad.
Por eso, independientemente que nuestras oraciones gustan de ser hermosas, de expresarles al Padre todo lo que le queremos y amamos, y de que lo queramos hacer lo mejor y más bello posible, lo que importa es que nuestra vida quede encarnada en su presencia y que esa presencia la expresemos en la vivencia diaria en el amor al prójimo, tal y como Jesús, el Hijo de Dios vivo, nos enseñó.
Hoy, cuando la vida se nos hace más difícil por las situaciones que viven muchas familias; hoy, cuando todo parece ponerse cuesta arriba con este laicismo desbocado y sin sentido. Hoy, cuando la democracia no se vive en su honradez y justicia, sino según los intereses de cada uno. Hoy cuando la política se ha convertido en ideales particulares y ambiciones egoístas. Hoy, cuando todo parece perdido, pidamos al Padre ser luz entre los hombres, aceptando, sirviendo, asumiendo, denunciando... pero siempre bendiciendo y amando como ha hecho nuestro querido Papa hoy en Cuba. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario